EDICIÓN ANTIGUA

Dividida en 3 apartados, esta pestaña contiene todo el material que publiqué en un principio en el blogg. Antes de re-escribir la historia.
Tenéis los apartados "Parte 1", "Parte 2" y "Protagonistas". Lo he guardado por si alguien comenzó a leerlo hace tiempo y quiere terminarlo.

 

PARTE 1


CAPÍTULO 1: SILENT STREETS

Era una fría tarde de Marzo en Cartagena. La primavera había llegado, pero el mal tiempo que nos había arrastrado todo el invierno seguía sin desaparecer. Me encontraba en la casa de mi amigo José Luis, resguardados bajo el calor de las estufas.
Hace meses que había cortado con mi novia tras seis años de noviazgo que me habían robado mi juventud. Las heridas aún me dolían. Las cosas que me habían ido sucediendo iban de mal en peor. Hace quince meses que mi madre que en paz descanse, nos dejaba, víctima de una leucemia. Mi padre, afectado por el dolor, se unió a las Unidades Militares de Emergencia de la región de Murcia, alejándose casi por completo de nuestro hogar, mientras mi hermana menor había emigrado a la Capital, a estudiar Magisterio Infantil. Yo me encontraba solo en Cartagena. No sabría si considerarla un gran pueblo o una pequeña ciudad. Conocía todos los rincones de sus calles. Ella me lo había dado todo, y ahora me arrancaba la felicidad, como quien cierra un trato pactado con anterioridad del cual desconoce la letra pequeña que hay junto al espacio para firmar.

Como decía, mi chica me había dejado por otro. Pese a que me fue infiel, no la culpo por ello. Me llevaba comportado como un capullo desde hace meses, cuando dejé el ejército y me metí a la universidad. Me pasaba los días en las clases o en los aularios, intentando labrarme un futuro en estos tiempos de crisis. Apenas la veía y a mis amigos ya ni que contaros.
La experiencia me hizo incapaz de creer que la verdadera amistad existiese. Pensaba que nadie estaría dispuesto a tenderme un brazo cuando necesitase levantarme; de hecho, la única que lo había hecho era la chica a la que acababa de fallar, alejándome por completo de ella.
Las ganas y el interés por mi carrera que durante los últimos dos años había mostrado desaparecían. Ya no acudía a clases, ni me comunicaba con mis compañeros. Todo eso pertenecía a un pasado que me hacía demasiado daño recordar.
Para olvidar las penas, acudí a los amigos de mi adolescencia, a la gente con quien compartía mi vida justo antes de comenzar con mi novia: Paolo, Eduardo, Rafa, Jesús, Andrés, David y José Luis.
Tal y como os comentaba unas líneas más arriba, llevaba unas semanas apalancado en casa del bueno de Joselas.
Su padre también era oficial de la UME y llevaba fuera bastante tiempo, al igual que mi viejo. Con la de agua que llevaba cayendo desde febrero, varias carreteras de Murcia habían quedado reducidas a barrizales intransitables y los servicios de emergencia estaban muy ocupados. Esos eran los efectos de la conocida como “gota fría” que caía por estos lares cada cierto tiempo. Por otro lado, su madre se encontraba de voluntariado en Cuba, con otros tantos misioneros ayudando a combatir el hambre en Latinoamérica.

Deberíamos estar en clase, al igual que su hermano pequeño, Gonzalo; pero una oportunidad como aquella no se daba todos los días. Llevábamos varias noches durmiendo poco y jugando mucho al “League of legends”, un juego de roll multi-jugador masivo con el que estábamos muy picados.
En aquellos momentos acabábamos de cesar una racha de victorias y aprovechábamos para descansar un poco y comer algo. Me encontraba tumbado sobre el sofá del salón, viendo qué echaban en los canales.
La televisión…Esa caja tonta que te lava el cerebro y te hace creer que no existen problemas; la misma que te dice una y otra vez que “papá estado” lo tiene todo bajo control y que el mundo está a salvo, bajo las armas de unos pocos ejércitos que se aseguran de luchar por la paz de todos nosotros… pero realmente… ¿de qué nos mantienen a salvo?, ¿De las bombas atómicas de Corea?, ¿de los terroristas?, ¿de ellos mismos?

Todas las cadenas comentaban la misma mierda. Desde finales de enero, un extraño virus había saltado a los telediarios. Algunos hablaban de gripe aviar, otros de las vacas locas, e incluso de los pepinos españoles… Lo que comenzó como unos pocos casos aislados por Asia, en los últimos meses se había expandido por todo el globo y el número de afectados aumentaba desmesuradamente. En Antena3 decían que en la última semana, en España, habíamos pasado de 100 hospitalizados a más de 700 casos contabilizados en los hospitales tan solo en Madrid.
Qué iluso que era en aquella época... Mira que creerme todo lo que contaban en las noticias…
Cambié de cadena, en TVE1 daban una noticia de última hora: todos los militares destinados en terreno extranjero estaban siendo inminentemente trasladados a la península y enviados a bases de todo el litoral.
No pude ver mucho más, Joselas volvía de la cocina y balbuceaba mientras tragaba unas galletas, metiéndome prisa para volver a jugar otra partida.
- Venga Javi, vamos a por otra, esta vez te coges a Alistar y vienes a “bot” conmigo.
- Venga va, pero echamos la ultima ¿vale? Paolo me ha escrito antes por Tuenti que está con Edd, Ambrosio y el Metadonas en su casa. Y bueno, ¿tú qué te vas a pillar?
- Probemos con Graves.
- Mmm…Graves-Alistar. De ahí puede salir algo bueno. Mucho CC.
Me levanté del sofá y senté el culo sobre mi silla, frente a mi portátil. En medio de aquel salón teníamos montado nuestro terreno de combate. Habíamos movido la mesa de la cocina y desplazado el router para poder conectar nuestros portátiles. Enfrente de mí se sentaba el bueno de Joselas. Había sido amigo mío desde que mi padre fue destinado a la ciudad. Lucía su greñosa cresta rizada sin peinar de no haberse duchado en los últimos dos días, sus vaqueros rotos, sus DCs oscuras, y su camiseta de “Hollywood Undead”. Tenía los ojos podridos de legañas secas que, pese a mis intentos porque fuese a lavarse la cara, no se había quitado.
En los últimos años se estaba transformando en un auténtico pintas, amante del punk. Todo un alumno de Turismo, vamos. Cualquiera diría que a sus 20 años se había equivocado de carrera por su aspecto, pero se le daban muy bien los idiomas y las cosas le sonreían, pese a que pasaba los días en casa jugando a los videojuegos en vez de ir a clase.
Yo, aunque pueda parecer extraño, en aquel momento iba incluso más andrajoso que él, con mi viejo chándal agujereado de “Puma”, comprado hace más de 4 años al que le tenía mucho aprecio por todas las jornadas de trabajo como entrenador de basket y noches cerradas jugando a las consolas que había pasado con él puesto. Junto a mi camiseta de manga corta del Decathlón constituía mi uniforme de gala frente al ordenador.
- ¿Pero tienen droja? – me preguntó mientras se ponía su gorra de “Matix” –Que ya sabes tú que si el Paolo nos dice que vayamos para su piso es porque están con el mono y quieren que les llevemos mierda.
- Nah, tranqui. Me han dicho que le quitaron ayer una bolsa con maría a la Adriana y se lo están fumando ahora mismo.
- Jajaja, qué cabrones, a la Adriana. Qué típico del Paolo, robarle a su gente. Bueno, acepta la invitación, que estoy ya dentro y quiero ganar esta partida rápido.
- Robar no está bien… pero si es por fumar gratis no voy a poner pegas. Venga, dale ya a comenzar. Por cierto… ¿Tu hermano dónde anda a estas horas?
- No sé, se habrá ido a tirar piedras a los coches.
- Qué divertido ¿no? –le dije con sarcasmo-.
- Bueno, ya sabes. Sus amigos de “las seiscientas” son todos así. Tirar piedras desde lo alto de los puentes a los coches que circulan por debajo es la nueva forma que tienen de entretenerse.

Comenzamos a jugar posiblemente una de las peores partidas de la última semana, así que pasamos más rato hablando de nuestras cosas que atendiendo a la pantalla.
- Oye Javi.
- Dime.
- ¿Rafa y Jesús no están con Paolo y estos?
- No. Me ha dicho Edd que Rafa está de bajón, por lo de la novia, y Jesús se lo ha llevado al sex shop que hay por el centro, cerca de la calle Real.
- ¿El de la calle Jabonerías?
- Si, ese mismo... ¡Cuidado Jose! –le señalaba la pantalla para que no lo emboscasen en el juego –
- ¿Y qué van a hacer allí? ¿Comprar penes de plástico?
- No, hombre–dije entre risas-. Por lo visto tiene detrás una sala de esas, de sexo en directo con cabinas y tal. El Jesús ha reservado dos entradas para el espectáculo de esta noche.
- Y luego dice el Jesús que a él eso del porno no le hace falta, que con lo que folla… anda que… si fuese pinocho, tendría ya las manos y la poya chamuscadas…

Unos minutos después, viendo que la partida no mejoraba, decidimos abandonarla e irnos ya para casa de Paolo.
- Jose -le preguntaba mientras me ponía mi sudadera de los “Rangers”-. Ahora al bajar, acuérdate de guardarte las llaves en el bolsillo izquierdo del pantalón, por favor. No quiero volver a pasarme una noche por todo el edificio buscándolas porque se te hayan caído por el agujero.
- Tranqui, tranqui. Las pondré a salvo, no te preocupes –me respondía mientras se ponía su sudadera verde de “Rock Star”.


Paolo vivía cerca de la casa de José Luis, en los edificios de la manzana de enfrente. Se conocían desde pequeños porque habían sido vecinos hasta que los padres del muchacho se mudaron a una casa más grande. Al bajar, pudimos percibir que algo no iba bien.
- Buah Jose, la calle está vacía, ¿Qué hora es?
- Déjame que vea en el móvil… hummm…. Que extraño, son las ocho de la tarde y no hay ni un alma en la calle.
- Bueno, no pasa nada, habrá fiesta por el centro, fíjate – a lo lejos se escuchaban unas sirenas de la policía o de ambulancias – Parece que la policía va hacia el puerto.
- Si…seguramente la dependienta del sex shop les halla llamado porque hay un par de“fantasmas” en el local…

Mientras charlábamos, ajenos a todo lo que ocurría a nuestro alrededor, llegamos hasta el portal de la casa de Paolo. Por norma general, aquella zona de la ciudad era un hervidero de gente y de coches, por el colapso en las rotondas colindantes y los pubs que se extendían junto al Club de Cabos.
La puerta del edificio de nuestro amigo se encontraba abierta de par en par, y el pomo estaba recubierto de sangre. Pensamos que algún vecino se habría herido paseando por la calle y no le dimos mayor importancia.
Subimos al ascensor y marcamos el sexto piso. Jose bromeaba haciendo un chiste fácil entre sexto y sexo, prometiéndome una vez más que cuando llegase a dicha planta arrancaría la “S” de la placa que se encontraba en el rellano, junto a las escaleras.

Al llegar frente a la puerta, llamamos al timbre pensativos, ¿que clase de locura tendrían montados estos cuatro solos en un piso con una bolsa entera de hierba?

La puerta se abrió ligeramente, y Ambrosio se asomó por la puerta, más pálido de lo normal. De no ser por la cara de susto que tenía encima diría que seguía siendo el mismo David que conocía antes de que hubiese vuelto de Madrid. Era cocinero y volvía a casa de sus padres tras una experiencia no muy positiva en la gran capital.
Lucía sus Reebok clásicas de color blanco inmaculado, sus vaqueros de “Inside”, su camiseta de lino veraniega y llevaba su grasiento pelo negro aplastado bajo capas y capas de gomina, como buen “kani faker” que era.

- Ambrosio, ¿ocurre algo? –le pregunte algo desconcertado- ¿Has vuelto a las andadas con la anorexia?
- Amigo, deberías de comer más a menudo. Además –Joselas estaba algo extrañado con el comportamiento de su amigo-, ¿Qué coño estás mirando?
David tenía su vista clavada tras nosotros, a lo lejos del rellano. Nos pareció un comportamiento tan extraño que hasta nosotros mismos dudamos y miramos tras nosotros. Lo único que vislumbrábamos eran nuestras sombras.

- ¿Estáis bien, no habéis visto nada extraño en la calle? – nos preguntó algo nervioso –.
- Pues que yo sepa… nada fuera de lo normal –respondió Joselas, aún mas rayado que antes-.
Mientras le respondía, el sonido de la caja boba sonaba a lo lejos, proveniente del salón.
- …pacientes infectados por el virus atacan a enfermeros y médicos en el USP San José de Madrid. Los agresores han sido aislados. Noticias de última hora afirman que la policía nacional se haya desalojando el policlínico ante posibles brotes de contagio entre el resto de enfermos. El hospital ha sido rodeado y puesto bajo cuarentena… Si saben de alguien que esté infectado, ya sean vecinos, amigos o familiares, aíslelo por su propia seguridad y la de los suyos. Los síntomas de esta infección son fácilmente reconocibles: pupilas muy enrojecidas, piel escamosa, irritada con pigmentación oscura, fiebre alta…-.

Mientras escuchaba atónito todo aquello sobrepasé a mi amigo David y entré de largo por el pasillo. Al fondo, en el salón, Paolo, Edu y Andrés no podían separar la vista del televisor… Algo muy gordo se estaba desatando frente a nuestros ojos, mientras dos de los nuestros se encontraban en la calle, ajenos de todo mal.

FIN CAPÍTULO 1


CAPÍTULO 2: THE SEXSHOP

Eran las nueve de la noche, y nos encontrábamos en el salón de la casa de mi amigo. Paolo lucía como siempre: sus converse negras, sus vaqueros pitillo rotos, una camiseta sin mangas blanca y una bandana negra a modo de cinta, con la que se apartaba sus largos pelos oscuros de los ojos. Era de complexión delgada y le encantaba la ganja y el Jack Daniel´s. Si el grupo se mantenía unido era quizás gracias a él; no tenía dotes de líder, pero conseguía tener a sus amigos siempre cerca, sin que hubiesen malos rollos entre nadie.
Por otro lado, Edd era un tipo alto y fuerte. Era fan incondicional de “Buck Cherry”,como indicaba su camiseta, y portaba también unas DCs y unos vaqueros azules. Se había rapado hace un par de semanas y mostraba un afeitado reciente. Si le dieses un fusil y ropa de camuflaje, lo confundiríais con un marine americano.

La televisión continuaba comentando las noticias de última hora mientras nosotros atendíamos anonadados. Un cámara había conseguido colarse entre el cordón policial y grababa de primera imagen como todos los heridos eran evacuados. Aquellos doctores de bata blanca, manchada con sangre corrían despavoridos, con una mirada de terror y pánico en sus ojos. Resultaba extraño ver a aquellos profesionales, que habrían atendido decenas de casos desagradables de gente enferma o moribunda, huir del centro sanitario a tal velocidad.
La voz del presentador sonaba de fondo, advirtiendo que los casos de gente infectada que había sido hospitalizada eran mínimos en comparación con el número de casos sin contabilizar de enfermos que decidían resguardarse en sus casas, o que continuaban haciendo su vida normal. Advirtiendo a los oyentes de que permaneciesen en sus hogares, aislándose de todo posible caso de contagio.

- ¿Eso está ocurriendo en Madrid? – Joselas se incorporaba al resto del grupo en el salón, interrumpiendo el telediario, mientras, Ambrosio salía al rellano de la sexta planta, a husmear por las escaleras-.
- Si tío, por lo visto, muchos de los infectados por el virus se han vuelto agresivos o algo de eso. Todo ha comenzado hace como media hora – le respondió Edd.
- Están poniendo bajo cuarentena a todos los hospitales donde hay pacientes infectados tanto en España como en el resto de Europa –añadió Paolo – debe de ser algún tipo de rabia o algo de eso…
- Mierda Javi, ha debido de pasar mientras echábamos la última partida –decía Jose lamentándose por haberse perdido las noticias-.
- ¿Y se sabe ya que clase de virus es? – Le pregunté a mis amigos-.
- Aún nada –decía Edd mientras negaba con la cabeza-, por lo visto, es alguna clase de mierda desconocida hasta el momento. Los investigadores no saben de qué se trata.
- Nosotros lo llamamos “Charlie Sheen”.
- ¡¿Cómo?! –la paja mental que Jose tenía en la cabeza había alcanzado su límite al escuchar los desvaríos de Paolo-.
- Hace poco ha salido un vídeo del actor totalmente drogado y se ha puesto a atacar a la reportera. Le ha arrancado una oreja y todo. Ha sido muy Gore –decía Pao haciendo gestos de asco-.
- Así que les hemos apodado Charlis –añadió Edd-.
- A vosotros lo que os pasa –dijo Jose mientras cogía la bolsa de plástico de marihuana sobre la mesa- es que habéis fumado demasiado por hoy, y ya estáis desvariado. Anda, dadme papel que me líe uno de estos.

En aquel momento comencé a pensar en mi familia. ¿Dónde coño estarían? Desde que mamá nos dejó, todo se había vuelto un caos. Mi hermana en Madrid, mi padre con los servicios de la UME… y yo con el móvil apagado sin batería, como siempre... sabía que algún día me pasaría factura ser tan vago y perezoso en ese tipo de cosas.
Luego pensé en el resto de personas que conocía… mis abuelos, mi ex, los compañeros de la facultad, mis amigos… ¡Mis Amigos!
- Metas, ¿Sabes algo de Jesús y Rafa?
- No tío –asintió con la cabeza- voy a llamar a Rafa a ver…
Metadonas sacó el móvil, llamó a Rafa y esperó mientras daba señal. Andrés era el mejor amigo de Rafa. Era bajo, despreocupado, con el pelo afro y flaco. Sus patillas anchas y su chipa de cuero le delataban; era un rockero. Además, el rubio rojizo de su pelo dejaba entrever sus raíces Irlandesas; que quedaban constatadas con su afición a la cerveza y al tabaco.
- No… no me lo coge tíos…
En aquel momento le cogí el móvil a Joselas y marqué el número de Jesús. Tampoco su teléfono respondía…
………………………………………………………………………

1 HORA ANTES, POR QUITAPELLEJOS…

Jesús y Rafa iban montados en el “Raphamovil”; un Lancia Dedra azul grisáceo metalizado bautizado así por su dueño, y se encontraban en medio de una pequeña discusión personal.
- …Te digo, que se dice “parguela”.
- Nada de eso –decía Rafa-, el singular de “parguelas”,sigue siendo “parguelas”. No se le quita la “s”.
- Tío, que lo he escuchado decir muchas veces por la tele o en chats, que se dice “parguela”.
- Amos a ver Jesús. “parguelas” en un insulto que no tiene ni género ni número. Se dice siempre de la misma manera.
- Bueno, luego cuando volvamos, me meteré a Foro Coches y le preguntamos a la peña, a ver que nos dicen, y así te cierro la bocaza esa que tienes... Asco de atascos. La misma mierda de siempre en esta jodida calle. ¡Tírale Rafa, tírale –gritó Jesús malhumorado -!
- Tío, no puedo ir más rápido, el capullo de delante lleva esa jodida “L” de lerdo. ¿Dónde coño le habrán dado el carnet de conducir?
- ¡Conduces como una abuela cabrón! –le gritó Jesús al coche novel, mientras sacaba medio cuerpo por la ventanilla-.
- Bueno, no pasa nada, déjame el iPod –dijo Rafa mientras buscaba una canción – Aquí la tengo, esto nos distraerá… ¡pa parapapa paparapá pa parapapa papá! ¡cant´t you see, I´m easily, bothered by persistence…! ¡WALK!
Y así, continuaron conduciendo mientras tarareaban “Walk”de “Pantera”.

Rafa y Jesús eran dos jóvenes metaleros de 21 y 23 años respectivamente, que, aunque como todos los jóvenes de hoy en día, se habían dejado engatusar por los sucedáneos baratos del Metal, como pudiesen ser el Black Metal, el Metalcore, Death Metal, etc., seguían siéndole fieles a los grupos míticos, como Pantera, Metallica o Megadeth…
Eran los más grandes y robustos del grupo, ambos por encima de 1,80. Iban con sus chupas de cuero, sus vaqueros negros… Rafa llevaba un gorro de lana oscuro, dejando entrever el flequillo de su pelo liso.
Jesús tenía una ennegrecida perilla que le abarcaba todo el mentón y el pelo corto. Aunque estuviese anocheciendo, seguía llevando sus Ray Ban puestas.

A ritmo de Walk, entre cánticos, llegaron hasta la Calle Real. Era un alargado paseo que se juntaba un par de kilómetros más adelante con el paseo portuario. A su derecha quedaba la amarillenta muralla del“Arsenal de Marina”, donde atracaban barcos del ejército y submarinos; mientras que a la izquierda se encontraba el extenso paseo residencial, atravesado por el carril bici de la ciudad. Esta zona siempre se encontraba frecuentado por turistas rubios que venían a la ciudad de todas partes de Europa.
Dieron la vuelta pasadas un par de rotondas y aparcaron junto al paseo residencial, entre la plaza del rey y el ISEM. En una zona reservada a carga y descarga.
- Jesús, creo que aquí no puedes aparcar –dijo Rafa mientras señalaba a la señal de prohibido estacionar hasta las 20.30 excepto camiones.
- Tío, son las 19.50 y estamos en pleno centro. O aparcamos aquí o nos pegamos un pateo bueno hasta el Sex Shop. Y las plazas las he reservado para el espectáculo de las 20.00. No creo que quieras llegar tarde a la cita con tu pene, así que nos quedamos aquí.
- Ufff... No se…
- Confía en mí, vamos, que he dejado aquí el coche más de una vez y no ha pasado nada.
………………………………………………………………………

Ambos salieron del coche, cruzaron la Calle Real y llegaron hasta Jabonerías; otra zona residencial que quedaba entre la carretera y la zona céntrica de la ciudad.
Avanzaron todo recto y al igual que nos pasó a Jose y a mi, la calzada también estaba completamente desierta. La noche cubría el cielo y el frío se apoderaba del cuerpo de Rafa y Jesús. De vez en cuando, giraban la cabeza hacia las ventanas de las antiguas fachadas de los edificios. Desde algunas se escuchaba gente discutía con las ventanas abiertas a gritos, mientras que desde otras, se podían escuchar turbiamente los telediarios.
Finalmente, llegaron hasta una fachada que hacía pico esquina con un callejón. En lo alto de la planta baja, se vislumbraba un extenso cartel donde se podía leer “SEXILAND” en unas letras grandes y brillantes, que atraían a los dos amigos como un foco de luz atrae a un mosquito.

Al abrir la puerta, un timbre en forma de gemido avisó de su entrada en el local.
El mostrador se encontraba vacío, así que se pusieron a husmear entre los pasillos los diversos cachivaches que había a su alrededor, mientras esperaban al encargado… Multitud de juguetes eróticos colgaban de las distintas estanterías: penes de plástico, bolas chinas, aceites corporales, juegos de esposas, ropa de látex, uniformes de enfermera, policía, bombero…incluso caballos de balancín de madera… Jesús cogió un pene de plástico y se puso a hacer el ganso un rato. Luego se quedaron frente al mostrador, donde pulsaron un timbre con forma de almeja, que producía diferentes gemidos cada vez que lo acariciaban.

La dependienta salió por la puerta del lavabo, junto al mostrador. Era una rubia de pelo rizado, de unos treinta años, que estaba un poco regordeta. Tenía mal aspecto: su camiseta sin mangas dejaba entrever su piel muy irritada y despellejada, los labios los tenía hechos un cristo, muy ensangrentados, y los ojos que mostraba estaban más que irritados. Los vasos sanguíneos del globo ocular parecía que fuesen a estallarle. No paraba de rascarse tras la nuca con una mano, mientras se pasaba el brazo contrario por la frente, la cual estaba muy humedecida, presa de una alta fiebre.
- Decidme chicos –decía mientras le daba un par de sorbos a un vaso con agua que había sobre el mostrador, sin atender mucho a los dos amigos-. Hombre, Jesús, tu por aquí. ¿Qué va a ser esta vez?
- Hola Clara –Jesús le devolvía el saludo a su dependienta favorita-. Veníamos a ver el espectáculo de las 20.00 – dijo Jesús mientras sacaba las entradas -. Espero que la chica tenga mejor aspecto del que tienes tú hoy, encanto.
- Si, tranquilo. No se que me pasa, llevo un par de días fatal. Creo que he cogido el virus ese que dicen por la televisión. Aquí tenéis, las puertas 1 y 2, entrar por aquel pasillo de la derecha para llegar hasta la sala. Pasadlo bien. Sois los dos únicos espectadores por el momento.
Sin más, ambos cruzaron por donde la encargada les había dicho y llegaron hasta una sala circular, con 7 puertas en el medio; una de ellas sin número y el resto numeradas del 1 al 6
Jesús abrió la suya, entrando y dejándola abierta mientras Rafa visualizaba el lugar. En las paredes exteriores de la sala, había pósters de chicas, seguramente las que trabajaban como actrices en el lugar… Rubias, pelirrojas, morenas…
- Rafa, ¡mira! – Le grito Jesús, desde su habitación-.Tenemos clínex y chicles de menta –dijo mientras salía por su puerta-. Lo de los clínex lo entiendo, pero los chicles… - hizo una mueca de asco con la lengua -.
Un letrero en rojo sobre la puerta que daba al pasillo por el que acababan de entrar, cambió a verde. Jesús le hizo un gesto con la mano a Rafa mientras le decía antes de entrar – ¡disfrútalo! -.
………………………………………………………………………

Rafa se sentó sobre la mini-cama desplegable de su sala. Frente a el había un cristal tintado, de forma que los actores no podían ver a los individuos de las habitaciones. De repente, las luces tras el cristal se encendieron. En medio del habitáculo circular, una rubia de pelo largo, físico atlético y poderosa delantera, que llevaba puesto un trikini negro de lycra y unas botas altas de cuero que le llegaban hasta las rodillas, se encontraba sentada sobre una silla de madera. La mujer se levantó y se puso a bailar sensualmente al ritmo de una música de esas que ponen en las porno, que te incitan a machacártela.
Rafa sacó su monedero de A7X, extrayendo de su interior un paquetito de CBO y su clipper.
Luego, del bolsillo de su chupa cogió un paquete de Malboro, lo abrió y se dispuso a liarse un porro de marihuana, mientras observaba como la rubia contoneaba sus caderas.
Mientras ella bailaba, el se fijó en que esta tenía el tono de piel algo negruzco, con heridas a la altura de los hombros, y que pese a lo bien que se movía, dejaba entrever que se encontraba mareada, pues en ocasiones perdía la coordinación.
Por la puerta sin número entro un chico fornido en ropa interior, que se puso a magrearse con actriz, comiéndole la boca, el cuello y las tetas. La rubia gozaba sintiendo como aquel tipo con suerte le chupaba la punta de los pezones. Se encontraba muy encendida, y lo empujó con gran fuerza contra la silla, atándolo a esta con unas esposas tras el respaldo. Luego se dio la vuelta frente a él, y se puso a pasarle el culo por encima del paquete, frotándose a través del trikini con los boxer de este.
Rafa comenzó entonces a fumarse el peta mientras disfrutaba del show. Iba a desabrocharse los pantalones cuando se dio cuenta de que la rubia empezaba a toser sangre. Atónito, no sabía si sería parte del espectáculo o que realmente le sucedía algo a la muchacha. Decidió esperar a ver lo que ocurría.
Ella se puso de rodillas frente al actor, y le bajó la ropa interior hasta los tobillos, desenfundándole la polla y comenzando a chupársela. Ella disfrutaba haciéndole un excelente trabajo oral mientras el gemía de placer. Aquella zorra le subía y bajaba el pellejo recorriéndole todo el glande con la lengua mientras cerraba los ojos, como si estuviese lamiendo un helado caliente con muchísimas ganas.
Todo parecía ir bien hasta que la expresión de la cara del muchacho cambió por completo.
En ese momento, Rafa le dio una fuerte calada a su porro mientras se acercaba lo máximo posible frente al cristal y era testigo, atónito, de cómo la rubia le arrancaba el pene de un mordisco al chico, que no paraba de gritar.
Se quedó de piedra mientras veía como ese tío gritaba e intentaba soltarse, maniatado, mientras la chica masticaba sus partes nobles. Cuando terminó de tragar, se abalanzó sobre él derribando la silla al suelo. Comenzó a morderle en la yugular, mientras que el pobre muchacho no paraba de gritar y chorrear sangre a borbotones.
Cuando Rafa consiguió reaccionar, abrió la puerta de su sala y entró donde Jesús, pillando a este infraganti, pajeándose frente al crudo espectáculo que acontecía frente a ellos. Lo cogió por el brazo, agarró la caja de clínex y lo sacó de la habitación mientras observaba como el maquillaje de la cara de la actriz se corría, dejando entrever una piel mustia y marchita.

- Toma capullo, límpiate las manos y salgamos de aquí – le dijo a Jesús mientras le arrojaba los pañuelos -.
- Pero que dices tío, ¿es que no te mola? Están en plan sado, ahí, a muerte, dándole ¡zumba, zumba, zumba!… –continuaba Jesús mientras se abrochaba el cinturón, pero recreando aún la escena en su cabeza-.
- Tío, a esa muchacha le pasa algo, ¡salgamos de aquí pero ya! No quiero que esa loca me haga lo mismo que a ese pobre desgraciado.
- ¿El qué?, ¿Qué te la coma?
Rafa lo agarro de nuevo y lo saco a la tienda. Pasaron por delante del mostrador a toda leche y fueron rápidamente hacia la salida, cuando en aquel instante, una estantería del pasillo principal llena de consoladores calló derribada. Los penes de plástico rodaron por todo el suelo, mientras al otro lado del mueble se encontraba la dependienta, la cual se quedó mirándolos fijamente durante unos segundos.
Los ojos le sangraban, la piel se le caía a tiras. La mitad de su cuerpo estaba en carne viva, como si su piel fuese reversible y hubiese cambiado su posición, orientándose hacia el exterior.
Sea como fuese a aquella cosa le costaba aguantar el equilibrio, y tras unos momentos de silencio en el local, se abalanzó contra todo pronóstico sobre Rafa. A este no le dio tiempo a reaccionar y fue derribado por la dependienta. La agarraba como podía de los hombros, evitando que la mujer le mordiese, mientras se revolvían en medio de una gran confusión.
Jesús intentó acercarse por detrás para separarla y esta le lanzó un bocado fallido, con lo que Jesús retrocedió.
- ¡Ayúdame, esta perra quiere comerme vivo tío! –gritaba Rafa, histérico, mientras se aferraba a su suerte.
Jesús no sabía que hacer, miro a su alrededor para ver como podía ayudar a su amigo. A su derecha había un caballo balancín de madera. De primeras pensó que clase de degenerados pervertidos utilizarían aquella estructura para hacer el sexo, pero tras oír nuevamente a su amigo gritar, cogió el caballo de madera por la base, alzándolo en el aire y lo estampó contra el costado de la dependienta con todas sus fuerzas, derribándola al suelo, malherida.
Ayudó a su amigo a levantarse y salieron corriendo del local mientras la actriz rubia salía por el pasillo y la dependienta se levantaba. Al salir cerraron la puerta e hicieron fuerza por mantenerla sellada, mientras las dos perras en celo la apaleaban desde el otro lado, restregando sus rostros ensangrentados por todo cristal de la puerta.
Por un momento, Jesús estuvo a punto de sucumbir cuando la rubia potente restregó sus tetas por el cristal. Faltó poco para que decidiese abrir las puertas al infierno, bajarse los pantalones y meterla en el coño de aquel monstruo, pero un buen par de collejas de Rafa bastaron para que cambiase rápidamente de opinión.

Mientras mantenían el combate porque las dos rubias no abriesen la entrada, echaron un vistazo a su alrededor… La calle estaba llena de gente que corría de un lado a otro, intentando refugiarse bajo los portales, mientras personas con los mismos síntomas que las chicas del sex shop los derribaban y se los comían a bocados. Rafa supo que si seguían manteniendo su pulso personal en aquella puerta, ninguno de los dos sobreviviría…

- Tío, si seguimos aquí vamos a morir. A la de tres soltemos la puerta y corramos hacia mi coche.
- ¿Tienes las llaves a mano?
- ¡Si!
- Bien, pues cuando tu digas.
- Uno, dos…
- ¡Espera!
- ¡¡¿¿Que cojones pasa Jesús??!!
- … Nada. Que te quiero hermano. ¡¡Nunca quise que nuestra visita a pornolandia acabase así!!
- ¡¡No te preocupes por eso ahora!! Venga, vámonos de aquí. Uno, dos… ¡y tres!
Ambos echaron a correr como no lo habían echo en sus vidas. La puerta del sex shop se abría a sus espaldas y las furcias salían a la calle, persiguiéndoles a lo lejos.
Evitaron a un grupo de infectados que no se percató de su existencia mientras se alimentaban de un moribundo que yacía agonizante en el suelo.
Corrieron por toda Jabonerías hasta llegar al desvío hacia la Calle Real. Traspasarlo se les hizo eterno pero finalmente alcanzaron el paseo residencial. Jesús separó su vista del suelo y gritó con una rabia que no había sentido jamás en su vida.
- ¡Nó, nó! ¡¡NOOOO!
- No puede ser… no puede ser… -susurraba Rafa casi sin poder respirar-. Este es… nuestro fin…

En lugar del “Raphamovil”, donde debería de estar este, había una pegatina con forma de rombo fosforito en el suelo con el símbolo de una grúa… y el logotipo de “Ayuntamiento de Cartagena”…

FIN CAPÍTULO 2


CAPÍTULO 3: INFECTION

23:55, CASA DE PAOLO
Eran las doce de la madrugada; habíamos pasado las últimas horas encerrados en casa de Paolo. Al principio, estábamos pegados al televisor, viendo como a lo largo de todo el mundo, acontecían sucesos parecidos.

Desde el portátil podíamos observar como no paraban de llegar vídeos de como cibernautas grababan a infectados atacando a la gente en las calles. Esa era la verdadera realidad, y no la que nos quería mostrar la televisión. Por más que los vídeos eran eliminados, no paraban de subirse más y más, hasta que en cuestión de minutos, youtube cerró su alojamiento.
Eran seres endemoniados. Todos parecían compartir un mismo deseo imparable por devorar seres humanos o animales. Se movían en grupos pequeños, desorganizados. Corrían como posesos, sin cansancio, hasta que apresaban a sus víctimas. Depende del tiempo que hubiese pasado desde que se transformaban en aquellas criaturas, su aspecto iba empeorando; demacrándose lentamente. Todos ellos mostraban cortes en las zonas visibles de su piel oscurecida que asomaba bajo las vestimentas que llevaban justo antes de ser transformados, que lucían completamente desgarradas y ensuciadas.

De entre los pocos vídeos que pudimos ver antes de que cerrase el portal de Internet, me quedé con dos de ellos:
En uno, un grupo de vecinos, de habla anglosajona, habían conseguido reducir a una de aquellas criaturas, y la apaleaban en el suelo con bates de béisbol, cadenas y tubos de hierro. Aquel jodido desgraciado no dejaba de intentar volver a levantarse entre golpe y golpe que recibía por la espalda, mientras lanzaba su mano lejos de el, intentando agarrar a alguno de sus agresores. La camiseta blanca que llevaba estaba recubierta por sangre de tantos golpes que le habían dado. Pero el cabrón no moría. Eso si, escupía un liquido rojo ennegrecido por la boca que daba mucho asco. Finalmente, cuando los vecinos creían que habían acabado con el, se abalanzó sobre uno de ellos y comenzó a devorarlo. Hizo falta un buen golpe en la cabeza para acabar con el. Los trocitos de vísceras y sangre salieron en todas direcciones cuando le detonaron el encéfalo.
El otro vídeo transcurría en una granja. El dueño de la finca estaba grabando en vídeo como su hija, infectada por el virus, devoraba a una res. La criatura se quedó quieta mientras aquel ser insaciable le hincaba los dientes y la desplomaba al suelo.

Los telediarios de emergencia no paraban de repetir que nos quedásemos en nuestras casas, que esperásemos a que los cuerpos de defensa del estado nos pusieran a salvo.
En Tele5 presenciamos en directo como los infectados habían roto el cordón de seguridad en un hospital sitiada por la policía en Barcelona y los agentes descargaban su munición contra estos.
Era terrible. Pese a que les acertasen de lleno en las piernas o en el torso, seguían avanzando, sin que las balas les afectasen.…Algunos eran médicos que habían sido contagiados, otros pacientes que llevaban batines blancos o iban desnudos, ansiosos por alcanzar a los maderos. Las fuerzas del estado abatieron a unos pocos, pero eran demasiados…
En pocos minutos no quedaba un solo superviviente. Esas bestias acabaron incluso con el cámara que filmaba toda la matanza.

En aquel momento, todos los que estábamos en la sala nos miramos entre nosotros, callados. Nadie podía decir nada. Esa situación nos superaba, y nos encontrábamos solos… ¿Qué haríamos si esas criaturas atravesaran la puerta de nuestra casa? Ni siquiera sabíamos como empuñar un cuchillo…

El silencio no duró mucho tiempo. La calle comenzó a convertirse, poco a poco, en un hervidero de monstruos, sirenas, disparos y gritos que llegaban desde la ventana.
Nos asomamos y observamos atónitos como gente moría frente a nuestros ojos… En las ventanas que daban al club de cabos, podíamos observar, desde seis pisos sobre el suelo, como la gente que estaba en los bares salía despavorida. Perseguidos por los infectados, ávidos por derribarles.
Al otro lado del edificio, en donde se hallaba la entrada al portón, era todavía mucho peor. El parking al aire libre que había frente al edificio se encontraba en el más absoluto caos. Vecinos habían intentado coger sus coches rápidamente para marcharse y estaban siendo devorados por los infectados, dejando la calle totalmente saturada de vehículos en medio del arcén. Imposibilitando la salida del resto de coches. Más a lo lejos, unos chavales corrían por un parque, intentando refugiarse tras las verjas de un campo de fútbol. Pero eran víctimas de sus propias gamberradas. La verja tenía agujeros, por los que gente ajena a la urbanización se colaba para jugar partidos fortuitos, que ahora, servían de entrada para los infectados.

Mis amigos volvieron al salón. Metadonas sacó una guiness del frigorífico y se puso a liarse un cigarro. Su nerviosismo era evidente. Toda la sustancia se le caía antes de poder liarlo.
Paolo y Edd volvían frente al televisor, a escuchar que decían las noticias, mientras David iba a husmear por el cerrojo de la puerta otra vez.
Joselas se quedó conmigo en la ventana. No podíamos separarnos de ella; nos pusimos a analizar a aquellas criaturas y sus patrones motores, mientras veíamos como rompían las entradas de los edificios y comercios, en busca de carne de la que alimentarse.

A la media hora, los canales dejaron de emitir. Por más que buscábamos, no había señal. Todas las cadenas estaban cerradas. Antes de que eso ocurriese, dieron algunas nuevas pistas sobre los monstruos.
Pese a que se mantenían vivos, sus sistemas nocioceptores habían desaparecido; eran incapaces de sentir dolor, así como de procesar información. Aunque sus sistemas nerviosos centrales estaban aletargados seguían unidos a el, ya que una bala en la sien era la forma más rápida y eficaz de acabar con ellos, lo cual no nos era muy útil, sino más bien al contrario: no teníamos armas, mis amigos no sabían como usarlas y aunque le rompiésemos una pierna a uno o lo lanzásemos por unas escaleras, se levantaría y seguiría persiguiéndonos.
Su falta de coordinación se debía también a estos fallos en el Sistema Nervioso Central; el cual no conseguía transmitir bien las órdenes de acción a través de las neuronas. Se habían transformado en seres antecesores al homo sapiens que distaban años luz de nuestro intelecto.

Finalmente yo también me senté en el salón. Edd sostenía su Iphone, pero las líneas de Internet empezaban a dar fallos e iban muy lento. Era difícil conectarse a las redes sociales y los chats no iban. Recibimos alguna noticia de mi prima Lucía, de las hermanas de Edu, e incluso del hermano de Ambrosio, que se encontraba en la Casa Real, esperando recibir instrucciones de sus superiores para desalojar a los Reyes. Todos se encontraban sanos y a salvo.

Metadonas no paraba de teclear el número de Rafa, que no daba señal, mientras que Edd y Ambrosio intentaban arreglar una radio de los padres de Paolo que éste había sacado de un armario, sin obtener muchos resultados.
Como no había nada que hacer, Jose y yo comenzamos a liarnos un verde. Lo fumamos entre todos, dándole un par de caladas cada uno tal y como habíamos echo siempre. Cuando se acabó, Pao volvió a sacar la hierba y comenzamos otro nuevo bucle. Mientras fumábamos, comenzamos a dialogar sobre que eran aquellas cosas.
-…¿Y que te hace pensar, que los Charlis son Zombis? –le pregunté a Jose, que no paraba de ampararse en aquella realidad-.
- ¿Que porque lo son? Con la de horas que hemos viciado tu y yo a los Residen Evil y la de decenas de pelis que hemos visto deberías ver que esto es igual –me respondió Jose, mientras le daba una fuerte calada al porro y me lo pasaba-. Un virus como los que ha mostrado George A. Romero siempre; muy contagioso. Tú ya me entiendes.
- Pero Charli te persigue corriendo como un poseso. No puedes escapar de el. Los zombis de Romero eran muy lentos, y podrías huir perfectamente en un uno contra uno.
- Me recuerdan a los de 28 días después –dijo Pao, mientras me hacía gestos para fumar de la ganja-.
- Mmm… En ese caso –dije mientras le daba mi última caladas y lo rulaba-, tienen que tener puntos débiles, no? Como acababan sobreviviendo en la de 28 días?
- No sobrevive nadie –añadió Joselas con tono pesimista; en aquel momento nos miramos entre nosotros y esperamos lo peor-.
- Pero… -Edu se acoplaba a la conversación- En la de 28, al final, los zombis mueren de hambre. Quizás a estos les ocurra lo mismo…
- Puede. Pero aquí no estaremos seguros durante 28 días. Esas cosas están rompiendo las entradas a los edificios; además, no tenemos suficiente comida como para aguantar tanto tiempo…
……………………………………………………………………………………………………………..

El reloj marcaba ya las 2:45 de la madrugada. La tensión de la situación nos impedía sentir la más mínima pizca de cansancio. De repente, el teléfono móvil de Andrés dio señal.
- ¡Rafa! ¡Rafa!, ¿estás bien?
- METADONAS¿? Joder que alegría escuchar tu voz amigo. ¡Estamos atrapados en el Apoca, fuera está lleno de esos cabrones. Un policía nos ha Ghhshshshsh……………………..
- Ey! Rafa! ¿Me escuchas? ¿Qué ha pasado? ¿Qué hacéis en el Ap…Ghshshshshshs……………..
En aquel momento, las luces se empezaron a apagar por toda la ciudad, sumiéndonos en la más completa oscuridad. Era la primera vez en toda la noche que me acecharon pensamientos sobre si realmente llegaríamos a volver a ver la luz del día.
Aún así, seguíamos pudiendo ver con el reflejo de la luna y con el rojo intenso que salía de algunos edificios a lo lejos. En algunos apartamentos, las llamas delataban la presencia de pequeños incendios. El caos se había apoderado por completo de la pequeña ciudad portuaria. Paolo se fue a su habitación a por unas velas de cera, para poder ver mejor.

- No podemos quedarnos aquí –decía Edd mientras se levantaba del sillón -,tenemos que salir de la ciudad. Esto no es seguro.
- ¿Y que quieres que hagamos? ¿Nos vamos de picnic al campo? –Ambrosio le seguía el juego –
- Yo quiero ir a buscar a Rafa y a Jesús, no puedo dejar a mi mejor amigo morir en ese antro –dijo Andrés-.
- Tío, el Ápoca está muy lejos y parecían jodidos –agregó Pao mientras volvía de su cuarto, encendiendo las velas con un mechero y colocándolas por el salón-.
- ¿Habéis venido en el coche de Edd no? –nos preguntaba Jose, que se había levantado y miraba asomado por el balcón-.
- Si. ¿Le pasa algo? –en ese momento Edu se levantaba y miraba también por la ventana-.
- A tu coche nada, pero mira, la salida la tienes cortada con esos coches accidentados a lo largo de la calle.
- Podemos salir y apartarlos, aún tendrán las llaves puestas –añadía Paolo, mientras se juntaba ahora, al resto del grupo que miraba por la cristalera-.
- ¿Y que nos pillen esas cosas en medio de la calle? ¿Es que no os ha bastado con lo que hemos visto ya? ¿Enserio vais a ser tan idiotas como para salir? – Añadió Ambrosio encolerizado-.

Estuve pensándome por un momento que hacer o que decir. Jesús y Rafa eran mis amigos y compartía con Metas el deseo de verlos a mi lado. Pero aún así, éramos 6 y con ellos 8. Solo Edd se había traído su auto y Paolo no tenía coche… Finalmente creí saber que decir, impulsado por mis sentimientos.
- En el coche de Edu no cabremos todos, pero si vamos hasta casa de Joselas podremos coger el suyo y el mío, los tenemos justo debajo.
- No sabemos como está el tráfico en esa zona, desde aquí no podemos verlo –Ambrosio seguía con su pesimismo -.
- Pero no nos queda otra. Comparto con vosotros el sentimiento de querer salir de esta puta ciudad, y seguramente cualquier sitio será más seguro que permanecer aquí –añadí, captando el interés de todos-.
- Yo no pienso salir ahí abajo, además, no tenemos forma de comunicarnos contigo si llegas hasta casa del Joselu, las líneas están caídas.
- Para eso tengo yo solución. En el altillo de la casa tengo guardados unos Walkie Talkis.
- Pues dame uno de esos –dijo Jose-. Yo me voy pa mi casa con Javi.
- Está bien locos, pensémoslo por un momento –decía David mientras se dirigía al centro del salón-. Si de verdad queréis bajar y traer unos coches hasta aquí perfecto. No contéis conmigo para ir a buscarlos. Pero tendréis que ir armados por si os tenéis que enfrentar a esas cosas.
- Voy a traer unos cuchillos –dijo Pao mientras se dirigía a la cocina, fumándose otro porro que acababa de liarse-.
- Yo os acompaño, pero cuando traigamos los coches tenemos que ir a por Rafa y Jesús –Metadonas era el que más ganas tenía de salir afuera a buscar a su amigo y tenía su mirada clavada en mí, esperando que le contestase afirmativamente-.
- Está bien, entonces hagamos eso. Jose y Metas, veníos a la cocina, tenemos que prepararnos para llegar hasta esa casa.

Me llevé a los dos colgados que deseaban acompañarme a un viaje suicida conmigo a la cocina. Mis años en la facultad de ciencias del deporte me habían servido de algo después de todo. Llevábamos en aquel piso casi seis horas sin probar bocado, y necesitaríamos algo de energía para realizar un sprint de 300 metros, que sería aproximadamente lo que separase ambos portales.
Seguramente, cualquier alimento rico en hidratos nos sirviese, pero teníamos prisa por sacar a Rafa y a Jesús de aquel tugurio de mala muerte y no podíamos esperar tanto; así que con beber un vaso de agua con azúcar, serviría para tener las vías energéticas cargadas en poco más de diez minutos.

- Tomad, beberos esto, quiero que tengamos las vías energéticas cargadas para poder tener alguna oportunidad antes de salir ahí fuera.
- ¿Para qué coño tenemos que beber esta bazofia ahora?–Metadonas quería ir a buscar a sus amigos y no ponerse a beber mejunjes raros-.
- Si no tenemos el sistema glucolítico cargado, cuando vayamos a correr 300 metros, el lactato puede hacer que os caigáis al suelo totalmente lleno de dolores musculares, y esto puede que os haga llegar vivos hasta el portón de Joselas. Además, ¿Qué coño? Necesito esos diez minutos para mentalizarme de la locura que vamos a hacer.
Parece que mi discurso caló hondo a mis amigos, que se bebieron aquello sin rechistar por un segundo.
- Joselas no hace falta que te lo pregunte, pero asegúrate de que llevas las llaves del piso a mano. No quiero pasar ni un segundo de más ahí abajo.
- Tranqui, tranqui las tengo aquí guardadas –decía mientras se tocaba el bolsillo derecho del pantalón-.
- Ahí no capullo, ¡ese es el bolsillo roto por el que se te pierden siempre los móviles y las llaves!
………………………………………………………………………………………………………….

Un cuarto de hora más tarde estábamos preparados. Joselas llevaba un par de cuchillos bien afilados, el Metadonas después de discutir durante un rato con Ambrosio había conseguido que este cediese y le dejase llevarse los cuchillos de carnicero de la madre de Pao y una linterna que habíamos encontrado en el altillo. Yo como no, me pille un par de hojas de sierra, para serle fiel a mi apellido y relajar un poco el caldeado ambiente.

Una vez preparados, Paolo abrió lentamente la puerta mientras los otros cinco esperábamos en postura defensiva por lo que pudiese salir del oscuro rellano.
Lentamente, un negro infinito y silencioso se percibía al otro lado. Metas encendió la linterna que habíamos cogido. Miré a Jose fijamente a los ojos pensando para dentro que como se le perdieran las llaves no le daría el placer a esas criaturas de matarlo.
Avanzamos hasta la altura de las escaleras y Andrés comenzó a bajar seguido de Joselas.
Eché un último vistazo a mis amigos antes de bajar. Veía sus siluetas entre el color rojizo de las velas. Paolo alzó su puño derecho, portando el walkie y yo le devolví el gesto con el mío y comencé a bajar, siguiendo el foco de luz que portaba el Metadonas.

FIN CAPÍTULO 3



CAPÍTULO 4: THIS IS NOT YOUR BROTHER

Bajar aquellos 6 pisos andando hasta el hall del edificio se me hizo eterno. Cada vez que llegábamos hasta el siguiente rellano de una nueva planta pensaba que en cualquier momento nos aparecería uno de esos hijos de puta de entre las sombras y sería nuestro final.
Al otro lado de las puertas, en ocasiones, podían oírse pasos, como si alguien deambulase por sus pasillos. A veces también escuchábamos gritos que hacían que nos girásemos en la dirección del ruido, e incluso veíamos luz por debajo de algunas puertas. Estaba claro que el edificio entero estaba lleno de infectados y de supervivientes tras las distintas puertas.

Finalmente llegamos hasta el hall principal. Un largo pasillo compuesto de espejos en una de las paredes y los buzones de los vecinos en la otra. Cuantas tardes de mi vida habría pasado allí esperando a que Paolo terminase de alisarse el pelo, o ligando con su vecina del quinto…
Cruzamos aquel último tramo agachados, bajo la blanquecina luz de la luna, hasta que llegamos frente a la puerta. Me coloqué con Joselas en uno de los costados del ancho pasillo, junto a la puerta, mientras Andrés se colocaba en el flanco opuesto, asegurándonos de que no hubiesen charlis a la vista.
La cosa pintaba tranquila; demasiado tranquila para todo lo que había acontecido hasta el momento. Un silencio sepulcral inundaba las calles, acrecentando la tensión que había dentro de nuestros cuerpo. Pasamos allí tres largos minutos mentalizándonos del plan a seguir. Metas abriría la puerta, seguido de Jose y yo cerraría el grupo. Me quedaba el consuelo de que si aquellas cosas acababan conmigo, me reuniría con mi vieja y quien sabe si con el resto de mi familia.
Ya que yo era el artífice de aquel plan supuse necesario dirigir unas últimas palabras a mis dos amigos antes de que ocurriese todo lo que tuviera que ocurrir en las calles…
- Chicos… -tenía la boca completamente seca de tragar saliva por culpa de los nervios y con las pulsaciones a mil. Parecía que el corazón se me fuese a salir del cuerpo- Puede que este sea nuestro final… -Jose me miraba temblando… mi comentario no había sido nada productivo, pero tenía que transmitir mis intenciones hasta el final- Pero pase lo que pase, quiero que me aseguréis, que si yo, o alguno de vosotros se queda atrás ahí fuera, nadie acudirá a rescatarle. Tenemos que llegar hasta esos coches sea como sea, y mejor que muera uno a que mueran dos.

Mis amigos asintieron con la cabeza. Sabían que tenía razón; pero quería dejárselo bien claro. En una situación como aquella, no podíamos dejarnos llevar por los sentimientos. Los héroes eran inútiles en este nuevo mundo. Las imprudencias se pagaban con la muerte y había que ser egoísta para sobrevivir. Total, hacía ya mucho tiempo que pensaba así. ¿Qué me hacía pensar que fuesen a salvarme estos dos? Arriesgar mi vida por alguien… por amistad… ¡Qué tontería! Esas cosas ya no se llevaban desde hace mucho. Si confiabas en los demás para que te ayudasen en algo, lo más seguro sería que te la metiesen doblada antes o después y salieses perdiendo. Ser autoeficiente y eficaz; esa había sido mi filosofía en la vida, y me había salido todo bien hasta el momento.

- Tienes razón Javi… Pero yo también quiero añadir algo–dijo Jose- Sé que nunca hemos usado una de estas –en aquel momento mostraba uno de sus cuchillos frente a nosotros, mientras le asomaban las lágrimas de entre los ojos. El brillo de la luna se reflejaba en el color plateado de la hoja- pero quiero que lo usemos contra esos monstruos si fuese necesario –en aquel momento tomó aire y lo suspiró lentamente- No podemos echarnos atrás; ¡son ellos o nosotros!
- Muy bonito chicos, me habéis conmovido –el sarcasmo en las palabras de Metas era evidente-. Pero salgamos ya. Quiero encontrar a Rafa lo antes posible.

Realmente admiraba el comportamiento de Andrés. Desbordaba amistad por los cuatro costados y esa forma de ser era digna de ser elogiada. Teníamos visiones muy distintas de ver el mundo, podía admitir esa alocada forma de pensar, pero no la compartía.
Metadonas se dispuso entonces a abrir la puerta, alargando su brazo hacia el pomo de esta, pero le agarré del hombro para detenerle. Aún no había dicho mi última palabra antes de partir hacia el suicidio colectivo.
- Espera Metas. Quiero decir unas últimas palabras… -ahora al que se le caían las lágrimas, surcándole las mejillas era a mí- Que sepáis que os quiero muchísimo. Me habéis ayudado un montón estos últimos meses a superar todos mis problemas. Siempre os agradeceré cómo os habéis comportado conmigo después de haberme alejado tanto de vosotros… -miré a Jose y le arreé una colleja con cariño- ¡Sois únicos chavales!
- ¡Tú también nos caes bien tontorrón! –ahora era Joselas el que me devolvía la colleja-.

Metadonas asintió con la cabeza, indicándome que pensaba igual que Jose. Tras la emotiva conversación que nos había dado ánimos para continuar adelante, le hice un gesto para que procediese a girar el pomo.
Poco a poco, la puerta se fue abriendo limpiamente, sin hacer ninguna clase de chirrido, lo cual fue muy gratificante. Nos miramos fijamente una última vez. Todo lo que teníamos que decir ya estaba hablado y ya sabíamos que hacer.
- Buena Suerte chicos… ¡Ahora!

Tras decir esto, rápidamente vi como mis dos amigos cruzaban la puerta y corrían a gran velocidad calle abajo, hasta al cruce entre la manzana donde nos encontrábamos y la casa de Joselas. Yo les seguía desde atrás. La zona era segura. El enemigo se había retirado y teníamos vía libre.

Juraría que habrían pasado como 20 segundos desde que comenzamos a correr hasta que llegamos al cruce cuando los vimos. Dos podridos salieron por un callejón, entre dos bloques de edificio a nuestra derecha. Uno de ellos era más joven que nosotros, un muchacho normal y corriente, al que la vida le había pasado una mala jugada, transformándolo en un charli. Llevaba el uniforme de su escuela. De la boca le caían goterones de sangre hasta la barbilla y las salpicaduras de sangre ajenas le salpicaban a lo largo de toda su camisa azulada.
Tras ella, una mujer rubia, en traje de chándal le seguía hacia nosotros. Ambos producían estridentes chillidos que resonaban a lo largo de toda la calle como si de un grito de guerra antes del inminente encuentro se tratase.

Corrimos más rápido aún, el edificio de Jose quedaba a nuestra izquierda; para ellos que iban primero no había problema en llegar al cruce sin ser interceptados, pero la primera de esas criaturas se me echó encima por mi flanco derecho. Me dio tiempo a apuntar al chaval con ambos cuchillos. El impacto fue muy fuerte y me tumbó de golpe en el suelo. En cualquier otra situación no me habría conseguido tirar, pero tenía demasiada ansiedad buscando por donde explotar que me pasó una mala jugada.
El monstruo salió disparado tras de mí por el impacto. Al caer, pude verlo tendido en el suelo, con ambos cuchillos clavados en el tórax. La sangre negruzca le salía a borbotones por la boca, pero aquello no le impedía intentar ponerse en pie nuevamente.
Poco me dio tiempo a hacer. Giré el cuello hacia delante y vi como la mujer, de aspecto demacrado se me iba a echar encima. No me iba a dar tiempo a levantarme, me hallaba postrado en el suelo, desarmado contra aquellas dos criaturas, en lo que seguramente sería mi fin… Pero el destino quería burlarse de mí y de mi forma de ser y pensar, dándome una poderosísima lección.
- ¡Aguanta Sierras!
Metadonas no había echo caso de mis palabras y en vez de correr con Joselas - que desaparecía ya de mi vista, rumbo hacia su casa-, avanzaba hacia mí, portando un cuchillo de carnicero en alto.
- Ahhhh!!!
El grito del Andrés hizo que la mujer se detuviese y mirase hacia mi amigo. Los segundos que perdió en cambiar la atención le costó la vida. Mi amigo hundió su cuchillo en el cráneo de la criatura, perforándoselo hasta el tabique nasal y produciendo que la sangre ennegrecida salpicase con fuerte presión dejando a mi amigo completamente cubierto de un líquido negro y espeso. Fue un corte horizontal con tanta fuerza que Metadonas no pudo extraer el cuchillo del cadáver de la criatura.
Mientras observaba expectante el heroico gesto de mi amigo, escuché gritos a lo lejos y vi venir a más charlis tras nosotros, por donde habíamos venido. Me puse rápidamente en pie y corrimos por donde Joselas había escapado. Pude fijarme en los caminos de carretera que dejábamos tras nosotros, la salida de la rotonda que quedaba más cerca de mi, rumbo hacia el hospital Virgen de la Caridad estaban intransitable a causa de un siniestro entre una ambulancia y un turismo, mientras que la salida dirección al Corte Inglés, tras nosotros, se hallaba completamente libre de obstáculos.
Avanzamos recto por aquella calle. A lo lejos, frente a nosotros, se vislumbraban más infectados corriendo atraídos por el olor de carne fresca. Venían desde una Iglesia que hacía pico esquina en la manzana continua a la casa de Jose. Torcimos hacia la izquierda en el cruce de calles y nos plantamos en el portón de Joselas. La primera puerta de dicha urbanización estaba abierta y nuestros coches aparcados un poco más al fondo, con vía libre para salir de aquel infierno.
Entramos al pórtico, donde Joselu se peleaba con las llaves por abrir la puerta principal del edificio.
Entramos y echamos el pestillo a la pequeña verja verdosa con tiempo suficiente para que los infectados que nos perseguían se quedasen al otro lado. Había tres. Zarandeaban fuertemente la puerta mientras gruñían y escupían esa asquerosidad similar a la bilis por la boca.
Al fin Jose consiguió abrir. Entramos y cerramos rápidamente. Nos dio tiempo a coger aire durante unos segundos en el Hall antes de poder procesar que habíamos conseguido sobrevivir.

Joselas aporreaba el botón del ascensor mientras un montón de lágrimas le caían por los ojos.
- Jose, Jose, Joselas –le decía mientras intentaba apartarle del interruptor para que me mirase – no se va a abrir, no hay electricidad.
- ¡JODER MIERDAAA! –blasfemó mientras sucumbía a sus intentos- ¡Lo siento Javi!, ¡lo siento de veras!. No se que me ha pasado, era presa del miedo. Corría hacia mi casa y os dejé abandonados –mientras nos confesaba las causas de su llanto, se desmoronaba, frente a la pared junto al ascensor-.
- No te preocupes por eso ahora, estamos todos bien, tenemos que llegar a tu casa, aún no estamos a salvo –le decía mientras lo cogía por los hombros e intentaba que se tranquilizase-. Has hecho lo que te pedí antes de salir de casa de Pao. No puedes culparte por ello.
- ¡Venga chicos, aún no estamos a salvo, tenemos que llegar hasta arriba! -Metadonas ya había subido unos escalones, portaba el cuchillo que aún le quedaba y nos hacía gestos para que subiéramos aprisa-.

…………………………………………………………………………………………………………

HORAS ANTES, EN LA CALLE REAL…

Rafa y Jesús corrían como posesos atravesado todo el paseo real. Tras de ellos, a lo lejos, una horda de seres infectados corría deseosa por comerse las tripas de mis amigos.
- Rafa, estamos jodidos, ¡no puedo continuar bró! No me quedan fuerzas, si seguimos rectos no hay escapatoria. ¡Solo más camino hasta el puerto!
- Metámonos por la puerta del Arsenal. Eso tiene que ser seguro. Debe de estar lleno de militares.

La magnífica idea que Rafa había pensado tenía un fallo. Muchos de los vecinos de los alrededores habían pensado justo lo mismo, y al asomarse por el gran arco que componía la entrada a las instalaciones pudieron ver como el mismo caos que inundaba las calles se había metido también dentro de las instalaciones militares.
Los soldados disparaban a diestro y siniestro a las decenas de criaturas que les acechaban, incapaces de acabar con todas, siendo espectadores predilectos de su propio fin.
En aquel momento la moral de ambos bajó por los suelos. La impotencia comenzaba a apoderarse de ellos. Se habían detenido allí delante y la demanda de oxígeno de haber corrido más de un kilómetro sin descanso era visible. Apenas podían siquiera respirar.
- Y ahora… Que hacemos –dijo Jesús, mientras cogía grandes bocanadas de aire-.
- ¡Por allí! ¡A la izquierda! –señaló Rafa, mientras comenzaba a correr entre Capitanía (la residencia particular del Rey de España en Cartagena) y la Plaza Real -
- ¿Y bordear Capitanía? ¿Estás loco? Volveremos otra vez hasta la zona centro de la ciudad, por allí no hay escapatoria, ¡estaremos jodidos si nos alcanzan esas cosas!.
- ¡Tu confía en mi, vamos…sígueme… ¡resiste coño!
Dicho esto, bordearon aquella residencia intentado llegar hasta un estrecho paseo entre un costado de la mansión y un gran edificio paralelo.
- ¿¡Pero a donde coño me quieres llevar?! ¡¿Al Apoca?!... ¿Qui…quieres que paremos a tomarnos unos tercios para reponer fuerzas?
- Algo pare… parecido. No me hagas hablar, me… me falta el aliento. Entremos en el bar y echemos el pestillo. Es… es lo único que se me ocurre.
- Pe… pero… y si está… ¿Y si está cerrado?
- Tu co…confia en mí. ¡Vamos!

Cuando consiguieron volver a girar a su izquierda y dejar la plaza atrás todas sus dudas se disiparon. Las sillas del bar Apocalipsis, donde tantas noches de bebercio habían pasado mientras escuchaban Metal lucían en el exterior. Habían tenido fortuna, el bar más Heavy de la ciudad tenía sus puertas abiertas. Rafa entró el primero en el local.
- Corre, pasa adentro –una vez en el interior cogieron una mesa que se encontraba a la izquierda de la entrada, en un recoveco con sofás oscuros anclados a la pared donde solíamos juntarnos todos para beber y hablar de nuestras cosas los fines de semana- ayúdame a poner esto en la entrada para bloquear la puerta mientras buscamos las llaves de la verja.
Mientras taponaban la entrada con las sillas pudieron escuchar los gritos de una mujer justo tras sus espaldas. Ambos se miraron cara a cara como preguntándose el uno al otro si realmente habían escuchado lo mismo. No hizo falta respuesta. Un nuevo grito tras ellos les sirvió para asegurarse.
La chica que trabajaba de camarera en el bar estaba a lo lejos. Junto al billar que había tras el largo pasillo al otro lado de la barra. La pareja y ella intercambiaron un momento de tensión que se rompió cuando la muchacha salió corriendo hacia ellos.
Rafa, cansado ya de huir, le salió al encuentro caminando por el estrecho pasillo donde se encontraban los taburetes junto a la barra.
Cuando la tenía a unos dos metros, preparo su puño derecho. Rafa se encorvó hacia atrás, rotando su cadera para ganar recorrido e impulso y le asestó un derechazo ascendente en toda la mandíbula a la muchacha, hundiéndole la mandíbula inferior hacia arriba con tanta fuerza que un trozo de lengua y un montón de dientes astillados salieron disparados por el impacto.
Una vez que yacía en el suelo, y antes de que pudiese levantarse cogió un taburete con ambas manos y empezó a estampárselo en la cabeza. A los cinco golpes, el cráneo ya no existía y en su lugar se encontraba un puré de vísceras que inundaba todo el suelo y salpicaba lo bajo de las paredes. Fue necesario que Jesús, que observaba atónito tras de él se le acercase para detenerlo.
- ¡PUTA, PUTA, PUTA! Que me cobrabas 2 euros por cada tercio y eras una jodida estrecha. Quien está pagando ahora, eh!
- ¡¡Rafa, Rafa!! Ya basta tío, está muerta, le has reventado la cabeza joder.
- Ahhh mierda. Esta zorra me ha dejado lleno de sangre.
Rafa tiró el taburete y continuó pegándole patadas mientras Jesús avanzaba hacia el fondo del bar. Cogió una botella de Tekila de la barra y la empuñó mientras inspeccionaba los aseos, por si quedaban más de esas criaturas en el bar.

- Limpio, no hay nadie más aquí. Deja ya de golpear a la pobre muchacha, que no tiene la culpa de no haber querido nunca liarse conti…

En aquel momento escucharon como algo caía al suelo. Enfrente de la barra, al otro lado del pasillo había un pequeño recoveco en la pared donde guardaban los barriles de cerveza y los Metaleros más forofos del fútbol disfrutaban de partidas en un viejo futbolín desengrasado.
Por los tres escalones que daban acceso a la pequeña sala, se deslizaba el espumoso líquido dorado que contenía uno de los recipientes.
Poco a poco, unos fuertes pasos sonaron, seguidos de la aparición de la dueña del bar, que bajaba por los peldaños, con la calma y tranquilidad de quien viaja por un universo paralelo, ajena a todo lo que le había acontecido a la ciudad.
Era una mujer mayor. Gorda, de más de 100 kilos. Pese a la edad y su peso, no le daba vergüenza vestir como una joven de 18 años. En el pasado nos habíamos reído siempre de ella cuando le pedíamos que nos sirviese las cañas, pero ahora su estado daba un poco de asco.
Su piel estaba llena de heridas en carne viva, y el poco pellejo que le quedaba tenía un tono completamente ennegrecido. La cara y el pelo se le caían a tiras. Era un espectáculo demasiado asqueroso de ver incluso para Jesús.

La mujer clavó la mirada sobre cadáver inerte que yacía en el suelo. Pese a estar infectada, parecía que guardase aún algo de cordura y supiese que su joven y querida camarera esta muerta. En aquel momento comenzó a gritar mientras se arrancaba los pocos cabellos que le quedaba de lo que antes de transformarse en aquella abominación había sido su pelo.
En ese momento y de pleno improviso se abalanzó sobre Rafa, que se encontraba ahora indefenso. Este reaccionó a tiempo y consiguió detener a la gran mole, que lo tenía ahora contra la pared, intentando arrancarle la yugular de cuajo.

- ¡Ayúdame, ayúdame! No me quedan más fuerzas para detener a esta puta gorda –gritaba Rafa, pidiendo auxilio-.

Jesús no sabía que hacer. Echó un rápido vistazo a su alrededor al pequeño bar. Cuando volvió a recorrer todo aquel tugurio con su mirada, esta se detuvo al otro lado de la barra. Frente a sus ojos, una hermosa espada medieval lucía en la pared, tras la caja registradora. No se lo pensó dos veces; subió a la barra, alcanzó la espada, se colocó tras la vieja y se la clavó con fuerza, hundiéndole la hoja en el cráneo. Esta atravesó el cerebro y le salió por la boca a la mujer mayor, parándose a escasos centímetros de la cara de su amigo.

- ¡Hijo de puta! Casi me empalas a mí también –dijo Rafa mientras se apartaba el cadáver de encima y se quitaba la sangre de la cara-.

Jesús bajó de la barra discutiendo lo acertado o no de su acción, mientras le daba un par de golpecitos con el pie al cuerpo de la dueña para comprobar si seguía viva.

Cuando ya parecía que se habían repuesto del combate, la puerta principal cedió. Tres infectados entraron directos a por ellos.
Jesús cargó contra el primero, rebanándole la cabeza con la espada. No le iba a dar tiempo a volver a cargar contra el siguiente; se encontraba muy cerca. En ese momento, cuando ya parecía que su existencia se encontraba sentenciada, sonaron dos disparos.
Los infectados se desplomaron en el suelo, pringando en esta ocasión a Jesús de sangre hasta arriba.
Los dos amigos miraron nuevamente hacia la entrada... Apoyado contra la puerta estaba el artícife de los disparos; un policía local medio moribundo al que le costaba mantenerse en pie.
……………………………………………………………………………………………………

AVDA. DE LOS TOREROS (CASA DE JOSÉ LUIS), 3:13 AM
- Lo hemos logrado tíos – decía Joselas mientras cerraba la puerta de su casa y se desplomaba en el suelo.
- Y estamos todos vivos –añadió Andrés con incredulidad-.
- Si. Gracias a ti Metadonas. De ahora en adelante, te debo una.

Joselas se incorporó y entró a la cocina que quedaba a la derecha a beber agua del grifo.
Metas, mientras, se fue al salón, que quedaba a la izquierda de la entrada.
Yo me quedé frente a la puerta. Intentando asimilar todo lo que nos había acontecido en la calle, aunque me dí cuenta que lo mejor que podía hacer era seguir el sabio ejemplo de Andrés y relajarme tumbándome en el sofá. Me dirigí hacia el salón, pero antes de entras, me percaté de que algo extraño ocurría en el pasillo de la casa.

- Joselas…
- ¡Dime! – me gritó desde la cocina.
- …¿Dónde me dijiste que estaba tu hermano cuando salimos de casa?
- Creo que con unos amigos suyos en las seiscientas tirándole piedras a los gitanos… ¿Porqué me vuelves a preguntar eso?
- Porque creo que ha regresado a casa…
- ¿¡Qué!?

Avancé lentamente hacia el fondo del pasillo. Bajo la fina capa de luz que me llegaba desde las ventanas del resto de habitaciones podía ver como el suelo se encontraba lleno de gotas de sangre. Más adelante, habían esparcidos por el suelo unos pantalones vaqueros, unas bambas y una camiseta ensangrentada.

- Creo que tu hermano está en el baño…
- ¿Enserío? –Dijo Jose, que venía ahora tras de mi, iluminándome con la linterna-.
- Completamente seguro –Ahora que me iluminaba el pasillo, podía reafirmar mis suposiciones viendo la puerta de madera del baño manchada de sangre-.

Me coloqué frente a la puerta de los aseos. Aunque la luz se hubiese ido el interruptor estaba encendido, lo que me indicaba que alguien o algo se encontraba allí dentro metido. Miré tras de mi, hacia el foco de luz. Jose se encontraba con un cuchillo en la mano, preparado para lo peor.
Entorné la puerta y susurré el nombre de su hermano…
- Psshhh… Gonzalo, ¿estás ahí?
De la oscuridad salió el hermano de Joselas. Estaba infectado. Agitaba los brazos en todas direcciones mientras chillaba como un cerdo moribundo. Se abalanzó sobre mí y me tumbó. Todo estaba oscuro. Poco podía ver salvo cuando Jose me apuntaba con la linterna. Forcejeé en el suelo contra la criatura, aferrándome a mis ganas de vivir. Pensé que ese sería mi final. Que ese canijo con el que tantas veces había jugado al fútbol, transformado ahora en un jodido Charli iba a conseguir morderme en el cuello; el tiempo se me hizo eterno durante aquellos breves instantes.

En aquel momento escuché a Joselas gritar. Ríos de líquido oscuro cayeron junto a mi cabeza, salpicando el suelo y las paredes. El cuerpo de Gonzalo comenzaba a ceder y cada vez tenía que aplicar menos fuerza para combatirlo. Los coágulos de sangre ennegrecidos continuaban salpicando todo lo que podía ver a mi alrededor, hasta que lo que había entre mis brazos dejó de tener vida. Ya no era un humano, tampoco un charli. Era simplemente un trozo de carne.
José Luis lo había hecho. Había vencido a sus miedos, ya no era un parguelas que corría asustado por las calles. Ahora era un hombre empuñando un arma y no un miedica; y encima de todo, en una situación que ninguno de nosotros hubiese deseado tener jamás.
Jose había matado a su hermano…

FIN CAPÍTULO 4


CAPÍTULO 5: DRIVING

Andrés y yo llevamos el cuerpo inerte del hermano de Jose a la habitación de los invitados mientras dejábamos a nuestro amigo solo en su habitación, pensativo, acostado sobre su cama, con la cabeza contra la almohada ocultando sus lágrimas.
Aunque Gonzalo no había sido el mejor hermano que uno desearía tener le tenía aprecio, pues los lazos de sangre duran para siempre. Su mente comenzaba a cambiar. Se daba cuenta de que todo aquello no era ya un juego de niños; era real. Empezaba a ser consciente de lo que acababa de hacer. Sabía que no sería la última vez que tendría que hundir su cuchillo en el cuerpo de un charli.
Lejos de derrumbarse, aquella situación le había dado el coraje y la fuerza para continuar adelante. Se acabó para siempre el ser un gallina. Era la hora de luchar por nosotros; por los nuestro, por nuestros amigos…

Por otro lado, Metas y yo nos encontrábamos descansando en el sofá del salón tras nuestro ajetreado éxodo hasta casa de Joselu. Mientras me reponía, no dejaba de pensar en lo que había sucedido afuera. Andrés había desmoronado todas mis teorías y pensamientos. ¿Cómo imaginar que el enano acudiría a ayudarme?... Quizás fuese hora de cambiar… pero no, no esta noche. Había cosas más importantes que hacer que reflexionar sobre mi mismo. Dos de mis mejores amigos estaban escondidos en un callejón sin salida, junto al centro de la ciudad. Una vez que nos hubiésemos puesto todos a salvo y con algo de suerte, ya habría tiempo para pensar… Además, Jose se había levantado de la cama y se dirigía hacia el salón; ya no lloraba.

- Bueno. ¿Ahora que tenemos que hacer? Ya hemos llegado hasta aquí, es momento de moverse.
- Ten encuentras ya bien, ¿de veras quieres que continuemos?–le preguntó Metadonas-.
- -Jose asintió con la cabeza- Por supuesto. A partir de ahora esto va a ser así siempre. No podemos dejar que la muerte de nuestros amigos o familiares nos afecte, o de lo contrario seremos carne de cañón.
- Tienes razón Joselas. En ese caso, carguemos las mochilas con todo lo que podamos necesitar. Coger algo de abrigo, agua, comida…
- ¿y medicamentos no?
- Si. Ve por ellos Andrés. Coge algo de ibuprofeno, aspirinas, betadine… lo que se te ocurra. Y busca pilas también para la linterna.
- ¡Ok, men! -Metas se levantó del sillón y se fue hacia la cocina a por las provisiones que habíamos ido pensando-.
- Joselu, tu padre ha sido militar durante mucho tiempo. Debe de tener algún arma en la casa, ¿no?
- Si. Tiene un par de pistolas en la caja fuerte. Espera, voy por ellas a su habitación.
………………………………………………………………………………………………

En poco menos de quince minutos, teníamos nuestras mochilas cargadas hasta arriba y un par de sacos de dormir en la entrada. Sobre la sudadera de los Rangers me había puesto un chaquetón azul. Abrigaba bastante, y me hacía sentirme algo más protegido frente a las mordeduras de esos bichos tras mis últimos dos encontronazos.

El padre de Joselas tenía guardadas dos viejas armas de fuego de corta distancia. Un revolver M10 Bell de 6 balas y una Glock 17 9mm, semiautomática, de 17 tiros.
Me enamoré de la Glock en cuanto la vi. Les tenía gran afecto debido a una enfermiza infancia jugando al Counter Strike; además, había usado una de estas en varias ocasiones desde que deje el ejército, cuando mi viejo me llevaba al campo de tiro con él. Pese a que teníamos armas, la munición era ya otra historia… dos cartuchos de 30 unidades para el Bell y 3 cargadores para la Glock.

Habíamos hablado ya con Paolo por el Walky y ambos grupos estábamos listos. Ellos también estaban cargados a tope con toda clase de suministros, así que solo faltaba que nos diesen la señal para bajar hasta los coches.
Por la ventana no se veía a ningún podrido por la zona, lo cual era un alivio. Pese a que había disparado antes una Glock, nunca lo había echo contra seres humanos y estaba desentrenado... Seguramente no estaría preparado para acertar en la cabeza de primeras. Cuanto más pudiese retrasar el momento de utilizarla, mejor.

- Javier, ¿me recibes? – la voz de Pao sonó por el auricular- por aquí estamos listos y la zona está despejada. ¿Qué tal va todo por allí?
- Todo en orden. Vamos a bajar ya hasta el portón, os aviso cuando estemos listos. Ir bajando vosotros también.
- Guay, pero no nos hagas estar mucho tiempo ahí abajo. No me agrada demasiado estar tan cerca de esas cosas mientras espero a que me recojan.
- Tranqui bro. El sentimiento es mutuo. Corto y cierro.
En aquel momento, echamos las mochilas a nuestra espalda. Andrés abrió la puerta con cautela y salió hacia el pasillo.
- Esperar. Me falta algo antes de marcharnos –dije mientras volvía al salón-
- …¿Va enserio Javi? ¿De verdad te lo vas a llevar? -Joselas se quedo perplejo viendo como guardaba mi viejo portátil y el cargador dentro de su maletín y me los llevaba conmigo-.
- Por supuesto tío. No se a donde iremos a parar, pero yo no me voy sin mi música y mis pelis de terror a ningún lao. Además, también me voy a llevar el ratón. Por si nos da por jugar a algún juego.
- ¡¡¡Friki!!!
- …Ya veremos quien se comienza a volver histérico cuando esté dos días sin jugar al “league of legends” Jose…
- ¡Venga va, callaros ya los dos y vayamos a por Rafa ostia…! –añadió Metas, zanjando la conversación que manteníamos-.
………………………………………………………………………………………………

MIENTRAS, EN CASA DE PAO:

- Edd, Ambrosio. Coged las mochilas, nos abrimos.
- Paolo… Yo no me voy de aquí.
- ¿Pero que dices David? Están ya preparados, no debemos perder ni un segundo. ¡Marchémonos ya mismo joder!
¡Que no tío, que no me da la gana!
- ¿Y eso que has cambiado de opinión? –le preguntó Edd enojado- Hace menos de una hora les has dicho que fuesen a por los coches y volvieran a por nosotros.
- Pero no pensaba que fuesen a sobrevivir. Están muy mal de la cabeza. Y vosotros dos también –dijo mientras les señalaba-. Antes o después encontraremos un coche bloqueando el paso, o decenas de esas cosas golpeando nuestros vehículos. Enserio, paso de ir.
- Pero tío… eso no está bien. Además, si nos vamos los dos te vas a quedar aquí solo. ¿Qué coño esperas hacer?
- ¡Acho Edu, que me comas los huevos y me dejes en paz!

Mientras sus dos amigos discutían, Paolo reflexionó seriamente la postura de Ambrosio y añadió una última pregunta cuando ambos cesaron de discutir.

- Estás seguro de tu decisión? Si te quedas aquí no habrá marcha atrás. No podremos volver a por ti.
- Tan seguro como que soy un cocinero cojonudo.
- En ese caso… Nos veremos en la próxima vida co.
- Tened cuidado ahí fuera.
- Tú también… Hasta luega.

Los tres se despidieron con un fuerte abrazo. Luego Pao y Edd cogieron sus mochilas, salieron al vestíbulo y comenzaron a bajar. No tenían más linternas y todo estaba a oscuras. Edd portaba un martillo en una mano mientras sostenía un cipo de “Buckcherry” en la otra. Por otro lado, Pao llevaba dos baquetas. Una de Travis Barker, de cuando vinieron a Madrid, poco antes de que se supiese que Mark Hoppus era sarasa y el grupo se retirase, y la otra la agarró cuando los Avenged Sevenfold tocaron en el Download Festival. Poco después, The Rev murió. Pese que a sus dueños no les hubiesen traído mucha fortuna, para él eran sus palos de la suerte y les tenía muchísimo cariño.
Poco a poco fueron bajando con cuidado los escalones, hasta llegar a la entrada del edificio y posicionarse junto a la puerta.

- Javier. Ya estamos abajo. Seguimos sin ver a ningún infectado. Es el momento de actuar.
- Recibido. Vamos en camino. En cuanto te avise, corre hasta la entrada de los aparcamientos frente a tu calle.
- Perfecto. Mucha mierda ahí fuera.
- Gracias. Suerte a vosotros también.
- Un momento –en ese instante, Edu cogió el Walkie de Paolo-.
- Dime Edd.
- Ambrosio no ha bajado. Se ha quedado arriba.
- … Bueno, más cómodo irás en la parte de atrás del coche del Joselas.
- No me hace mucha gracia Sierras…
- Ya… a mí tampoco. Pero visto lo que hemos pasado aquí fuera, no se si hace mejor que nosotros al no querer abandonar la casa…
…………………………………………………………………………………………………

AVDA. DE LOS TOREROS: 3:35 AM

Acababa de cortar la transmisión con el otro grupo. Era la hora de volver a actuar. La última vez me había extendido demasiado con el rollo que les conté a mis amigos y me había pasado factura ahí fuera. Esta vez sería mucho más directo.

- Joselas, conducirás detrás de mí. Tu coche tiene más sitio. Usemos mi Opel para abrir camino si hubiese alguna calle cortada.
- De acuerdo.
- Salimos hacia la derecha, cruzamos la isleta y nos colocamos en el carril que va hacia el corte inglés, frente a la entrada del parking. Entonces llamo a Pao y le digo que corran. Tened las armas preparadas y proteger los vehículos.
- Ya sabes que nosotros también te queremos, así que déjate la cháchara y vamos; –añadió Metas mientras fumaba para paliar su estrés-.
- Bien. Pero esta vez yo voy primero, ¡seguidme!

Sin decir ni media palabra más, me acerqué al pomo y abrí la entrada. No voy a negar que estaba asustado, pero quería que todo acabase cuanto antes, así que una vez en el portón, le quité el pestillo a la pequeña verja verde y salí pitando hacia los coches sin pensármelo dos veces.
A diez metros estaban nuestras preciosidades, aparcadas en batería. Abrí la puerta de mi Opel Astra Granate con el mando a distancia y antes de entrar miré a mi alrededor…La ciudad donde me había criado era ahora un amasijo de chatarra lleno de cadáveres. No se avistaban caminantes a nuestro alrededor y esperaba que siguiese siendo así cuando encendiésemos los motores. Tras de mi, Joselas y Metadonas entraban a su Kia Rio Gris.
El motor de mi vehículo rugió al girar las llaves. Ajusté el retrovisor, encendí las luces y pisé a fondo el embrague. En cuestión de segundos acabábamos de recorrer todo el camino donde los charlis se me habían abalanzado y acabábamos de saltar la isleta; teníamos los coches estacionados frente al parking y todo se encontraba ya en las manos de mis colegas. En aquel momento le dí la señal a Paolo mientras me bajaba del auto.
Tras cortar la comunicación tiré el Walki sobre mi asiento, saqué la pipa y me quede apostado junto a la puerta de Andrés.
Desde allí pude ver como Pao y Edd salían por la puerta del edificio y bajaban corriendo hacia nosotros.
Si nuestra huida fue problemática, aquella no iba a ser menos…
Conforme recorrían la calzada, un grupo de infectados salió del estanco que habían un par de metros más abajo. Uno de ellos incluso atravesó los cristales del escaparate en su desenfrenada ansia por emboscarles.
Pao aminoró la marcha cuando los vio salir del bloque, aunque el que no lo hizo fue Edd. Alzó su martillo y lo estampó contra la cabeza del primer infectado, agarrándolo de la camiseta y golpeándole dos veces más, hundiéndole el tabique nasal profundamente. Otro le vino justo por detrás del que sostenía, intentando apresarle, pero Edu supo endiñarle un buen golpe en la sien, desorientándolo el tiempo suficiente para que Paolo le empalase la cabeza desde debajo de la mandíbula con la baqueta de Travis. Aún quedaban cuatro más frente a ellos.
- ¡La de Rev me la guardo para el próximo hijos de puta! ¡Venga, Venid!

Las cosas no pintaban muy bien. Los cuatro podridos bloqueaban el camino y los estaban reteniendo. En cualquier momento llegarían más de esas bestias y debíamos actuar rápido.

- Voy a sacarlos de allí –le dije a mis dos compañeros-Cubrid los coches y que no se acerquen aquí… EHH! EHHH! –ahora corría hacia el grupo de infectados mientras chillaba, intentando confundirlos-. ¡PAOLO, EDD, APARTAOS! –les grité mientras les hacía señas con la mano- ¡VOY A DISPARAR!

Mis amigos se escondieron en el primer recoveco que encontraron junto a los edificios, dándome vía libre para poder vaciar mi cargador sobre los cuatro engendros.
En menos segundos de lo que podía haber imaginado descargué 10 balas sobre los infectados. Atiné a uno en la cabeza, mientras que a los otros tres le dejé los pulmones llenos de plomo.
Aquella no fue una decisión muy acertada. Comenzamos a oír a esas bestias a lo lejos venir hacia donde estábamos, atraídas por los disparos. Rápidamente les hice una señal a Pao y Edd para que me siguiesen hasta los coches.
A lo lejos, mis amigos gritaban desde los vehículos sin que pudiésemos entenderles a la vez que cruzaban los brazos en alto. No supe exactamente que me gritaban Joselas y Metadonas hasta que lo comprobé frente a mí… Entre donde acababa la manzana de edificios donde nos encontrábamos y los coches aparecieron más de una decena de charlis. Ahora sí que la habíamos cagado, teníamos que solventar esta situación desventajosa cuanto antes.

- Pao, ve por los edificios de la derecha, yo los distraeré.
- Confío en ti Sierras –me respondía mientras corría por donde le había dicho-.

Aunque en un principio varios infectados corrieron hacia el, en cuanto comencé a disparar a diestro y siniestro todas las balas que me quedaban sobre la masa de podridos, todos centraron su atención en Edd y en mí.
- ¿Tio, que coño hacemos ahora?
- Retrocedamos. ¡Démosle la vuelta a los edificios por el otro lado!

Y así lo hicimos. Comenzamos a correr lo más rápido que pudimos. Al volver sobre nuestros pasos y regresar hasta la altura del piso de Pao la cosa empeoró.
- ¡¡¡Hey chicos, esperadme!!!... ¿PERO QUE COJONES?
David acababa de bajar corriendo todas las plantas del edificio tras recapacitar su desafortunada decisión de mantenerse a salvo en el edificio. Pero el resultado de actuar sin pensar había sido mucho peor que el haberse quedado solo en casa… Tan siquiera acababa de salir por la entrada se encontró completamente rodeado por la masa de charlis que nos seguían.
Edd y yo pudimos ver como el pobre David intentaba darse la vuelta y correr hacia el interior del edificio, pero el destino había decidido ya su final. Los infectados lo derribaron a la altura de las escaleras y pude escuchar a lo lejos mientras continuaba corriendo los gritos de agonía de Ambrosio. Aquellas bestias le rajaron las tripas con sus poderosas garras mientra este aún se encontraba vivo, jadeando de dolor y observando como los infectados se daban un festín con sus órganos.

Cuando sobrepasamos el último portón giramos a la derecha, ladeando el conjunto de edificios y volviendo a girar nuevamente a la derecha.
Nos encontrábamos en la cara paralela de la manzana que daba al club de cabos y a los pubs. Muchos charlis venían hacia nosotros desde todas las direcciones.
En aquel momento, guiado por mis impulsos de supervivencia me pegué a la pared del edificio y corrí como loco calle abajo, esquivando a los infectados y dejando a Edd tras de mí.
Le rodearon entre varios y se lió a golpes de martillo contra ellos. Era muy tarde para él. Cuando miré hacia atrás, los que en vez de darse un festín con David, habían decidido seguirnos casi le alcanzaban y los que yo acababa de driblar iban derechos hacia el.

Lo último que pude ver es como Edu emprendía una marcha infernal hacia el sentido opuesto, perdiéndole de largo entre el club de cabos y otra calle.

Terminé de bajar aquella calle y llegué hasta donde se encontraban nuestros coches. Joselu descargaba ahora su munición contra los charlis que se le acercaban por todos lados, mientras Metadonas se ensañaba con el cuerpo de une que había superado a Jose. Tan rápido como pude entré por la puerta del copiloto a mi coche mientras le decía a Jose que nos marchábamos ya mismo de allí.

- Javier, ¿que ha pasado con Edd? –me preguntó Paolo nada mas subir-.
- No hay tiempo para explicaciones ahora mismo, ¡Conduce Pao! Yo te guío.

Paolo arrancó sin rechistar y Joselas nos siguió por detrás. Sabía que mi amigo no tenía carnet de conducir, pero pude ver como en una ocasión cómo llevó a Jesús hasta el Hospital Perpetuo Socorro cuando este pilló un coma etílico en una “rave” y no lo hacía tan mal.

- Sigue recto en la rotonda del corte inglés y cuando llegues a la alameda gira a la izquierda –le dije mientras extraía el cargador vacío de mi arma y lo llenaba-.
- Vale Javier. Pero dime que Edd no está muerto.
- La última vez que lo vi, corría hacia el club de cabos. Un montón de charlis le perseguían por detrás… Veo difícil que haya sobrevivido… -en aquel momento, ni me atrevía a contar lo de Ambrosio-.

A la altura del Telepizza comenzaban a haber coches amontonados en la carretera bloqueándonos el paso que había que zigzaguear.
- ¡Tírale sin miedo Pao!, aparta toda esa chatarra a golpes si hace falta –le indicaba, mientras abría la guantera y buscaba un CD-.
- ¿Qué coño haces Javier?
- Si vamos a morir, prefiero que sea escuchando música celestial.

Metí el CD en el reproductor y comenzó a sonar “The Memory Remains”, de Metállica, mientras apartábamos todos esos coches de la carretera a golpes. El morro de mi vehículo estaba hecho polvo, pero no me importaba en absoluto. Teníamos que llegar cuanto antes al Ápoca aunque fuese con el motor en llamas.

En la rotonda de la alameda, nos metimos por la primera salida y avanzamos hasta llegar a la Calle Real. Por las ventanas podíamos ver como todo era un caos a nuestro alrededor y las calles eran un hervidero de charlis. Uno de ellos incluso se cruzó por delante de nuestro coche.
- ¡Por Edd Hostia! –Pao aceleró arrollando a esa maldita bestia-.
- ¡Eso es joder! Uno menos, ahora aquí frente al Arsenal gira a la izquierda y entra ahí, junto a Capitanía.

Nos metimos por la calle residencial que daba junto a la casa del rey y luego volvimos a girar a la izquierda. Frente al Ápoca, en medio de la calle, había varios podridos que también fueron arrollados por Pao antes de frenar de golpe deteniendo el coche. Bajamos con las armas desenfundadas y nos plantamos todos frente a la puerta del bar.

El interior del local se encontraba completamente diezmado. La puerta y la verja estaban destrozadas, las paredes se encontraban impregnadas de sangre y al fondo del bar vimos un montón de infectados amontonados en manada.
Uno de aquellos seres nos vio y comenzó a gritar. Nuevamente, un montón de podridos se nos echaban encima, por el estrecho pasillo que quedaba junto a la barra, aunque esta vez no les dimos oportunidad alguna a que se nos acercasen.
Jose y yo nos miramos, asintiendo ambos con la cabeza y apuntamos a charli, descargando sobre ellos toda la munición de nuestras recámaras. Fueron diez segundos estruendosos tras los cuales pudo respirarse un intenso aroma a pólvora. Todos nuestros enemigos habían sido eliminados y se encontraban esparcidos por el suelo del Ápoca.

- Parece que está vacío –dijo Jose, rompiendo nuestro silencio-.
- ¡Rafa! ¡Jesus! Donde coño estáis –gritó Andrés mientras que entraba corriendo en el local-.
- Los han matado…-el tono de pesimismo era latente en las palabras de Paolo-.
- No creo Pao. Sus cadáveres no están por ningún lado…

- A todo esto Javi. ¿Que ha sido de Edd? –me preguntó Jose-.
- No lo se. Escapó hacia el club de cabos. No sé que habrá sido de…
El sonido de una puerta abrirse interrumpió nuestra conversación y nos hizo volver ponernos en alerta, apuntando con las armas a nuestro alrededor, recordándonos que el peligro aún no había desaparecido…

FIN CAPÍTULO 5


CAPÍTULO 6: FEAST (ATRAPADOS)

BAR APOCALIPSIS, 21:00 DE LA NOCHE.

- Venga muchachos, ayudadme a chapar todo esto –dijo el poli mientras vigilaba que no entrase ningún infectado más por la puerta-.Buscad tras el mostrador. Las llaves de la reja tienen que estar por ahí.
- Aquí están –Jesús las había cogido y se las lanzaba al poli, que las agarraba al vuelo-.
- Bien. Ahora tú, ven aquí y ayúdame con esto –apuntaba a Rafa con la mano-.
Rafa hizo caso y ayudó. Mientras echaban la verja le realizó algunas preguntas al madero.
- ¿Y que hace un poli en este antro? ¿Cómo has llegado a parar aquí?
- Nos avisaron de un 217 en un piso, a la altura de la calle San Fernando mientras patrullábamos.
- ¿Qué es un 217? –preguntó Jesús-.
- Un asalto con intento de asesinato –en ese momento habían conseguido chapar la verja-.
El poli caminó y se sentó en un taburete. Agarraba un pañuelo ensangrentado en su mano derecha que se colocaba en el brazo izquierdo, a la altura del codo; apretándolo fuerte para tratar de paliar una herida que no dejaba de sangrar.
- Amigo, ¿estás bien? ¿Que te ha pasado en el brazo? –Rafa se percataba de la herida del agente-.
- Estoy bien… Es solo que… Cuando yo y mi compañero llegamos al edificio donde se había dado el aviso, ese puto loco nos atacó en uno de los rellanos. Era un puto ecuatoriano. Malditos hijos de puta. Vienen a nuestro país, nos roban el trabajo, delinquen y encima se traen con ellos su asquerosa rabia sudamericana. Malditos simios de mierda.
- Hombre, no todos serán así colega.
- Chico del gorro. Créeme. Soy poli y te aseguro que son todos así. Y hazme un favor. Sácame una birra de la barra, ¿quieres?
- Lo haré, pero no me llames chico del gorro. Soy Rafa.
- Y yo soy Jesús.
- Bien. Pues me alegro de conoceros, aunque haya tenido que ser en una situación como esta. Yo me llamo Antonio. Hace años, antes de hacerme madero, solía salir por aquí con los míos. Pensé que alomejor me encontraba con algún viejo amigo resguardado por aquí.

Antonio era un policía de 30 años. Lucía su uniforme azul reglamentario, lleno de sangre. Iba rapado al cero y visto lo visto odiaba a sudamericanos, Jesús podía imaginarse que clase de persona era.

La voz de la calle, que últimamente se había convertido en un leve murmullo, volvía otra vez a oírse con fuerza. Los infectados volvían a actuar. Nuestros protagonistas se agazaparon en el interior de la barra del bar. Durante las próximas horas, se quedaron allí, bebiendo litros, hablando de la infección, la buena música y sobre las zorras de las ex-novias, tema muy recurrente del cual Rafa sabía bastante.

Rafa se había dejado su iPhone en casa, sin batería y había salido con su móvil viejo del año de la polca. En aquellos instantes se arrepentía de no tener acceso a las redes sociales, youtube o a las noticias.
Antonio no se había bajado el móvil del coche patrulla y el Nokia 3710 de Jesús no podía acceder a los chats tampoco.
Rafa encontró el mando del televisor que había sobre la entrada al bareto y puso las noticias. Sin sonido, para no atraer podridos a la zona.
No les hizo falta el volumen para fijarse en que lo mismo que ocurría en Cartagena, sucedía a la vez en el resto del país y del mundo.
- Estoy seguro –comenzó a decir Antonio, mientras bebía de su tercio-, que la culpa de todo, la tienen los putos Judíos.
- ¿Pero que dices tío? ¿En que te basas para decil tal burrada?
- Rafa, déjale que se explique. Continúa hermano.
- Pues como decía, la culpa la tienen los Judíos. Han pasado tantos años siendo mangoneados y humillados por el resto de países que no me extrañaría que hubiesen inventado este virus para matarnos entre nosotros y antes o después vendernos la cura a una cantidad desorbitada y así hacer caja–le dio un trago a la cerveza y continuó con su discurso-...Mmm… y seguro que todo el proyecto está financiado por Sergey Brin, Dominique Strauss, Steven Spielberg ó Roman Abramovitch…
- Tu discurso me parece muy antisemita, amijo. –dijo Rafa interrumpiéndole-.
- ¡De eso nada! Los judíos dominan el mundo. Tienen influencias por todos los estados unidos. ¿Porqué si no iba a salir un presidente negro demócrata?... Ahhh amigos, esos mamones tienen poder para contagiar a toda la península española y más aún. ¿Pero sabéis que? Conmigo no podrán. No voy a darles ese placer. ¡Sobreviviré!
…………………………………………………………………………………………………

BAR APOCALIPSIS. 00:00
Los 3 siguieron discutiendo toda la noche sobre quién era el responsable de la epidemia… Judíos, Al Qaeda, los canadienses, los homosexuales… Nada estaba claro. Lo único que sabían a ciencia cierta es que la infección era real y que estaba al otro lado de la puerta.
La medianoche ya había transcurrido. Antonio se encontraba adormecido por las heridas que le habían causado los podridos. Mientras, Rafa y Jesús discutían sobre seres humanos con ojos de reptil…
- Tú dirás lo que quieras, pero yo te digo que Don Juan Carlos es un reptiliano. Esos tipos están en las altas esferas, ¡nos controlan bro!
- Dices muchas tonterías Rafa. No se que es peor, si lo de los reptilianos o lo de que la tierra es hueca.
- ¡Y lo es! ¡Existe un sol en su interior!
- ¡Que es una esfera maciza chaval! ¡Lo único hueco en este mundo es tu cabeza!
- Bueno vale, lo que quieras, pero te digo yo que es altamente probable que existan, aunque no pueda demostrártelo ahora mismo. Si tuviese aquí mi Iphone te lo mostraba tío. El Metadonas y yo descargamos el otro día un vídeo porno amateur con el título de “Colombian Teens”. Esa chica se veía rara, no solo en sus rasgos faciales, sino corporales. Y una vez vi un vídeo de un entrenador de fútbol americano o algo así. Uno de los grandes allí en Estados Unidos… En la tele se veía que sus ojos eran un tanto… raros.
- Vaya sartá tonterías estás diciendo hermano.
- Lo que tu quieras, pero su símbolo sagrado son las pirámides, hay pirámides en todos los rincones del mundo, incluso bajo el agua, en ruinas submarinas… ¡están hasta en los billetes de dólar americanos!
- Cállate puta! ¡Deja de decir tonterías! - Jesús ya no aguantaba más tonterías y comenzaron a pelearse. Se zarandeaban y golpeaban como podían -.
- Si el Metadonas estuviera aquí, el te lo diría también. ¡Maldita sea!

Ambos continuaron peleándose. Jesús le metió una buena torta a Rafa y este cayó desafortunadamente sobre el mando de la televisión. El volumen se puso al máximo y la voz de Matías Prat sonó a todo volumen atrayendo a los zombis, que comenzaron a agitar la verja del bar.
Esto hizo que Antonio se despertase y viese como su fin se acercaba si los podridos conseguían romper la cerradura. No se lo pensó dos veces y comenzó a improvisar un plan sobre la marcha…
- ¡¿Pero Qué cojones?! ¡¿Qué coño habéis hecho, panda de desgraciados?!
- Yo nada, ¡ha sido todo culpa de Rafa! –decía Jesús señalando a su amigo-.
- Pero si me has empujado tu, tío mierdas.
- ¡Ya basta los dos! Ahora necesito que me hagáis caso. Proteged esa verja. No dejéis que la echen abajo.
Rafa y Jesús salieron tras la barra y cogieron un par de palos de billar que estaban colgados junto al aseo femenino. Se colocaron frente a la puerta, estorbando a los charlis para que no la tirasen abajo. Rafa le metió a uno de ellos el palo por el ojo y le atravesó el cráneo.
- ¡Si! Uno más para mi cuenta.
- ¡Aguantad, aguantad! – decía Antonio mientras preparaba unos Cócteles Molotov con unas botellas de Absenta que había bajo la barra-.
- Ehh! ¿Que estás haciendo con todo ese alcohol? -preguntó Jesús enojado-. ¡Esas quería pimplarmelas yo a palo seco!
- Me temo que no va a poder ser así. ¡A un lado, esto ya está listo!

Antonio corrió hacia la puerta con el cóctel a una mano y en la otra su porra, con la cual comenzó a golpear a los infectados que se encontraban más cerca del candado. Guardó su arma para abrir la puerta, mientras los dos amigos continuaban entorpeciendo a los podridos y la dejó suficientemente entreabierta para arrojar al exterior su cóctel explosivo, haciendo arder a un par de criaturas y provocando el pánico entre el resto, que huyeron despavoridas. Parecía que esos seres le tenían un miedo atroz al fuego.

- ¡Eso es cabrones! ¡Huid de aquí! ¡No podréis acabar con estos blancos! ¿Me oís? ¡La raza aria ha vuelto a patear vuestros traseros!

La situación había vuelto a ponerse bajo control, pero los chicos sabían que no podrían aguantar mucho más en el interior de aquel antro. Antes o después los podridos volverían a atacar, y quizás en esa ocasión lograsen tirar la puerta abajo.
Rafa y Jesús buscaban por todo el bar alguna forma de escapar o esconderse; mientras, las heridas de Antonio se ponían cada vez más feas. La mordedura de su codo izquierdo había comenzado a adquirir un color negruzco y la fiebre le había aumentado. Se encontraba reposando tras la barra, con un pañuelo humedecido sobre la frente.

- ¡Ey, he encontrado algo! Ven Rafa.

En la pequeña sala del futbolín, bajo este, había una trampilla. Espada en mano, Nuestros amigos la abrieron con cuidado. Una larga y oscura escalera se abría paso hacia abajo. Parecía un antiguo túnel que comunicaba el bar con alguna otra zona; un pasadizo antiguo perteneciente a otra época del tiempo se encontraba justo allí, en aquel bar…
Rafa y Jesús no sabían si aquel agujero tenía siquiera salida, o a dónde conducía. Así que pasaron un largo tiempo pensando si bajarían o no, y en caso de hacerlo, que se llevarían consigo para defenderse de lo que quiera que pudiese haber en su interior.
…………………………………………………………………………………………………

PÁRKIN CENTRO COMERCIAL MANDARACHE, 3:45 AM
Sin saber cómo, Edd había conseguido dar esquinazo a la mayoría de charlis que le perseguían a base de callejear por los edificios cercanos al club de cabos. Se había desecho de su mochila y solo llevaba el martillo encima, con el que atizaba de vez en cuando a algún podrido que le acechaba por aquellas callejuelas. Había conseguido cruzar la carretera entre las urbanizaciones y el parking exterior del Mandarache; un amplio centro comercial que últimamente se encontraba de capa caída.
El parking era enorme. A lo lejos, al otro lado de donde se encontraba se hallaban los comercios. De primeras pensó en esconderse en los aseos de públicos de la zona y rezar sobre el bidé porque los podridos no abriesen su puerta… Pero tampoco le quedaban muchas otras oportunidades. Tanto a su derecha como a su izquierda había unas largas extensiones de terreno abierto por las cuales sería presa fácil para los charlis.
El solo se acababa de meter en la boca del lobo. Se encontraba expuesto e indefenso. Mientras se dirigía hacia los aseos se percató de otra posible salida… A la derecha del parking, junto a una gasolinera de Repsol, una gran “M” amarillenta bañada por el reflejo de la luna se alzaba en lo alto…
Corrió en aquella dirección. Nadie le aseguraba que el Mac Auto fuese a estar abierto, pero tenía una corazonada. Por el camino, dos podridos se le cruzaron en medio del parking.
Sin dejar de correr, pateó a uno mientras avanzaba y le incrustó el martillo al otro en el encéfalo. No tenía tiempo para intentar extraer su arma del cráneo del infectado, así que la abandonó, quedándose completamente desarmado.
En cualquier momento volvería a ser atacado por más. Sus voces resonaban por todos los rincones de la ciudad y se dirigían hacia el centro comercial.

Finalmente llegó hasta el Mac Donald´s y para su sorpresa, aunque la puerta encontraba cerrada no tenía el candado echado. Entró en su interior y arrastró el primer conjunto de sillas y mesas sobre la puerta para bloquearla.

Mientras lo hacía escuchó cómo el sonido de una escopeta recortada le encañonaba tras la nuca.
Tras de él, un encargado de Mac Auto con rasgos sudamericanos y acento latino se dirigió a el.
- Ya no servimos más por hoy guey.
- ¿Cómo? –Edd se encontraba perplejo-.
- El último Mac menú me lo estoy comiendo yo ahorita.
- - Edd pensó momentáneamente que decirle al encargado- Escucha, amigo.
- Yo no soy tu amigo pinche webon. En cuanto se vayan los locos tan solo alejece, no más pendejo.
- Por favor, llevo huyendo de esas cosas mucho tiempo ya. No puedo casi ni respirar y no tengo ningún arma para enfrentarlos. No me puedes dejar volver a salir ahí fuera.
- ¡Ya le dije alejece no más! Si lo desea, le puedo dar un juguete de Ben 10 para su defenza…¿O prefiere un pequeño pony?

Edd se encontraba ya al límite. Si no fuese porque ese cabrón empuñaba una escopeta, hubiese comenzado hace ya mucho tiempo a darle una puta paliza.

- Wilson, por favor, no seas así, el pobre lo ha pasado mal-Una chica gordita salía de la cocina. En su uniforme había una plaquita en la que ponía “María”-. No hace falta que lo sigas apuntando con eso. Dejemos que se quede mientras esas criaturas se alejan y démosle un cuchillo o algo con lo que pueda defenderse.

- Sí. Por favor, haz caso a María, Wilson.
- ¡Tu calla pinche pendejo! ¿Sabes lo que voy a hacer? –ahora se acercaba justo frente a Edd, encañonándolo directamente al pecho-. Voy a matarte aquí y ahora y usare tus tripas para alimentar a los webones.

No pintaba muy bien la situación para Edd. Era él o ellos. Todo estaba ligeramente oscuro, había estado en aquel local muchísimas veces con sus amigos tomando hamburguesas de 1€ y conos helados. Conocía prácticamente todos los recovecos de las instalaciones.
Wilson pasó ahora a encañonarle en la cabeza. Mientras cambiaba su arma de posición, era el momento de actuar para Edu.

Recordó todos los consejos de defensa personal que su padre le había enseñado cuando era pequeño, feo y con gafas. Todos los matones del I.E.S. Bohío se metían con él y tuvo que aprender a defenderse para poder jugar en paz en los recreos.
Con ambas manos consiguió apartar la escopeta de su cara y desviarla. Un fuerte disparo sonó y parte de la viruta del disparo rozó la mejilla izquierda de Edd, provocándole pequeñas abrasiones y rasguños. Pero en aquel momento, esto no le importaba; Le pegó un rodillazo a Wilson en el estómago y saltó rápidamente tras el mostrador de los trabajadores. El encargado también se dio la vuelta y volvió a disparar, dándole a la máquina de los Mc Flurrys, haciendo saltar por los aires litros de helado derretido.
Este segundo disparo fue su final. Los infectados atravesaron la puerta principal, a las espaldas de Wilson atraídos por el ruido y lo cazaron rápidamente, comenzando a devorarle.
Edd, antes de que esas bestias tuviesen tiempo de ir a por él, avanzó por la cocina y llegó hasta la ventanilla Nº 3 de pedidos en coche. Un viejo Ford Orión blanco maqueado se encontraba frente a él, al otro lado del cristal.
Abrió la ventana, asomó la cabeza y miró a ambos lados. Era su momento de gloria. No había ningún auto que bloquease la salida del viejo Ford ni infectados a la vista. Saltó afuera de la ventana y se metió dentro del coche.

María le había seguido hasta la ventana y chillaba mientras le pedía ayuda para salir.
- ¡Socorro! Ayúdame, por favor –María pesaba demasiado y le costaba salir por la ventana-.
- Espera –Edu volvía a salir fuera del coche para tenderle la mano e intentar ayudarla-. Toma, coge mi mano, te ayudaré a salir.
- Ahhhhhhhhh!!!!
Era demasiado tarde para ella. Los infectados se la llevaron dentro del local de comida rápida y se dieron un festín con sus lorzas…
………………………………………………………………………………………………….

2:30 AM. BAR ÁPOCA:
La señal de televisión había cesado hace ya mucho tiempo en el bar y finalmente Rafa y Jesús habían decidido bajar escaleras abajo. Se habían armado bien; llevaban unas velas encendidas para poder ver algo ahí abajo. Jesús llevaba su espada medieval y Rafa había extraído un trozo de tubería del aseo de mujeres.
A estas alturas, todo estaba completamente a oscuras. La luz de todo el local y de los alrededores se había ido, aún así, las redes de telefonía móvil aún daban señal, aunque estaban tan saturadas que ninguno de los dos amigos podía comunicarse con el resto del grupo para ver si se encontraban bien.
Antonio se encontraba muy mal. Empuñaba su arma reglamentaria y se escondía bajo la barra. El color negro de su herida se extendía por sus arterias en todas direcciones, subiéndole ya hasta el hombro. Había ido a mirarse al espejo de los bajos; su espalda comenzaba a escamarse y los ojos se le estaban poniendo rojizos.

Los amigos se despidieron de él y bajaron por el subterráneo en busca de alguna salida por la que escapar.
Al llegar abajo todo estaba a oscuras. Ambos miraron a su alrededor, sin ver apenas, y Jesús le susurró algo a su amigo en voz baja.
- Pshh. Rafa, Rafa –dijo Jesús entre murmullos-.
- Que –Rafa le respondió de la misma forma-.
- Creo que este túnel llega hasta el centro de la tierra hueca.
- ¿Puedes parar con esa mierda ya Jesús?
- ¡No me da la gana maldito reptiliano!
Tras esta breve e incoherente conversación, continuaron en silencio por el túnel. Las paredes eran ovaladas, y en el suelo se formaban pequeños charcos de agua.
No sabían que podría haber en aquel entramado de túneles, así que avanzaron muy lentamente. A unos 20 metros había una bifurcación hacia la izquierda y otra a la derecha.
Cogieron el camino de su izquierda y avanzaron por el, ya que por el otro lado podían oír los pasos de los charlis arrastrando sus piernas.
En un lateral, a la mitad de aquel nuevo camino, se alzaba otra nueva escalera de mano. Por desgracia, una verja cerrada bloqueaba el paso. El grueso y viejo candado de aquella estructura contenía un dibujo del Águila Imperial de la España Franquista.
- No podemos seguir avanzando por aquí hermano. Será mejor que demos media vuelta.
- Si. Vámonos de aquí Jesús. Empieza a gustarme bastante poco este lugar. Aunque me gustaría ver que hay al otro lado de esas escaleras.
- Quizás esté el zombi de tu ex. ¿Te la imaginas ahí con Franco dándole que te pego los dos juntos? Grabando una buena película de sexo necrofílico? –Rafa se quedó mirándolo con cara de odio, a lo que Jesús añadió mientras levantaba los pulgares- ¡¡¡SII!!!
- ¿Tu crees?... ¿Sabes lo que puede haber dentro también? TU PUTA MADRE FOLLANDO CON HITLER. Y yo uniéndome también a la orgía ¡Threesome Seig Heil!

La cosa volvía a caldearse entre ambos, pero antes de que pudiesen volver a llegar a las manos el móvil de Jesús comenzó a dar señal…Desde el otro lado de la ciudad parecía que una de mis llamadas con el Móvil de Joselas conseguía comunicar y dar señal con Jesús.
“Bangarang” de “Skrillex” comenzaba a sonar a todo volumen dentro de aquel pasadizo.
- “Shout to all my lost boys, sh-sh-sh-sh-sh-shout to all my lost boys, We roudy”
- ¡Jesús puedes hacer el favor de apagar esa cosa¿? ¡¡Vas a hacer que nos maten a los dos!!
- Lo estoy intentando tío, pero no encuentro mi jodido móvil –decía Jesús mientras registraba todos los bolsillos de su pantalón-.
- Joder, aquí llegan –a lo lejos podían escucharse los gritos de locura de muchos infectados corriendo y salpicando agua por el interior de los túneles-. ¡Volvamos hacia el Ápoca! ¡¡YA!!

Y así, sin que “Bangarang” dejase de sonar de fondo, los 2 niños perdidos buscaban la entrada por donde habían bajado. Al llegar al cruce de caminos unos cuantos charlis se les abalanzaron encima justo por el pasillo inexplorado que tenían enfrente a ellos. Rafa sostenía las velas, casi apagadas completamente. Con la poca visión que tenían, Jesús empuñó la espada horizontalmente hacia los podridos y la ensartó contra el primero de ellos, atravesándole a este entero e insertándose en otro que corría tras de el. Luego aplicó fuerza contra los cuerpos de estos, empujándolos al suelo y tratando de bloquear el acceso al resto de criaturas. Había perdido su espada, pero ganaron unos segundos de oro para poder escapar. Rafa llegó hasta las escalerillas y esperó a que su amigo llegase.
- Sube tu primero Jesús, yo te cubro.
Mientras Jesús subía pudo escuchar como Rafa arremetía un par de golpes a los monstruos con su trozo de tubería. Luego vio como su amigo comenzaba a subir. Uno de los infectados agarró a Rafa del pie e intentó bajarlo.
- ¡Joder, mierda!

Otro infectado le agarraba también de los pantalones. No se lo pensó mucho más tiempo y mientras se aguantaba con una mano a los escalones, con la otra se desabrochó sus vaqueros y se quitó las DCs, dejándolas caer. Cuando estaba apunto de soltar también sus pantalones, un politono de moviestar comenzó a sonar por su bolsillo derecho. Agarró el móvil, se terminó de soltar los pantalones y huyó en calzoncillos hasta la superficie, mientras que el móvil aún seguía sonando.

- Joder tío, ¿de veras usas calzoncillos de Bob Esponja?–Jesús no podía contenerse de la risa viendo a su amigo en chupa de cuero y boxers de Patricio y Bob Esponja.
- Calla, calla. ¡Está llamando Metadonas! –Rafa le hizo un gesto a Jesús para que se callase y cogió el teléfono.
- ¡Rafa! Rafa! ¿estás bien? – la voz de Metas sonaba al otro lado del teléfono-.
- METADONAS¿? Joder que alegría escuchar tu voz amigo. ¡Estamos atrapados en el Apoca, fuera está lleno de esos cabrones. Un policía nos ha ayudado y hemos bajado por un túnel muy extraño, ¿y tú? ¿Estás bien?
- … -al otro lado del teléfono no había respuesta-.
- Metas, Metas… Estás ahí, me escuchas ¿?
Rafa se separó su viejo teléfono de la oreja y vio que la conexión se le había ido. Alzó el móvil con la mano, tratando de buscar cobertura, pero las antenas de comunicación estaban ya inutilizadas. Las redes de telefonía móvil de la ciudad habían desaparecido.

- Emm… Rafa… creo que deberías de echar un vistazo a esto.
- ¿Qué ocurre?
Jesús le hacía gestos con la mano para que viniese desde dentro de la barra. El policía se encontraba con la espalda apoyada en un barril de cerveza, estirado sobre el suelo y no parecía respirar.

- No creo que debieses hacer eso amijo
Jesús se acercó al cuerpo inerte de Antonio, se agachó frente a el, y lo zarandeó del hombro.
- Compañero, ¿te encuentras bien?

El policía no parecía responder a ningún estímulo. Jesús en aquel momento se giró hacia Rafa.
- Creo que está… -Sus palabras fueron interrumpidas cuando la cara de su amigo cambió. Los ojos se le abrieron como platos a Rafa, que miraba al cuerpo de Antonio asustado-. ¡Ostias!
Jesús miró otra vez al cadáver y este tenía los ojos abiertos. El policía se abalanzó sobre el y lo derribo al suelo, forcejeando, en un intento por morderle.

Rafa agarró uno de los palos de billar, se colocó tras el infectado, que se hallaba sobre Jesús y le atizó con este, quebrando el palo en la espalda de Antonio, que cayó al suelo junto a Jesús.
Este último agarró la pipa de la funda del policía y le aplicó tres disparos en el estómago a quemarropa.
- ¡Muérete maldito nazi de mierda! –gritaba mientras producía los disparos-.

Al disparar la pistola, Jesús condenó a ambos. La puerta se lleno de podridos que empezaron a agitar la verja. Rafa y Jesús intentaron contenerlos. No tenían escapatoria. Los charlis habían vuelto a acudir a la puerta del bar y bajo la trampilla también estaba todo lleno de ellos.
Jesús apuntó a través de las verjas y les voló la cabeza a siete infectados, malgastando el resto de munición que les quedaba…

A la verja no le quedaba mucho más aguante, y la cantidad de podridos que se abalanzaban contra la verja iba en aumento…
…………………………………………………………………………………………………

MAC AUTO 3:55 AM.

Edd arrancó el viejo Ford Orión y pisó a fondo el embrague, abandonando el McDonald´s por la salida de la gasolinera, en dirección contraria calle arriba, intentando abandonar la ciudad. La carretera era en línea recta y al final había una rotonda en construcción. Todo a su alrededor se encontraba libre de obstáculos; la cosa pintaba bien para Edu, pero una vez más el destino se había vuelto a reír de él.
Al poco se percató de que algo o alguien le estaba echando el aliento en la nuca. Le dio tiempo a visualizarlo por el espejo retrovisor; Un kani infectado estaba justo tras de él. Edd comenzó a forcejear con la bestia, que lo agarraba desde atrás del asiento mientras el coche avanzaba.
- ¡Quita, Apártate de mi desgraciado!

Edu siguió forcejeando y cuando se fue a dar cuenta, un podrido había invadido la carretea… Inconscientemente dio un volantazo para no llevárselo por delante con tal mala suerte que golpeó de lleno contra un montón de bloques de cemento, apilados junto a la rotonda en construcción.
Con la fuerza del impacto, el kani salió disparado, atravesando la ventana, y el pobre Edd que llevaba puesto el cinturón, observó atónito como el coche en el que se encontraba daba tres vueltas de campana antes de quedar inconsciente en medio de la nada, abandonado a su suerte en un vehículo siniestrado volcado sobre el arcén…
…………………………………………………………………………………………………

ÁPOCA: 5:25 AM
Rafa y Jesús ya no podían contener más la verja. Se alejaron de ella y retrocedieron hacia el fondo del Ápoca. Con los taburetes que quedaban, intentaron hacer frente a los podridos. Golpeándoles y echándolos hacia atrás, hasta que llegaron junto al billar. No sabían ya que hacer.
Jesús comenzó a lanzar las pesadas bolas de billar contra los Charlis. Golpeándoles en la cabeza o en el pecho. Cuando se quedaron sin recursos, decidieron entrar al baño de los tíos y echar el pestillo.
Los infectados golpearon un par de veces contra la puerta y rompieron la pequeña cristalera que tenía, metiendo las manos a través del agujero.
Jesús comenzó a golpear los brazos que entraban por la puerta con la porra del policía, mientras que Rafa aguantaba con fuerza la puerta, impidiendo que aquella pesadilla atravesase su último escondrijo y acabase con ambos.
- ¡Aquí! ¡No! ¡Vais! ¡A! ¡Entrar! ¡Malditos! ¡Hijos! ¡De! ¡Puta! –decía entrecortadamente mientras arreaba golpes con la porra.
- Espera Jesús, déjamelo a mí.
Rafa había encontrado un bote de spray de limpieza que estaba escondido detrás del retrete.
Sacó su zippo de los “Avenged Sevenfold”, lo puso frente al bote de spray y accionó ambos. Una llamarada de gas salió por las rendijas de los cristales, quemándoles la cara y los brazos a los charlis más cercanos.
Rafa continuó rociándolos mientras ambos hacían fuerza contra la puerta, para que no cediese. Cada vez que las llamaradas asomaban, esos pobres diablos huían de la puerta despavoridos para volver a reagruparse segundos más tarde frente a esta y seguir golpeándola.

En menos de diez minutos, el spray se había agotado. Ambos continuaron empujando y golpeando a los podridos hasta quedarse casi sin fuerzas. La puerta no resistiría mucho más; los tornillos de las bisagras comenzaban a caer al suelo. Estaba claro que pese a todo, sus ganas por vivir eran tan grandes que aguantarían allí sin aliento, hasta el último segundo que la puerta siguiese en pie, resistiéndose a morir.

En medio de aquel toma y daca pudieron escuchar algo que sobrepasaba el umbral de los berridos de los charlis a lo lejos. Se trataba del fuerte derrape de un coche a las afueras del bar. Al poco tiempo, los infectados dejaron de ejercer fuerza contra la puerta; en su lugar dirigían sus miradas hacia el exterior del local.

Rafa y Jesús pudieron observar como los podridos salían corriendo lejos del baño, seguido del sonido atronador de un montón de disparos que hizo que agachasen sus cabezas y tapasen sus oídos.

Cuando sus tímpanos recobraron la voz de la normalidad pudieron escuchar la voz de Metadonas a lo lejos…
- RAFA! JESUS! ¡Donde coño estáis!

Rafa, al escuchar la voz de su amigo se puso de pie y se dispuso a abrir la puerta de los aseos.

FIN CAPÍTULO 6


CAPÍTULO 7: CYBERIA

El reloj colgado sobre el mostrador marcaba las nueve y veinte de un jueves noche y pese al mes en que nos encontrábamos, el frío aún se te clavaba en la garganta. Era noche universitaria, pero no había cojones a estar en la calle. Carlos, Pablo y Toni se encontraban en el Cyberia, disfrutando de una noche de vicio ya que desde hacía una semana, Antonio les había mandado un mensaje avisando de que habría jornada gratuita hasta que saliese el sol del viernes.
La verja de metal se encontraba echada desde que el local había cerrado hacía más de una hora, pero se mantenían las puertas abiertas para que corriese el aire. Diez tíos encerrados en aquellos escasos metros cuadrados necesitaban ventilación para no asfixiarse.
Cuantas veces habían pasado noches como aquellas en los últimos años… Siko, Francoti, Manuel, Chicho, Juanpe y Meropx jugaban al “World of Warcraft”vociferando, mientras que Antonio intentaba de poner un poco de orden y silencio en su local.
Era una noche de fortuna para Carlos, que veía como sus rivales al otro lado del ordenador se desconectaban extrañamente, ganando así fácilmente la partida.

- ¡Ahhh! ¡Así da gusto! –decía Charles mientras se desperezaba-.Ya era hora de que RIOT me emparejase contra “leavers”.
- Si. Es lo que tiene jugar con Garen en mid. Tus compañeros acaban tirándose de los pelos y abandonando la partida –añadía Pablo-.
- Pues a mí no me gusta. No tiene gracia ganar un tres contra cinco –dijo Toni algo depresivo-.

Carlos era un pijo veinteañero. Lucía su hermoso polo, sus vaqueros y sus naúticas. Tenía el pelo cazo y su cuerpo estaba moldeado en el gimnasio. Por el contrario, Pablo iba vestido cómodamente con su chándal; era alto y recientemente se había rapado el cocote. Siempre lo hacía antes de comenzar con los exámenes globales de electrónica a modo de ritual.
El último que cerraba este particular trío de amigos era Toni; alias “el negro”. Tal y como su nombre indicaba, era morenito de piel y de pelo corto y rizado.

Todos llevaban sus cascos de música con el volumen al máximo y tardaron bastante tiempo en percatarse de que la verja estaba siendo golpeada por alguien desde el exterior.
Antonio preguntó a los chicos si algún “convocado” a la sesión nocturna se había retrasado mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a la entrada.
Los golpes al otro lado eran cada vez más y más fuertes. Carlos se había quitado los cascos y miraba fijamente como los manotazos al otro lado hacían vibrar la estructura de metal.

Antonio se agachó para abrir la cerradura. Tan pronto como giro las llaves y subió la verja, tres Charlis lo tiraron contra el suelo y comenzaron a desmenuzarlo.
Los diez chavales que se encontraban dentro del recinto miraron atónitos como Antonio gritaba en el suelo mientras aquellas bestias le arrancaban la carne a bocados.
Nadie sabía como reaccionar. El miedo se había apoderado de sus cuerpos y se encontraban completamente congelados; todos menos Siko, que aún no se había percatado siquiera de nada mientras seguía clickleando el botón izquierdo de su ratón.

El primero de todos en actuar fue Francoti, que se levantó de su silla y acudió junto a Antonio. Lo agarró de las manos y tiró de el hacia dentro del local mientras Manolo, que le había seguido, agarraba el extintor de unas de las paredes y arremetía contra el primero de esos cabrones que se encontraba mordiéndole en la yugular al pobre dueño del local.

Poco pudieron hacer por el y en escasos segundos Francoti caía al suelo; arrastrando consigo la mitad superior del cuerpo de Antonio. Los infectados lo habían quebrado por la mitad y se encontraban a las afueras del local pegándose un festín con sus piernas.

Pablo se había unido a los otros dos y les ayudaba ahora a echar rápidamente la verja abajo, pero tenían un grave problema, pues las llaves se esta se encontraban dentro de los pantalones del dueño.

Hicieron lo que pudieron por sostener la verja cerrada para que esas cosas que se empezaban a amontar afuera no entrasen. Todos, incluso Toni hacían fuerza sobre la estructura para impedir su final, mientras Carlos observaba como los ojos de Antonio se apagaban para siempre tras el vidrio de sus gafas.

Todo estaba perdido. La entrada no pudo aguantar más y acabó por ceder en cuestión de segundos, abriéndoles paso a una decena de aquellas cosas. Manolo empuño el extintor contra el primero de ellos, arremetiendo bien fuerte contra su cráneo y dejándolo KO en el suelo. Fue lo último que pudo hacer antes de ser atrapado por otros dos y convertido a un amasijo de huesos y tropezones de carne.

Mientras que Siko y Francoti forcejeaban contra varios infectados que les arañaban y mordían por donde podían, Carlos dio marcha atrás y fue directo hacia los aseos, seguido muy de cerca por Pablo, que consiguió meterse también allí dentro justo antes de que su amigo cerrase la puerta con pestillo.
Al otro lado de la fina madera, Siko aporreaba la puerta mientras blasfemaba esperando que Carlos le dejase entrar.
¡Abrir podrios! ¡Dejarme pasar, no quiero morir! ¡Ahhh…!

Lo próximo que pudieron escuchar Carlos y Pablo fue el horrible sonido de como aquellas cosas masticaban la carne de sus amigos. Era especialmente desagradable oír como los dientes de aquellas alimañas se frotaban con los huesos astillados de los cadáveres. Aquel cruento espectáculo no duraría demasiado, y pronto las criaturas comenzarían a golpear la fina puerta de los aseos, hasta conseguir tirarla abajo, en busca de su próximo bistec.

- Pa-pa-pa-¡Pablo! –balbuceó Carlos-. ¿Que coño son esas cosas?
- ¡No lo se joder! ¡Parecen Zombis!
- ¿En serio? ¡No entiendo nada MIERDA! ¡LOS HAN MATADO PABLO! ¡ESTAN TODOS MUERTOS!
- Cálmate Carlos, no te me vuelvas loco ahora.
- ¡¡¿QUE NO ME VUELA LOCO?!! ¡¡¿PERO ESQUE NO HAS VISTO COMO LOS DEBORABAN?!!
- Conserva la calma Carlos, conserva la…
Antes de que pudiese siquiera terminar la frase, la puerta de los aseos fue sacudida fuertemente. Carlos que se encontraba sentado sobre la taza del aseo puso sus piernas contra esta e hizo fuerza por resistir a los ataques de los podridos.
- ¡Hay que hacer algo rápido. VAN A TIRAR LA PUERTA ABAJO!–Charles cada vez estaba más alterado, y esto no ayudaba demasiado a Pablo a pensar en una solución-.
- Está bien. Tenemos que salir de qui. Y el único camino es por esa puerta.
- ¡Pero en cuanto la abramos estas cosas van a correr a por nosotros!
- Pues entonces tendremos que salir armados…

Pablo miró a su alrededor… El baño se encontraba lleno de útiles para limpiar. Agarró la fregona que había en una esquina e inspeccionó en el pequeño armario la variedad de productos que había… pastillas de jabón, oxígeno activo, gel WC, antrigrasas, limpiasuelos, amoníaco, antical… y alcohol.
Carlos seguía sujetando la puerta, que estaba comenzando a ceder, mientras que Pablo agarró todas las sustancias inflamables que había en el armario y las esparció por todo el mocho de la fregona. Luego sacó una cajita de cerillas del bolsillo derecho de su pantalón y se preparó para encenderla.
- ¡Hey, hey, hey! ¿Qué vas a hacer con eso?
- ¿Tú que crees? Voy a encender esto para usarlo como arma.
- ¿Pero que haces tú con una caja de cerillas si no fumas?
- …Me gusta quemar cosas –añadió Pablo mirando fijamente a Carlos, que le devolvió la misma mirada antes de que ambos echasen a reír entre carcajadas-.
- Está bien –decía Carlos mientras se secaba las lágrimas-.Quemas eso y salgamos ahí fuera golpeándolos. Cuando escapemos del ciber vayamos a mi casa, es el sitio más cercano al que podemos acudir.
- Hagámoslo pues –añadió Pablo mientras encendía una cerilla-.
Pablo transfirió el fuego del fósforo al mocho de la fregona, los filamentos amarillos de este ardieron perfectamente. Ahora empuñaba su arma contra la puerta, haciéndole señas a Carlos para que procediese a abrirla.
Todo pasó muy rápido, y en cuestión de segundos Pablo salió del baño espantando a los monstruos, que rehusaban acercarse al fuego.
A su alrededor todo se encontraba lleno de cadáveres desmenuzados, con trocitos de carne desperdigados por todos los asientos y ordenadores. En cuanto consiguieron recomponerse de aquella cruenta estampa, avanzaron por el pasillo para salir del local.

- ¡Oye esperarme! –lo voz de Toni sonaba proveniente de la nada.
- ¿Toni?
- Estoy aquí –decía el nigga mientras salía desde debajo de una mesa-.

Cuando todo había estallado dentro del ciber, Toni se había agazapado debajo de una mesa con su natural pasividad, escondiéndose tras las sillas, desde donde asistió casi sin alterarse al desagradable espectáculo de vísceras y sangre que transcurría a su alrededor.

- ¡Coño un negro! –dijo Pablo irónicamente-.
- Por favor larguémonos de aquí chicos.
- ¡PUES VENGA SUCIO NEGRO, MUÉVETE! –añadió Carlos estresado, viendo que volvían a retrasarse y que estaban rodeados de infectados a su alrededor.

En cuanto Toni se puso en pie salieron cagando leches por la puerta. Una vez en la calle, giraron a su derecha y avanzaron todo recto por Carlos III. Todo estaba devastado a su alrededor; las criaturas habían entrado en los edificios y los comercios, generando el caos absoluto, mientras a lo lejos podían escuchar el sonido de los fusiles militares descargando su munición sobre los infectados. La carretera se encontraba llena de coches siniestrados completamente destrozados, y los pocos supervivientes corrían como locos perseguidos por los podridos.

Carlos, Toni y Pablo avanzaron por la acera mientras esquivaban a varios infectados. Pablo agitaba la fregona de un lado a otro, consiguiendo espantar a aquellos seres a la vez que proseguían su marcha por aquella calle.
Al poco tiempo llegaron hasta un amplio cruce de caminos que separaba la manzana en la que se encontraban de la de casa de Carlos. El mocho de la fregona se estaba apagando; el fuego se había consumido casi por completo, a diferencia de sus ganas por sobrevivir que seguían latentes.

Cuando llegaron hasta la puerta del edificio, Carlos estalló furioso lanzando insultos contra el cielo; la verja exterior de la urbanización estaba cerrada, y el carecía de esa llave en concreto…
- ¡NO JODER, PORQUE A MI! ¡PERO QUE HE HECHO YO PARA MERECERME UNOS VECINOS ASÍ DE IDIOTAS!
- Tiene que haber algo que podamos hacer –decía Pablo mientras se frotaba la cabeza con las manos, como intentando encontrar una solución a aquel problema en medio de su cabello-.
- ¿Escucháis los disparos no?
- Claro que sí Toni. Por su culpa no puedo concentrarme en pensar, ¡arrrggg!
- Provienen de aquí cerca, del parque de artillería. ¡Podríamos ir allí a escondernos! ¡Quizás los militares hallan puesto la zona bajo protección!
- ¡ENTONCES A QUE ESPERAMOS SUCIO NEGRO! ¡CORRAMOS HACIA ALLÍ!

El viejo recinto militar, transformado actualmente en un museo se encontraba una calle más arriba. Los chicos volvieron otra vez a correr y se dirigieron hacia allí por la zona más rápida que había; atravesando un callejón próximo entre un Mercadona y un solar donde habían montado un recinto ferial. Bien podría tratarse aquella feria del escenario de una de las historias de Stephen King, pues los caballitos de tío vivo y el tren de la bruja se encontraban salpicados por toneladas de sangre.

Aquel callejón, pese a ser el acceso más directo hasta el parque de artillería, no había sido una buena opción. Desde el otro lado del estrecho lugar se les acercaban corriendo dos empleados del Mercadona infectados.

Uno de ellos era una cajera, que se le tiró a Carlos encima, y el otro, el encargado de la sección de los pescados, se echo contra Pablo. Pese a que la fregona ya se encontraba totalmente apagada, aún servía bien como arma. Su portador le dio la vuelta y apuntó con el mango al pescadero, hundiéndole la punta en el estómago y atravesándole de lado a lado a través del delantal.
El ser se quedó tendido de rodillas en el suelo, mientras las gotas de su negruzca sangre recorrían todo el mango de la fregona. Pero no había sido suficiente para acabar con la criatura, que al poco tiempo se volvió a incorporar.
Pero Pablo actuó rápido. Volvió a agarrar del mocho a la vez que empujaba con su pie al infectado contra el suelo y extrajo con fuerza su arma para más tarde volver a clavársela repetidas veces sobre la caja torácica hasta que el ser dejó de resistirse. Luego se giró y vio que tal le iba a sus dos amigos.

Carlos seguía forcejeando con la dependienta para que no le mordiese a la vez que Toni la golpeaba en la espalda intentando que dejase a su amigo, sin surtir ningún efecto.
Pablo extrajo nuevamente la fregona y atravesó con su punta la cabeza de la mujer, entrando esta por el occipital y saliendo por el lagrimal limpiamente, como si de un experto cirujano se tratase y dejando la cara de Carlos cubierta de aquel exquisito puré oscuro.
Ahora era Toni el que sugería un poquito de prisa por salir de allí y llegar lo antes posible a la base.

Cuando salieron de aquel pasillo pudieron vislumbrar la entrada trasera del Parque de Artillería.
Un cabo empuñaba su fusil en la puerta, disparando a un par de podridos que se acercaban velozmente mientras dos soldados cerraban la verja y echaban los candados.
Nuestros tres amigos gritaron e hicieron aspavientos con los brazos mientras corrían hacia la entrada.
- ¡POR DIOS ABRANNOS! –gritaba Carlos a los soldados-.
- ¡Cabo! ¡Por favor déjenos pasar! ¡No estamos infectados!–decía Pablo mientras zarandeaba la verja y veía como los soldados se alejaban-.
- Lo siento chicos. La base está ya llena de gente y es peligroso abrir. Buscad otro lugar donde esconderos –dijo este con tristeza, por negar su auxilio a los chavales-.
- ¡NOOOOOO JOOOODEEERRRR!

Por más que Carlos gritase parecía que ya estaba todo sentenciado y que se quedarían allí. Pero la dulce voz de una chica que salía al patíbulo desde el interior del edificio hizo cambiar de opinión a los militares.
- Soldados por favor déjenles pasar.
- ¿Los conoce jovencita? –le preguntó el soldado con menos galones-.
- Sí. Uno de ellos es mi vecino y el resto son sus amigos.
- ¡¡BELEENNNN!!! –Carlos gritaba a lo lejos a su vecina suplicando por su salvación-.
- ¿Ve lo que le decía?
- … Está bien –dijo el cabo-. Soldados, abran esa puerta. ¡Rápido!
- ¡Sí Señor!
………………………………………………………………………………………………

Nada más entrar y echar el cerrojo de la verja, Carlos se arrodilló y comenzó a vomitar. Parecía que su cuerpo, al encontrarse ahora en terreno seguro, había comenzado a reaccionar realmente a todo lo que le había sucedido allí fuera. Por fin se daba cuenta de que todos los cuerpos inertes que acababa de ver pertenecían realmente a muertos y podía sentir el podrido olor de los espesos coágulos que le bañaban el pelo y la cara.
Los tres amigos habían conseguido sobrevivir a los primeros momentos del contagio y se hallaban en un lugar seguro, bajo protección militar gracias a Belén…


FIN CAPÍTULO 7.


8º CAPÍTULO: DARKNESS

PARQUE DE ARTILLERÍA, 1:30
Carlos, Pablo y Toni se habían instalado junto a la chica que les había salvado la vida y sus amigas en una de las salas del recinto militar. La zona estaba abarrotada de personas. Los soldados les habían entregado mantas y se encontraban en una húmeda esquina, apoyados contra la antigua pared de piedra. Pese a que eran muchos en la sala, el frío se apoderaba de sus cuerpos y Carlos no dejaba de titiritar mientras los tres hablaban sobre la epidemia.

Belén se acercaba desde el medio de la habitación para hablar con ellos, acompañada de sus dos amigas. Era una chica muy guapa, de estatura media y de pelo rubio. Había pasado su infancia en un orfanato antes de ser adoptada con cinco años por un matrimonio militar. Pese a su trágica infancia, hoy en día, a su edad de diecinueve años era una chica muy simpática y agradable. Llevaba una chaqueta blanca deportiva que no abrigaba demasiado y encima de ella dos gruesas mantas para resguardecerse del frío.
Antes de sentarse junto a ellos les presento a sus amigas.
- Hola ¿Cómo lo lleváis? Estas son mis amigas Marina y Alicia ¿os importa que nos sentemos aquí con vosotros?
Marina era una chica morena y esbelta, deportista. Seguramente tendría mas cojones que Carlos y Toni juntos, pues cuando Belén y las demás tenían problemas al salir de fiesta, Marina no le tenía miedo a nadie y se encaraba con quien hiciese falta, aunque contra los chicos. Era de carácter fuerte.
Por otro lado, Alicia era morenita y delgada. Estudiaba química y era muy inteligente. Aunque en aquellos momentos se encontraba extraña. Estaba muy callada y parecía que tuviese la cabeza en otro lugar, distante de aquella habitación.

- Pues nada Belén, aquí estamos discutiendo sobre lo que son esas cosas.
- Nos imaginábamos que diría Iker Jiménez sobre esto en su nave del misterio –añadió Pablo poniendo cara de tonto mientra Toni se reía-.
- Anda que... –dijo Belén haciendo muecas de tristeza- ¿y a vosotros donde os pillo todo esto?
- Pues estábamos en el ciber jugando al league of legends. Íbamos ganando una partida de paliza, Yo llevaba a Karthus y…
- Vale Carlos, ya me puedo hacer una idea –dijo Belén interrumpiéndole antes de que consiguiese matarla de aburrimiento con aquellas frikadas-.
- ¿Y vosotras? –preguntó Toni-, ¿Dónde os encontrábais?
- Estábamos aquí cerca, en el Montana. Tomándonos unos cafés–dijo Marina-.
- Ammm… ¿Y que le pasa a vuestra amiga? ¿Se encuentra bien?–preguntó Toni extrañado, viendo que la chica miraba fijamente el suelo y pasaba de el resto de seres que se encontraban en aquella habitación-.
- … -A Belén le costaba explicar lo que le pasaba a su amiga. No sabía por donde comenzar a explicar-.
- Su novio estaba con nosotros en el Pub cuando aquellas cosas entraron y se quedó forcejeando contra ellos mientras escapábamos… Ali vio como lo mataban –dijo Marina con su rostro completamente serio, sin dejar entrever que por dentro se encontraba derrumbada por lo ocurrido-.

Allí siguieron durante un buen rato hablando de sus cosas. Carlos le preguntaba a Belén que hacía en la ciudad si estaba estudiando fuera, Pablo siguió con sus paranoias sin sentido y Marina hablaba con Toni sobre como les habían hecho frente ahí fuera a los infectados antes de entrar a la base mientras que Ali seguía pensativa…
…………………………………………………………………………………………………….

BAR ÁPOCA, 3:50
El sonido de una puerta entornarse interrumpió la conversación que mantenía con Pao y Joselas.
Miramos a nuestro alrededor, buscando de donde provenía el ruido.
La puerta de los aseos masculinos del Ápoca calló al suelo totalmente destrozada…
- ¡No disparéis madafakas!–Jesús salía medio asustado de los baños, junto a Rafa-.
- ¡Rafa, Jesús! –Metadonas gritaba mientras pasaba por entre los cuerpos sin vida de los infectados hasta llegar a su amigo para abrazarles-.
El resto entramos también en el local para saludar a nuestros amigos. Parecía increíble que después de todo lo que había ocurrido siguieran aún con vida.

- Emm… Rafa –me dirigí hacia el con cierta intriga-, ¿Por qué vas sin pantalones?
- ¿Y esos calzoncillos de Bob Esponja? –Preguntó Paolo.
- Pensábamos que íbamos a morir y decidí sodomizarlo una última vez para irme ligero al otro barrio –dijo Jesús-.
- Al otro barrio… -Rafa lo miraba de arriba abajo frunciendo el entrecejo- Al otro barrio no, a la acera de enfrente, ahí es a donde quieres ir MARICÓN…

Continuamos hablando durante un par de minutos entre risas y carcajadas, contándonos todo lo que nos había ocurrido durante la noche hasta que Joselas intentó poner algo de orden en el bar.

- Chicos, chicos… ¡¡CHICOSS!! –ahora todas las miradas se centraban en el- Siento interrumpir este bonito re-encuentro, pero la puerta del bar está rota, los coches con el motor encendido y todo lleno de charlis ahí fuera.

- Cierto. Ahí llevas razón Joselas Pao estaba de acuerdo con su compañero-.Escondámonos en el Arsenal, seguro que encontramos municiones y armas.

- No creo que sea una buena idea bro –añadió Rafa, mientras le quitaba los pantalones a un cadáver que usaba la misma talla que el-.
- Cuando corríamos por la Calle Real, nos metimos aquí porque tanto Capitanía como el Arsenal estaban siendo atacados por muchos infectados que habían logrado entrar… -Jesús miraba ahora a Rafa- ¿Enserio te vas a poner esos vaqueros que han estado rozando los huevos de un infectado?
- Mientras siga teniendo mi escroto protegido por Bob Esponja no me importa.
- Entonces…-antes de que el tema de conversación volviese a variar, Jose insistió- ¿A dónde podemos ir? Tenemos que darnos prisa –este se dirigía ahora hacia la entrada al Ápoca, revolver en mano para vigilar la entrada-, en cualquier momento pueden volver a atacar.
- Yo conozco un lugar cercano… Si lo limpiamos, podría ser una buena base –agregué mientras mis amigos esperaban la respuesta con intriga-… Podemos escondernos en el CIM.
- ¿Mi universidad? –Rafa estaba algo desconcertado-
- Si. Puede que haya más supervivientes, además, en el sótano aún queda maquinaria militar. Puede que encontremos algún generador de emergencia.
- ¿Y como sabes eso Javier?
- Mi viejo fue jefe de seguridad en la Marina antes de pasarse a la UME. Cuando aún estaba en el ejército hablábamos a menudo de esas cosas… -mi expresión cambiaba y me ponía melancólico al recordar los buenos momentos que pasé con mi padre… ¿Qué habría sido de el?-.
- Pues entonces no se que hacemos parados. Salgamos de aquí. Rafa, ¿te sientes ya cómodo? –le preguntó Metadonas-.
- Yo creo que un tutú rosa te quedaría mejor.
- ¿Quieres dejar ya de molestar Jesús?
- ¡Nunca!
………………………………………………………………………………………………………

PARQUE DE ARTILLERÍA, 2:15
Los seis seguían hablando ahora sobre los monólogos de la Paramount Comedy. Seguir con el tema de la infección sería un error y necesitaban relajarse con algo divertido.
- Pues para mí mi monologuista y modelo a seguir es Ignatius –aseguraba Pablo-.
- Eso no hace falta que nos lo jures –dijo Marina entre risas-.
- Pues mi favorito es Miguel Lago. Es un chico graciosísimo y muy majete.
- ¡Ey, el mío también! –dijo Toni.
- ¡Al Negro le gustan los rabos!
- ¡Eso es mentira Carlos!
- ¿Y el tuyo Ali?
- ¿¿El mío?? –dijo Alicia regresando al mundo terrenal-.
- Decía que cual es tu monologuista favorito –le repitió Belén-.
- Ahh pues no se. Creo que… Ummm… Chema Ru…

Antes de que Alicia pudiese terminar de hablar, el sonido de una ráfaga de tiros interrumpió el silencio y buen rollo que reinaba en el ambiente.
Los disparos provenían desde el otro lado de la puerta. Todos los que se encontraban en la sala comenzaron a amontonarse frente a la puerta. Nadie tenía el valor suficiente para abrirla. Otra nueva ráfaga de tiros se volvió a escuchar.
Los chicos se habían colado entre la multitud y se encontraban cerca de la entrada. El miedo se encontraba latente en el cuerpo de todas las personas que había en la habitación. Se encontraban a salvo y la sensación de volverse a encontrar bajo peligro les aterrorizaba.
Alguien comenzó a gritar a sus espaldas. El problema ya no se hallaba al otro lado de la habitación, sino dentro de esta. Los cinco miembros de una familia se habían transformado en podridos y se abalanzaban contra las personas más cercanas.
La histeria se propagó entre la multitud, que se lanzó de golpe contra las puertas, tirando al suelo y pisoteando a los desprevenidos. Ahora ya no tenían miedo a salir de la sala. Las puertas se abrieron y los supervivientes corrieron en todas direcciones.
La cosa no estaba mucho mejor tras las cuatro paredes. En el resto de zonas del edificio habían acontecido sucesos similares. Los soldados trataban de poner el orden mientras disparaban a bocajarro contra los podridos.

Dejándose llevar por el miedo. Un grupo de personas se había abalanzado contra la entrada principal del edificio, intentando abrirla para escapar de aquella ratonera. En cuanto se percataron, dos de los militares que se encontraban cerca abrieron fuego contra ellos, pero era demasiado tarde. Aquellas personas habían conseguido quitar los mecanismos de cierre, dejando la puerta abierta.
Los soldados se apresuraron hacia la entrada para cerrarla pero fueron sorprendidos por más infectados, que entraban desde el exterior, encontrando su triste final devorados

Los chicos no sabían que hacer. Alicia agarraba a Belén del hombro mientras cerraba los ojos intentando que aquella pesadilla se acabase mientras Toni y Pablo buscaban alguna salida en medio del pasillo en que se encontraban.
Los podridos les encontraron. Cuatro de ellos salieron por una esquina, al verlos, el grupo corrió en la dirección contraria. Ninguno de ellos conocía aquel complejo entramado de puertas y pasillos; Se encontraban completamente perdidos y corrían como posesos, huyendo de los infectados que les perseguían a sus espaldas.
- ¡¡¡¡Ey!!!! ¡¡Por aquí!!

La voz de un militar les llamó. Se encontraba junto a unas escaleras que llevaban bajo tierra. Tampoco tenían muchas opciones y decidieron seguirle. Comenzaron a bajar escalones guiados por la luz del militar, tropezándose de ven en cuando. Cada peldaño estaba más sucio que el anterior y las paredes envejecían a su alrededor. Aquel sitio había permanecido sellado durante mucho tiempo. Abajo del todo, una pequeña bóveda les esperaba. Al otro lado de las escaleras había una pequeña verja negra, oxidada por el paso del tiempo. La pasaron y avanzaron por medio de un oscuro y asqueroso túnel que olía a desagüe. Giraron a la izquierda por una segunda bifurcación y llegaron hasta una zona con más supervivientes.
………………………………………………………………………………………………………

Allí, bajo la luz de las linternas, tres almas más se encontraban atrapadas. El militar miraba por el pasadizo que acababan de dejar atrás. Mientras los chicos cogían aliento y se recuperaban de la fatiga.
- Anda mirad, Borja ha encontrado más supervivientes.
- ¿Quienes sois? –Preguntó Carlos-.
- Yo me llamo Pepe. Y el militar es Borja. Cuando estalló todo el caos ahí arriba, nos puso a salvo y volvió a ver si aún quedaba alguien más con vida.
- Ahh pues encantado Pepe. Yo soy Carlos. Ellos son Pablo, Toni, Belén, Alicia y Marina. ¿Y vosotros quienes sois? –le preguntó a la parejita que se encontraba abrazada a la derecha de Pepe-.
- Emm… Pues yo soy Fonso y ella es mi novia, Ra…
- ¿Sabes que tengo boca para presentarme sola? ¡Hay que ver que niño por Dios!
- Me temo que no hay tiempo para más presentaciones –dijo el Soldado-. Tenemos que movernos rápido, ¡ya están aquí! ¡Seguidme!
A lo lejos se escuchaba como la oxidada verja se abría y un montón de pasos descoordinados se acercaban rápidamente.

Borja iba el primero. Era bajito y ancho de espaldas. Portaba su fusil, al que le había incorporado un foco de luz con el cual marcaba el ritmo del grupo.
Fonso tenía el pelo largo. Era flaco y pequeño, el chaval no tendría ni veinte años y agarraba de la mano fuertemente a su novia mientras con la otra empuñaba su linterna.
Giraron numerosas veces por las múltiples sendas, sin conseguir dejar a los infectados atrás; parecía que les oliesen desde lo lejos…Con tan solo dos luces en mitad de aquel túnel el paso era lento y claustrofóbico.

Finalmente llegaron hasta una entrada que había sido totalmente cubierta con cemento.
- Mierda –dijo el militar-. Esta puerta no debería de estar tapada… Pensaba salir por aquí.
- ¿Conoces este lugar? –le preguntó el negro-.
- Si. De niño solía jugar por aquí con mis amigos. Es un viejo subterráneo de la época romana que fue remodelado y usado en la guerra civil…

- ¡¡¡¡ARRRGHHHH!!!! –los gritos de los podridos sonaban a lo lejos-.
- ¡MIERDA CORRED! –Pablo que cerraba el grupo chilló mientras corría por el pasillo, dejando atrás la puerta bloqueada. Los infectados estaban ya muy cerca y les estaban cercando el camino-.
- Pero chico no corras sin luz ¡Este lugar es peligroso!–dijo Borja mientras le seguía los pasos-.
Todos los demás continuaron tras la luz que iluminaba a Pablo, que no aminoraba el ritmo. Se había vuelto presa del pánico y no pensaba en otra cosa que en correr.

- ¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHH!!!!!!
El foco de luz perdió de vista a Pablo a la vez que escuchaban a su amigo gritar. Borja hizo unas señas para reducir el paso y poco a poco lo pudieron vislumbrar. El camino se encontraba cortado más adelante y en medio del socavón que había en el suelo pudieron ver el cuerpo inerte de Pablo rodeado de sangre. Ocho metros de caída libre le separaban de donde se encontraba el resto del grupo.

- ¡¡¡PABLOOOOOO!!!
- Carlos cállate, vas a atraer a los infectados.
- ¡Como quieres que me calle sucio negro! ¡Mi mejor amigo acaba de morir absurdamente!
- ¡MIERDA NO!
Fonso acababa de iluminar a sus espaldas con el foco y pudieron observar a un montón de podridos frente a ellos. Borja reaccionó rápido y abrió fuego con su rifle. El sonido de los disparos era demasiado desagradable y en aquel estrecho recoveco los disparos sonaron fuertemente. Toni se llevó las manos a los oídos y se mantuvo desorientado durante segundos. Los tiros le habían noqueado.

Todo sucedió muy rápido. Los infectados que habían aguantado a los disparos se echaron sobre ellos. El primero en caer fue Pepe. Se le lanzaron encima y este intentó protegerse con el codo, sirviéndoles su rico antebrazo como primer plato del menú.

- ¡¡NOOOOOOOUUUUU!!
Carlos fue el segundo en caer. La mayor parte de aquellas cosas lo tumbaron sobre el suelo. Dos comenzaron a alimentarse de sus brazos mientras intentaba gritar, pero otro de ellos seres le arrancó la lengua de cuajo a la vez que un cuarto se alimentaba royendo vísceras abdominales.

- ¡Corred por donde hemos venido, rápido! –gritó Borja-.
Toni le siguió rápidamente junto a las chicas. Escapando de las voraces criaturas que se alimentaban de Carlos, pero la fortuna no estaba de parte de Fonso y su novia. El brazo por el que agarraba a su chica le frenó de golpe haciéndole alumbrar tras de sí. Un podrido la había agarrado y le estaba mordisqueando la yugular mientras esta chillaba.

- ¡Maldito bastardo déjala en paz!
Fonso se dio la vuelta mientras el resto de supervivientes se largaba de allí a lo lejos. Forcejeó contra el agresor de su novia, que le empujó lanzándolo contra el suelo. Allí tumbado observó sin poder moverse como su novia dejaba de combatir y moría.
Intentó levantarse, pero antes de lograrlo otra de esas cosas lo agarró por detrás, intentando morderle en la nuca. Se resistió; intentó combatir su final moviéndose como un gusano atrapado en un anzuelo hasta que desestabilizó a la criatura y ambos cayeron por el oscuro agujero en el que minutos antes Pablo había ido a parar.
……………………………………………………………………………………………………

Toni, Belén, Alicia y Marina seguían corriendo guiadas por la linterna de Borja. Cada oscuro tramo de camino por el que pasaban conducía a una nueva encrucijada de combinaciones.
La zona en la que se hallaban estaba más húmeda que las anteriores. En el suelo se amontonaban pequeños charcos de agua que producían un delatador chapoteo. Los berridos de los infectados se oían a sus espaldas y el cansancio les pasaba mella. Giraron a la izquierda en uno de los túneles y dieron a parar a un callejón sin salida. Borja les hizo señas para que se sentaran junto a la pared y se quedaran allí en silencio. Apagó el foco de su linterna y rezó porque los infectados pasasen de largo.
Los pasos de estos aminoraron. Les escuchaban gruñir, arrastrarse junto a las paredes. Estaban apunto de llegar hasta su posición, pero una musiquita sonó a lo lejos, proveniente de otro de los pasillos.
- ¿Bangarang? –Borja estaba extrañado-.
- ¿Qué es eso de bangabaran? –Belén estaba confusa-.
- Es una canción de Skrillex. Debe de haber alguien más aquí abajo.
- Pues parece que nos han salvado la vida –dijo Toni-.¿Escucháis los pasos? Los infectados van hacia la música. Venga, ¡salgamos de aquí ahora!
- Si por favor, por donde hemos venido tendrá que haber alguna salida. Vayamos sin hacer ruido y encontrémosla –añadió Marina-.
Lentamente, Borja encaminó al grupo de nuevo por las ruinas romanas. Avanzaron en silencio durante minutos, angustiados y temerosos por lo que podría ocurrirles en cualquier momento. Uno de los pasillos les condujo hasta una escalera de mano. Desde el agujero que había arriba entraba algo de luz, lo cual les esperanzó con salir de aquel maldito infierno oscuro. El militar subió el primero y las chicas le siguieron hasta la superficie.

Se encontraban en un refugio antibomba de la guerra civil. La luz de la luna se colaba entre los barrotes del emplazamiento, cuyas vistas daban a la calle Gisbert. Borja le dio su pistola a Toni e inspeccionaron las instalaciones.
Olía mal y los pocos muebles que había estaban oxidados o comidos por la carcoma. Aquello era una prisión, pero era una prisión segura. Los barrotes les protegían del resto del mundo y aquella especie de zombis no podría atravesarlos ni subir por las escaleras que acababan de dejar atrás.
Desde donde se encontraban podían ver el ascensor panorámico que llevaba a lo alto del castillo de los patos a su derecha y el cruce de carreteras que subía hacia la Escuela Técnica Superior de Ingeniería industrial al otro lado. No había ni un alma en las calles y la luz de farolas y edificios se había esfumado.

………………………………………………………………………………………………..
Fonso recobraba la conciencia dentro de aquel oscuro agujero. Algo se movía junto a el. Palpó a su alrededor con la mano hasta que encontró su linterna, que ya no funcionaba. La golpeó con la otra mano repetidas veces hasta que consiguió encenderla.
Tumbado junto a el se encontraba el infectado con el que acababa de combatir. Por suerte o por desgracia, durante la caída, aquel ser se encontraba debajo y fue el primero en recibir el impacto contra el suelo, amortiguando la caída del chico.
Fonso lo cogió del hombro y lo zarandeó, para asegurarse de que estuviera muerto. Al hacerlo, el infectado se dio la vuelta. Tenía media cara hundida y las costillas le salían por fuera de la ropa. Agarró como pudo al joven e intento morderle. La mandíbula ya ni siquiera le cerraba y las costillas chirriaban al rozar contra el suelo.
Fonso aún se encontraba desorientado por la caída e intentó resistirse como buenamente pudo. A diferencia de él, el monstruo se encontraba fresco como una rosa. Parecía que todos aquellos traumatismos que acababa de recibir no le afectasen lo más mínimo. Era un combate en desventaja; intentar iluminar a la bestia y a la vez resistirla era complicado. Las manos le resbalaban entre la espesa sangre oscura que rodeaba al ser.
Pero la suerte volvía a sonreírle. Alguien estampó una gran roca contra la cabeza del infectado, hundiéndole lo que le quedaba de cráneo hacia el interior. Fonso iluminó a su salvador con la linterna.
- ¿Pablo?... ¿Tu no estabas muerto?
- ¡SSII! –dijo este, mientras abría los ojos como platos y ponía su particular cara de loco-.

FINAL CAPÍTULO 8


CAPÍTULO 9: THE HIDEOUT (EL ESCONDITE)

ÁPOCA, 4:00

En cuanto nos aprovisionamos con todo lo que había a mano en el Ápoca subimos a los coches rumbo hacia el CIM.
Tras una breve discusión, Joselu le había permitido a Jesús conducir su coche. El muchacho llevaba ya demasiado tiempo sin tocar un volante y estaba más hiperactivo que de costumbre.
Salimos de nuevo a la Calle Real y avanzamos hasta el final del paseo marítimo. Al vernos, los podridos habían salido por la puerta del Arsenal en busca de comida.
Pasada la última rotonda de la calle, subimos al arcén frente a la universidad y dejamos los coches a ambos laterales del viejo pórtico aún en pie de lo que antes había sido una base militar, convertido ahora en la joven universidad de ADE y Enfermería de Cartagena.

Abandonamos los vehículos cagando leches con todas las mochilas y armamento del que disponíamos.
Jesús iba cargado hasta arriba de botellas de Jack Daniel´s, Jim Beam y Four Roses extraídas de las despensas del Ápoca, mientras Andrés se había apoderado de todas las guiness, que aún calientes, se acababa de llevar al gaznate.

La entrada de la universidad estaba abierta; mi corazonada se cumplía con éxito y tras entrar todos, Rafa le paso a la puerta una cadena que habíamos sacado del bar.
La mitad del grupo se dirigió cuidadosamente a la cantina, que se encontraba a la izquierda de la entrada, recogiendo un par de mesas con las que bloquear la entrada principal mientras el resto aguantábamos las embestidas de los charlis. En pocos minutos el pórtico estaba totalmente bajo control… Ahora sólo nos quedaba asegurar el resto de salidas y limpiar las tres plantas del edificio de los posibles infectados que aún quedasen en su interior.

- ¿Y ahora que hacemos? –preguntó Andrés, mientras comenzaba a fumarse un piti para digestionar la cerveza que se acababa de tomar-.
- Rafa, tú estudias aquí ¿no? –le pregunté-.
- Tu lo has dicho, “estudio” –dijo él con tono de ironía-.
- Pues entonces llévate a Metadonas y Jesús. Asegurad la planta baja y comprobad que el resto de salidas estén cerradas. ¿Cuánta munición le queda a la pipa del madero?
- Aún tenemos dos cargadores.
- Pues entonces manos a la obra. Te dejo al cargo en esta planta. Metas, cuida de ellos.
- Tranqui Sierras, yo me encargo de todo –dijo mientras le daba una calada a su cigarro-. ¡Venga gordos, moveros!

- Jose, antes de cambiarte de carrera también estudiabas ADE aquí, guíanos por el primer piso… ¿Vas bien de munición?
- Me quedan 3 balas más para acabar este cartucho y las 30 del otro.
- Perfecto. Y tú…Paolo… ¿De verdad vas a protegerte con la baqueta de Rev? –realmente dudaba de qué pasaría si dependiese exclusivamente de Paolo y su palo contra los infectados-
- Ya te he dicho que esta baqueta es mágica –decía mientras la sostenía en alto-. ¿De momento sigo vivo no?
- Supongo…
- Bueno, pues si tanta seguridad tienes, vamos al lío–añadió Jose-.

Mientras nuestros amigos se perdían de vista a lo lejos, nosotros subimos por las escaleras hasta la primera planta. La noche comenzaba a esclarecerse y poco a poco se iba vislumbrando más sin la necesidad de linternas.
Las paredes exteriores de la universidad eran de duro cristal, lo que nos proporcionaba una excelente visión pese a que no encontrásemos ningún generador en el sótano. Pero aquella claridad tampoco era muy agradable… Al otro lado de los cristales podíamos observar como los Charlis se acumulaban frente a la universidad. Habría como una decena de ellos amontonados en la entrada.

Una a una, fuimos registrando todas las habitaciones del ala oeste. Aquella zona se hallaba completamente limpia. Más tarde nos dirigimos al pasillo contrario. En medio de este, un cartelito sobresalía de entre el resto de puertas con el nombre de “Reprografía”.
Intentamos abrirla, pero estaba cerrada con llave.
- Qué extraño… -dijo Joselas mientras tiraba del pomo-.
- ¿Y eso? –le pregunté-.
- La entrada de reprografía siempre está abierta. Me extraña que la hayan cerrado –decía mientras se volvía a asegurarse-.
- Han echado el pestillo desde la otra parte de la habitación –Pao se había agachado y estaba husmeando en la rejilla de la puerta.
- ¿Como lo sabes? –Le preguntó Jose intrigado-.
- La cerradura solo tiene echada una vuelta. Lo que significa que la han girado desde el interior. Si lo hubiesen echado por fuera tendría dos.
- O quizás el que la cerró solo las giró una vez –le contestó Joselu-.
- En tal caso, habría que comprobarlo buscando las llaves.
- Pues nada, luego bajamos otra vez y husmeamos por la oficina del conserje. Continuemos chicos.

Seguimos viendo por el resto de habitaciones de la planta hasta llegar a la última puerta del pasillo, donde colgaba el cartel de “Aulario Abierto de 9.00 a 21.00. Guarde Silencio”.

Aquella sala era inmensa, estaba llena de hileras de mesas ancladas al suelo con sillas despegables. Era un sitio bastante habitual para mí, ya que en ese tipo de aulas es donde me había tirado gran parte de mis últimos dos años… Lo verdaderamente extraño fue encontrar a alguien tumbado sobre una de las mesas. En cualquier otra ocasión, pude haber supuesto que se trataba de un alumno dormido. Pero teniendo en cuenta nuestra situación, podíamos esperarnos cualquier cosa.
Jose fue por un lado de la sala, bordeando las mesas, y yo por el otro. Le apuntábamos con nuestras armas y estábamos preparados para accionar el gatillo si se intentaba levantar y agredirnos.

Cuando le sobrepasé me fijé en el rostro postrado sobre la mesa y me sorprendí…
- ¿Alberto Ramón?
- ¿Le conoces? –me preguntó Jose.
- Sí. Y tu también. Es el chico que trabaja en la tienda de chucherías del Parque de los Juncos. Iba contigo y con tu hermano a clases de tenis.
- ¡Ahh si, ya me acuerdo! El freak obsesionado con el Final Fantasy…

Alberto era un chico de veintitres años. Había sido compañero mío en el instituto, era un chico muy normal de piel blanca y pelo corto. Su mayor sueño era ser un reconocido e ilustre químico.

Me acerqué justo a su lado y lo zarandeé del hombro… Viendo que seguía sin surtir efecto, pasé al plan B y le arreé un buen collejón en la nuca.

- Asd… ad… as… -la colleja había surtido efecto y Alberto se despertaba confundido, mirando en todas direcciones-. ¿Ein? ¿Javi… Jose? ¿Porque lleváis armas?... ¡¡AHHHH!! –Alberto miraba ahora el reloj que había justo encima de la pizarra, frente a el- ¡LLEGARÉ TARDE AL EXAMEN DE FLUIDOS! ¡APARTAD!
- ¿¿What the fuck?? –Joselas lo miraba perplejo.
- ¡ABRID PASO!, ¡TENGO UN EXÁMEN QUE APROBAR O NO RECIBIRÉ BECA! –Alberto atravesaba la sala de estudio, corriendo. Pasando frente a Paolo.

- Ohh sii… –Pao se recreaba en su cabeza, apoyado frente a la puerta de brazos cruzados- ¡Que gran asignatura fluidos!, lo bien que me lo pasaba en Madrid durante esas clases pensando en semen y flujos vaginales…
- ¿Eso cuando todavía ibas antes de que te echasen no? –Le preguntaba Jose-.
- Seeehhh… Por aquellas fechas es cuando comencé a plantar Marihuana en mi piso… Que buena época… fumando verdes todo el día…
- Emmm… chicos –les decía señalando al pasillo -, Alberto acaba de salir corriendo.
- Déjalo que se tranquilice Javier –decía Pao, que se encontraba con los ojos cerrados, rememorando sus tiempos en la Capital-.
- Quizás mueva la barricada que hemos montado y nos condene a todos. Deberíamos ir a bus…-Jose no tuvo tiempo de terminar. Sus palabras fueron cortadas por un montón de gritos desde el otro lado de la planta.
- ¡¡AHHHH!! ¡CORRED, CORRED! ¡CERRAR LA PUERTAAAAA!

A lo lejos, Alberto venía hacia nosotros, perseguido por un infectado que se movía rápidamente. Jose se dirigió hacia la entrada apuntándoles a ambos pero Paolo le hizo un gesto para que se esperase con la mano. Parecía que lo tuviese todo bajo control, así que Joselu bajó el arma y confió en su amigo.

Cuando Alberto entró en el aulario, Pao le cerró la puerta en todos los morros al podrido, pudiéndose escuchar el fuerte golpe seco de como la criatura se golpeaba contra la madera, seguido del sonido que produjo al caer contra el suelo.

Mi amigo nos miró… Empuñó la baqueta en alto y abrió la puerta poco a poco. El pobre ser se había espachurrado los sesos contra la puerta y yacía muerto en el suelo.
- Que potentes son estas puertas –dijo mientras la abría y cerraba.- Desde luego no han escatimado en gasto…
- Están echas para no dejar pasar el ruido a la zona de estudio. Parece ser que también sirven para matar zombis –añadí-.
………………………………………………………………………………………………………

Llevamos al pobre Alberto hasta la cantina y le sacamos un botellín de agua de la despensa para que bebiese algo mientras le contábamos todo lo que había ocurrido durante la noche.

- Así que zombies…
- No zombis no –le dije- son infectados… Los zombies van despacio, pero estos corren como demonios…
- Anda, anda… no me seas Enjuto Mojamuto… Son Zombis.

…Vaya convivencia nos esperaba con este aquí dentro, pensé. Bueno, al menos me divertiría viendo como saca a la gente de quicio.

- ¿Y este quien es? –Rafa y los otros acababan de volver de su ronda de inspección.
………………………………………………………………………………………………………

- …Y así es como nos encontramos a este en los aularios del primer piso –acababa de contarle a los chicos como habíamos encontrado a Alberto- ¿y a vosotros como os ha ido?
- Bastante bien. Hemos asegurado las puertas e inspeccionado todas las aulas –dijo Metadonas-.
- Y hemos encontrado esto –Jesús nos enseñaba sonriente unas llaves manchadas de sangre -.
- Ahh si –añadió Metas-.En el ascensor del otro lado hemos visto al conserje hecho trizas. La puerta estaba abierta, y registrando el cadáver Jesús ha encontrado esas llaves.

- ¿Y las placas tectónicas que?
- Ya te he dicho que en verdad hay océanos de petróleo. ¡Los rusos lo sabían! ¡La Tierra es HUECA!
- Pero muchacho… -Alberto y Rafa habían comenzado una estúpida discusión sobre lo que había en el interior de la tierra- ¿Como puedes pensar que hay un agujero en cada extremo de los polos? ¡Noooo! Es físicamente imposible…
- ¡Ey Rafa!. ¿Quieres saber donde hay un agujero? –Jesús se acoplaba nuevamente y como no, a cualquier conversación donde pudiese picar a su amigo-.
- Jesús –le dije-. No es necesario que te bajes los pantalones. Todos sabemos que debajo de tus huevos hay un agujero.
…………………………………………………………………………………………………………

Mientras discutíamos, sonaron disparos fuera del edificio. Eran ráfagas cortas, y se encontraban bastante cerca. Los chicos se amontonaron frente a la cristalera. Los podridos se habían marchado, pero no se veía absolutamente nada desde allí. Subí a la primera planta, para ver si desde aquella posición más aventajada con respecto al nivel del suelo conseguía ver algo.

A lo lejos, un militar corría mientras disparaba a las hordas de infectados que le iban pisando los talones. Parecía muy cansado, su ritmo era demasiado lento y en cualquier momento le alcanzarían. Venía derecho hacia la universidad desde el otro lado de la Calle Real.

¡No podíamos dejarle allí fuera, había que rescatarle! Bajé rápidamente junto a mis amigos e intentamos idear un plan…

- … ¿Y si está infectado? A Antonio lo habían mordido cuando entró al Ápoca y acabó siendo un peligro para todos –dijo Rafa-.
- Lo se, pero tenemos que ayudarle ¡Aún está vivo! –le dije-.
- ¿Y se es un colgado y nos mata mientras dormimos? Mejor dejémosle que se las apañe solo –Metadonas estaba de parte de su mejor amigo-.
- Venga Javier, ¡echémosle un cable! ¡Abramos la puerta y vayamos a rescatarlo con el coche!
- ¡De eso nada! ¡Si quitáis esa barrera los zombis podrían entrar! ¡DETENTE! –Alberto sujetaba a Paolo para que no se acercase a la entrada principal-.
- Javi, hagamos lo que hagamos yo estoy contigo.
- Vale Jose, pero esto tiene que ser algo que decidamos entre todos.
- ¡ABRID PASO! –Jesús venía desde el comedor y había fabricado un Cóctel Molotov con una de las botellas de Four Roses.
-¿Donde vas con eso capuyo?
- Vamos Rafa, apártate, ¡déjame ayudarle!
- ¡¡¡Por la puerta principal noooooo!!! –Alberto le empujaba ahora por los hombros para cortarle el paso-.
- Esperad, Alberto tiene razón. No podemos arriesgarnos a abrir esta entrada… Ve por la de emergencia, cúbrele con tu arma Joselas.
- ¿Y tú que harás?
- Voy al piso de arriba. Gritaré a ver si me escucha y va hacia vosotros.
- Las ventanas están siempre cerradas –me dijo Rafa-.
- Vale, pues que alguien me acompañe. Busquemos juntos una forma de abrirlas.
- Yo voy contigo Javier.

…………………………………………………………………………………………………………

Paolo probaba con las llaves del guarda, pero ninguna de ellas servía para abrir las ventanas del primer piso, mientras, yo trataba de encontrar alguna otra solución, pero no teníamos mucho más tiempo para pensar…El militar estaba ya casi delante del CIM y se le veía cojear mientras el número de podridos a su alrededor iba aumentando.

Agarré un extintor que había en medio del pasillo y no se me ocurrió otra fantástica idea que golpear con él uno de los cristales repetidas veces, hasta romperlo.
- ¡¡EHHH!! ¡¡EHH AQUÍ!!
- ¡¡AQUÍ ARRIBA JODER!!

El militar nos escuchó y se quedó mirándonos mientras avanzaba. Le hicimos señas para que siguiera recto por la carretera y parece ser que nos entendió. A la altura del CIM viró a la izquierda y continuó hacia el puerto.
Jesús y Jose estaban preparados, con la puerta de emergencia que había en aquel flanco del edificio entornada. Al ver aparecer al soldado perseguido por el enjambre de charlis la abrieron.
Jesús corrió a su encuentro y lanzó el explosivo tras de él con gran puntería; la bebida ardió bloqueándole el paso a los infectados, que retrocedieron al ver la columna de llamas frente a ellos. Lo habían conseguido. El militar estaba a salvo.
…………………………………………………………………………………………………………

- …¿Entonces dices que no te han mordido? –Alberto volvía a repetirle la pregunta por tercera vez. No estaba convencido de la palabra del soldado-.
- Afirmativo.
- Entonces Borja, cuéntanos. ¿Cómo llegaste hasta aquí? –le preguntó Jesús-.
- Pues me encontraba en el Parque de Artillería. Habíamos puesto los civiles a salvo pero comenzaron a mutar dentro de la fortaleza. De repente todo se volvió un caos y conseguí conducir a algunos de ellos hasta los túneles bajo la ciudad. Perdí a varios allí abajo, pero conseguí refugiarme en la calle Gisbert con tres chicas y un negro.
- ¡Vaya! Parece que has tenido incluso más problemas que nosotros –le dijo Metadonas, mientras se sacaba otro cigarro-. ¿Y qué paso después con ellos?
- Estábamos en un bunker sin provisiones ni agua… Decidimos salir en busca de un escondite mejor, pero al poco de abandonar aquel lugar nos topamos de lleno con esas criaturas… ¿Puedo? –Borja se dirigía a Metas haciéndole gestos para que le diese un cigarro-.
- Sí claro –este le sacó uno y puso el mechero para que se lo encendiese-.
- Pues como decía, los infectados nos atacaron. Les dije que corriesen en la dirección opuesta mientras les hacia frente e intentaba atraerlos a por mí… y parece que funcionó. Callejeando por el centro de la ciudad fui deshaciéndome de ellos hasta que llegué a la Calle Real. No me quedaban fuerzas y pensé que quizás el Arsenal aún estuviese bajo control… Menos mal que vosotros me salvasteis.
- ¿Y como se llamaban las chicas? –preguntó Paolo mientras se liaba un verde-… Por curiosidad más que nada. Quizás me las haya follado.

- ¿Es siempre así de prepotente y de fantasma?
- Eso me temo Alberto… Nuestro Paolo es así –dijo Jose mientras le daba unas palmadas a su amigo en la espalda-.

- Pues… Se llamaban Belén, Marina y Alicia creo recordar.
- ¿¿¿¡¡¡Como!!!??? Por favor, descríbelas…
- A ver… Alicia y Marina eran morenas y la otra era rubia. Muy majas por cierto. Creo que eran las tres universitarias y estudiaban en Murcia… Menos Belén, que dijo algo de que había venido este fin de semana desde Madrid a ver a sus amigas y tal.

Mis compañeros se quedaron todos mirándome en aquel momento, callados, sin saber que decir.
- No puede... No puede ser…
- Javier… -Paolo ya no fumaba. Me puso la mano en la espalda, como intentando quitarme peso de encima-.

No podía ser verdad… Mi hermana… Mi Hermana Belén estaba viva y se encontraba en Cartagena hasta hace un momento… La calle Gisbert estaba lejos del CIM. De hecho, estaba lejos de cualquier lugar. Tres chicas solas desde hacía media hora ya deberían de estar muertas con toda Cartagena infectada de charlis
…………………………………………………………………………………………………………

- ¿De verdad vas a hacerlo Javier? No sabes siquiera si está viva. Y menos donde buscarla…
- La conozco perfectamente. Si se alejaron del militar donde él dice, deben de estar en Antigones.
- ¿Y como estás tan seguro?
- He ido con ella un montón de veces a estudiar a esa universidad. Antes de irse a Madrid se pasaba allí casi todo el día…

Metadonas me había dejado su cuchillo y tenía mi Glock bien cargada. Tras discutir con Rafa y con Alberto, me entendieron perfectamente y no opusieron resistencia para abrir la entrada principal del CIM. El plan era sencillo, arrancaría mi Opel, avanzaría por todo el paseo portuario y subiría por la calle Gisbert hasta Antigones.
- ¡Espera Javi!
- ¿Qué ocurre Joselas? No intentes cambiar mi decisión amigo, tengo muy claro lo que voy a hacer.
- No es por eso… ¡Hace unas horas he tenido que matar a mi hermano y no quiero que eso te suceda a ti tambien!
¡¿Cómo?!
- Belén me cae muy bien y no quiero que la pierdas. Me voy contigo a buscarla.
- Mmm... Hombre, una ayuda no me vendría nada mal. Pero es una misión suicida. ¿Estás seguro de que quieres venir?
- ¡Completamente!
………………………………………………………………………………………………………

MEDIA HORA ANTES, CERCA DE LA CALLE GISBERT…

- ¡CORREEEEEEED!

Alicia, Belén, Marina y Toni corrían como locos por la larga cuesta que unía el parking de los estudiantes la universidad de Antigones. La pendiente era elevada y les costaba muchísimo respirar.
A su derecha se elevaba lo que antiguamente había sido un hospital militar. La fachada seguía conservándose en excelentes condiciones, mientras que el interior se encontraba completamente remodelado y era ahora un nicho de conocimiento científico.

Los podridos les pisaban los talones mientras el viento racheaba fuertemente en aquella zona elevada de la ciudad, bajo el frío y la humedad de aquella invernal noche de jueves.

Tras subir la cuesta entraron al amplio patio que había en el interior de la universidad, atravesándolo todo recto, rumbo a la biblioteca.
Las puertas se encontraban abiertas de par en par y el interior, a oscuras, era muy siniestro.
Los cuatro corrieron hacia la izquierda del mostrador, y se agacharon al comienzo de la gran hilera de mesas donde habitualmente se sentaban decenas de estudiantes en las vísperas previas a los exámenes.

Tras tomar aliento, Marina decidió avanzar a gatas entre las mesas, alejándose más al fondo de la puerta. Alicia estaba muy tensa y Belén trataba de calmarla para que siguieran adentrándose entre las sombras.
- Chicas… No es por alarmaros, pero deberíais de ir más rápido –Toni señalaba hacia la entrada, por donde tres podridos acababan de irrumpir, desorientados-.
- ¡Tengo mucho miedo!
- Cálmate Ali, no pienses en ellos. Trata de mantenerte en silencio y avancemos –le dijo Belén-.
- Va… Vale.

Marina continuó encabezando al grupo casi hasta el final de aquel pasillo, pero algo la hizo detenerse y recapacitar.
- Esto no está bien.
- ¿Qué ocurre Marina?
- Mirad –la amiga de Belén señaló una de las mesas de delante-.

Todos pudieron vislumbrar un buen charco de sangre en medio del suelo, que brotaba desde las patas de una de las sillas.
Sobre esta había un cadáver, o al menos lo que quedaba de él. Parecía que los podridos ya habían estado por allí y se habían dado un buen atracón.

De entre las estanterías de libros salió en aquel momento un infectado. Era una de las bibliotecarias de la universidad; llevaba su batín blanco totalmente cubierto de sangre rojiza y se movía impulsada por espasmos nerviosos. Aún no les había visto en medio de la oscuridad, pero estaba demasiado cerca de ellos, tanto que la pobre Alicia al intentar retroceder de espaldas, chocó con el torso inferior de lo que quedaba de un pobre individuo que se encontraba sobre una silla, gritando como una histérica cuando aquellas piernas desmembradas cayeron encima suya.
No solo la infectada les escucho; también lo hicieron el resto de charlis que había dentro de la biblioteca.
Cuando la mujer se abalanzó sobre ellos, Marina agarró un libraco de termodinámica de encima de una de las mesas y le golpeó con el en la cara, tumbándola contra el suelo.
-Moran Shapiro...¡qué sería la vida sin tí! - incluso en un momento tan comprometido a Toni le costaba aguantarse la risa al ver el libro que tantos dolores de cabeza le había causado,causando otro tipo de dolor-.
En ese instante, los cuatro echaron a correr hacia la sala contigua de la biblioteca, pero era un callejón sin salida. Por suerte no solo había podridos dentro de la universidad.
- ¡Pssshhh! ¡Por aquí!
La puerta de los aseos se encontraba entornada y alguien les hacía gestos para que entrasen.
Corrieron hacia allí y una vez dentro, el individuo que les acababa de salvar la vida cerró la puerta con llave.

- ¿Jesucristo? –Alicia miraba anonadada la silueta de aquella persona de pelo largo y rostro barbudo en medio de la oscuridad-.
- No, no soy vuestro dios. Soy Luis.
…………………………………………………………………………………

FIN CAPÍTULO 9


CAPÍTULO 10: RACE TO SURVIVE (PARTE I)

ANTIGONES, 4:20
Luis llevaba encima las llaves de los aseos y había bloqueado la puerta, convirtiendo estos en un lugar seguro. El problema era que al igual que en el escondite de la calle Gisbert, allí tampoco tenían suministros. Toni se encontraba dentro de uno de los aseos, bebiendo agua de la cisterna. A las chicas les daba asco, pero el llevaba más de tres horas sin beber y aquel líquido dudosamente potable le pareció mejor que cualquier agua embotellada.

Los aseos ocupaban un área muy extensa. A la izquierda de la puerta estaban los retretes masculinos, y siguiendo el pasillo hasta el fondo los de chicas. Ali y Belén se encontraban dentro de estos últimos mientras Marina, Toni y Luis hablaban junto a la entrada.

- … y Fijaos si seré desafortunado, que llevaba meses sin aparecer por la universidad y justo hoy vine a estudiar…
- Pues si que es mala suerte… ¿Y qué estudias Luis? –le preguntó Toni-.
- Estoy en Teleco, pero realmente como si no me hubiese matriculado…
- Interesante….
- No has elegido un buen sitio para esconderte amigo –decía Marina-, aquí dentro en verdad no hay escapatoria. Debemos salir y buscar un lugar seguro antes de que nos quedemos sin energía.
- Claro que si señorita. Pero parece que se le olvida que al otro lado de la puerta hay varios infectados merodeando por la universidad. Si fuese tan fácil ya me habría marchado hace horas de estos malditos cagaderos.
- Para ella los infectados no son un problema. Tenías que haberla visto como les golpeaba con el libro de Moran Shapiro. Nunca ví a nadie usar libros con tanto estilo –desde que Toni había visto a la muchacha en acción, se había quedado prendado de ella-.

- Bueno Luis –decía Belén mientras volvía junto a Alicia de los baños del fondo-, cuéntanos tu historia. ¿Cómo comenzó todo?
- Pues no sabría muy bien como explicarlo… Llevaba desde las seis de la tarde estudiando con varios amigos. Hicimos un descanso a las nueve y probamos unas setas alucinógenas que había traído uno de ellos. Fue brutal… comencé a ver cosas extrañas a mi alrededor, hasta que una de ellas empezó a devorar a un estudiante. En aquel momento todo el mundo comenzó a correr y gritar. Supe que algo andaba mal e intenté abandonar el edificio pero los infectados venían desde el exterior en oleadas y era imposible escapar. Por suerte para mí, encontré al guardia de seguridad medio moribundo al volver a entrar y forcejeé contra él hasta arrebatarle las llaves.
- ¡Jope! ¿Y no ayudaste a nadie? -le preguntó Belén-.
- Lo intenté, pero no hubo manera –dijo Luis mientras inclinaba su cabeza mirando hacia el suelo. Sabía muy bien que estaba mintiendo; que lo primero que hizo tras robarle las llaves al segurata fue correr tan rápido como pudo hacia los aseos a resguardarse-.
- ¡Ahhh! –Ali señalaba nerviosa al antebrazo de Luis, que comenzaba a sangrar a través de su camisa-.

- ¿Qué pasa Alicia? –le preguntó Belén-.
- Su… ¡Su brazo! ¡Le han mordido!
- ¿¡!? – Toni y Marina retrocedieron, alejándose de él-.
- ¿Eeeh? ¿Que os pasa? ¿Te refieres a esto Alicia? –dijo Luis mientras de remangaba la ropa y dejaba que los demás viesen una herida de mordedura en su antebrazo-. Uno de los infectados me mordió mientras forcejeaba por cerrar la puerta… La verdad es que no tiene muy buena pinta –alrededor de la herida podía verse como su piel se iba marchitando y un color negro le ascendía por las venas hacia el hombro-. Pero vamos, ¡Que solo es un bocado!
- ¡¿Solo un bocado?! –Marina repitió las palabras de Luis acrecentando su importancia-. No es solo un mordisco… En el Parque de Artillería los supervivientes que habían sido atacados se transformaron en monstruos de esos.
- ¿Cómo? ¿Lo dices en serio?... O sea… ¿Que me voy a transformar en una de esas malditas cosas? - dijo Luis mientras se llevaba las manos a la cabeza y comenzaba a temblar-
- Tranquilo muchacho. No estamos seguros de que eso sea del todo correcto –dijo Toni, mientras se acercaba a él para calmarlo-.
- ¡¿Cómo pretendes que me tranquilice?! –le chilló Luis-¡Así que la fiebre y los picores que he estado sintiendo eran por eso! ¿Cómo no me pude haberme dado cuenta antes?
- Cálmate Luis –le dijo Belén, que se había colocado ahora junto al muchacho, que se encontraba sentado en el suelo contra la pared, llorando-. Quizás haya alguna vacuna. ¡Puede que en el hospital tengan una cura!
- Es cierto. Quizás Belén tenga razón –Alicia intentaba reparar su error y hacer que Luis se encontrase algo mejor-.
- Entonces… -dijo Luis secándose las lágrimas con la manga de la camisa- ¿Me acompañaréis hasta el hospital?
…………………………………………………………………………………………………………

CIM, 4:40
- ¿Jose estás ya listo?
- Completamente.
Joselas y yo estábamos preparados para salir en busca de Belén. Había cargado en mi mochila algo de comida y agua por lo que pudiese pasar y nos acabábamos de despedir del resto de chicos. Ninguno de ellos tenía el valor suficiente para abandonar las instalaciones. No podía culparles por ello, nuestras últimas horas de vida habían sido un infierno y hacían lo correcto al preferir resguardarse en nuestro nuevo hogar en vez de venir conmigo a una misión suicida.

La hora había llegado. Le hice un gesto a Jesús y este procedió a quitarle el cierre a las cadenas. Las puertas se abrieron frente a nosotros y corrimos hasta mi Opel. Las calles habían vuelto a quedarse vacías, los podridos no acechaban por el momento.
Señale hacia arriba para que Joselu mirase al cielo. Después de todo, el Apocalipsis no había traído solo desgracias; las estrellas brillaban como no lo habían echo nunca sobre la ciudad de Cartagena, bañando del cielo hasta el horizonte. Era un espectáculo precioso.
Subimos al coche y arranqué el motor, dejando atrás en poco tiempo el CIM y recorriendo el paseo marítimo hacia nuestro destino. Los locales que se encontraban junto al puerto estaban hechos trizas; sus cristaleras se encontraban totalmente reducidas a añicos y desde donde nos encontrábamos podía sentirse como los charlis ya habían pasado por allí consumiéndolo todo a su paso. La carretera se encontraba transitable, tan solo a la altura de la salida del parking portuario había atascos, producidos por la cantidad de vehículos que al unísono intentaron salir, bloqueando completamente la salida del subterráneo.

Sobrepasamos aquella zona en poco tiempo, girando a la izquierda más adelante y atravesando en dirección contraria la calle Gisbert. Subimos por el arcén hasta lo alto de la montaña donde se encontraban la Universidad del Mar y la de Antigones, llegando hasta el descampado de tierra a la vera del viejo hospital -utilizado actualmente como aparcamiento para los estudiantes-. Allí hice algo que deseaba hacer desde hacía muchos años. Aceleré y me llevé por delante la valla de seguridad que cortaba el tránsito de vehículos hasta lo alto de la universidad, dejando el coche aparcado justo en la entrada de esta.

- Ya hemos llegado –le dije a mi amigo-.
- Sí… -Joselu desenfundaba su arma, mirando a través del cristal hacia el interior de las instalaciones-.¿Has pensado ya como lo vamos a hacer?
- Algo se me ha ocurrido… Si la epidemia se desató por toda la ciudad a una hora similar, tan solo las zonas de estudio deberían de encontrarse abiertas, así que dividámonos por ellas.
- Vale me parece correcto. Entonces, ¿entro yo a las aulas de la derecha y mientras tú miras por la biblioteca?
- Cojonudo.

Ambos salimos del coche y entramos al patio principal. Mis suposiciones eran correctas de nuevo, el comedor se encontraba cerrado a cal y canto, al igual que el resto de bloques, salvo las dos zonas de estudio. Me despedí de Joselas con la mano mientras veía como desaparecía tras cerrar la puerta que daba al edificio este de la universidad.
Encendí la linterna y desenfundé mi arma. La biblioteca me aguardaba.
…………………………………………………………………………………………………….

ASEOS DE ANTIGONES, 4.47
- ¿Así que ser un Hipster consiste en eso? ¿Vestir a lo retro?
- Eso es Toni, veo que comienzas a entenderlo –le decía Luis.
- Jajajaj vaya un Friki estás hecho Luis –decía Marina entre carcajadas-.
- ¡Acho! No te metas conmigo por mi forma de vestir.
- Marina tiene razón. Esa ropa está muy pasada de moda–Belén estaba a favor de su amiga-.
- ¡Y encima esos pelos y esa barba jo, si es que pareces Jesucristo! –decía Alicia, que por fin comenzaba a soltarse y a ser una más dentro del grupo-.
- Que crueles sois las mujeres –decía Luis con cara de amargura-.

- En fin… ¿chicas, me acompañáis al baño que me hago pis?
- ¿No puedes ir tu sola Belén? –le recriminó su amiga Marina-.
- Emmm… No. Necesito que me sujetéis la puerta.
- ¡Pero si estamos solos nosotros cinco! ¡Si se acercan para mirar les pegamos!
- Anda Marina, seamos buenas amigas y vayamos con ella.

Y así, las tres muchachas se perdieron en el fondo del pasillo, dejando solos a Toni y Luis en la entrada. Este último había empeorado. En los últimos minutos la tos se le estaba incrementando y comenzaba a escupir coágulos de sangre de un color cada vez más oscuro. Sabía que su fin se aproximaba y comenzaba a imaginarse que aquella gente no le ayudaría a salir de allí. Los sentimientos de discriminación comenzaban a pasársele por la cabeza e imaginaba que en cuanto se diese la vuelta le matarían para continuar con vida. No podía permitirlo, debía abandonar los aseos cuanto antes. Después de todo, no le había temblado el pulso cuando sus amigos le pidieron auxilio y el en vez de socorrerlos, huyó como un cobarde hasta los baños. La muerte de cuatro personas más no le cargaría ningún peso en la conciencia.

- Bueno, pues creo que yo también voy a aprovechar para hacer un pino, que el agua de la cisterna me está comenzando a dar caguetilla –le confesó Toni a Luis, sirviéndole en bandeja una oportunidad para escapar-.
- Pues corre negro. ¿A qué estas esperando?
- Venga, ahora nos vemos –dijo Toni mientras se perdía entre los urinarios llevándose las manos al vientre-.

Luis aguardó unos segundos. En cuanto escuchó como Toni cerraba con pestillo y desabrochaba sus pantalones, se sacó el llavero del bolsillo y sutilmente comenzó a probar hasta dar con la llave adecuada. La giró lentamente hasta escuchar el sonido de la cerradura abrirse. Ya solo faltaba quitar el resbalón.

- ¿Qué estás haciendo Luis?
- ¿Yo?

Marina le había pillado infraganti y en cuanto se dio cuenta de lo que iba a hacer el Hipster, echó a correr hacia él mientras gritaba avisando de los planes de Luis. Pero no le dio tiempo a impedirle que abriese la puerta. Luis corrió por el exterior de los aseos llevándose consigo la cerradura mientras Marina le perseguía, encontrándose esta de lleno con dos infectados. Retrocedió hasta el interior de los aseos y forcejeó en la puerta contra los podridos brevemente mientras pedía auxilio.
¡No podía con ellos, tenían demasiada fuerza!

Cuando no pudo aguantar más soltó la puerta y corrió hacia los aseos de los chicos, por donde Toni acababa de asomarse confuso. Marina lo agarró y lo condujo hacia el interior de uno de los baños. A la vez que Belén y Ali asomaban por el fondo, llamando la atención de los infectados que corrían ahora hacia ellas, a la vez que se escuchaban unos tiros desde otra parte del recinto.
…………………………………………………………………………………………………………

Entré por la puerta principal de la Biblioteca con la luz y la Glock en las manos. Todo estaba muy oscuro y no se veía un capullo. La recepción estaba completamente teñida de rojo y el suelo lleno de pisadas ensangrentadas; la atmósfera que allí se respiraba no era la de que hubiese aún gente con vida.

Comencé a susurrar el nombre de mi hermana y el de sus amigas por lo bajo, mientras avanzaba despacio por la zona de la derecha, donde se encontraban los ordenadores de uso público.
Seguí las pisadas cubiertas de sangre hacia el fondo y estas me llevaron hasta los pies de una silueta. Me detuve; fui iluminando desde los zapatos hacia arriba de aquella forma humana hasta que llegué al rostro, era un charli. Al iluminarle la cara gritó a la vez que escupía sangre y se abalanzó contra mí; me duró dos tiros a la altura del esternón.

La criatura cayó muerta contra el suelo, pero mis disparos habían alertado al resto de podridos. Comencé a escuchar pasos a mi alrededor, acompañados de los gritos de guerra que proferían los infectados. Parecía que me había equivocado, pero no abandonaría aquel lugar hasta haberlo inspeccionado por completo. Me dí la vuelta y corrí hacia la otra parte del recinto. Pude escuchar un disparo que provenía de la posición de Joselas. ¿Habría podido mi amigo detenerles, o estaría muerto? Eran preguntas que me cruzaban por la mente fugazmente mientras corría a refugiarme junto a las lejas de libros.

Cuando lo creí oportuno giré entre dos estanterías y me golpeé contra lo que creía que era un charli. Caí impulsado con fuerza contra una de las estructuras de madera llenas de conocimiento científico y esta cedió. Una a una, todas las estanterías que había junto a esta y en dirección hacia la entrada fueron cayendo lateralmente como caen las piezas apiladas de un dominó.

Al ser derribado había perdido mi arma y todas las pertenencias de los bolsillos de mi chándal. Recogí la linterna que se encontraba junto a mí e iluminé a mí alrededor. Pude ver entonces como la persona contra la que había golpeado se levantaba. Llevaba una camisa marrón y tenía el pelo largo y rizado, sus ojos estaban completamente rojos y dilatados; sin duda, aquel chico se encontraba infectado.
El chaval vio mis llaves del coche tiradas en el suelo, las agarró y salió cagando leches hacia la puerta.
- Ehhh! ¡Espera hijo de puta! –le grité mientras recogía mi arma y le apuntaba-.

Era un blanco difícil y se encontraba justo al lado de la salida. No pude dispararle; sin embargo si que lo hice contra un charli que corría detrás de mí. Me giré y le dí tres veces, hundiéndole una de las balas en la cuenca de su ojo derecho y acabando por completo con su patética existencia. Entonces oí a dos más venir a por mí justo por donde acababa de aquel hijo de puta con mis llaves. Necesité solo cinco balas más.

Mi cartucho estaba a punto de quedarse seco y seguía escuchando a aquellos seres a mí alrededor. Disparé… apreté el gatillo tantas veces a la vez que alumbraba a mi alrededor que en cuestión de segundos escuché aquel “click” y como ya no salía mas plomo por el orificio de salida de la Glock.
No me daba tiempo a reponer el cargador, seguían encontrándose a mí alrededor, muy cerca. Apagué la linterna y alargué el brazo hacia mi espalda para sacar el cuchillo de Metas de uno de los bolsillos exteriores de mi mochila.

Aguardé en silencio escuchando como se arrastraban sobre sus dos piernas alrededor. Uno de ellos estaba cerca de mí; pude sentirlo, así que lancé un movimiento oscilatorio al aire sin suerte. Volví a pararme y escuché nuevamente los pasos por detrás; aquella vez si que acerté. Machetazo hacia detrás, de arriba hacia debajo. Aquel movimiento veloz y vertical le perforó en el hombro a uno de los charlis, que gritó con rabia mientras extraía el filo de mi arma y volvía a golpearle con el en el cráneo, haciéndoselo puré. Mientras lo acuchillaba sádicamente un nuevo disparo sonó tras de mí, seguido de otros dos más. Un podrido calló al suelo; Joselu acababa de entrar vivo por la puerta, cubriéndome las espaldas.

- ¡Javi estás aquí! ¿¡Entonces quién es el que se ha marchado en nuestro coche!?
- ¡Me topé con un hijo de puta infectado al entrar, me caí y me robó las llaves! –le dije a mi amigo mientras alumbraba a nuestro alrededor-.
- Joder pues pensaba que me habías vendido. El motor del coche ha atraído a varios más, vienen por el exterior.
- Entonces retrocedamos hacia el fondo mientras los vamos abatiendo. ¡Con suerte morirán antes de que nos quedemos sin munición! –le dije mientras colocaba un nuevo cargador en mi arma-.
- Ooookeyy. ¡Yo te cubro!

Jose se puso a mi derecha y fuimos andando de espaldas hacia la última zona de la biblioteca mientras nos cubríamos mutuamente. No dejaban de llegar infectados corriendo y gritando hacia nosotros desde la entrada. Abatimos a tres más antes de girar hacia la zona de los aseos.
Mi amigo parecía irreconocible. Me dejó muerto cuando acertó de lleno en medio de la oscuridad a uno de los charlis en la cabeza de un solo disparo de su revolver. La bala le dio entre las cejas a aquel maldito cabrón y un chorro de sangre bañó las paredes de la biblioteca.

Habíamos gastado nuestros cargadores y corríamos hacia el fondo de aquella nueva sala. Le cedí la linterna a mi compañero, que mantenía a las criaturas a raya mientras inspeccionaba a nuestro alrededor, impidiendo que nos quedásemos atrapados entre dos grupos de charlis. Por suerte la zona estaba vacía.
Nos encontrábamos casi al final de la sala cuando gasté mi último cargador. Mi amigo se había quedado sin balas y pese a la escabechina que habíamos montado asesinando a más de una decena de podridos, aún quedaban cinco frente a nosotros.
Joselas desenfundó su afilado cuchillo, que tenía metido entre los vaqueros y su cinturón. El filo chirrió al contactar con la calavera de los Offspring de su hebilla.

Cargó contra el primero y le perforó el estómago, tumbándolo con fuerza contra el suelo, a la vez que le cruzaba la cara verticalmente al segundo que se nos acercó.
Antes de reponerme para una segunda estocada uno de ellos me agarró y forcejeó contra mí, tumbándome contra una de las largas mesas de estudio mientras veía como la linterna que llevaba Joselu caía al suelo; a él también lo habían agarrado entre dos y se columpiaba entre la vida y la muerte mientras zarandeaba sus brazos intentando soltarse…

Llevábamos cinco minutos dentro de Antigones. Cinco minutos que se nos habían echo eternos. Durante ese tiempo me había encontrado con un Hipster que nos la había jugado y luchábamos por sobrevivir contra una muerte más que segura. Por si no fuese suficiente, no había ni rastro de mi hermana.

- ¡Muere hijo de puta!

Mis ojos no se creían lo que veían. Una chica acudía hacia nosotros repartiéndole patadas de kárate a los dos infectados que acabábamos de golpear con nuestras armas, evitándoles que se levantasen. Después de todo no nos encontrábamos solos allí.
Saqué fuerzas de donde creía no tenerlas e impulsé a aquel jodido podrido que me retenía sobre la mesa contra el suelo.
Agarré el cuchillo de carnicero y le corté la mano a uno de los dos infectados que combatían contra Joselu, mientras este conseguía deshacerse del otro.
Cuando se acercó un poco más reconocí a aquella muchacha y a su negro acompañante.
- ¿Marina, Toni? ¡Estáis vivos!
- ¡Nigga al rescate! –Toni empuñaba ahora a su fiel amigo Moran Shapiro y golpeaba con el contundentemente a un de los infectados en el suelo, destrozándole la cabeza.

No había mucho tiempo para hablar, continuamos combatiendo contra los cuatro infectados que quedaban en pie. Entre Joselas y yo conseguimos hacer pedazos a otro de ellos mientras Marina derribaba a otros dos a base de patadas y le quitaba a Toni uno de encima, mientras este intentaba defenderse del infectado con su libro hecho añicos a modo de escudo. Antes de que los lográsemos reducir pude escuchar la voz de mi hermana a lo lejos.
- ¡ALICIA NO CORRAS!

Belén salió de los baños Ali, que se encontraba sumida por el pánico y había comenzado una marcha frenética por huir lejos de la biblioteca.
Al verlas a las dos correr hacia la salida las seguí mientras gritaba el nombre de mi hermana, rezando por que no la atrapasen los podridos a la vez que dejaba atrás a mis amigos combatiendo contra los restos de despojos humanos que aún se mantenían en pie.


CAPÍTULO 10: RACE TO SURVIVE (PARTE II)
ANTIGONES, 5:00

Atravesé aquella larga sala esprintando para llegar hasta mi hermana antes de que lo hiciese un charli. Ni ella ni Alicia eran conscientes del peligro que suponía intentar salir desarmada y a oscuras de la universidad.

Mientras la alcanzaba, dos podridos le salieron al paso a Ali justo por delante. Con una suerte inimaginable consiguió sortearlos y seguir corriendo hasta salir por la entrada de la biblioteca, avanzando por el patio y huyendo calle abajo que hacia la derecha, perdiéndose por los barrios marginales de la zona centro.

Pero Belén no pudo evitar a los infectados en mitad de la penumbra. Tropezó de lleno con uno de los dos y ambos cayeron al suelo forcejeando; allí tirados, el infectado se encontraba en una posición ventajosa sobre la chica, desde donde intentaba morderla. Por suerte para mi hermana, llegué rápido hasta ella, endiñándole un punta pie en la cara al podrido, lanzándolo lejos de ella. Mientras este intentaba levantarse le golpeé con el cuchillo en la espalda; la incisión le perforó hasta la columna vertebral, rompiéndosela a la altura de la región dorsal y dejándolo paralítico de cintura a abajo.

Antes de poder rematarlo, Belén se levantó y salió corriendo hacia la puerta, para ir tras su amiga, pero no podía permitírselo.
La rodeé con mis brazos y la agarré fuertemente para retenerla dentro de Antigones.
- ¡Suéltame, Alicia está sola ahí fuera!
- ¡Ya es demasiado tarde para ella Belén! ¡Los charlis la habrán atrapado!
- ¿Charlis? ¿Que coño dices? ¡Suéltame moro de mierda!
- ¡Calmatéee! ¡No voy a soltarte hasta que desistas de marchar al suicidio!

- ¡Javi, Belén! ¿Y Alicia? –preguntaba Marina, que corría desde la sala anexa hacia ellos.
- Ha salido corriendo y este capullo no me deja buscarla–decía mi hermana, mientras seguía forcejeando por escapar de entre mis brazos-.
- Tu hermano tiene razón –decía Toni-, si Ali ha abandonado la universidad ella sola no tendrá ninguna oportunidad.
- ¡No la conoces negro! Seguro que está bien, en cuanto recupere la conciencia volverá por donde se haya ido –la chica continuaba empeñada en ir a buscarla-…
- Belén… -su amiga Marina la comprendía, y por ello no tenía el valor necesario, ni encontraba las palabras adecuadas para explicarle que Alicia a estas alturas ya estaría muerta-.

- Lo que debemos hacer –Joselas se dirigía ahora al resto del grupo, intentando imponer la cordura- es marcharnos ya hasta el CIM.
- ¿Hasta el CIM? ¿Qué hay allí? –preguntó Toni-.
- Hemos fortificado la universidad, la tenemos bajo control. Paolo, Rafa, Jesús, Metadonas están allí… Hasta hemos encontrado a Abescuall.
- ¿Qué dices? ¿Hasta Alberto Ramón esta allí?
- Si Toni. Y también rescatamos a un militar que os ayudó a escapar. Gracias a él Jose y yo hemos podido intuir donde os encontrabais para rescataros.
- ¿Entonces Borja está vivo? –una sonrisa cruzaba el rostro de Marina de lado a lado, mientras que a Toni no le hacía ni pizca de gracia que la muchacha se sintiese tan feliz porque el militar siguiese con vida-.


- ¡Basta ya de cháchara joder! Tenemos que llegar hasta allí a pata antes de que nos vuelvan a encontrar los charlis –dijo Joselas mientras se agachaba y le perforaba el cerebelo al infectado paralítico.
……………………………………………………………………………………………………….

Mientras salíamos de Antigones y bajábamos por la cuesta de la izquierda, Joselu les explicaba a Toni y Marina todo lo que nos había ocurrido durante aquella noche. Hablaba sin parar y eso era bueno, pues a base de comunicación les iban abandonando los temores que en cualquier otra circunstancia podríamos haber sentido al recorrer aquellas calles solos y bajo el acecho de los infectados.
Yo por el contrario, seguía agarrando a Belén para hacerla caminar. Mi hermana se dejaba guiar por mis pasos mientras miraba en todas direcciones, esperando encontrar a Alicia saliendo a nuestro encuentro por algún lugar a lo lejos. Habían sido amigas desde la ESO y se tenían muchísimo cariño. Entendía perfectamente que se encontrase así de mal, pero tenía que comprender que este nuevo mundo iba a ser así de duro de ahora en adelante.

Nos encontrábamos en el aparcamiento exterior de Antigones, junto a las viejas ruinas de la plaza de toros de la ciudad. La oscuridad se disipaba en medio del cielo y empezábamos a tener visibilidad suficiente para valernos por ella en vez de utilizar linternas.
Ese puto hipster no la había jugado a base de bien; el CIM estaría a unos 2-3 kilómetros de allí y teníamos dos opciones; callejear por medio de la ciudad o avanzar por el puerto. Cualquiera de las dos posibilidades sería peligrosa. El centro estaba lleno de calles estrechas en las cuales nos podían acorralar los infectados, pero la zona portuaria era muy extensa y no había donde esconderse. Teníamos que encontrar un plan B y en medio de aquel descampado solo se me ocurría una cosa.

- Chicos, miremos a ver si alguno de estos coches está abierto y tiene las llaves puestas.
- Tienes mucha fe Javi… espéranos aquí con tu hermana. Toni, Marina separémonos y busquemos a ver si hay suerte…

Los tres se dividieron y comenzaron a observar por las filas de coches. La verdad es que Jose tenía razón. Mucha suerte tenía que haber para encontrar algún vehículo con las llaves puestas y las puertas abiertas como sucede en las películas americanas…
Pasaron los minutos y no hubo suerte. Eso sí, un par de podridos venía por donde Alicia se había marchado hacia nuestra posición sin que nos percatásemos…
Me encontraba hablando con Belén, intentando animarla o simplemente que hablase. Pero se encontraba triste y callada; sin duda tardaría tiempo en recuperarse de la pérdida de su amiga.
Entonces los vi a lo lejos. Se movían torpemente y aún no se habían percatado de nuestra presencia, así que agarré a mi hermana y la conduje hasta el primer coche que encontré, escondiéndonos tras su lateral.
Me acerqué al borde del vehículo y busqué a Joselas y al resto pero desde donde me encontraba no veía una mierda.
- Belén quédate aquí. Voy a buscar a los demás para largarnos de aquí.
- Vale…
- ¿Pero quédate aquí eh? –le dije mientras la miraba fijamente-.
Le dí un abrazo y partí agachado entre los autos.

Joselu tenía el cuerpo metido dentro de un coche que tenía las ventanillas rotas. El interior estaba lleno de sangre y rebuscaba entre la basura esperando encontrar las llaves mientras los infectados se acercaban.
Marina lo agarró tapándole la boca y lo empujó por los pies al interior del vehículo. Luego ella también se metió dentro, escondiéndose así de los charlis.
Tras dar unos pasos encontré al negro escondido debajo de una furgoneta. Estaba tranquilo y me hacía gestos hacia mi derecha, indicándome donde se encontraba uno de los podridos.
Me posicioné tras un coche y cuando el infectado siguió recto salí tras el en sigilo y le taladré el cráneo con el cuchillo de carnicero, matándolo en el acto.
El otro infectado avanzaba tranquilamente junto al coche donde se encontraban Jose y Marina. Esta última salió del auto sigilosamente haciéndole señas a Joselu mientras el podrido se alejaba.
La chica se desabrochó el cinturón de sus vaqueros, lo agarró de los extremos con ambas manos y se lo pasó por delante del cuello al charli, asfixiándolo, mientras este intentaba gritar… Pero tenía las cuerdas vocales bloqueadas y apenas se podían escuchar sus gemidos.
Mientras Marina lo tenía sujeto, Jose sacó su cuchillo y apuñalo a la criatura reiteradas veces en el abdomen hasta matarlo.
………………………………………………………………………………………………………..

Esta vez habíamos tenido suerte de que solo fuesen dos podridos. Si hubiese sido un grupo mayor quizás el resultado no habría sido el mismo. Los cuatro nos reagrupamos en medio del parking.
- No podemos volver a separarnos, así que partamos hacia el CIM.
- Estoy completamente de acuerdo –dijo el negro-.
- A todo esto… ¿Y Belén? –preguntó Marina-.
- ¡MIERDA! –grité mientras veía como mi hermana se alejaba en dirección hacia donde Alicia había huido-
- ¡Beleeeeen! -gritó Marina mientras echaba a correr hacia la muchacha-.
- ¡Alto! –le ordené mientras la agarraba por el hombro-. Ya voy yo a por ella, vosotros tres dirigíos hasta el CIM, que Joselas os guíe.
- No estoy de acuerdo contigo Javi –dijo mi amigo-, pero supongo que es lo correcto.
- Entonces no perdamos ni un momento, ¡Nos vemos más tarde!–les dije mientras echaba a correr-.

Belén se encontraba ya lejos de mí, pero si de algo estaba seguro era de que no volvería hasta el CIM si no era con ella a mi lado.
……………………………………………………………………………………………………..

Mis amigos pasaron junto a la plaza de toros y bajaron por la pronunciada rampa que unía la Universidad del Mar con Antigones mientras yo perseguía a mi sister por los suburbios.
Que grata sorpresa se llevaron Jose y los demás cuando vieron mi coche estrellado contra un par de vehículos aparcados en línea en lo más bajo de la cuesta, junto a la mini-rotonda dibujada sobre el suelo que unía las intersecciones del Castillo de los Patos, las universidades y la Calle Gisbert.

De lejos, el Opel Astra se veía en buen estado. El golpe debió haber sido a escasa velocidad, pues tan solo tenía el morro hundido ligeramente hacia dentro. Con algo de suerte el motor aún iría y podrían llegaren el hasta el CIM.
Toni salió corriendo hacia el vehículo. Para el, aquella maravilla creada por el hombre simbolizaba en aquellos instantes un billete seguro hasta terreno seguro.
Pero sus acciones fueron muy precipitadas; al abrir la puerta del conductor, Luis saltó sobre el mientras pedía ayuda. Tenía casi toda la cara despellejada y le salía aquel asqueroso líquido por la boca. Las cuencas de sus ojos estaban completamente tintadas de rojo y por las mejillas le brotaban lágrimas ensangrentadas. Aún no estaba infectado, pero se encontraba apunto de ello.
Toni, aterrorizado, no sabía que hacer y se quedó completamente paralizado mientras que el hipster lo agarraba por los hombros y lo empotraba contra el coche, manchándole su preciosa camiseta de sangre oscura. Mientras el negro suplicaba porque lo dejase en paz, Marina le propinó un par de patadas bajas a Luis, quebrándole al tercer intento la rodilla derecha hacia el interior.
El sonido de los huesos crujir impresionó a Joselas. Aquella muchacha sabía repartir leña y lo hacía con gran estilo.
Luis gritó mientras se alejaba cojeando como podía, pero la chica aún no estaba satisfecha. Le pegó un punta pie en la cara anterior de la rodilla que aún le quedaba en buen estado, haciendo que el hipster automáticamente se cayese al suelo y una vez allí, tirado en medio de la fría calzada, continuó pegándole patadas hasta que su cuerpo dejó de moverse.
Joselu se subió al asiento del conductor, mientras Toni se colocaba en la parte de atrás dejando el asiento del copiloto a la salvaje mujer. Si ya le había sorprendido cuando utilizó el libro de termodinámica para golpear a la secretaria infectada, ahora que le había salvado la vida se encontraba aún más prendado de la chica.
- Joselu –dijo Marina mientras se abrochaba el cinturón-, vayamos a por Belén y Alicia, no quiero que mueran.
- Eso ni se pregunta –le respondió el, a la vez que giraba las llaves y el motón rugía-. ¡Excelente aún funciona! ¡A por Javi!
José Luis dio marcha atrás a la vez que giraba el volante. Se disponía a subir todo recto por la calle Gisbert, adentrándose en el medio de la ciudad en búsqueda de sus tres amigos perdidos. Pero en aquél momento, algo golpeó contra el capó del coche… Luis se había levantado y estaba apoyado en el morro del vehículo.
- ¿Pero no lo habías matado? –Jose estaba flipando-.
- ¡Eso creía!
- ¿Y qué hacemos ahora? –preguntó Toni-.
- ¡Arranca, arranca! –gritó Marina- ¡Acabemos de una maldita vez con ese traidor!

Luis vomitó sangre y bilis sobre el cristal del coche mientras producía los mismos alaridos que el resto de charlis. Joselu pisó el acelerador a fondo y levantó el embrague, atropellando al infectado, que dio un par de volteretas por encima del coche, cayendo tras este. Entonces pudieron observar por el retrovisor como el hipster intentaba reincorporarse. Jose pisó el embrague nuevamente y giró la palanca de cambios hacia la derecha y luego debajo.
El coche arrancó marcha atrás arrollando al podrido; pudieron sentir como el coche hacía un extraño cuando la cabeza de Luis explotó bajo las ruedas traseras del Opel Astra.
…………………………………………………………………………………………………………..

Alicia había corrido muchísimo y durante bastante tiempo, perdiéndose entre los barrios marginales habitados por inmigrantes. El caso es que sin saber cómo, se encontraba cerca de la Plaza del Lago, un bastísimo parque con sauces y columpios en sus extremos.
Ali caminó por medio de aquel paraje con los brazos cruzados. Tenía frío y estaba muy cansada, pero no se iba a rendir. Fue entonces cuando lo vio… En medio del parque se encontraba su novio. Se encontraba de espaldas a ella, parado; con la vista perdida mirando al suelo.
La muchacha se acercó a él y cuando se encontraba cerca suya lo llamó por su nombre. El chico se giró y mostró su aspecto totalmente demacrado; estaba infectado.

El charli comenzó a caminar encorvado girando alrededor Alicia. Esta, lejos de asustarse, por primera vez en toda la noche se encontraba serenada. Estaba feliz por volver a reencontrarse con su amor.
- ¡Fran! Ven aquí… no te tengo miedo… necesito un abrazo tuyo.

Parecía que aquella criatura podía entenderla. Lentamente, se le fue acercando, mientras producía gruñídos. Ali le acarició la cara, amansando por completo a la fiera y obteniendo el momento que tanto ansiaba para poder envolverle con sus brazos.

Aquel abrazo duró poco más de diez segundos que se le hizo eternos a la muchacha. Acababa de encontrar la calma en medio de aquella noche de terror y pesadillas.
Pese a ser un podrido, para ella era más que eso… Era su amor; la persona a la que más quería del mundo y aquel sentimiento no cambiaría aunque el ya no fuese humano. Ese cariño sobrepasaba lo terrenal y ella le amaba por encima incluso de su propia vida.

- ¡Alicia aléjate de el! ¡Francisco está muerto! ¡Ese no es tu novio!
Belén había dado rápidamente con su amiga, como si su fuerte vínculo de amistad le hubiese servido de GPS para encontrarla.
Cuando Ali se giró al escuchar a su amiga gritar, el infectado perdió su estado de semi-consciencia y mordió a Alicia en la yugular, apretando con muchísima fuerza; los ríos de sangre recorrieron el cuerpo de la joven en cuestión de segundos.
- Fran… yo pensé… que tú… que tú me amabas…

- ¡NOOOOOOOOOO!
Belén gritó con fuerza por la impotencia de ver como su amiga moría frente a sus ojos, lo que consiguió ayudarme a dar con ellas. Aparecí por otro de los extremos del parque y pude ver a Alicia medio moribunda en medio del lugar y más al fondo a mi sister.
Corrí con fuerzas hasta la muchacha empuñando mi cuchillo en alto y lo clavé fuertemente contra la espalda de su zombipareja reiteradas veces, acabando con su miserable vida. Luego cargué con la muchacha a cuestas y corrí hacia donde se encontraba Belén mientras esta me salía al encuentro.

Los infectados comenzaban a venir atraídos por el sonido de los gritos y me refugié con ambas mujeres en el interior del edificio de correos, que se encontraba anexos al bloque de apartamentos a las afueras del parque, sellando las verjas de la entrada con mi cuchillo en cuanto dejé a Ali postrada junto a la pared. Por poco nos libramos de aquella a la vez que los charlis comenzaban a golpear la puerta, ansiosos por entrar al otro lado.

Abandonados a nuestra suerte en medio de ningún sitio, con la muerte al otro lado de los barrotes mi fin y el de las dos muchachas muy posiblemente se encontrase sentenciado…

FIN CAPÍTULO 10



CAPÍTULO 11: NEW DAWN WANTED (SE BUSCA NUEVO AMANECER)

2:50 EN ALGÚN SUCIO AGUJERO, BAJO CARTAGENA

Fonso y Pablo llevaban poco más de veinte minutos allí abajo, aterrorizados. No tenían cojones a hacer ruido, pues no deseaban en absoluto que alguna de aquellas criaturas asomase su mugrienta cabeza desde arriba y saltase contra ellos.
Todo se encontraba bañado por la más absoluta oscuridad ya que habían apagado la linterna por si la luz atrajese a los carnívoros.

Los minutos pasaban lentamente y ambos comenzaban a conversar entre susurros para mantener la cordura.
- …Tío, pero vimos la sangre desde allí arriba cuando estabas tumbado contra el suelo. ¿Cómo puedes seguir vivo? –Fonso acababa de encender su linterna, poniendo la mano sobre el foco para rebajar la iluminación y enfocaba con el a su compañero de prisión-.
- ¿Sangre? ¿Te refieres a esto? –dijo Pablo mientras sacaba un tetrabrik explotado del bolsillo de su pantalón a la vez que ponía cara de apenado- Al caer aplasté mi riquísimo zumo de tomate…
- ¿Estas de coña? –Fonso no se lo podía creer.
- Por supuesto que no. Además, ¿Cómo iba a morir? Soy Ingeniero Industrial, provengo de una raza superior.

- Claaaro, es cierto… Que los ingenieros sois inmortales, ¿no?

- ¡En efecto! Los ingenieros podemos sobrevivir a una caída desde ocho metros.

- Creo que se te ha subido un poco a la cabeza el poder… O eso, o realmente te has golpeado muy fuerte la cabeza.

- ¡Já! Como buen ingeniero calculé el tensor de inercia justo antes de caer. Gracias a ello amortigüé el impacto contra el suelo.

- ¿En serio tío? – preguntó Fonso sorprendido.

- Nah… Me estoy quedando contigo, no tiene nada que ver –le respondió Pablo mientras hacía muecas de troleo-.


- ¿Aparte de tomarme por estúpido se te ocurre algo más que podamos hacer? ¿Algo relacionado con salir de este maldito agujero?

-


- ¡Ehhh tío! , ¿me escuchas? ¿ya estás otra vez riéndote de mi? Venga va, abre los ojos, no te hagas el dormido…


Pero por más que Fonso le zarandeó del brazo y le dio bofetadas en la cara, aquel ingeniero no despertaba de su profundo trance. El muchacho permaneció allí durante bastante tiempo, pero viendo que Pablo no reaccionaba decidió coger su linterna y comenzar a escalar entre el barro y las rocas hasta subir a los túneles nuevamente. Mientras se tumbaba sobre suelo firme a descansar tras su costoso ascenso un pequeño despiste provocó que golpease con su pie la linterna y la tirase nuevamente al agujero, golpeando esta contra la cabeza de Pablo y apagándose en el acto.

Volver a bajar era demasiado peligroso y corría el riesgo de fracturarse algún hueso o sufrir alguna torcedura, así que prefirió incorporarse y avanzar en solitario y a ciegas entre la oscuridad.
Pese a que las circunstancias no se encontraban muy a su favor, Fonso sabía que debía sacar fuerzas de donde pudiese para no desmoronarse. Era el momento de avanzar a oscuras hasta dar con una salida y luego, bajo la luz de la luna buscaría a más militares como Borja para que le llevasen a algún lugar seguro. Estaba convencidísimo de que el ejército habría impuesto ya el orden en la superficie. Qué equivocado se encontraba…
………………………………………………………………………………………………………..


CIM, 4:50
Hacía nada que Joselu y yo acabábamos de abandonar el edificio. Nuestros amigos ya habían vuelto a bloquear la entrada principal y se encontraban reunidos en la cafetería. Acababan de juntar las pocas mesas y sillas que no estaban en la barricada mientras Jesús sacaba vasos tras la barra donde servir unos tragos.
- Ahora que el Joselas no está aquí junto a nosotros creo que es un excelente momento para abrir el Jack –dijo el cocinero-.
- Esta es una de las veces que creo, voy a darte la razón–apuntó Rafa-. Ese jodido gallego bebe como un cosaco. El JD nos duraría menos de diez minutos con el por aquí cerca.
- ¡Dejaos ya la cháchara y llenadme el vaso hasta arriba hostias! –Metas golpeaba con el vaso de cristal contra la mesa, metiéndole prisa a Jesús-.
- Estáis todos completamente mal de la cabeza –dijo Abescual mientras alzaba su dedo índice-. La primera lección para sobrevivir a un Apocalipsis Zombi es “no correr riesgos”.Y vosotros ya estáis emborrachándoos. Lo único que vais a conseguir es nublar vuestra visión.
- Aquí la única mente nublada es la tuya tiiiiiooooo –le contestó Rafa haciendo gestos de gangstá con las manos-. El jodido blanco piensa que la tierra no es hueca ¿os lo podéis creer hermanos?
- Rafa cierra la boca o te la reviento ahora mismo, que ya me estás poniendo de mala ostia con tus tonterías.
- Cálmate Jesús –Paolo intentaba poner calma y serenidad-.Fumémonos uno de estos y desconectemos.

- Sigo pensando –dijo Alberto-, que tenéis cosas mejores de las que preocuparos en vez de emborracharos y fumar po…
- Ahhhh –Metadonas acababa de beberse su copa de Jack Daniel´s de un trago y se secaba los labios con la manga de su chupa de cuero- Eso es Pao. Trae aquí que este lo lío yo.

- Está bien. Pero cuando nos lo fumemos habrá que dividirse y asegurar el resto del edificio. Veamos… -Paolo se acariciaba los pelos del mentón mientras su cerebro casi vacío de neuronas a causa de las drojas trataba de organizar a los grupos de partida-. Vale, ya lo tengo… Alberto y yo nos dirigiremos a la primera planta y exploraremos lo que nos falta. Rafa y Jesús, id a buscar alguna trampilla o puerta por donde bajar hasta el sótano en busca del generador de emergencia del que hablaba Javier. Y para finalizar, Metas y Borja, vosotros inspeccionaréis el segundo piso… ¿Borja me estás escuchando? –le preguntó al militar, que se encontraba pistola en mano hablando con Alberto-.

- ¿Ves esto, universitario? Es una Llama M-82. Cargador de 15 cartuchos mas uno en la recámara –decía Borja mientras le mostraba su lindo juguete a escasos centímetros de la cara al químico-. Esta preciosidad tiene cincuenta metros de alcance y dispara con una velocidad inicial de trescientos sesenta y nueve metros por segundo… A esto es a lo que yo llamo “no correr riesgos”.

- Conozco perfectamente tu arma, ignorante de la vida. Cañón de ciento catorce milímetros de longitud, peso de uno coma treinta y dos kilos. Pese a ser un arma muy precisa, tiene muchos problemas en ambientes húmedos y salinos… Además, la Glock del Sierras le da mil vueltas a ese obsoleto cacharro español.

Los seis del CIM continuaron bebiendo y discutiendo hasta que se pimplaron la botella entera y organizaron los grupos de marcha.
………………………………………………………………………………………………..







MIENTRAS, EN EL OTRO LADO DE LA CIUDAD, EN ALGUNA ROTONDA…ALEJADO DE LA MANO DE DIOS…
Los primeros rayos de luz comenzaban a asomarse entre las nubes mientras Edd poco a poco iba recobrando la consciencia. Se encontraba dentro del Ford Orión, que se encontraba completamente siniestrado. Se quitó el cinturón como buenamente pudo y salió por lo que antes era una puerta. Se le habían secado las lentillas y apenas podía alcanzar a ver algo.
Oía como esas cosas se acercaban hacia el atraídas por el olor a carne fresca, ansiosas por llevarse el tejido muscular de Eduardo –así como sus vísceras- a la boca.

Comenzó a caminar a lo largo de la carretera, desorientado mientras se decía a sí mismo que debía sobrevivir y encontrar a sus amigos.

Los charlis estaban cada vez más cerca e iban a darle caza, cuando a lo lejos comenzó a escuchar música.
“Somos de la calle” de Daddy Yankee sonaba a alto volumen por un montón de subwoofers haciendo vibrar toda la zona.

Edd no veía ni papa; no sabía que ocurría cuando tres Seat Leon de color amarillo, negro y rojo tuneados se detuvieron frente a él.
Alguien salió de uno de aquellos tuning uzi en mano, pasando de largo tras Edu y comenzó a descargar plomo sobre varios infectados que venían hacia allí. Aquel tipejo de gorra plana acababa de salvarle de los charlis.

- Stik, que hacemos con este compare…-El piloto de uno de los coches se dirigía al que acababa de efectuar los disparos-.
- … Premoh –dijo el kani de la uzi dirigiéndose al pobre Edd-¿Ese buga de allí es tuyo?

Edd miró hacia donde el kani apuntaba con la uzi y luego volvía a mirar a este. Hizo ese mismo gesto repetidas veces, incrédulo por la situación en la que se encontraba.

- Si hermano. Estaba en el Mac Auto cuando esas cosas me atacaron.
- Bonito Ford Orion premoh.
- Me alegro que te guste... Por favor, ayudarme… Llevo una noche de perros.

- Tu si que eres perro muerto –ahora, era otro bacala el que hablaba; salía del interior del turismo rojo con su pipa ladeada, cual negro gangsta, apuntando a Edd a la cabeza-. A ver, tan mordio sas cosah.

- ¡No, no! No estoy contagiado, os lo prometo.
- Calla premoh. Aquí soy yo el que llebah las riendas. Tu so contestah si o no.
- Ya está bien Adri.
- Pero Stik…No sabemoh si eh uno de los nuestroh

- He dicho que ya esta bien. Nos lo llevamos pa la kelly. Lo debe de haber pasao mal. Y por mi.. Si conduce es buga tan bien tuneao confío en el.
- Si, gracias. Por favor. Sacadme de aquí.

- Enga. Levántate –Stik le hacía un gesto para que se incorporase con la mano- Sube a mi buga y vamonóh ya daqui antes que vuelvan sos zombi… ¡VERONE!
- ¡Ime shurmano!–le respondió el tal Verone, un kani con rosario, pircing en el labio y cresta tintada de rubio-.
- Conduce tu primero. Mi hermano debe de estar chándonos en falsa así que arranca.
- ¿En falsa o en falta? –preguntó Edd-.
- Illo… ¿Mestas vacilando o que?
- ¡No, no, no! ¡Tranqui, ya me callo!

Edd subió corriendo al coche, y todos se largaron de allí escuchando “Galactic Blues” de Don Omar. Perdiéndose más allá de Barrio Peral.
……………………………………………………………………………………………………..


EDIFICIO DE CORREOS, 5:20

Belén zarandeaba de los hombros a su amiga, que lentamente iba dejando este mundo para reunirse con sus seres queridos al otro lado. La herida de su cuello era mortal y por más que Belén presionase con su chaqueta blanca –tintada ahora de rojo- no conseguía que la sangre dejase de brotar.
Al mismo tiempo que esto ocurría yo no dejaba de llevarme las manos a la cabeza, estrujándome los pelos y llevándolos hacia detrás… El cuchillo no iba a aguantar mucho más allí. Además, no tenía ni zorra de si habrían más charlis dentro del edificio, así que decidí dejar a Belén y sus lágrimas en el hall y me adentré subiendo las escaleras hasta la gran sala redonda donde uno cogía tícket y esperaba a que le llamasen de alguno de los múltiples departamentos para entregar o recoger pedidos. Conocía decentemente aquel sitio. Había estado allí varias veces para pagar multas de tráfico…
El escenario era bastante tétrico. La luz que entraba desde el exterior me dejaba entrever las siluetas de decenas de cuerpos abatidos. Todo estaba salpicado por aquella asquerosidad de color negro. Entre la multitud de cadáveres había algunos de miembros de correos –con su mono azulado-, de dependientes, clientes… y de policías.
El cuerpo de uno de estos últimos me llamó muchísimo la atención. Su arma reglamentaria descansaba sobre su pecho, entre los gélidos dedos de su mano. Tenía la boca abierta y un agujero desde la garganta hasta la parte posterior del cráneo.

Siempre que recuerdo aquel momento del pasado me intento convencer de que aquel policía limpió todo el edificio de correos de infectados y que luego, al ver que el también estaba infectado, decidió acabar también con su vida. Por suerte para mí, aquel héroe me había dado una segunda oportunidad dentro de aquella ratonera.
Le aparté de entre los dedos la USP Compact y luego busqué entre sus pertenencias y la de sus compañeros posible munición. El cargador tenía siete cartuchos en su interior y entre los cuerpos de un policía nacional encontré un cargador de 13 cartuchos. No era mucha munición, pero quizás me valiese para intentar escapar.

- Belén, ha muerto… Pero tú y yo aún estamos vivos. Tenemos que intentar salir de aquí y dirigirnos a algún lugar seguro.
- ¿Y a donde propones que nos dirijamos? –me respondió ella, secándose las lágrimas de los ojos-
- Lo más cerca de aquí es nuestra casa.
- Carlos me dijo que la verja de afuera estaba cerrada.
- No te preocupes por eso –le dije mientras sacaba las llaves del bolsillo pequeño de mi mochila-. Ahora necesito que te quedes arriba de las escaleras.

Belén me hizo caso por primera ves en toda la noche y subió hacia arriba tras darle un beso en la frente al cuerpo de su mejor amiga. Luego cogí el cadáver de esta y lo puse frente a la puerta.
- ¿Qué haces ultrajando el cuerpo de Ali? –me preguntó Belén con enfado-.
- Alicia nos va a echar un cable una última vez, confía en mí…

Tras dejar el cadáver en aquella posición, empuñé la pistola automática con ambas manos y le propiné un par de patadas al cuchillo, desencajándolo parcialmente de la verja a la vez que echaba a correr escaleras arriba.
En pocos segundos, los infectados consiguieron partir la hoja del cuchillo y abrir la entrada. Tal y como pensé, las criaturas cayeron en mi trampa y se abalanzaron sobre el primer pedazo de carne que tenían frente a ellos: el cuerpo sin vida de Alicia.

Al agacharse sobre ella la primera oleada comencé a disparar las siete balas de la recámara. Cuatro charlis fueron abatidos por mis disparos, y mientras recargaba el resto de munición, los infectados reaccionaron de manera inteligente y subieron por nosotros.
- ¡Ahora Belén! ¡Sígueme y no te separes de mí!

Golpeé con la pierna a la primera de aquellas bestias que subieron a por nosotros y cayó rodando hasta el rellano a la vez que terminaba de cargar y abría fuego contra otros dos que subían, derribándolos al primer tiro. Ya en el hall abatí a otro que se había quedado devorando a Alicia y salimos por la puerta principal. En la calle habían más de aquellas cosas que venían desde la zona por la que se llegaba hasta nuestra casa, a la vez que también llegaban desde la zona más próxima a la Calle Real, así que tan solo nos quedaba cruzar el parque hasta el otro extremo y adentrarnos nuevamente colina arriba Antigones.

Por suerte para nosotros, al llegar al otro extremo de la Plaza del Lago escuchamos rugir al motor de mi Opel Astra a lo lejos. Luego, una canción que me resultaba demasiado conocida me hizo asegurarme de que eran nuestros amigos; Joselas, Marina y Toni aparecían por la calle a la cual nos dirigíamos escuchando “Undead”, de los Hollywood Undead.

- Rápido, entrad –dijo Jose mientras abría la puerta y echaba el asiento del conductor hacia delante para que pudiésemos pasar a la parte trasera-.
- Gracias por venir chicos. Os debo una –respondí mientras me agachaba y entraba a la zona de atrás-.
- No me debes nada Javi. Y ahora… ¿Alguna sugerencia?
- Si. Vayamos a mi casa…
……………………………………………………………………………………………..

CIM, PRIMERA PLANTA

Antes de partir cada uno a su zona, Jesús había dividido las llaves y le había entregado al resto de chicos las llaves con el dibujo del piso correspondiente.
Alberto y Paolo podían ver como a lo lejos, en el horizonte, el sol comenzaba a salir, iluminando con sus primeros rayos la zona en la que se encontraban. Primero se dirigieron nuevamente al ala oeste, donde abrieron un par de puertas que estaban cerradas con llave. Pao lo flipó al abrir uno de los despachos del profesorado y ver que tenían cuarto de baño e incluso una ducha.
- ¡Yiiiijaaa! Si ya de paso además de haber un generador hubiese un tanque de agua en el tejado estaríamos de lujo aquí dentro…

Antes de volver otra vez al comedor, Paolo recordó que la reprografía estaba cerrada también con llave, así que se dirigieron hacia allí. Cuando emprendió su marcha, Pao se llevó la mano a la bandana que llevaba en la cabeza y de su interior, hurgando entre los pelos sacó un porro de maría ya liado.

- Oye… ¿seguro que alguna vez te ha dado dolor de cabeza después de fumar esa mierda, verdad? –le preguntó Abescuall-.
- Si… ¿y que?
- ¿Nunca has pensado que significa ese dolor?
- No… La verdad es que solo pienso en mujeres y en los porros.
- La maría tiene un químico llamado THC, o como prefiero llamarle, D9-trans-tetrahidrocannabinol.
- ¿Y eso a quien le importa?
- A mí me importa… Esa mierda se te pega en el cerebro afectando a los neurotransmisores que interconectan las neuronas. Algunas de ellas no consiguen reconectarse a tiempo, provocando el dolor de cabeza… Muchas de esas neuronas mueren... Ey, ¿me estás escuchando?
- ¡Shhh! Calla, he oído algo ahí dentro –Paolo llevaba un buen rato sin prestarle atención y señalaba ahora hacia el interior de la reprografía, que estaba a escasos pasos ya de ellos-.
- ¿Qué dices? Ahí dentro no puede haber nada aparte de apuntes y bolis bic… A ver si van a ser los porros...
- ¡Que te calles joder! He oído algo, estoy seguro –en aquel momento, un ruido al otro lado de la puerta volvió a sonar-.
- ¡Joder! Tienes razón. Yo también lo he oído esta vez.

Paolo le hizo una señal a Alberto con la mano para que se detuviese y sacó las llaves de su bolsillo. Las llaves giraron y el sonido del resbalón desbloquearse fue precedido de una mirada entre ambos, como si se deseasen suerte entre ellos porque no hubiese ningún Charly allí dentro metido.
Mientras le sostenía la mirada a Alberto, Pao le dio la última calada a su porro y le echó todo el aire cargado de droja al químico en la cara mientras este ponía cara de asco y movía su mano izquierda alrededor de la cara para disipar el humo.
Luego Paolo lanzó la chusta al suelo, sacó de uno de los bolsillos de su pantalón la baqueta de “The Rev” y abrió la puerta de golpe; entrando sin pensárselo dos veces.
Allí solo había oscuridad, pero de repente Paolo lo sintió; era la misma sensación que un fuker como él es capaz de intuir cuando una mujer va a darte un tortazo por haberle tocado el culo o haberla llamado puta. Pao agachó la cabeza a tiempo para esquivar un golpe procedente de algún lugar de entre la oscuridad, que por desgracia topó con Alberto, que entraba justo por detrás de este último.
La pesada grapadora de hierro que uno siempre podía encontrar en la mesa del dependiente para intentar grapar correctamente los apuntes impactó contra la cabeza del pobre químico dejándolo KO.

- Parece que esta mierda no ha afectado a mis reflejos,tú en cambio... –dijo Paolo mientras miraba al cuerpo inconsciente de Alberto tumbado sobre el suelo-. A todo esto… Encantado de conocerlas, señoritas.

Frente a ellos, en medio de aquel oscuro lugar, el yonki pudo identificar la silueta de dos muchachas.
…………………………………………………………………………………………………

RUINAS BAJO LA CIUDAD, 5:00

Pablo se acababa de despertar con un gran dolor de cabeza. Se tocó y pudo sentir un intenso dolor. Además, al frotar las yemas de sus dedos sintió que estaban pringosos, dándose así cuenta de que tenía una herida sangrando en el cráneo. Probó a llamar a Fonso en medio de la oscuridad, pero no había respuesta. Luego comenzó a palpar a su alrededor, intentando guiarse por sus sentidos para salir de aquel agujero. Junto al cuerpo del infectado que había matado horas antes dio con la linterna de su excompañero de hoyo, valiéndose de su luz para subir hasta la gruta por la que había corrido antes de caer allí abajo.

Al ponerse de pie se sacudió el polvo de su ropa y se puso a caminar por donde había venido. Para un genio de avanzada visión espacial,no fue difícil dar con el camino de vuelta hasta el parque de artillería tranquilamente, y mientras avanzaba entre la oscuridad se divertía iluminándose la cara y poniendo caras de terror.

Sin embargo, no había corrido la misma suerte el pobre Fonso. Este no había conseguido guiarse correctamente por aquel laberinto y llevaba dando vueltas durante horas. Tenía ansiedad y estaba tocado psicológicamente hasta el punto de que comenzó a gritar y gritar mientras se tiraba de los pelos.
Pero aquella locura que le poseía en esos instantes desapareció de golpe en cuanto escuchó los gritos de podridos dentro del túnel.
Se tranquilizó como buenamente pudo y comenzó a caminar. Los gritos sonaban cada vez más cerca y decidió que había llegado el momento de gastar los tres fósforos que aún le quedaban en su caja de cerillas. Se sacó un piti, se lo puso en los labios y deslizó el primer fósforo por la franja de la cajetilla. Pero no hubo suerte con aquel primer intento. Probó nuevamente a encenderlo hasta que la parte rojiza del palo de madera se quedó sin material inflamable. Cogió aire para serenarse y sacó el segundo fósforo, encendiéndolo esta vez a la primera y usándolo para prender el cigarrillo.
Continuó caminando por los pasadizos mientras iba tomando caladas hasta que volvió a escuchar nuevamente los gritos de angustia de una de aquellas criaturas. Aquella vez sonaba como si se tratase de una mujer.
Encendió la última cerilla que le quedaba en la caja y al hacerlo, justo enfrente suya pudo ver el rostro pálido y con los ojos ensangrentados de su novia. Del susto el fósforo se le calló al suelo y antes de que pudiese apagarse ya había salido por patas en dirección contraria mientras escuchaba los gritos de aquella loca criatura tras de él.
Al chocar con una pared giró a su izquierda y continuó todo recto, tropezando con ambos lados del pasadizo hasta que pudo girar ahora a su derecha. En aquel pasillo en el que se encontraba pudo ver como la luz del nuevo día se filtraba a través de una reja iluminando bajo ella unas lindas escaleras que le conducían hasta su salvación. Fonso subió corriendo por ellas y golpeó con su antebrazo la reja repetidas veces. El brazo le sangraba pero eso no consiguió frenarle; el chico continuó golpeándola hasta que la trampilla cedió y pudo salir a la calle. Se encontraba en medio de un callejón por los suburbios del casco antiguo pero no sabía exactamente donde. Desalentado, comenzó a correr con todas sus fuerzas doblando un par de calles. Estaba seguro de que saldría de aquella y de que en cualquier momento encontraría supervivientes.
Corrió y corrió… hasta ver frente a él una calle que le resultaba familiar. Era la que daba junto al parque de artillería. Cruzó aquella intersección entre las dos calles alienado; su cerebro solo pensaba en que los militares habrían puesto el museo militar bajo control y no le prestó atención al sonido de un coche rodar a lo lejos, ni a la música que sonaba desde el interior de las ventanillas de este.

Aquel fue su error. Su fallo… El fallo que le costó la vida. Al pasar el cruce entre las dos calles fue arrollado por un vehículo granate.
El cuerpo de Fonso voló por los aires a la vez que su cadera se deformaba girando ciento ochenta grados. El chico cayó bruscamente contra el suelo, partiéndole además las vértebras cervicales.
Un poco más adelante aquel automóvil se empotraba contra el escaparate de una tienda. El motor echaba humo y se encontraba completamente quemado.

De las puertas del vehículo salieron Joselu y Marina. Mi amigo se apartaba el humo de alrededor de la cara mientras se alejaba a ver contra qué habíamos chocado mientras la chica y yo sacábamos como podíamos a mi hermana de la parte de atrás. Belén había perdido el conocimiento por el impacto contra el comercio.
- Chicos… creo que este no era un charli… Parece humano.
- ¡¿QUÉ COÑO IMPORTA ESO AHORA JOSE LUIS?! ¡¡VEN AQUÍ Y AYUDA A TONI A CARGAR CON MI HERMANA O COGE ESTA PISTOLA Y CÚBRENOS HASTA QUE LLEGUEMOS A MI CASA!!
……………………………………………………………………………………………………….

CIM, CUARTO DE LA LIMPIEZA…

- ¡Ey Broh! ¿Creo que he encontrado la entrada a la parte antigua del edificio?
- Ya voy Rafa, déjame que vea.

Bajo una leja llena de productos de limpieza en la sala del personal se encontraba el acceso al antiguo sótano de la base militar. Rafa había descubierto la entrada y ambos bajaban por las escalerillas hasta aquel mugriento sitio donde no se habían colado los rayos de luz solar desde hacía años.
Entre las telarañas y el polvo Rafa conspiraba diciendo que aquel lugar le recordaba a un viejo bunker de investigación extraterrestre.

- Mira, aquí está –dijo Rafa-. Parece que esto es a lo que Sierras se refería. Pero no tengo ni zorra de como ponerlo en marcha.
- Porque eres un puto inútil. ¡De esto me encargo yo!
Por lo visto, el señor Jesús, además de ser un bebedor compulsivo, consumidor de drogas y amante del tuning era también un auténtico manitas. Comenzó a toquetear botones e introdujo el líquido de un recipiente oxidado de gasolina en el tanque de combustible.

- Uno, dos, tres y… ¡tacháaaannnnn! –dijo Jesús mientras tiraba de una palanca hacia arriba y al poco tiempo, la vieja máquina militar comenzaba a funcionar-.

Los flexos del desván parpadearon repetidas veces y finalmente se mantuvieron encendidos.
- Pues esto ya está –añadió Jesús mientras se frotaba las manos fardando de su habilidad con las máquinas-.
- Va siendo hora de que volvamos a la cafetería y nos pimplemos la botella que queda de Jack Daniel´s mientras los demás terminan sus faenas.
……………………………………………………………………………………………………………

Cuando subieron, al poco de descorchar la botella vieron como Pao entraba por la puerta cargando a cuestas como buenamente podía con el cuerpo inconsciente de Alberto.
- ¿Ostras, que le ha pasado al freak? –preguntó Rafa-.
- Le han atizado en la cabeza con una grapadora.
- Eso lo soluciono yo –dijo Jesús; y acto seguido se acerco al químico con la botella de JD, abriéndole la boca y echándole un buen chorretón de Whisky-.

- ¡¡Puahhhhh!! –Alberto se reincorporaba y escupía aquel exquisito alcohol- ¿Intentáis contaminar mis neuronas con sucio etanol?... ¿Y quienes son estas?
- Eso digo yo… ¿Quiénes son esas dos mujeres? –Rafa las miraba embobado-.
- No tengo ni idea –añadió Jesús- ¡Pero cuenten conmigo para repoblar el planeta!

Antes de que una de las dos muchachas pudiese contestar a las sandeces de Jesús todo el grupo se puso bajo alerta al escuchar una decena de disparos proveniente de los pisos superiores. Algo había ocurrido en la segunda planta…
……………………………………………………………………………………………………………

CALLE CARLOS III, 5:35

Los cinco del Opel nos dirigimos corriendo hacia mi casa. Joselas llevaba la USP con las seis balas que le quedaban mientras Toni y yo llevábamos a paso rápido a mi hermana a hombros.
Marina llevaba un bote de AXE 2012 que sacó de la guantera de mi coche y uno de los muchos clippers de los chinos que se me habían perdido bajo el asiento del conductor. Jamás pensé que AXE tuviese razón y que el fin del mundo fuese a llegar este año…

Los charlis se acumulaban a nuestras espaldas, pero el fuego de Marina y las balas de Joselu los mantenían a raya. Salimos de los barrios moros y cruzamos frente al Parque de Artillería, junto a La Lonja hasta mi casa. Pero aún nos quedaba una última prueba por pasar antes de acceder al edificio.

Frente a la puerta había un podrido de espaldas. José Luis le apuntó con la reglamentaria pero Marina le bajó el arma antes de que pudiese efectuar el disparo.
- ¡Espera! A ese lo conozco yo… Esa camisa púrpura la he visto antes durante esta noche…
- ¡Es Pablo! –dijo Belén, que acababa de recobrar gran parte del conocimiento-.
- ¿Lodrok? –Así es como Joselas conocía a aquel muchacho; pues era su nombre (TAG) en casi todos los videojuegos a los que ambos jugaban-.

- Pablo… ¿Estás bien? –le pregunté mientras dejaba a belén en los brazos del negro y me acercaba a él-.
- ¿Porqué no iba a estarlo? –Respondió el ingeniero aún sin darse la vuelta-.
- ¡Mierda! Apartate Javi, está infectado –dijo Jose mientras le apuntaba-. Fíjate en su cabeza, está sangrando.
- No dispares, creo que esa herida no se la ha hecho un charli, debe de haberse caído o algo… En serio, Pablo, ¿Qué cojones haces aquí? –le pregunté por última vez antes de que agotase mi paciencia-.
- ¡¡Yo antes vivía aquí!! –respondió el, dándose la vuelta y observándonos mientras ponía cara de sorprendido-.
- ¡¡¡Jajajaja!!! –Belén, al oír las sandeces de Pablo y verle poner aquella cara de pánfilo comenzó a reír entre carcajadas-.
- Javi –dijo el negro-,creo que tu hermana se ha hecho algo grave… Esta reacción no es normal.
- ¡¡¿PERO POR QUÉ SEGUIMOS AÚN AQUÍ EN MEDIO DE LA CALLE?!!–Marina ya no aguantaba más aquella absurda situación-.
- ¡Al fin alguien cuerdo! Está bien, subamos todos a mi piso –les dije a los cuatro mientras abría la verja exterior con mis llaves-.¿Vienes con nosotros, Pablo?
- ¿Es una adivinanza? –me respondió el poniendo cara de troll-.
- Déjalo estar Pablo… déjalo estar…

Y así, en medio de una conversación sin sentido, pasamos todos al interior del edificio, cerrando las tres puertas exteriores y asegurándonos así que los charlis no podrían entrar. Estúpidamente y por instinto, llamé al ascensor esperando a que bajase. Belén apoyó su brazo en mi hombro y me dijo “por mucho que llames, el ascensor no va a bajar por ti, querido”; y así, tras una actuación digna de un patán subimos por las escaleras hasta el segundo piso, abriendo la puerta y respirando por fin paz y tranquilidad a nuestro alrededor.

- ¡Siii al fin! –decía Toni mientras se agachaba y besaba el suelo-.
- ¡Maldito hereje! ¡Encarcelarlo, está manifestando públicamente su fe! –dijo Pablo-.
- En serio tio… ¿porqué no te callas ya? –le dijo Jose Luís-.
- Hogar dulce hogar ¿no es así hermanito? –me dijo Belén mientras se abrazaba felizmente con Marina-.

Y tenía razón… por fin estábamos a salvo. Tras asegurar el pestillo me fui a mi habitación y me acosté a descansar. La noche había sido demasiado larga y ya era hora de reestructurar mis pensamientos. Mañana sería un nuevo día y tendríamos que ingeniárnosla para ver cómo sobrevivir a largo plazo en aquel lugar…

……………………………………………………………………………………………………………

CIM… SEGUNDA PLANTA, POCO ANTES DE LOS DISPAROS.

- Así que eres del ejército de tierra –decía Metas mientras abría la puerta de una de las habitaciones-… ¿Y en qué unidad estabas?
- Cazadores de Montaña –respondió el soldado mientras cubría a Andrés e inspeccionaba el interior de la zona-.

- ¿Un Cazador de Montaña en Cartagena?
- He estado de baja desde la semana pasada… Vine a Cartagena al entierro de un compañero y cuando ayer me llamaron para que me uniese a las fuerzas de la compañía antiaérea de Cartagena; ahí fue cuando me dí cuenta de que algo gordo se nos venía encima.
- Entiendo… Menos mal que yo esta noche no tenía nada de coca en mi casa. Si no me hubiese quedado tumbado en el sofá y no hubiese ido a ver a Paolo. He tenido suerte.
- Todos hemos tenido suerte.
- Sobre todo tú, capullo. Si te hubieras quedado con tu unidad seguramente estarías muerto. A saber que harías para que te diesen la baja.
- ¿Crees que me agrada estar aquí en vez de en Jaca junto a mi pelotón?
- No he dicho eso, solo que tienes una suerte descomunal de no estar muerto teniendo que servir a tu país.
- ¡¿Ojala no me hubiesen relevado de mi unidad sabes?! ¡Ojala no hubiese cometido aquel error y no tuviese que haber asistido a aquel funeral! –las lágrimas asomaban el rostro de Borja mientras se lamentaba impotente en medio del pasillo-.
- Vamos tío lo siento… no quería abrir viejas heridas de tu pasa… ¡¡AHHHHHH!!

Metadonas había abierto la puerta del último aulario al final del pasillo de la tercera planta y un grupo de infectados salieron de su interior mientras ambos supervivientes se encontraban despistados.
Los charlis se tiraron sobre Andrés, mordiéndole antes de que Borja acabase con sus vidas.
Ninguno se había percatado del cartelito ensangrentado que el vigilante de seguridad, momentos antes de ser devorado en el ascensor, había pegado con fixo sobre la puerta.


Borja vació su cargador sobre las bestias abatiéndolas a todas; pero pese a su efectividad había fracasado… Andrés ya se encontraba contagiado…
FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA


PARTE 2:

Marzo 2012, España. Un Extraño virus asola la faz de la tierra.
Más de la mitad de la población mundial es infectada rápidamente; los infectados se vuelven bestias salvajes con un deseo irrefrenable por la carne humana en cuestión de horas.
El caos y el pánico se apoderan de la sociedad; Charlyavanza rápida e implacablemente. Las calles ya no son un lugar seguro.
Ni el ejército ni la policía consiguen detener el avance de la plaga. Tras la primera noche solo un 10% de la población mundial consigue sobrevivir a la infección.
Año Z, Día 1. El mundo ha sido tomado por los No-Muertos. Es el momento de aliarse con amigos y familiares para sobrevivir en compañía de otros.
En medio de la confusión, un grupo de amigos logrará plantarle cara a la muerte desde su escondite en el CIM y desde un bloque de edificios en el centro de la ciudad de Cartagena.

Esta temporada hará referencia a como estos supervivientes aprenderán a valerse por sí mismos en un nuevo mundo donde la tecnología del pasado ha quedado ya obsoleta.
Tendrán que adaptarse y aprender de sus errores para continuar adelante, al mismo tiempo que van surgiendo nuevas relaciones entre ellos, creándose subgrupos, extrañas amistades, amores, odios…

CAPÍTULO 12: THE FUCKING CHOICE (LA PUTA DECISIÓN)
5:37, CIM, PLANTA BAJA:

Jesús se encontraba en el Hall del edificio, frente a la entrada. Sus ojeras delataban la falta de sueño y el estrés acumulado durante toda la noche, que intentaba combatir dándole un par de tragos a lo poco que quedaba de alcohol en la botella de Jack.
Al otro lado del grueso cristal había cuatro podridos golpeando la puerta principal, que estaba correctamente bloqueada por la barricada de sillas y mesas que el grupo había colocado allí tras la marcha de Javi y Joselu horas antes.
Pese a no ser el mejor paisaje del mundo, Jesús prefería estar allí el solo en vez de entrar a la cafetería junto al resto. Sabía lo que le había ocurrido a Metadonas y que en cuanto el entrase y estuviesen todos reunidos deberían decidir que hacer con su amigo. Deseaba demorar aquel indeseable momento todo lo posible.
Finalmente, cuando se quedó sin alcohol con el que combatir sus pensamientos, dejó la botella posada sobre una de las mesas de la barricada y marchó hacia la cafetería.
……………………………………………………………………………………………………

Andrés estaba sentado en una silla, fumando, con la cabeza inclinada hacia debajo; gesto que dejaba ver la impotencia que sentía mientras el militar le cosía las dos dentelladas que los Charlis le habían inflingido en su brazo izquierdo. Borja realizaba sus tareas de primeros auxilios mientras que una de las nuevas chicas esterilizaba la herida.
- Venga, tranquilízate chico, que esto ya está casi curado–le decía a Andrés la joven de pelo platino-.

Se llamaba Alice. Era de descendencia Alemana y eso se dejaba entrever en el hermoso color pálido de su piel y su largo pelo platino. Aunque acabase de pasar una noche de perros y tuviese en aquellos momentos las manos cubiertas de la sangre de Metas, se mantenía serena y su voz transmitía una calma impoluta.

- ¿Enserio quieres que me tranquilice? Esas cosas acaban de morderme… Aunque me desinfectéis las heridas tengo las horas contadas. ¡Voy a transformarme en una de esas cosas!
- ¡¿¡¿CÓMO?!?! –preguntó la otra muchacha.

Cristina se encontraba frente a Andrés, entre Paolo, Rafa y Alberto. Tenía el pelo rubio y corto; era un poco más alta que Alice y tenía los ojos azules. Rafa conocía a aquella pija que estudiaba ADE de vista. La había seguido muchas veces por los pasillos de la universidad pues creía que era una reptiliana.
La chica miraba ahora con los ojos abiertos como platos a Metas, intrigada y asustada por lo que acababa de comentar este.

- ¿No lo sabíais? –preguntó Paolo- La infección se transmite a través de la saliva. Una mordedura de esas criaturas puede ser mortal.
- Capullo, llevan toda la noche encerradas en una sala sin medios de comunicación. Es normal que no se hayan enterado de nada –le respondió Rafa-.
- Y a todo esto… ¿Por qué lo preguntas? –Alberto miraba con el ceño fruncido a la joven-.
- Cris…
- Tengo que decirlo Alice…
- ¿Decir que? –Preguntó ahora el militar-.
- ...A mi también me han mordido.
- ¡Judas! ¿Cuándo pensabas decírnoslo? –dijo Alberto-.
- ¡No sabía que el virus se propagase cuando te muerden! ¡De echo no se nada de esta infección! –Cris ahora comenzaba a llorar por la impotencia-.
- Tiene la temperatura muy alta –Rafa le acababa de poner la mano en la frente-.
- Si hay fiebre es que está infectada, es uno de los síntomas que padeció el policía –dijo Paolo, recordando casos similares-.
- Tío por favor, para, vas a hacer que se deprima más –le respondió su amigo.
- Lo… Lo siento. Bueno, debemos de tranquilizarnos todos y buscar alguna solución, quizás los médicos o el ejército hayan encontrado algo, podríamos salir ahí fuera para tratar de buscar…

Antes de que Paolo pudiese terminar, el estruendoso sonido de un disparo le detuvo. Pao se llevó las manos a las orejas y cerró fuertemente los ojos. El disparo había sido ejecutado desde muy cerca y sentía que los tímpanos casi le estallaban.
Al abrir los ojos, vio bajo sus pies un reguero de sangre y un poco más hacia su izquierda, el cadáver de Cristina tendido sobre el suelo, boca abajo. En la parte posterior del cráneo alcanzaba a ver el orificio de salida de una bala.
Rápidamente, la sordera le fue desapareciendo y pudo escuchar como Rafa corría hacia el otro lado de la sala diciéndole a su amigo que se detuviese, a la vez que escuchaba la voz de Alice gritando “Por qué lo has hecho”.

Mientras el grupo se encontraba distraído al conocer que Cristina estaba infectada, Andrés había aprovechado la situación para extraer la Llama M-82 de la funda donde la guardaba Borja. Cuando todas las miradas se concentraban sobre la chica, Metasaprovechó para efectuar el disparo, y mientras todos estaban aún intentando digerir aquella incrédula realidad, el adicto a las drogas se había llevado la pistola a la cabeza, apuntándose con ella a la altura de la sien.
Su plan era sencillo; acabar con la vida de la joven y con la suya propia, librando al grupo de la carga de esperar a que ambos se transformasen… Pero pese a que no quería acabar siendo un charli, Andrés no tuvo valor para apretar el gatillo. Rafa lo derribó al suelo y lanzó lejos el arma antes de empezar a sacudirle a su amigo la cara.

Comenzó a darle tortas con la palma de la mano abierta con ambos reversos mientras el resto asistían impotentes a tal escena. Nadie tenía lo necesario para detenerlo. Finalmente, Jesús entró por la puerta de la cafetería nervioso a causa del disparo y tuvo que ser este último el que separase a ambos.

Jesús y Borja llevaron a Metadonasa la sala del vigilante de seguridad, donde lo ataron a una silla con cuerdas para asegurarse de que no hiriese a nadie más mientras aún se encontraba grogui de la sartá a palos que acababa de recibir mientras Paolo y Alberto envolvían el cuerpo de Cris entre cortinas y lo metían en la sala de la limpieza.
Luego, todos se reunieron para analizar la situación y ver que hacían de ahora en adelante.
…………………………………………………………………………………………………


CIM, MEDIA HORA MÁS TARDE

- …Ha matado a un ser vivo. Es un asesino y además está infectado. Deberíamos deshacernos de él –decía Alberto-.
- A mí no me miréis. Soy militar y los militares no tenemos opinión, solo hacemos lo que se nos ordena. Me voy a vigilar al prisionero y cuando ya tengáis decidido que es lo que vais a hacer con el, aceptaré sin rechistar la opinión de la mayoría.
- ¡Ey a donde vas gallina, vuelve aquí, no escurras el bulto! ¡Todos tenemos que pringar! –Alberto fue tras Borja, que abandonaba la cafetería hacia el hall, pero por más que lo intentó, no pudo hacerle cambiar de opinión-.

- En fin… -Paolo, que se encontraba dando vueltas alrededor de la sala finalmente se dirigió al centro, frente al resto, y tomó la iniciativa-Parece ser que esto va a depender de lo que elijamos los cinco que estamos aquí… Así que propongo que cada uno exponga que es lo que deberíamos de hacer. ¿Quién quiere comenzar?
- Ya sabéis cual es mi opinión –dijo Alberto-. Está infectado y es un asesino. ¡Debemos matarle antes de que mate a alguien más!
- ¿Y quién va a dispararle? ¿Vas a hacerlo tú? –Rafa se dirigía ahora a Alberto con tono hostigante-… ¿En serio vamos a tener que someter esto a una votación chicos? … Estamos hablando de Metadonas. ¡Nuestro puto amigo! ¿En serio vais a matar a uno de los vuestros solo porque esté infectado?
- No solo ha sido eso Rafa. Tienes que admitir que el comportamiento que acaba de tener es alarmante –ahora era Pao el que reprochaba a su compañero-. Aunque es cierto que la chica estaba infectada, no me gustaría dormir con Andrés a mi lado esta noche. Quien sabe si nos mataría en un arrebato o si se infecta sin que nos demos cuenta y nos ataca…

- Lo de la infección… creo saber como retardar los síntomas–la pequeña Alice que estaba postrada junto a la barra, rompió su silencio y dio un paso adelante-.
- En ese caso todo tuyo –Paolo le hacía gestos con ambas manos para que se adelantase junto a él y se dirigiese al resto del grupo; ella asintió con la cabeza y avanzó hasta el-.
- Veamos… Está claro que la infección se propaga a través del torrente sanguíneo, por lo cual solo es cuestión de minutos u horas que se transforme. Vosotros le llamáis Metadonas, y eso me ha recordado que las drogas como la coca, el crack y demás, lo que hacen es acelerar el riego del torrente sanguíneo, por lo cual harían que la velocidad de contagio se incrementase, pero… ¿Y si toma sustancias que provoquen lo contrario?
- Mmm… Pon un ejemplo Alice –le dijo Pao, que por más que se acariciaba el mentón no llegaba a entender a la muchacha-.
- La Melatonina, por ejemplo. Es un neurotransmisor que adormece a sus consumidores.
- ¿Y eso haría que tardase más tiempo en transformarse en unCharly no?
- No se exactamente lo que es un Charly, pero si te refieres a que tardará más en transformarse en una de esas bestias, la respuesta es sí.
- Cool… Pero no tenemos Melanonitade esa…
- No pasa nada, hoy en día mucha gente con problemas de insomnio toma neurotransmisores. Así que es una sustancia fácil de encontrar al alcance de cualquiera en una farmacia, y el otro día, conversando con uno de los guardias de seguridad, me confesó que se encontraba muy cansado porque le costaba conciliar el sueño, así que posiblemente haya neurotransmisores en su taquilla. ¿Qué os parece?
- Me parece que… -Paolo, al escuchar a la muchacha, se había quedado prendado de ella, y las pocas neuronas que le quedaban no le llegaban para procesar información-.

- En ese caso propongo atarlo y observarlo, como buen empirista que soy y ver que le ocurre –dijo Alberto-.
- Deja de decir patochadas cretino –le dijo Rafa-. Démosle esa mierda y si vemos que reacciona bien soltémosle y dejémosle que esté aquí junto a nosotros.
- No me parece buena idea bro –Jesús, que se había mantenido al margen hasta ahora, decidió entrar en la conversación-. Date cuenta de que es lo que piensan los demás. El Friki este lleva en gran parte razón.
- ¡Oye, un respeto que soy ingeniero químico!
- … Como te decía, el frikilleva razón. Andrés está infectado… Es un enemigo en potencia y además acaba de asesinar a una chica a sangre fría. Por otro lado, Paolo y yo por lo que veo, estamos a caballo entre tu forma de pensar y la del friki. Es nuestro amigo, pero a la vez le tenemos bastante respeto por lo que acaba de hacer como para soltarle, y luego la chica esta… Alice… No estoy exactamente seguro de que es lo que se le debe de estar pasando por la cabeza, porque pese a haber matado a su amiga, está buscando soluciones para ayudarle a vivir.
- No te equivoques, soy la primera que desea ver a ese hijo de puta muerto. Pero si los neurotransmisores funcionan, puede que nos sirva a los demás para el futuro.
- Vaya… Estoy sorprendido –dijo Jesús-, esta chica tiene madera…

La conversación no se zanjó ahí, y los cinco continuaron discutiendo durante unos minutos que hacer, hasta que Paolo decidió subir a la primera planta, junto al ventanal que habían roto horas antes el y Javi a tomar el aire. Se trataba de un pequeño receso antes de decidir que harían finalmente con Andrés.
………………………………………………………………………………………………………

Paolo no recordaba cuando fue la última vez que Rafa o Jesús se tomaron algo en serio; siempre habían estado todos de guasa y nunca había tenido que mediar en una situación como aquella. En aquel instante Pao se dio cuenta que todo aquello le superaba. Organizar botellones o conseguir mujeres para salir de fiesta distaba mucho de aquella situación. Además, sus reservas de maría se habían acabado y lo único que le quedaba era un par de cigarros de Winston.
Fue a encenderse uno y en aquel instante se acordó del bueno de Edd pidiéndole un paquete de su marca de tabaco en un estado de embriaguez absoluta a la dependienta de una gasolinera y echó a reír…. ¿Qué habría sido de Eduardo? ¿Habría conseguido sobrevivir?... demasiadas preguntas y mucho dolor de cabeza tenía en aquel momento, mientras veía como el solo bañaba toda la ciudad.
Mientras fumaba de su cigarrillo escuchó los pasos de alguien más en la primera planta y sacó su baqueta de la suerte con la mano que tenía libre. Cuando vio que era Alice volvió a guardar su arma y continuó fumando.
- ¿Tienes otro de esos? –preguntó la chica-.
- Me quedan pocos… pero va, coge uno.

La muchacha lo agarró y se puso a fumar junto a Paolo en la ventana. Ambos se mantuvieron en silencio durante un par de minutos. Cuando Alice encontró las palabras adecuadas procedió a cuestionar la autoridad del batería:
- Hasta hace poco pensaba que eras tú el que llevaba las riendas aquí.
- ¿Qué quieres decir?
- Si, ya sabes… pensaba que tu eras el que mandaba sobre los demás.
- Puede ser.
- ¿Cómo que puede ser? –dijo Alice sonriendo- O se manda, o no se manda.
- Bueno, en tal caso… digamos que sí. Yo soy el que manda.
- ¿Entonces como permites que Jesús actúe así?
- No se a que te refieres –dijo Pao mientras le daba la última calada a su cigarrillo y se asomaba por el ventanal para intentar atinarle a uno de los charlis con la colilla.
- Ha actuado como si fuese el líder, intentando dar una opinión conjunta.
- Pero somos un grupo, está bien que alguien lleve la iniciativa si sabe como hay que actuar.
- Déjate de tonterías… -Alice tiró su cigarro por la ventana y se acercó aún más a Paolo hasta encontrarse a un palmo de el; entonces acercó su cara a la de el y le susurró al oído-. Si de verdad eres el líder actúa como tal y baja ahora mismo junto a toda esa gente y asegúrate de que se haga lo que tú digas.
……………………………………………………………………………………………………

MIENTRAS, EN LA HABITACIÓN DE SEGURIDAD
- Lo que no entiendo es porque aún no me has intentado matar–decía Andrés, mientras le daba unas caladas al cigarro que Borja le posaba sobre los labios-.
- No seas idiota… ¿Por qué iba yo a hacer eso?
- Pues porque te quité el arma y asesiné a una chica muy guapa.
- Sabes perfectamente que yo también soy culpable de ese homicidio… Si hubiese estado más atento ni te hubiesen mordido ni me habrías quitado la pistola y seguramente no estarías ahora en esta situación.
- Es probable… Anda, dame otra calada.

- ¿Y qué se supone que van a hacer conmigo? –le preguntó Metadonas-.
- He venido aquí a vigilarte, no se de que estarán hablando.
- Venga ya, no me tomes por un idiota, se te nota en la mirada, sabes lo que va a ocurrir.
- Deja de decir tonterías…
- ¿Van a matarme verdad? … -Andrés vio la cara que Borja puso en el instante en que hizo tal pregunta y entonces supo que es lo que iba a acontecerle- Entonces es eso… Me van a meter un tiro en la cabeza por haber matado a una chica que estaba infectada…
- Debiste haber apretado el gatillo cuando tenías en cañón apoyado contra tu sien.
- Ya lo se… ¿pero no es tan sencillo sabes?
- Claro que lo se… -Borja se abría ahora una de las Guiness robadas del Ápoca-. Yo también lo he intentado varias veces, pero tampoco he tenido cojones para hacerlo.
- Entonces eres como yo.
- Negativo. Yo no disparo a mujeres desarmadas.
- Venga vamos, seguro que al militar del entierro también te lo cargaste tú. Asúmelo, eres un asesino de mierda, como yo. ¿A qué coño estás esperando? Mátame a mí también.
- Estás desvariando… tiene que haberte subido ya la fiebre, y además, estás borracho y fumado.
- Acéptalo, eres un asesino que no quiere confesar, se te nota… ¡A ese muchacho lo mataste tú!
- ¡BASTA! –Borja le soltó un buen golpe con la culata de su Llama en la cabeza y dejó a Andrés nuevamente inconsciente.

Pese a los intentos de Metas por adelantar lo que sabía que le iba a ocurrir, solo consiguió que lo noqueasen nuevamente. Borja salió de la sala y se bebió la Guiness en el pasillo, intentando serenarse mientras los demás decidían que hacer.
…………………………………………………………………………………………………

Paolo y Alice bajaban de la primera planta hacia el lugar donde se encontraban el resto.
Pao se plantó frente a ellos y echó una última mirada hacia atrás, donde recibió un último gesto de aprobación por parte de Alice, que asintió con la cabeza.

- No soy muy dado a los discursos pero vamos allá. Esta ha sido la noche más larga de mi vida y seguramente también la de muchos de vosotros. Yo también estoy deseando tumbarme en algún rincón seguro de este edificio y echar una cabezada… -dicho esto, tomó saliva y continuó- Finalmente he decidido que le daremos a Andrés los neurotransmisores tal como había dicho Alice y luego lo encerraremos en alguna sala bajo vigilancia… Si vemos que se comporta correctamente y no se ha vuelto un loco, volverá a ser digno de nuestra confianza. ¿Alguien tiene algo que añadir?
- Supongo que es lo correcto –dijo Rafa-. Además, quizás pase como en Dead Island y el Metadonas sea inmune al virus.
- Y si no es así espero que a base de Neurotransmisores aguante unos cuantos días –añadió Jesús-.

De esta manera, tal y como había sentenciado Paolo, el grupo marchó a donde se encontraba Andresito. Rafa y Borja buscaron en los cajones de la habitación y encontraron un bote de pastillas que tenían Melatonina. El recipiente estaba casi lleno, así que les daría para mantener al pequeño yonki drogado durante varios días.
Luego lo encerraron en uno de los departamentos del primer piso y dejaron a Borja de vigía hasta la noche; después marcharon a la Cafetería, donde sacaron todos los bártulos de sus mochilas e intentaron conciliar el sueño durante algunas horas.
……………………………………………………………………………………………………

11:48, LEJOS DE ALLÍ, EN UN VIEJO HOSPITAL EN MEDIO DE NINGUNA PARTE

Álvaro comenzaba a abrir los ojos. Era un joven muchacho de unos veintitrés años de edad que como casi todos los muchachos de la ciudad, estudiaba ingeniería. Tenía el pelo oscuro y laceo, los ojos castaños y el rostro barbudo. Se encontraba en uno de los viejos quirófanos del Hospital de Marina; un complejo médico que había pertenecido a Defensa durante años. Recientemente y debido a su antigüedad, solo uno de los edificios permanecía abierto, dirigido por la seguridad social para realizar algunas de las funciones que no se podían llevar a cabo en el Rosell, otro de los centros hospitalarios de la ciudad.
Aquel viejo enclave se encontraba en Tentegorra, una zona verde alejada del centro de la ciudad que estaba bastante cerca de la ESFORTIM (la Escuela de Infantería de Marina de España).

Se encontraba tumbado sobre la mesa de operaciones, con un batín de hospital tapándole la parte anterior de su cuerpo. En la articulación del codo tenía clavada una vía, de cuya aguja emanaban tres túbulos que le administraban distintos sueros. A su vez, tenía una mascarilla posada sobre la cara, la cual se arrancó con el brazo que aún tenía libre, tras hacerlo se incorporó sobre la mesa.
Apenas sentía las extremidades y por más que intentó gritar, apenas pudo siquiera producir extraños sonidos distantes a cualquier tipo de dialecto.
A su alrededor todo estaba en penumbra, la única luz de la que disponía era la que se colaba por las hendiduras y las redondas esferas de cristal que habían en la puerta de la sala de operaciones.

Intentó recordar que coño le podía haber pasado y porqué se encontraba en aquella sala. Aún así, pese a que no conseguía hacer memoria, no podía quitarse de la cabeza la absurda idea de que no hubiese ningún médico en la sala y de que nadie entrase a ver que le ocurría; además, ¿Por qué estaban todas las luces y las máquinas apagadas?

Tenía hambre y no estaba muy dispuesto a quedarse allí solo a esperar a que alguien viniese. Si no podía hablar, al menos podría moverse.
Se arrancó la aguja del antebrazo con ayuda del brazo libre y al hacerlo, un reguero de sangre comenzó a fluirle por todo el cuerpo. Luego, con ayuda de ambas manos se movió las piernas hacia el largo de la cama que daba frente a la salida y despegó su culo del asiento.

Las piernas le fallaron y se calló de morros contra el suelo. Intentó arrastrarse por el suelo pero el cuerpo le pesaba demasiado, así que volvió nuevamente al plan “A” y trató de pedir auxilio, con algo más de fortuna esta vez.

- ¡E-En-Enfermera! ¿Hay a-alguien? ¡So- SOCORRO!

Álvaro pasó los próximos minutos gritando. Las faringe le dolía cada vez que intentaba mediar palabra, pero la sensación de terror que tenía en el cuerpo era aún mayor y continuó gritando hasta que escuchó unos pasos al otro lado de la puerta. Los pies de aquella persona parecía arrastrarse de una manera muy torpe, pero aún así Álvaro insistió.

- ¡Enfermera! ¡Doctor! ¡Por favor necesito ayuda! ¡Estoy aquí dentro!

Viendo que aquel ser hacía caso omiso de sus súplicas intentó nuevamente avanzar a rastras. Pese a que el cuerpo le pesaba y apenas tenía fuerzas poco a poco lo consiguió. Llegó frente a aquella amplia puerta y se incorporó de cuclillas, gritando nuevamente a la presencia que se encontraba al otro lado de la entrada que le auxiliase.
Se agarró del pomo y a la de tres, hizo fuerza con las piernas y tiró de sus brazos hacia arriba con lo que logró incorporarse. Al otro lado de la puerta no veía nada. El pasillo estaba desierto y destrozado, aquel sitio parecía el escenario de una película de terror. Las sillas estaban volcadas, las paredes llenas de sangre… Incluso había una camilla de la cual colgaba un brazo desmembrado asomando bajo la tela que tapaba lo que parecía ser el cuerpo de algún pobre infeliz. Volvió a gritar nuevamente.

- ¡ENFERMERAAAAAA!

Aquella vez tampoco recibió respuesta; sin embargo, al encorvar su cuello pudo ver la figura de algo agachado bajo la puerta.
Tenía el cráneo lleno de heridas y la ropa mordisqueada, con agujeros de balas; se encontraba chupando el reguero de sangre que había atravesado la entrada, procedente del antebrazo de Álvaro.
En aquel momento la criatura se incorporó; tenía medio rostro arrancado y el torso lleno de aquel líquido negruzco. Cuando vio al muchacho al otro lado del cristal, la bestia produjo una especie de aullido y comenzó a aporrear la puerta. Del susto, Álvaro cayó al suelo de espaldas y desde allí se dirigió de rodillas tras la mesa de operaciones. Ahora las piernas ya no le flaqueaban….

CAPÍTULO 13: THE HOSPITAL

HOSPITAL DE MARINA, 12:07

Aquel ser no dejaba de golpear la puerta con fuerza y Álvaro sabía perfectamente que en cuestión de minutos la tiraría abajo, así que trató de idear un plan.
Buscó entre los utensilios quirúrgicos algo con los que poder matar a aquella criatura; agarró un bisturí y las tijeras más grandes que vio. Luego usó la afilada cuchilla del bisturí para hacerse una brecha en su dedo pulgar, creando un riachuelo con sus gotas de sangre desde la mitad de la sala hasta la mesa de operaciones.

Cuando acabó, se escondió tras esta y esperó a que aquel ser de rostro desfigurado redujese la puerta por completo. Las bisagras cedieron con un fuerte crujido y Álvaro puedo escuchar como aquello se acercaba hacia el.
El charli posó ambas manos sobre la mesa y echó el cuerpo hacia delante en busca de su presa; fue entonces cuando el chico aprovechó para saltar sobre el con las tijeras, apuñalando lo que le quedaba de cara a la bestia hasta que dejó de oponer resistencia.

Cuando acabó con el, cayó rendido junto al cadáver de su agresor. Aquel combate había reducido drásticamente sus energías y necesitaba recuperar el aliento.
Cundo pasaron unos minutos y se encontró mejor, inspeccionó el cadáver del podrido. En uno de los bolsillos de su pantalón encontró una billetera. Se llamaba Juan Gil y antes de la epidemia era un tipo cualquiera; tenía sus tarjetas Visa, el DNI, carnet de conducir, las fotos de sus seres queridos…
…………………………………………………………………………………………………

Álvaro estaba ya decidido a dar el siguiente paso y salió lentamente de la sala en la que se encontraba. En una mano llevaba el bisturí y en la otra, la cartera de aquel tipo. Ya en el pasillo buscó rápidamente el número de la planta en la que se encontraba. Estaba en el sexto piso, la última planta del edificio más alto del Hospital de Marina.
A través de la ventana podía ver algunos cuerpos de civiles y militares postrados sobre el suelo y varios coches siniestrados. Aún así, todo se encontraba en calma. Comenzó a pensar cuánto tiempo llevaría dormido… A lo mejor las criaturas que sobrevivieron ya se habían marchado de allí y el que le había atacado era tan solo un rezagado. Por si las moscas, Álvaro prefirió bajar por la escalerilla de emergencia que se encontraba en uno de los extremos del piso.

No estaba muy seguro de porque, pero conocía aquel lugar. No era la primera vez que estaba allí y le fue bastante sencillo orientarse. Avanzó por el ala oeste y fue deteniéndose en las distintas puertas de acceso a las salas que había por allí, asegurándose de que no era asaltado por ninguna otra criatura, hasta que llegó a una puerta al fondo del pasillo sobre la que había un letrero verdoso que indicaba “Salida de emergencia”.
Abrió sin hacer ruido y entró a aquel diminuto recoveco lleno de escalones de mármol que se perdían en el infinito.
Lentamente y agazapado, fue bajando uno a uno todos los escalones, pasando frente a la entrada que daba al quinto. La puerta estaba cerrada, manchada con sangre y por las hendiduras de esta, salía luz artificial; pese a su curiosidad, prefirió pasar de largo y continuar bajando. Aunque en el sexto no hubiese corriente, parecía ser que el generador de emergencia aún funcionaba y que la corriente llegaba hasta la quinta planta…

Al doblar un par de giros más comenzaron a llegar los problemas. Otra criatura –en este caso, una enfermera- se encontraba de pie en el rellano del cuarto piso. Parecía que aquel torpe y aneural ser aún no se había percatado de la existencia del chico, así que tomó la cartera del tal Juan Gil y sacó de ella toda la chatarra que había; 3,70 € en total. Luego se abrió un nuevo corte en la yema del índice esta vez y pasó unas pinceladas de sangre por la funda de cuero antes de lanzarla en dirección contraria al podrido.
El charli al escuchar caer la cartera se acercó hacia ella y se agachó para llevársela a la boca, momento que Álvaro aprovechó para abrir la puerta de emergencia y cerrarla tras el, esquivando a la criatura.
Ya en esta planta, avanzó hasta el fondo del pasillo y giró a la derecha, entrando a una amplia sala de espera.
Tal y como imaginó, la corriente de emergencia también llegaba hasta aquel piso y frente a él, entre aquellas tres pequeñas paredes se alzaba una máquina de refrescos y otra de comida.
Con lo que llevaba encima le dio para sacar una Coca-Cola y tres Kit-Kat. Mientras se sentaba en una de las sillas y aprovechaba para reponer fuerzas no pudo evitar que le entrase la risa tonta al leer el eslogan de las chocolatinas: “Tómate un respiro, toma un Kit-Kat”.
…………………………………………………………………………………………………

Cuando repuso fuerzas, continuó bajando, ahora por las escaleras de mano que se hallaban en el centro del edificio.
Antes de descender hasta el tercero escuchó como otro charli se deslizaba por esta instancia. Asomó la cabeza por una de las esquinas y pudo contemplar a un soldado de la raaa 73 –regimiento de artillería antiaérea-. Deambulaba hacia el fondo del pasillo, embobado. De su cinturón colgaba una Llama enfundada, así que Álvaro no se lo pensó dos veces y caminó sigilosamente hasta su espalda. Cuando se encontraba pegado a el hundió la hoja del bisturí repetidas veces sobre la inserción entre el cuello y la mandíbula del demente soldado hasta matarlo.
El riesgo había merecido la pena y ahora disponía de tres cargadores de quince cartuchos a su disposición.

El muchacho atravesó la segunda y primera planta por las escaleras de emergencia nuevamente y se plantó en la planta baja. Avanzó en dirección al vestíbulo principal hasta dar con una mesa camilla tras la que se escondió. Desde allí podía observar el hall del edificio… Alcanzaba a ver la recepción, las cabinas donde sacar número, el letrero que señalaba la entrada a la cafetería y la salida principal, cuyas puertas automáticas se encontraban abiertas.

Álvaro aguardó allí durante algunos minutos… Le parecía muy extraño haberse encontrado tan solo con tres infectados en el edificio y quería visualizar que haría si fuera se encontraba con más.
Su cuerpo era sacudido constantemente por toneladas de información que desconocía que existiesen… Si realmente era estudiante de ingeniería… ¿por qué cojones sabía empuñar un arma? ¿Por qué sabía asesinar podridos con un bisturí?... y lo que era aún peor… ¿Por qué sabía como actuar en cada jodido instante?
Si realmente fuese un estudiante de industriales, como el creía, estaría completamente aterrorizado solo e indefenso en aquel hospital infestado de monstruos; tal y como le había sucedido al despertar.
Pero desde que las piernas habían comenzado a funcionarle, era un tipo completamente distinto. Eso le asustaba…

Finalmente, tras ver que no habían enemigos a la vista, salió tras la camilla y avanzó por el pasillo sorteando las decenas de cuerpos putrefactos que habían esparcidos por el suelo. El olor era pestilente y nauseabundo, y a Álvaro le entraban arcadas incluso aguantando la respiración.
Aún así, aquel mal trago duró menos de lo deseado para el torpe muchacho, pues esquivando uno de los muertos perdió el equilibrio y pisó el estómago de otro cadáver, hundiéndosele el pie dentro de las vísceras de este.
De la impresión, el joven retrocedió y tropezó con el cuerpo de un podrido, cayendo hacia atrás contra la cristalera de una sala, haciéndola añicos. Al no llevar más que un batín azulado encima, se llenó la espalda de cortes.

Mientras se reincorporaba escuchó como una jauría de charlis se acercaban hacia el. Aquel fallo le había costado caro y desde la cafetería, una decena de infectados se lanzaron contra el.
Álvaro buscó entre los cadáveres la Llama, la agarró y vació sus quince cartuchos sobre los infectados, acabando con todos ellos.
Cuando cesaron sus disparos se hizo un silencio eterno… El chico no se podía creer que hubiese abatido a los diez de un cargador.
Pero no había tiempo que perder, podía escuchar a lo lejos como acudían hacia el más podridos atraídos ahora por los disparos, así que corrió hacia la puerta principal y salió del edificio.

Ya fuera corrió hacia la salida pero desgraciadamente para él, fuera también estaba lleno de aquellas cosas.
Cinco se le abalanzaron, pero antes de que pudiese acabar con ellos, una ráfaga de disparos sonó desde su izquierda y los infectados cayeron abatidos.
Una pareja de soldados acababan de salvarle la vida, pero antes de que pudiese agradecérselo le apuntaron ahora a la cabeza.
- ¿Te han mordido? –preguntó uno de ellos-
- ¿A mi?... ¡Que va! ¿Por qué lo preguntas?
- Sergio, hay que darse prisa. Tenemos que cerrar la puerta–el otro soldado le metía ahora prisa a su compañero-.
- Tienes razón… ¡Chico, ven con nosotros y ayúdanos a cerrar la puerta principal!

Álvaro asintió con la cabeza y siguió a los militares hacia la salida, pero antes de que pudiesen cerrar las verjas metálicas, un gran número de infectados se les adelantó desde el exterior del complejo.
Aún así, uno de los de verde corrió hacia la puerta en un intento suicida por sellarla.
- ¿Que coño haces Jorge?
- ¡Tenemos que intentarlo, no podemos dejar que nadie contamine los experimentos! –dijo el joven mientras corría hacia la verja-.
- Mierda… Muchacho.
- Dime.
- Cúbreme por la retaguardia con tu arma, voy a darle tiempo a Jorge.

Sergio comenzó a disparar con su rifle a las oleadas de charlis que acudían desde el exterior, mientras que Álvaro vaciaba su segundo cargador contra los que les perseguían desde el edificio que acababa de dejar atrás.
Aún así no fue suficiente… Antes de que Jorge consiguiese cerrar la verja, fue tirado al suelo por los podridos, que se pegaron un festín con su carne.
- Mierda… ¡Corre muchacho, volvamos al centro de investigación!
- ¿Centro de investigación?

Álvaro se quedó sorprendido cuando aquel militar le condujo hasta el edificio más antiguo y mugriento de todo el complejo hospitalario. Sergio pasó su tarjeta de identificación por una hendidura que había escondida en el fonillo roto del edificio y desactivó así el cierre de la oxidada puerta, que realmente se trataba de una puerta blindada; pese al mal estado aparente del edificio, el interior de aquel lugar contaba con la más sofisticada tecnología que el Ministerio de Defensa español podía permitirse.
………………………………………………………………………………………………

Álvaro siguió a Sergio por el complejo hasta que llegaron a una sala donde había otros dos militares.
- Sergio… ¿Habéis conseguido cerrar la puerta?
- ¿Donde está Jorge? … ¿Y quién es ese? –dijo el otro soldado
- Jorge está muerto… Los infectados lo devoraron antes de que pudiese terminar de cerrar la verja… Y a este muchacho lo encontramos cerca del hospital.
- ¿Has aguantado durante todo este tiempo con vida dentro del hospital? –le preguntó uno de los soldados-.
- … Si. Me levanté hace menos de dos horas en una mesa de operaciones e intenté salir de aquel infierno.
- No puede quedarse aquí Sergio. Tenemos una misión que cumplir, no se porque lo has traído contigo.
- Pero Sargento… El chico tiene buena puntería; me cubrió de puta madre mientras estábamos ahí fuera. Dale un voto de confianza Pedro, nos será útil para cerrar las verjas ahora que solo somos tres.
- … Está bien, pero lo dejo bajo tu responsabilidad. Dale ropa y una toalla que se de un baño y luego que se cure sus heridas. Continuaremos la conversación en la cantina dentro de una hora. ¡Vigílalo!
- ¡Si, señor!
………………………………………………………………………………………………

Cuando terminó de desinfectarse, Álvaro se vistió con un uniforme del ejército de tierra y se dirigió junto a Sergio a la cantina.
La ducha le había sentado bien; ahora se encontraba muchísimo más aliviado escondido dentro de aquel silo, junto a la compañía de otros seres vivos. Mientras atravesaban los pasillos, Sergio le comentaba como habían asignado aquel lugar a varios pelotones de la raaa para asegurar la evacuación de los civiles y médicos. Cuando Álvaro le pregunto sobre aquel enclave en particular en el que se encontraban, el militar solo supo decirle que recibieron órdenes del oficial al mando de custodiar aquel sitio y de mantener el recinto a salvo hasta que llegasen los refuerzos.
Sergio era bajo y de complexión ancha. Tenía el pelo castaño y se le veía muy profesional con su trabajo; tan solo conocía la información que sus superiores le confiaban y nunca pedía explicaciones fuese cual fuese la orden recibida.

Llegaron a la cantina justo cuando Adrián, un soldado raso de Infantería de Marina, acababa de calentar algo de pasta y lo servía en las mesas junto a unas latas de cerveza para acompañar a aquella insípida comida.
Los cuatro se sentaron a la mesa y comenzaron a hablar mientras se alimentaban.

- Entonces, ¿Qué hacías en la sexta planta del hospital? ¿Te iban a operar de algo? –le preguntó Adrián-
- No tengo ni idea tío. No recuerdo absolutamente nada de mi vida antes de despertarme… Creo recordar que era ingeniero y que vivía aquí en la ciudad… pero ni de eso estoy seguro.
- Bueno, no te preocupes. Ya irás recordando con el tiempo.

Adri era un muchacho alto y robusto, de pelo corto; el más joven de todos los que estaban allí reunidos con diferencia y eso se notaba en su forma de ser, imprudente e inexperto.

Mientras que los dos soldados y Álvaro hablaban, el sargento Pedro observaba desde uno de los extremos de la mesa. Pitt estaba mucho más en forma que sus subordinados. Su físico atlético y sus dotes de liderazgo le habían llevado a ascender de rango rápidamente. A sus veinticinco años ya era todo un sargento.
Los muchachos reían mientras repelaban sus platos, hablaban de mujeres y se refrescaban el gaznate. Fue entonces cuando Pedro rompió su silencio y se dirigió al resto:

- Me alegra que hayáis congeniado tan rápidamente los tres. Creo que va siendo hora de que ideemos un plan para poner este sitio bajo seguridad.
- Pero mi sargento, Jorge acaba de palmarla ahí fuera… Salir al exterior es muy arriesgado.
- Lo se. Pero esta vez saldremos los cuatro. A diferencia de esas alimañas, nosotros empuñamos armas. Nos cubriremos mutuamente y terminaremos el trabajo que Jorge dejó a medias. Se lo debemos.
- Voto por que hagamos un brindis en memoria de nuestro compañero caído en combate –dijo Adrián, levantándose de su silla-
- Tienes razón… -dijo Sergio-. Esto va por ti camarada. Al final de este día, tu muerte no habrá sido en vano.
- ¡Por Jorge! –

Todos gritaron el nombre del difunto y acabaron sus cervezas; luego Pedro les comentó el plan que seguirían. Álvaro escuchó atento todo lo que decía el Sargento, pues sabía que si lo hacía bien, este le permitiría quedarse en aquel refugio junto a ellos, donde estaría a salvo de los infectados y podría intentar recordar su pasado.
……………………………………………………………………………………………

MEDIA HORA DESPUÉS, JUNTO A LA SALIDA DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN…

Los cuatro del Hospital de Marina se encontraban allí reunidos. Todos iban bien armados; Pedro y Sergio con sus rifles de asalto G-36, Adrián con una escopeta Franchi SPAS 12 y Álvaro con la Llama M-82 que le había robado al infectado del hospital.
Todos llevaban abundante munición y estaban preparados para lo peor; Adrián encabezaría el grupo y Álvaro cubriría la retaguardia. El plan era avanzar todo lo posible hacia la puerta principal sin ser descubiertos por los podridos y ganar así todo el tiempo que pudiesen.
La idea podría parecer un suicidio, pero si ninguno de ellos fallaba, todo saldría bien.

Pitt desactivó el cierre de la puerta y los chicos fueron saliendo. En principio, todo estaba despejado en el exterior. Adrián avanzó a paso firme entre los coches siniestrados en el arcén, zigzagueando las decenas de cadáveres que se encontraban diseminados por el recinto.

La cosa no iba nada mal hasta que anduvieron un tercio del recorrido. Adrián y Sergio estaban escondidos en el costado de una ambulancia y desde allí divisaban a una decena de podridos más adelante. Los muchachos se encontraban tan concentrados buscando como continuar avanzando que no se percataron que de la parte trasera del vehículo salía renqueante un charli.
Álvaro le apuntó a lo lejos en la cabeza, dispuesto a volársela por los aires, pero Pitt le detuvo bajándole las manos al ingeniero y avanzó sin hacer ruido hasta la ambulancia.
El podrido se arrastraba sigilosamente por el suelo hacia Sergio, que se encontraba de espaldas al muerto viviente.
Poco faltó para que este le pegase un bocado en la pierna al soldado, pero Pedro llegó a tiempo para ensartar su cuchillo en la cabeza del infectado. Acto seguido comenzó a darle collejas a los dos soldados a la vez que se señalaba a la sien con el índice pidiendo un poco más de sesera a sus hombres.
……………………………………………………………………………………………………

Ya no había marcha atrás. Los cuatro se encontraban tras la ambulancia en silencio, concentrados. Era la hora de entrar en acción. Adrián empuñó su escopeta con ambos brazos y salió a paso ligero hacia la puerta, seguido muy de cerca de Sergio y Pedro, que comenzaron a disparar en cuanto los podridos se dieron cuenta de su presencia.
La matanza había comenzado, en cuestión de segundos las cabezas de más de una decena de charlisse encontraban agujereadas.
Adri avanzó hasta la puerta esquivando a varias bestias y llenando de plomo el tórax de las que se encontraban más cerca de el.

- Álvaro, cubre el flanco derecho, acaba con aquellos cinco.
- Sergio, tu ve junto a la puerta y ayuda a ese inepto Infante de Marina.
- ¿Que quieres que haga?
- ¡Aparta los cadáveres para que pueda desplazar la verja, inútil!

Sergio obedeció a su sargento. La puntería de Pedro era perfecta y los cuerpos de los infectados se apilaban alrededor de los muchachos.
Álvaro cumplió con éxito las órdenes de Pedro y guardó la retaguardia y los flancos con gran acierto. Los infectados solo le causaron problemas en una ocasión cuando dos de ellos consiguieron llegar hasta donde se encontraba y tuvo que combatirlos cuerpo a cuerpo.

Los charlisestaban muy desorganizados y atacaban en pequeñas escaramuzas que fueron fáciles de repeler para los de verde.
Cuando Sergio y Adri aseguraron completamente la entrada a las instalaciones la cosa mejoró bastante. Los cuatro pasaron a centrarse en colaborar con Álvaro en la defensa de la retaguardia. Fue muy fácil eliminar a los infectados que acudían atraídos por los disparos desde el interior del recinto y en cuestión de minutos los podridos dejaron de acudir.
……………………………………………………………………………………………………..

- Parece que ya hemos acabado con todos –dijo Sergio-.
- … O se han cansado de perder –añadió Adri-.
- Está bien chicos. Hora de apilar todos los cuerpos de aquí fuera y quemarlos con gasolina. ¡Os lo habéis ganado!

Al Infante de Marina no le hizo mucha gracia acatar las órdenes de un Sargento de Tierra. Y menos aún hacerle el trabajo sucio, pero no tenía más opciones y se quedó allí fuera junto a Sergio y Álvaro mientras Pitt volvía al centro de investigación a avisar a sus superiores por radio sobre el éxito de la misión.
……………………………………………………………………………………………………..

El corto día de invierno se desvanecía mientras se encontraban allí fuera. Las cosas habían acontecido sin demasiadas novedades durante la tarde. En tres horas que llevan allí fuera solo se toparon con cinco charlis más que intentaron sorprenderles.
Adrián y Álvaro había ido por gasolina para prender la pila de muertos que acababan de amontonar mientras Sergio continuaba apilando cadáveres frente al edificio.

Antes de que volviesen, un nuevo infectado apareció a lo lejos, procedente del interior del Hospital.
Aquel charlivestía un uniforme militar: Botas, Pantalones y camiseta interior verde, y se dirigía hacia donde se encontraba Sergio a paso ligero, pero a diferencia del resto de podridos, este no deambulaba, sino que caminaba perfectamente erguido.

Sergio estaba a lo suyo elevando uno de los cadáveres y lanzándolo sobre el resto de cuerpos cuando se percató de la presencia del infectado. Estaba a unos veinte metros de aquel grotesco ser. Era el primer charli de aquellas dimensiones que veía desde que comenzó la infección. Medía casi dos metros de altura, rapado al cero y completamente mazado.
- “No es más que otro zombi” - pensó Sergio.

Apuntó a la bestia con su rifle y le disparo un poco más arriba del hombro, hundiendo su bala sobre el cuello del infectado. Luego volvió a disparar tres veces más sobre el pecho del monstruo, pero este ni se inmutó.
Intentó disparar nuevamente, pero su cargador estaba vacío. Rápidamente se apresuró a recargar pero aquel ser estaba demasiado cerca. En un instante el monstruo ya estaba plantado delante suya, acorralándole contra la pila de muertos. Le soltó un golpe con la mano abierta en la cara y lo derribó contra el suelo.
……………………………………………………………………………………………………….

Álvaro y Adrián, que regresaban con el combustible, escucharon los disparos de su compañero a lo lejos y corrieron hacia donde venía el sonido de las balas.
Cuando llegaron se encontraron con aquel engendro del diablo de espaldas a ellos. En su musculoso brazo derecho sostenía el cuerpo de Sergio, mientras en su mano izquierda alzaba la cabeza. De esta brotaba un reguero de sangre que aquel ser bebía plácidamente.

- No me jodas… -dijo Álvaro para sí mismo-.
- ¡¡Sergiooooooo!! ¡¡Maldito desgraciado pagarás por esto!!

En aquel momento, Adri y Álvaro comenzaron a abrir fuego contra el infectado, que al verse superado en número soltó el cuerpo del militar y salió corriendo contra la verja de seguridad, trepándola fácilmente y refugiándose al otro lado, en las colinas colindantes al hospital.
………………………………………………………………………………………………

Aquella noche tuvo un sabor amargo para todos… Decenas de cadáveres ardían en el exterior del centro de investigación; entre ellos el cadáver de Sergio, mientras Adrián intentaba conciliar el sueño y Pedro montaba la guardia.
Álvaro aprovechó para ser el último en ducharse después de la dura jornada. Antes de marchar a su cuarto, se pasó un buen rato frente al espejo desinfectando sus heridas. Durante la misión capitaneada por Pitt para asegurar el edificio, el ingeniero había sido mordido por uno de los infectados mientras cubría la retaguardia.
El muchacho no sabía en aquellos momentos que la infección se transmitía a través de las mordeduras…
…………………………………………………………………………………………………

A varios Kilómetros de allí, en el centro de la ciudad de Cartagena, yo y mis compañeros también marchábamos a descansar tras pasar nuestro primer día resguardados de los charlisen mi edificio.
A la mañana siguiente deberíamos de decidir entre todos que hacer… No podríamos pasar muchos más días encerrados en mi casa.

CAPÍTULO 14: NEIGHBOURS

DÍA 3, 10:30 DE LA MAÑANA
Llevábamos 2 días durmiendo ya en mi casa y algunos habían logrado sobrellevar aquella pesadilla mejor que otros.
Belén y Marina pasaban mucho tiempo juntas en su habitación. Al menos les quedaba el consuelo de tenerse la una a la otra, como buenas amigas que eran. Ambas estaban bastante apenadas por la pérdida de Alicia.
Toni discutía con Pablo y Joselas sobre videojuegos y mecánica e intentaba entablar conversación con Marina. Ya durante el segundo día prefirió irse al salón de la casa y leer algún libro, intentando buscar entre páginas de fantasía algo con lo que evadir su cabeza de la cruenta realidad.
Pablo había congeniado muy bien con mi hermana, ya que siempre que hablaban acababa riéndose con las
trolleadas del muchacho.


En cuanto a mí… Cuando no estaba encerrado en mi habitación reflexionando, acompañaba a José Luís en las guardias que realizábamos junto a la puerta. Más de una vez discutimos sobre que debíamos de hacer y durante el segundo día incluso intentamos hacer una puesta en común entre los seis.
Tampoco es que tuviésemos muchas alternativas que elegir… La comida se agotaba y aquel lugar pronto sería nuestra tumba si no reaccionábamos.

Los días transcurrieron entre el hedor a muerte que subía desde la calle a través de las ventanas y los tiroteos esporádicos que sonaban a lo lejos, en mitad de la ciudad. No éramos los únicos supervivientes en Cartagena y eso resultaba esperanzador.

Finalmente decidimos trazar un plan… Aseguraríamos el edificio a cal y canto y trataríamos de aguantar unos cuantos días más con las provisiones y armamento que encontrásemos en el resto de apartamentos.

La tarea no sería fácil... Entre los bajos y el resto de pisos había un total de dieciocho viviendas que inspeccionar, así que podría llevarnos varios días poner todo aquello bajo seguridad. Al menos la puerta principal aguantaba bastante bien; los infectados no habían podido tirarla abajo y con el transcurso de los días la amalgama de podridos que en su momento nos pisaba los talones mientras buscábamos un refugio se había dispersado.

Lo primero sería buscar en casa del portero una copia de las llaves del resto de viviendas, y mi apartamento era un lugar fabuloso donde armarse para aquella situación. Mi viejo tenía una vitrina en el salón con numerosos rifles y cuchillos de caza que repartí entre los cuatro hombres.

A los chicos les dejé tres fusiles de cerrojo de variados calibres y yo me quedé con una hermosa escopeta de caza de dos cañones. Por desgracia para nosotros aquellas armas carecían de cargador y mis amigos no habían recibido adiestramiento alguno para disparar.
Luego, les cedí a Pablo y Toni un par de cuchillos de combate y a Joselas el machete que le regalaron a mi viejo cuando ascendió a teniente.

Evidentemente, no iba a quedarme sin ningún acero antes de salir por la puerta, así que fui a mi habitación y cogí uno de mis tesoros más preciados; una hermosa katana que compré en un viaje a Toledo. La funda realizada en madera de roble tenía una inscripción japonesa que decía algo así como “Fuerza y Honor”. Tanto por la empuñadura como en una de las caras del arma, tenía grabados de flores.
Hay a quien podría parecerle una mariconada, pero aquella afilada arma de metro veinte de longitud me otorgaba bastante seguridad.

Pasé el resto de la mañana intentando enseñarle a los demás como recargar y disparar antes de que comenzásemos nuestra misión:
- … Joder Pablo… Cuantas veces te lo tendré que explicar…Cuando dispares; tiras de aquí hacia la izquierda y luego hacia debajo. Introduces la munición en esta cámara, tiras hacia arriba, giras a la derecha y ya está; listo para disparar.
- Interesante… ¿Y dices que estas balas tan ridículas pueden matar a uno de esos infectados?
- No. No creo que los mates… A no ser que les atines a la cabeza de primeras, por eso te cuento como se recarga… ¿Qué tal lo lleva Toni, Joselas? ¿Se las apaña?
- Nada. Es un caso imposible… No sabe ni como apuntar.
- Yo no tengo la culpa de eso. No mato a personas; creo las máquinas que hacen que se maten entre ellos.
- Pues vas a tener que aprender –le contesté-, cuando estemos allí fuera vamos a depender los unos de los otros y si tu fallas puede ser que alguien la palme, así que trata de hacer caso a Joselu.

- Sigo pensando que sois unos machistas –dijo Marina, que se encontraba sentada en una silla junto a Pablo, viendo como les intentábamos enseñar lo más básico sobre armas-.
- No empieces otra vez Marina… –le recriminé-
- Pero sabes perfectamente que valgo más que cualquiera de estos tres para ayudarte ahí fuera.
- ¡Ey, ey! Que yo me he pateado media ciudad con Javi para encontraros –dijo Jose-.
- ¡Y te recuerdo que de no ser por mí habrías acabado muerto en Antigones! –añadió ella-
- ¡Eso, eso! ¡Marina y yo os salvamos el culo! –dijo Toni, buscando algo de protagonismo e intentando que Marina se fijase en el; aunque todos pasamos un poco de sus comentarios-.

- Javi… Me conoces de hace muchos años, sabes que soy una buena karateka y que podría serte útil en el exterior.
- ¿Acaso has apuntado alguna vez a un blanco en movimiento? Es más… ¿Alguna vez has disparado contra un ser que se mueve hacia ti, deseoso por hincar sus dientes en tu cuerpo?
- Ni yo ni ellos.
- …Me gusta equivocarme. Si veo que son un completo desastre, mañana vendrás con…

Antes de terminar de habar un estruendo sonó tras de mi; Pablo había disparado por error su arma, abriendo un pequeño agujero en la pared y nos miraba mientras encogía sus hombros y arqueaba las cejas.
Entonces Belén se acercó a mí y dejó caer la palma de su mano sobre mi hombro.
- Suerte allá fuera hermanito. La vas a necesitar si vas con esos mequetrefes cubriéndote.
…………………………………………………………………………………………………….

Fuimos hasta la planta baja por las escaleras. La luz del nuevo día entraba por las ventanas de los pasillos y no fue difícil llegar hasta allí. Por el camino agarré el extintor que oscilaba en una de las paredes ya que no se me ocurría ninguna forma mejor para abrir la puerta que golpeándola reiteradamente con este.
- Javi, ¿que intentas? –me preguntó Pablo antes de que comenzase a aporrear la entrada-.
- Abrir la puerta.
- ¿Y no has pensado que quizás el ruido atraiga a los podridos?
- ¿Se te ocurre algo mejor?
- Claro que sí, apartaos –dijo Pablo mientras hacia gestos para echarnos a un lado; luego, tras un breve silencio alzó sus brazos hacia delante y pronunció las palabras místicas- ¡Ábrete Sesamo!
- …Creo que eso no va a funcionar.

- ¿En serio que ninguno sabe usar una ganzúa? –preguntó Joselas- Javi recuerdo que cuando éramos jóvenes tu forzaste una vez una caja fuerte para robar unas notas en el tuto.
- Si… Pero aquello fue haciendo palanca con un metal… No tiene nada que ver con abrir una cerradura…
- Vaya… Y supongo que Pablo tampoco tendrá ni zorra.
- Claro que no; pero se os olvida que estamos con un negro–dijo Pablo mientras observaba con el ceño fruncido a Toni-.
- ¿Qué pasa, que por ser negro tengo que saber forzar puertas y saquear casas con dos alambres como estos? –dijo mientras sacaba una ganzúa del bolsillo de sus vaqueros- Pues da la casualidad de que si

- Antes de entrar, repasemos… En esta casa vivía un matrimonio de unos cuarenta y tantos con un hijo de nuestra edad más o menos. Contad con que serán tres infectados como mucho.
…………………………………………………………………………………………………………..

Cuando Toni finalmente consiguió abrir la cerradura entramos sigilosamente. Joselas y yo íbamos los primeros. Cruzamos el hall y miramos en la cocina, que era la primera habitación que daba a la derecha; esta se encontraba en el más completo desorden y las paredes estaban salpicadas por sangre.

Lo siguiente que hicimos fue inspeccionar el amplio salón que daba justo al final del hall. Allí lo único siniestro no era más que el espantoso gusto por decorar que tenía mi vecina del bajo.
- Parece que esto está vacío –dijo Pablo algo asustado-.Deberíamos volver a casa junto a las chicas.
- Nahh… La puerta estaba cerrada solo con el resbalón y además tenemos que encontrar las llaves del resto de apartamentos –dijo Joselu-.
- ¿No oléis eso? –preguntó Toni-.
- Me temo que no. El que caza bestias salvajes y las devoras eres tu, negro –Pablo volvía otra vez a sus típicas trolleadas-. Eres el único capaz de oler el delicioso aroma de la muerte.
- Para empezar, no soy negro; soy moro, que no es lo mismo.
- Déjate los eufemismos y dinos que es lo que olías negro –Joselas también tenía ganas de picar al estudiante de ingeniería-.
- Chhss… Pues me llega un extraño hedor desde allí.

Toni se encontraba junto a la encrucijada de pasillos y señalaba al cuarto de baño que estaba en medio de este. Con cautela, Joselu se acercó a la puerta y la abrió mientras le cubríamos…
Cerca de la bañera reposaba el pequeño cuerpo desollado del perro de mis vecinos. José Luis se tapó la nariz con el cuello de su camiseta y cerró la puerta.
Unos segundos después escuchamos pasos procedentes de nuestra izquierda, al fondo de aquel pasillo; desde la habitación donde debería de estar la cama de matrimonio de la pareja.

Emergió entonces frente a nosotros la figura de la esposa del portero, una mujer rechoncha y bajita, con el pelo recogido en un moño y su blanco batín de andar por casa tintado de la sangre del animal.
- ¡Disparad! –aquella vez no esperaría a que el infectado se nos echase encima-.

Mis compañeros me hicieron caso y dispararon hacia la criatura. Joselas la atinó de lleno en el hombro, hundiéndole el casquillo en la clavícula izquierda; mientras que Pablo le dio en el muslo derecho.
Toni por el contrario, disparó a una de las luces que colgaba del techo con una falta de puntería sin igual.

Antes de que les diese tiempo a recargar, la puerta que daba al otro lado del pasillo -tras nosotros- se abrió de golpe y por ella salió corriendo el hijo del portero con sus rastas al aire y su camiseta del Ché.
Este se lanzó de golpe contra Toni, que al verlo acercarse hacia el salió corriendo por donde habíamos entrado perseguido de cerca por el infectado.
Corrió endemoniadamente como un africano corre para escapar de un león y finalmente se encerró en la cocina mientras el podrido golpeaba la puerta en un intento por devorar al nigga.

Pero aquello no era lo peor; Joselas volvió a cargar y a disparar contra la dueña, que comenzaba a acercarse hacia nosotros en medio del pasillo. Cuando estuvo dentro del campo de tiro de mi escopeta apunté contra su tórax y descargué sobre él los dos cartuchos del doble cañón. La metralla le perforó todos sus órganos vitales y de la potencia del disparo cayó de espaldas al suelo.
Cuando miré tras de mí me percaté de que Pablo estaba acostado, inconsciente…
- ¿Pero que cojones? ¡Este no es sitio para dormirse Pablo!
- No creo que te escuche Javi, parece estar en un profundo trance…
- Joder… Remata a esa puta Jose. Voy a ayudar al negro.
…………………………………………………………………………………………………………….


El hijo del portero había roto ya la cristalera de la puerta de la cocina e intentaba cazar a Toni metiendo un brazo por la hendidura mientras golpeaba salvajemente la puerta para que cediese a la oposición del negro.

Finalmente Toni cayó de espaldas golpeándose la cabeza con el frigorífico de la cocina y cuando miró hacia delante vio a aquel hippi mirándolo fijamente a los ojos.
Pero antes de que el infectado pudiese lanzarse contra el, Toni vio como los sesos le volaban en mil cachitos a su cazador.
- Anda que estoy apañado con vosotros… Un bello durmiente y un gallina…
- Ya te dije que construyo armas, no las uso… Joder…Necesito una toalla para limpiarme toda esta mierda de la cara.
- Debimos darte una cimitarra…. Al menos eres buen corredor.
- ¡AYUDA!
- ¿Esa no era la voz de Joselas?–preguntó Toni-.
…………………………………………………………………………………………………………….

Joselas se había acercado al cuerpo de la mujer, que yacía en el suelo mientras realizaba extraños movimientos en un afán por incorporarse.
Tras observar durante unos instantes la triste escena, Joselu volvió a cargar su rifle y le metió una bala entre ceja y ceja, liberando el alma de aquella pobre mujer.
Pero mientras se tomaba un respiro fue sorprendido por el portero, que aparecía por la misma puerta por la que había salido su mujer minutos antes.
Este forcejeó contra José Luis, que se protegía interponiendo el rifle entre el y el infectado. Las fuerzas le empezaban a flaquear al de la cresta greñosa, que gritó pidiendo auxilio cuando escuchó los disparos desde la cocina.

Extrañamente la fortuna se puso de su parte cuando dio un par de pasos atrás y se tropezó con el cuerpo del adormilado Pablo.
Al tropezarse, el infectado y el cayeron al suelo con tanta suerte que el cráneo del portero golpeó contra el saliente de una de las esquinas que unían los pasillos de la casa frente al baño.

Toni y yo llegamos a tiempo para ver como Jose se reincorporaba y comenzaba a golpear la cabeza del infectado con la culata de su rifle, asegurándose de que este no volviese a levantarse nunca más.

Cuando dimos con el llavero que tenía la clave para acceder al resto de viviendas buscamos entre los armarios de la cocina algunos suministros, cargamos con Pablo a cuestas y volvimos a nuestro refugio para comer antes de continuar limpiando el edificio.
……………………………………………………………………………………………………………

14:30, COMIDA

- Entonces, ¿que harás esta vez Javi? ¿Volverás a llevarte a estos dos contigo de caza? –preguntó Marina mientras le daba unos tragos a su cerveza-.
- ¿Estas de coña? ¡Por poco nos matan al Sierras y a mí por culpa de estos dos!
- Creo que Jose ha respondido por mí.
- Entonces, ¿me dejarás ir con vosotros?
- Va hermanito enróllate, ¡que la chica está cansada de jugar a las cocinitas aquí conmigo.
- … ¡Que remedio! Tengo a uno de mis muchachos inconsciente; tumbado sobre el sofá del salón y a otro que es incapaz de atinar a un blanco parado…
- Ya te dije que eran unos mequetrefes hermano.
- ¿Dónde está el enemigo? ¿Les ganamos?–Pablo se acababa de levantar y aparecía por la puerta de la cocina-.
- Anda Pablo, vente y descansa en la cama de mis padres–dijo Belén mientras se levantaba para acompañar al ingeniero-. Yo me encargo de cuidar de este y de Toni. Despejad el edificio.
……………………………………………………………………………………………………………

Nuestro próximo objetivo sería la casa de mi vecino. Durante aquellos dos días habíamos podido escuchar en varias ocasiones como aquel viejo marinero retirado se había arrastrado por las paredes que compartían ambas casas.
El pobre señor vivía solo después de haberse quedado viudo y no había engendrado hijos; podríamos decir que la suerte no le había sonreído en la vida ahora que además era un infectado.

Joselas abrió la puerta y nos preparamos para el encuentro. Al final del pasillo podíamos ver la figura deambulante de aquel señor mayor aguardando por nosotros.
Mi greñoso amigo alzó su rifle, pero Marina le detuvo.
- No gastemos munición con este vejestorio… Dejádmelo a mí–dijo la karateka mientras dejaba su rifle junto a la puerta y empuñaba un martillo que había cogido del juego de herramientas de mi casa -.

La joven avanzó por el pasillo y cuando el infectado trató de agarrarla le barrió con una patada baja tirándolo contra el suelo. Pudimos escuchar como sus seniles huesos se resquebrajaban a causa del impacto antes de que Marina la emprendiera a martillazos contra su cabeza hasta la extenuación.

Tras asegurar el resto de la casa nos hicimos con provisiones y con un viejo revolver de seis balas que el anciano guardaba en su mesilla de noche.

Pasamos el resto del día hasta la puesta de sol limpiando las demás viviendas del bloque Este del edificio.
De las seis casas que inspeccionamos dos estaban vacías y en las otras cuatro eliminamos a seis charlisen total. Fue un verdadero alivio para mí que la casa del pobre Carlos Touché estuviese despejada; eran los únicos vecinos a los que me habría costado matar.

La verdad es que Marina tuvo razón desde el principio. Debí habérmela llevado con nosotros en vez de a aquellos dos mancos y fue algo por lo que le pedí disculpas durante la noche.
………………………………………………………………………………………………………

DÍA 4, 9:30, HORA DEL DESAYUNO

- … Me preocupa lo que le pasó ayer a Pablo, ¿y si vuelve a ocurrirle algo parecido cuando estemos allí fuera? –preguntó Joselu-.
- No tengo ni idea… Quizás en el CIM hayan rescatado a alguien más y tengan algún médico que pueda examinarle la cabeza… ¿Sabéis que puede ser? –la verdad es que ni yo mismo creía en aquella remota posibilidad-.
- He estado hablando con el… –dijo Belén- Apenas recuerda lo que ocurrió antes de que lo encontrásemos frente a la casa. Puede ser que aquella caída mientras huíamos por los túneles bajo la ciudad le haya causado alguna herida interna.
- Pero a ver, la caída no era para tanto.
- ¿Cómo que no Marina? –dijo Toni- Se cayó desde ocho metros aproximadamente. Lo raro es que siga vivo.
- Ya está el intelectual asustándonos con sus cálculos matemáticos –dijo la muchacha mientras le sacaba burla al negro-.
- Lo que quería decir es… -pero aunque le jodía que Marina se lo hubiese tomado a mal, Toni no subo encontrar palabras para arreglarlo-.
- Pablo siempre ha sido fuerte… Como aquella vez que estábamos trepando por las rocas cerca de la playa de La Algameca y vino esa ola tan fuerte que lo arrastró mar adentro.
- Me acuerdo –afirmó José Luis-. El mal tiempo hizo que se golpease tres veces contra las piedras antes de que Carlos pudiese tenderle una mano… Aquel día pensé que se moría.
- Si... Pablo es todo un superviviente; las pocas veces que he coincidido con el siempre le han pasado desgracias y ha sobrevivido. Seguro que de esta también se recupera.
- Pues claro que sí –el apoyo de mi hermana era de agradecer para que la moral del grupo no decayese-.

- ¿Hablabais de mi? –preguntó Pablo, que acababa de levantarse y se incorporaba al desayuno-.
- Sí. Comentábamos tu magnífica actuación de ayer en casa del portero –le respondí irónicamente-.
- Ya me han contado que mi zancadilla a Joselas fue legendaria.
- Siiii… ¡Casi me parto la crisma por tu culpa!
- ¡Seguro que la próxima vez acabo contigo!
- ¡Bueno dejaros ya las tonterías! –dijo Marina- Hay que organizar el plan de hoy que aún queda medio edificio por limpiar, además, tenemos que sacar los cadáveres de las casas antes de que nos invadan la peste y los gusanos.
- Que asco Marina, trato de desayunar –le respondió Belén-.
……………………………………………………………………………………………………………….

11:00, ALA OESTE DEL EDIFICIO

Jose, Marina y yo habíamos acudido al otro lado del edificio a continuar con el exterminio mientras los otros tres se encargaban de deshacerse de los cuerpos sin vida que íbamos dejando atrás.

- El bajo de la primera escalera…. ¿Aquí vivía alguien que te caía muy bien, no Javi? –preguntó Joselasen tono burlón-.
- Así es… Mi vecino gruñón de cincuenta y tantos…
- Ese que tantas veces salía a echarnos la bronca por estar en el rellano hablando.
- El mismo. Este es mío –dije mientras desenfundaba torpemente la katana-.

Al otro lado de la puerta todo se encontraba en la más absoluta oscuridad. Aquel señor gruñón había echado abajo todas las persianas en sus últimos instantes de vida.
Joselu comenzó a golpear el suelo con la culata de su rifle, incitando al infectado a salir a por nosotros a la vez que Marina apuntaba a la oscuridad con el revolver.
- Creo que no hay nadie en la … -pero antes de que Marina pudiese terminar, aquel señor gordo y calvo apareció de entre la oscuridad gritando-.

El infectado nos había pillado de improviso y no tuvimos mucho tiempo para reaccionar. Hice lo único que se me pasó por la cabeza fugazmente; enfocar con la punta de la katana el torso del infectado e intentar soportar la embestida.

Aquel ser se ensartó a base de bien en el acero. Incluso en aquella situación seguía agitando sus brazos y soltando berridos. Parecía que se encontrase más enfadado que nunca en aquel instante.
Mientras sujetaba mi mandoble con ambas manos haciendo fuerzas para que no me mordiese en medio del pasillo Joselu agarró el machete y atravesó con él la cabeza del charli. Introdujo la afilada cuchilla en el cerebelo y perforó con ella las vísceras cerebrales del infectado acabando con su vida.
……………………………………………………………………………………………………….

La primera y segunda planta de aquella escalera no ofrecieron ninguna resistencia. Tres de las viviendas estaban vacías y en la otra, tan solo había un infectado más.

Nuestra sorpresa llegó al subir hasta el tercer piso. Conforme cruzábamos los últimos escalones pudimos ver como el rellano se encontraba cubierto de sangre. Una de las viviendas tenía la puerta entornada y en su interior había habido una masacre. La cruenta estampa de cadáveres sobre el suelo era decorada por regueros de sangre y de líquido oscuro y espeso.
En aquel sitio había media decena de cadáveres. Ya había visto algo parecido en el edificio de correos y fui un necio por pensar que estábamos solos en aquel sitio.
Antes de que Joselaspudiese introducir las llaves en la cerradura de la puerta contigua esta fue abierta desde el interior y el doble cañón de una escopeta recortada apuntó directamente a la cara de mi amigo.

Aquel chico era moreno de piel; más aún que Toni, aunque no parecía ser un extranjero. Llevaba una chupa de cuero negra bastante desgastada y su cara tenía más greña aún que la de Joselas. Estaba sudando y se le veía muy cansado; síntomas de estar infectado por el virus. Además, le costaba hablar y la mirada en ocasiones se le entornaba.

- ¿Qué coño estáis ha…haciendo?
- … Intentamos asegurar el edificio. Estamos acabando con todos los infectados. No vamos a hacerle daño.
- …No quiero tener nada que ver con eso… Esta… Esta es mi casa; si volvéis a acercaros no dudaré en disparar.
- Está bien. Nos iremos de este rellano y no volveremos a acercarnos –le dije-. Para cualquier cosa que necesites estamos en el segundo de la escalera de enfrente. Y ahora, por favor, te ruego que bajes el arma y dejes de apuntar a mi amigo.

Y sin mediar palabra, aquel chico nos cerró la puerta y echó los pestillos desde el interior.
Todos respiramos aliviados –y sobre todo José Luis- en aquel momento. Acabamos con un par de podridos en el cuarto piso y volvimos a la escalera este con provisiones. Ya eran las cuatro de la tarde y nuestros estómagos comenzaban a rugir del hambre.
Cuando estuviésemos los seis juntos le contaríamos a los demás lo del muchacho del tercero y veríamos que hacer con el.
…………………………………………………………………………………………………

Mientras que nos encontrábamos en la otra escalera del edificio Pablo, Toni y Belén se deshacían de los cadáveres: iban casa por casa envolviéndolos en cortinas y lanzándolos a la calle por las ventanas. Puede ser que aquella no fuese la mejor manera de darle descanso a los muertos; pero el mundo era ahora más que nunca de los vivos y aquello nos pareció lo más correcto.

- Esto es muy aburrido. Llevamos solo tres viviendas y ha pasado ya mucho tiempo.
- Pero es lo que hay Pablo. Tenemos que repartirnos las tareas entre todos –le contestaba mi hermana-.
- Además, con las súbitas dormilonas que te entran este es el mejor sitio donde puedes estar colaborando –añadió Toni-.
- Sigo pensando que es mejor dormirse de repente en combate antes que ser un gallina como tú. ¿O acaso crees que no recuerdo como salías corriendo por patas cuando apareció el hijo del portero?
- En realidad era una astuta estrategia para alejarlo de ti y evitar que te comiera mientras estabas en los brazos de Morfeo.
- “Súbitas dormilonas”, “brazos de Morfeo”… Estoy ya harto de tus metafóricas paparruchas. Eres un negro de mierda que se paga los estudios a base de robar y delinquir. Cuanto antes lo asumas y dejes de dártelas de refinado y culto contrabandista árabe mejor será para ti.
- ¡Chicos, chicos, ya basta! –Belén trataba de poner algo de orden antes de que los ingenieros acabasen llegando a las manos- Este ya está listo para que lo lancemos por la ventana, hacerme un favor y buscar por el resto de la casa si hay más cadáveres.

La chica consiguió que le hicieran caso y se quedó allí en el salón mientras Pablo buscaba por una zona de la casa y Toni por la otra.
Cuando el negro se disponía a volver al salón escuchó un ruido tras de él en una de las salas donde no había visto absolutamente nada. Algo sonaba desde el interior de un armario y la curiosidad llamaba a la cabeza de nuestro amigo, que se acercó hacia este. Al ver que el revoloteo al otro lado volvía a producirse, Toni golpeó la madera con los nudillos. No volvió a escuchar ningún ruido.
Cuando por fin pensó que todo era una mala jugada de su mente debido el estrés al que estaba sometido las puertas del armario se abrieron de golpe y algo lo derribó al suelo a la vez que el negro gritaba pidiendo auxilio.

Cuado Pablo y Belén entraron en la habitación armados con cuchillos para auxiliar al niggavieron que sobre este había un precioso perro Basenji muy chiquitín de pelaje blanco y marrón.
- ¡Quitármelo de encima! –gritaba Toni mientras el chucho le lamía la cara-.
- ¡Pero que cosa más lindaaa! –Belén se había quedado prendada del perrito. Era amor a primera vista-.
- Si este animal ha conseguido dejarte KO me gusta –añadió Pablo-.

…………………………………………………………………………………………………………..

17:00, EN EL SALÓN.

- ¿Nos lo podemos quedar? ¿Podemos? ¿Podemos? –Belén llevaba todo el día con el pequeñín en brazos acariciándolo y jugueteando con el-.
- Tiene orejas de gato. Ese animal es el demonio, deberíamos deshacernos de él.
- Pero que dices Toni si es precioso –decía José Luis, que también parecía susceptible a los encantos de tan adorable criatura-.
- Es un Basenji –dijo Marina-. Son unos perros que se comportan como los felinos en muchos aspectos.
- Basenji… ¿Creo haber leído en algún sitio que son perros de rastreo no? –le pregunté a la chica-.
- Sí. Son perros sabueso. Su ladrido es como una especie de aullido muy agudo. Durante los reinados faraónicos eran considerados perros sagrados.
- ¿Has oído eso chiquitín? Eres un pequeño gatuelo perruno–Belén continuaba tratando al pequeño can como si fuese un bebe-.
- Opto por que nos lo quedemos. Si cuando crezca se transforma en una bestia asesina nos será útil si sobrevivimos lo suficiente–dijo Pablo-.
- … Pues si nadie tiene nada que decir en contra nos quedamos con el Basenji. ¿Cómo le llamaremos?
- Toni debería de ser quien elija su nombre, ya que lo ha encontrado él y no tenía ninguna placa de identificación –añadió Jose-.
- Alejad a ese pequeño diablo de mí; no quiero saber nada sobre el chucho.
- Entonces llamémosle Priscilo –dijo Belén-.
- … ¿Alguna otra sugerencia? –pregunté-.
- Yo le llamaría Goku –apuntó Pablo-.
- Entonces si no se os ocurren más nombres votemos… ¿Quién quiere que se llame Priscilo? … Puesto a que solo Belén ha levantado la mano, el Basenji se llamará Goku.

Mientras Belén discutía enojada con nosotros por el nombre de la mascota la puerta de la casa sonó varias veces. Al principio no escuchábamos los golpes, pero cada vez eran más fuertes e iban acompañados por la voz de una mujer que gritaba pidiendo que le abriésemos.
Joselas y yo nos levantamos junto a nuestras armas y miramos por el visillo. Fuera estaban el muchacho moreno que nos encañonó en la otra escalera y una chica que lo sostenía del hombro para que no se desmayase.


CAPÍTULO 15: ¿REVENGE?

DÍA 3, 22:00, CIM

La universidad portuaria lucía hermosa en medio de una ciudad a oscuras gracias al generador de emergencia.
Jesús se encontraba en la cocina, revisando el butano para preparar una cena en condiciones; llevaban ya tres días alimentándose de los productos envasados que estaban ya abiertos en la despensa y el cocinero quería brindarles a sus amigos algo con lo que sus paladares se estremeciesen de placer.
Borja estaba nuevamente frente a la puerta donde tenían a Metadonas encerrado charlando con su prisionero. Los neurotransmisores habían cumplido su función correctamente y pese a que Andrés mostraba un aspecto bastante demacrado, seguía con vida pasadas más de cuarenta y ocho horas, superando de calle la esperanza media de vida de un infectado.
Aunque la salud física de Metas mejorase, mentalmente seguía encontrándose fatal. En casi todas las ocasiones que habían abierto la puerta para dejarle medicinas o comida el infectado había intentado herirles y escapar hasta que finalmente decidieron dejarle todas las pastillas y alimentos para varios días dentro del aula donde lo tenían encerrado.

Abescuall discutía con Rafa sobre extraterrestres en la entrada principal, donde les tocaba hacer guardia aquella noche. El químico lo hubiera pasado bastante mal de no ser por las conversaciones sobre seres imaginarios y misteriosos que entablaba con Rafa, las cuales conseguían que por unos minutos se evadiese de la realidad.

Paolo se encontraba en el primer piso junto a la ventana rota. El gélido aire de aquella noche invernal se le clavaba en los huesos mientras fumaba. Aquel sitio había sido su lugar de reflexión desde que se encontraban fortificados tras las cristaleras de la universidad y desde allí veía las figuras de los podridos que merodeaban los alrededores del CIM. En aquel momento Alice apareció por el fondo del pasillo.
- No se como lo hago, pero siempre que vengo por aquí a pasear te encuentro en el mismo sitio –le dijo la muchacha mientras se acercaba junto a el-.
- ¿Y no será que me espías?
- ¿Por qué iba yo a espiarte?
- No se… quizás porque te gusto.
- … Más quisieras… ¿Cómo te ha ido el día? –preguntó ella para cambiar de tema-.
- Supongo que bien… -respondió mientras miraba a lo lejos de la universidad, donde la luz se transformaba en oscuridad-.
- ¿Y?
- ¿Cómo que “y”? No se que más quieres que te cuente. Desde que estamos aquí dentro encerrados no hacemos más que trabajar buscando cosas que nos puedan servir en las aulas y habitaciones, hacemos guardias…
- A eso me refería. Eres el que manda, deberías de preocuparte por tus compañeros y por como se encuentran.
- Yo jamás decidí ser el jefe –dijo Paolo girándose y mirando a la chica a la cara-.
- Pero lo eres; tiene que haber alguien que mande y que cuide de los demás ahora que estamos todos juntos.
- … -Pao se mantuvo cayado; no sabía que responder-.
- Si no te preocupas tú por los demás, ¿quién lo hará?

Y dicho aquello, Alice se dio la vuelta y se marchó dejando allí solo a un Paolo pensativo; quizás Alice tuviese razón, quizás el chico debiese preocuparse más por los suyos… Total, Metadonashabía enloquecido y seguramente sería cuestión de tiempo que al resto les pasase igual si no compartían sus preocupaciones con alguien…
……………………………………………………………………………………………………

- ¡Joder que bien huele! ¿Qué nos estás preparando hoy para cenar Jesús? –El militar babeaba mientras asomaba la cabeza por la puerta de la cocina-.
- Es un secreto… a todo esto, ¿no deberías estar vigilando a Andrés?
- Claro pero uno no es de piedra ¿sabes? Iba al baño a vaciar el cargador.
- Acuérdate de limpiarte las manos.
- Hablando de lavarse las manos… Quizás te interese echarle un vistazo a esto –dijo el militar mientras le lanzaba a Jesús una revista-.
- ¡Joder tío es una Hustler! ¡Toma ya y esta de la portada es Jessica Jaymes! ¿Pero de donde coño la has sacado?
- Estaba en el cajón del despacho del decano, en la segunda planta. Yo ya me he quedado a gusto con ella. Por cierto, te aviso que las páginas cinco y seis estaban ya pegadas cuando la encontré.
- Ya veo… Que tú eres un militar casto y puro, solo le haces el amor a tu patria ¿eh?
- Claro, a mi patria y a la tía que aparece desde la página cuarenta y cinco hasta la cincuenta.
- ¡Maldito cerdo, has dejado ilegibles las páginas de la Jessica, corre antes de que te coja!

Jesús se encendió un pitimientras terminaba de dejar haciéndose la cena bajo los fogones y se marchó con su nueva amiga a los baños para machacársela.
…………………………………………………………………………………………………..

- ¿Así que las pirámides son símbolos extraterrestres no? –Alberto no compartía el pensamiento de su compañero de guardia-.
- Pues claro que si. Son figuras que se repiten en todos los rincones del mundo allá por la misma época… Y tienen que ver con los reptilianos –la emoción se podía percibir claramente en los ojos de Rafa, que se iluminaban cuando empezaba a hablar de conspiraciones-.
- ¿Que tiene que ver las pirámides con los reptilianos?
- Pero tío, ¿es que no has entendido nada de lo que te dije ayer? La pirámide aparece en el billete de un dólar americano.
- Pero tiene el ojo de los masones en su cúspide… creo que tantas conspiraciones te han reblandecido los sesos y has empezado a mezclar historietas.
- ¿Y quien te crees que son los masones?
- ¿los reptilianos?
- Pues claro, ¡son ellos los que nos controlan tío! Están en las más altas esferas de la sociedad. Monitorizan nuestras vidas. Ellos nos mostraron su tecnología alienígena… Einstein, Newton, Darwin… Incluso Da Vinci. Sus pensamientos fueron inducidos por reptilianos…
- …¿Y no será más lógico y sensato pensar que las pirámides aparecieron al mismo tiempo por todo el mundo sencillamente porque es la forma de construcción más primigenia que existe? El círculo, el cuadrado y el triángulo son figuras muy simples.
- ¡Tío el gobierno te ha lavado la mente! No se puede hablar contigo… eres producto del sistema joder… Necesito fumar hierba o harás que me altere… ¿Hueles eso? –preguntó Rafa mientras alzaba la cabeza por encima de Alberto y miraba a su alrededor- Huele como a…
- ¡FUEEEGOOOOO!!! –en aquel instante Alberto comenzó a gritar mientras corría en un intento por alterar a todo el mundo sobre el incendio que parecía provenir de la cocina-.
………………………………………………………………………………………………………..

Jesús, Rafa y Alberto habían conseguido detener las llamas a tiempo para que no llegase a propagarse por toda la cocina. Pese a que actuaron con rapidez no pudieron impedir que toda la despensa acabase calcinada.

- La comida quemada… ¡Eres un mierdas Jesús! ¿¡Qué coño vamos a comer ahora!? –Rafa estaba alterado y muy enfadado con su amigo-.
- Tío, te juro que tenía los fogones controlados. Estaban a un nivel muy bajo; es imposible que el fuego se haya expandido por toda la cocina –respondió Jesús mientras intentaba controlar sus lágrimas-.
- Por suerte actuasteis con rapidez. Si la bombona de butano llega a estallar hubiese sido nuestro fin. Que nos sirva de aviso para saber que hay que andarse con cuidado de ahora en adelante –dijo Borja-.

- Alguien tendrá que salir mañana a por alimentos –ahora era Alice la que hablaba, atrayendo la atención de todo el grupo-. Paolo, deberías organizar un grupo de partida.
- ¿Y exponernos a los infectados? Ya hemos perdido a demasiados de los nuestros ahí fuera… Incluso tenemos a uno infectado aquí dentro. Salir no es buena idea –Rafa no estaba de acuerdo con la idea de la muchacha-.
- ¿Entonces que hacemos? ¿Permanecemos aquí hasta que nos encontremos débiles y hambrientos y lo intentamos cuando apenas nos queden fuerzas para correr? –dijo Alberto-.
- Alberto tiene razón –Borja estaba de acuerdo con las palabras del químico loco-.
- Gracias por vuestro apoyo chicos; por lo visto somos los únicos aquí dentro que pensamos un poco con la cabeza –Alice agradecía tener gente de su lado-.

- No sois los únicos -Paolo dio un paso al frente-.Comprendo como os sentís, pero si no hacemos caso de lo que dice Alice acabaremos muriéndonos de hambre o enloqueciendo.
- No me lo puedo creer Pao…Esa zorra te está manipulando.
- ¿A quien llamas tu zorra gordo de mierda? –Rafa y Alice estaban apunto de llegar a las manos y el ambiente se caldeaba-.
- A mi nadie me manipula –dijo Paolo mientras apuntaba a Rafa con el índice-.
- Estás ciego Paolo… No pienso tomar parte de esto. Si vais a salir allá fuera no contéis conmigo –y dicho aquello, el muchacho se marchó del comedor mientras contenía toda su rabia y frustración-.
- ¿A donde te crees que vas? ¡Vuelve aquí ahora mismo! ¡Aún no he acabado contigo!
- Déjalo que se marche Paolo –le dijo Alice mientras apoyaba su brazo sobre el hombre del italiano-.

- Aún nos quedan algunas bolsas de patatas en la barra de la cantina, aprovechad y llenad vuestro estómago. Mañana por la mañana saldremos a por provisiones. Iré a montar guardia en el hall un par de horas más, que alguno vaya donde Metadonas –dijo el militar mientras abandonaba la sala-.
- Yo iré a vigilar a Andrés –Alice se ofreció voluntaria-.
- Pues yo bajaré a apagar el generador, nos vemos ahora Paolo.
- Nos vemos Jesús… Y los demás, tened los ojos bien abiertos. Mañana decidiré el grupo que saldrá a por comida.
………………………………………………………………………………………………………..

DÍA 4, 9:00, CIM
Jesús fue el primero en levantarse cuando la luz del sol penetró en la sala donde descansaban. Contempló a su alrededor como Borja y Alberto descansaban y viendo que no había ni rastro de Paolo ni de Rafa salió a buscarlos.
Dio un paseo por toda la planta baja hasta que encontró a Alice frente a la puerta donde tenían a Andrés preso.
- Hola chica guapa.
- Hola Je…Jesús – respondió Alice entre bostezos - ¿Has dormido algo esta noche?
- Como un tronco… Por cierto, no habrás visto a Paolo por aquí, ¿no?
- Estaba por la cafetería cuando he ido hace un rato.
- Perfecto, pues voy para allá a ver que es lo que trama; y tu aguanta que ya queda poco para que te den el relevo.

Al llegar a la cafetería, el cocinero pudo ver como el italiano se estrujaba los sesos en un intento por crear un plano de la ciudad con el que explicarle el plan a sus compañeros.
Jesús prefería no molestar a su amigo, así que lo saludó de lejos y se fue al baño a hacer tiempo mientras ojeaba su Hustle y esperaba a que el resto del grupo acudiese a la cafetería.
……………………………………………………………………………………………………….

Media hora después todos se encontraban reunidos en una de las mesas de la cantina frente a Paolo escuchando su plan:
- …De entre todos los comercios que hay por la ciudad, el que más cerca se encuentra del CIM es el súper que hay junto al ayuntamiento; ese será nuestro objetivo.
- Ida y vuelta es más de un kilómetro y los coches no pueden acceder al centro de la ciudad. Desde que se volvió zona residencial han bloqueado las principales vías de acceso hasta esa zona –Rafa apareció de repente en la sala para ponerle pegas al plan de Paolo-.
- Eso no será ningún problema ya que iremos corriendo. Ya hemos estado ahí fuera y nos hemos enfrentado a los infectados.
- Hmmm… Si os movéis en un grupo pequeño sin hacer mucho ruido igual ni se inmutan de vuestra presencia –agregó Alberto-.
- ¿“Si OS movéis”? ¿Estás dando por hecho que no piensas participar? –le preguntó Rafa-.
- Los cementerios están llenos de héroes… Además, mi cerebro resultará mucho más útil con vida.
- El grupo ya lo tengo decidido, no hace falta que sigáis discutiendo… Iremos Borja, Jesús y yo. Visto que no quieres formar parte de la operación creo que somos los tres con más experiencia para afrontar esta situación –dijo Pao mientras miraba a su amigo Rafa-.

- Yo también quiero acompañaros – Alice acababa de entrar en la cafetería mientras el italiano daba su lista de convocados para ir a por las provisiones-.
- Tu lo que tienes que hacer es descansar… Llevas toda la noche montando guardia, Alberto te reemplazará.

La joven, tras dudar durante unos instantes de la respuesta de Paolo, decidió hacerle caso y marchar a la sala de descanso. El resto siguieron allí hasta que ultimaron los detalles de la misión y se armaron con todo el arsenal del que disponían.
Rafa no quiso ceder la reglamentaria del policía a Paolo, así que este y Jesús agarraron unos cuchillos mientras se encomendaban a la puntería del soldado para sobrevivir.
- ¡Espera Alberto! Antes de irte tengo algo que contarte–dijo Borja-.
- ¿Qué te sucede militar?
- No me queda apenas munición para la G-36... El otro día me dijiste que eras buen tirador, ¿cierto?
- Hombre… De pequeño siempre arruinaba a los feriantes con las escopetas de aire comprimido.
- Eso no suena muy alentador… En fin, dejaré el rifle junto a la salida de atrás por si las cosas se complicasen mientras intentáramos regresar. Si nos ves en un aprieto, no dudes en cubrirnos con ella.
- ¡Excelente! –los ojos del químico se abrieron como platos y dejaban entrever unas lagrimas de felicidad; siempre había querido disparar un G-36 y las palabras de Borja le habían calado hondo-
- Bueno, y ahora vete ya a vigilar a Metadonas… No es buena idea dejarle solo por mucho tiempo.

Dicho aquello, los tres recogieron su equipo y marcharon junto a la puerta del lateral del CIM. Antes de salir, Paolo sacó de su bolsillo el mapa que había trazado; atravesarían la calle que había frente a la universidad rápidamente y luego cruzarían sigilosamente frente al parque Héroes de Cavite llegando hasta la plaza del ayuntamiento. Tras inspeccionar la zona correrían con todas sus fuerzas hasta el supermercado y luego regresarían por el mismo lugar.
Cuando Jesús y Borja tenían medianamente visualizado el recorrido en sus cabezas compartieron entre los tres unas últimas frases bonitas por si no conseguían volver con vida hasta la universidad y salieron por la puerta.
………………………………………………………………………………………………………

10:03, CIM
Rafa observaba desde uno de los ventanales del segundo piso de la facultad de Ciencias de la Empresa como sus tres amigos desaparecían entre la calle que daba a Héroes de Cavite. La impotencia le corroía por dentro; pese a estar enfadado con Paolo por haberse dejado engatusar por las palabras de una mujer no podía parar de preocuparse por el y los demás ya que a fin de cuentas eran sus “hermanos”.
Transcurridos unos minutos desde que perdió de vista a los demás decidió bajar a la cafetería en busca de algo de alcohol que llevarse al gaznate para relajarse un poco.

Mientras tanto, el químico montaba guardia frente a Metadonas.
- ¿Alberto, porqué no me dejas salir? Aún sigo siendo humano y estar aquí dentro me esta enloqueciendo. Venga va, enróllate.
- ¡Jamás! Lo mejor que puedes hacer ahora mismo es contribuir a la ciencia quedándote quieto y dejando que te analice.
- Y luego dicen que yo estoy enfermo…
- Lo estás. De hecho estoy anotando en un cuadernillo todos los estados por los que vas pasando. Me servirá para hacer un glosario con las fases de la infección.
- ¿No crees que lo que estás diciendo es un poco inhumano?
- ¿Más inhumano que matar a otra persona?
- Ahí me has pillado –dijo Andrés mientras no podía evitar reírse irónicamente-. ¿Si no vas a abrirme, al menos podrías traerme agua?
- ¿Los zombies necesitáis agua? -Alberto usaba su voz burlona que tanto le gusta- Lo anotaré en mi cuaderno...
- Tío, llevo horas sin beber.
- ¿Sabes lo que ocurre? Que no me fío de ti –dijo Alberto mientras se acercaba al cristal de la puerta a ver si realmente Metas se había quedado sin nada que beber-.

Cuando el químico tenía la cara casi pegada a la ventana, Metadonas la embistió con fuerza contra su cara. Sin saber como, la puerta se encontraba sin el cerrojo echado y Andrés no solo consiguió escapar de su celda, sino que acababa de dejar completamente noqueado a Alberto, que yacía en el suelo con un buen chichón en la frente.
…………………………………………………………………………………………………..

10:11, PLAZA DEL AYUNTAMIENTO

Paolo y los demás ya habían recorrido la mitad del camino. La plaza del ayuntamiento se encontraba desértica frente a ellos, que estaban escondidos tras un coche de policía.
Aquel día el viento arrastraba basura y hojas de periódicos por las calles, creando montañas de desechos junto a las fachadas de los edificios.
Mientras se cercioraban de que no hubiesen infectados a la redonda y trataban de visualizar el sprint hasta el supermercado Jesús no paraba de maldecir a dios por haberse visto arrastrado hasta allí por sus amigos.
- ¡Me cago en dios! La presión me está matando.
- Pues hazte una paja hijo de puta... Mientras no quemes el supermercado y te relajes perfecto –le respondió Borja al cocinero-.
- Haré algo mejor –dijo Jesús mientras sacaba una petaca del bolsillo de atrás de su pantalón y le daba un par de tragos- ¿alguno más quiere?
- No bebo mientras trabajo – el militar se encontraba concentrado y sereno, observando a su alrededor-.
- Trae aquí –Paolo por el contrario si que se apuntó a beber-. Esto es una jodida mierda… Acabemos cuanto antes ¡Vamos!

Los tres salieron de detrás del coche de policía a toda velocidad atravesando la amplia plaza hasta llegar a aquella pequeña callejuela ascendente que unía esta con la calle del aire.
La entrada al establecimiento había sido ya forzada y el interior se encontraba en primera instancia vacío. Tras reponer fuerzas escondidos bajo la caja registradora Borja inspeccionó los pasillos con su arma y linterna en mano.
- Está vacío –dijo el soldado-.
Sin perder un instante, Jesús y Paolo agarraron unas cestas de la compra y las cargaron con todo lo que encontraron de comer; además de otras necesidades como alcohol, cerveza, jabón, desinfectantes, etc.
- ¡Mierda! –exclamó Paolo mientras se llevaba las manos a la cabeza justo antes de salir por la puerta- ¡Casi me olvido!
- ¿Qué te falta Pao?
Pero este no contestó, sencillamente se adentró hasta el fondo del local y buscó en la zona de los champús y desodorantes hasta dar con la zona donde estaban los condones. Había tantos y de tantos sabores que Paolo tardó diez segundos en decidirse por unos u otros antes de coger al azar todas las cajas que pudo guardarse en los bolsillos del pantalón.
Cuando se dio la vuelta decidido a marcharse sonó tras de él el ruido de un cuerpo cilíndrico metálico rodar por el suelo. Pao se detuvo en seco y tan solo se dio la vuelta cuando aquel bote de Axe golpeó contra su talón.
De la oscuridad salió un podrido jadeando que derribó al italiano antes de que este pudiese reaccionar.
Mientras Paolo forcejeaba contra la criatura en un afán desesperado porque no le mordiese no podía dejar de pensar en lo triste que sería acabar muriendo en la parte de atrás de un supermercado a manos de un charli escondido mientras elegía condones… ¿existía un final realmente más decepcionante para un fucker de su nivel? Por suerte Borja actuó con rapidez en aquella ocasión, atravesando el cerebro del podrido de un disparo.
- … Gracias tío. Te debo una.
- No te preocupes por eso ahora mismo, volvamos al CIM antes de que vengan más infectados atraídos por el disparo –le respondió el militar mientras le cedía la mano para ayudarle a levantarse-.
- Un Lee Rossisiempre paga sus deudas, recuérdalo bien soldado.

En cuanto Paolo se levantó los tres salieron corriendo de vuelta a la universidad.
…………………………………………………………………………………………………………

10:15, CAFETERÍA DEL CIM

Rafa estaba tomándose la última lata de Guiness en la cafetería. Al otro lado de la pared de cristal un charli golpeaba la resistente barrera que les separa a ambos en un vano intento por agarrar al muchacho.

Estaba asqueado, tristón por haber discutido con sus amigos antes de que estos marchasen. Quizás no volvería a verlos y se sentía apenado. Cuando terminó de beber estrujó la lata con su puño y se quedó mirándola fijamente.

Rafa no había cometido ningún error hasta el momento, pero dejar la reglamentaria del difunto policía nazi sobre la barra de la cafetería–a sus espaldas- había sido una gran imprudencia.
- Hola viejo amigo…

La voz de Andrés sonó tras de él y sintió como si un afilado puñal se le clavase en los pulmones, cortándole súbitamente la respiración. Por un momento dudó de que aquella situación fuese real y no un simple delirio provocado por el alcohol, las drogas, el hambre o la falta de sueño.
- ¿Qué te ocurre? ¿Ni siquiera vas a girarte para saludarme?
- …

Tras volver a escuchar nuevamente la voz de Metadonas, Rafa apretó los puños fuertemente para tratar de canalizar sus nervios a la vez que se levantaba de su silla y se giraba, quedando cara a cara contra su viejo amigo; tal y como pensaba Andrés portaba la reglamentaria en su mano izquierda.

Después de fijarse en que llevaba su pistola, Rafa levantó su vista hasta el rostro de su mejor amigo. La cara de Metas era todo un poema: tenía los ojos completamente enrojecidos y los labios muy cortados, sangrantes. Por si fuese poco la piel se le estaba cayendo a pedazos y sus venas faciales comenzaban a adquirir tonalidades oscuras mientras la frente no dejaba de sudarle.
El pulso le temblaba y Rafa no podía dejar de rezar porque Andrés no apretase el gatillo por accidente en cualquier momento.
- Se te ve bien –dijo Rafa irónicamente-.
- Unos han tenido más suerte que otros, que le vamos a hacer.
- No se… Pero si quieres hablar podrías comenzar por dejar de apuntarme con ese chisme. Podrías acabar haciéndome daño.
- No quiero hablar Rafa… Estoy cansado… Muy cansado. Deseo que esta pesadilla acabe ya de una vez por todas.
- ¿En ese caso por qué no te vuelas la tapa de los sesos?
- Lo haría encantado, pero antes he de liberaros a todos.
- ¿Liberarnos? Si estamos refugiados en el CIM es precisamente porque queremos seguir viviendo.
- ¿Viviendo? ¡Ja ja ja! –Andrés no podía dejar de reírse hasta el punto de que tuvo que secarse sus sanguinolentas lágrimas con el puño de su chupa de la gracia que le hacían las palabras de su amigo- Las paredes de esta universidad guardan muchos secretos… Seré bueno con vosotros; acabaré contigo y con esa furcia que está en algún rincón de esta universidad rápidamente y luego atrancaré las puertas para ver como el militar y los demás mueren despedazados allá fuera.
- Deberías de tranquilizarte Andrés. Los neurotransmisores te están haciendo efecto y aún no te has transformado. Suelta el arma y hagamos como si nada de esto hubiera pasado. Vuelves de nuevo a tu aula, te quedas ahí quieto sin liarla parda unos días y seguro que te vuelven a aceptar otra vez entre nosotros.

- De eso nada Rafa. Esta gente está chalada, no se como es posible que no me estés suplicando porque te mate… Paolo y Jesús te han dado de lado. Estás solo y encerrado entre cuatro paredes, ¿cuánto crees que tardarás en enloquecer?
- Hoy en día cualquier cosa es mejor que la muerte Andrés…Siento mucho lo que te ha pasado, sabes perfectamente que dí la cara por ti desde el puto primer instante y que jamás quise que te encerrasen…
- Es tarde Rafa… Me recorrí la ciudad de punta a punta para encontrarte y tú a la primera de cambio permitiste que me tratasen como a un puto animal…
- Lo siento Andrés –dijo Rafa entre lágrimas, presuponiendo lo que le esperaba-.
- Yo también lo siento amigo…. Nos vemos pronto en las puertas del cielo –y dicho aquello, Metadonasapuntó con su arma a la cabeza de Rafa y se preparó para accionar el gatillo-.
- ¡No lo hagas grandísimo hijo de pu…!


En aquel momento un cuerpo se desplomó sobre el suelo de la cafetería, precedido del sonido de un disparo cuyo eco inundó toda la sala donde ambos se encontraban.
Cuando el cuerpo sin vida de Andrés golpeó contra el suelo Rafa abrió sus ojos y pudo ver la figura de una chica en el otro extremo de la cantina. Alice se encontraba allí sujetando la G-36 con ambas manos; tenía la respiración acelerada y hasta ella misma parecía estar acongojada por lo que acababa de realizar… Había matado a Metadonas.
…………………………………………………………………………………………………………..

10: 27, ENTRADA PRINCIPAL DEL CIM
- …No me lo puedo creer ¿Dónde aprendiste a disparar así? –le preguntaba Jesús a Alice sorprendido-.
- De pequeña mi abuelo paterno me llevaba de caza con él; a los catorce ya sabía disparar de puta madre con los rifles.
- Me alegro de que tu abuelito nazi te enseñase a disparar; créeme que me alegro –Rafa estaba de coña, pero realmente se sentía afortunado de que Alice hubiese matado a Andrés antes de que este hubiese accionado su pistola-.
- No te tomes muy en serio a Rafa –le dijo Paolo-, siempre está de coña y que seas de descendencia alemana le da un plus con el que picarte.
- Así es niña, ahí donde lo ves, bajo esas pintas de gilipollas y lunático se haya un tío con un gran corazón que nos ama a todos –agregó Jesús- ¿y a ti que te ocurre soldado? ¿Por qué estás tan tristón?
- … Metas me caía bien. Realmente me jode que esté muerto; si hubiese estado más atento quizás no le habrían mordido ni habría caído en la locura…

Cuando los chicos volvieron de su expedición y se encontraron el cuerpo de Metadonas se esperaron lo peor, pero por suerte para todos no habían habido más víctimas. Aunque en aquel instante Rafa se encontrase bien todo aquello no era más que una burda fachada para que los chicos no se preocupasen de más. Las palabras de Andrés le habían calado hondo y el estigma que le producía pensar que quizás podría haberle salvado de su demencia si lo hubiese apoyado más tardaría tiempo en cicatrizar.
………………………………………………………………………………………………………….

Alice se quedó poco tiempo más en el pasillo junto al resto. Aprovechó en cuanto dejó de ser el centro de atención para ir al primer piso a fumarse un piti; quería estar sola y descansar por un momento.
Le quedaba poco para terminar de consumir su cigarro cuando los pasos de alguien provenientes de la escalera la alertaron; pensaba que sería Paolo para hablar a solas con ella, pero cual fue su sorpresa cuando al que vio subir fue a Alberto.
- Ese golpe que tienes en la frente se ve muy feo –le dijo Alice irónicamente-.
- Si… Es lo que tiene que te golpeen con una puerta en las narices, pero no te preocupes, la próxima vez tendré más cuidado –respondió el mientras se le acercaba-.
- ¿Y que te trae por aquí? No suelo verte nunca merodeando por esta zona del edificio.
- Lo se… He venido a hablar contigo.
- Soy toda oídos.
- …-a Alberto le costó encontrar las palabras adecuadas para expresarse-.
- Mira, acabo de terminar de fumar así que si te vas a quedar ahí pasmado tengo cosas mejores que ha…
- Me sorprende que nadie más se haya dado cuenta –dijo Alberto interrumpiéndola-.
- ¿Cuenta de qué?
- Vamos no te hagas la tonta conmigo… El incendio provocado…La marcha de la mitad del grupo a por los suministros… Que la puerta de la sala de Metadonas estuviese abierta…
- Ve al grano, ¿quieres?
- … Deseabas matar a Andrés desde que apretó el gatillo contra tu amiga y te has valido de estratagemas para acabar con el sin que nadie sospeche de ti, pero como ya te he dicho antes, a mi no me puedes engañar.
- … En el hipotético caso de que eso fuese cierto, si he sido capaz de matar a un muchacho que estaba encerrado en una sala sin que nadie sospeche de mí imagínate que poco me haría falta para hacer lo mismo contigo.
- ¡¡ !! –en aquel instante un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Alberto, haciendo que su color de piel se volviese aún más pálido-…Me… Me estas… ¿Me estas amenazando?
- Por supuesto que no Alberto, los accidentes ocurren –dijo Alice mientras cruzaba junto al químico y se dirigía a la planta baja junto al resto-Puede ser que un día te tropieces bajando por unas escaleras, o que no regreses con vida de una expedición... Tú verás a quien le cuentas todas esas conspiraciones que se te ocurren.

Aquella conversación con Abescuall había dejado consternada a la muchacha, pero todo se le pasó en gran parte cuando al bajar de nuevo al primer piso vio a Paolo hablando a solas con Borja; tras discutir algo con él este le dio un abrazo y se marcharon cada uno por su lado dándose un último apretón de manos.
Al fin el italiano empezaba a comportarse como un líder.


CAPÍTULO 16: INSULINA Y LÁGRIMAS

DÍA 4, 17:08
Tras mirar a Joseluunos instantes ambos parecían tener claro lo que hacer. Javier abrió la puerta mientras su amigo le cubría dejando pasar a los dos extraños.
La desconocida llevó a su compañero hasta el sofá del salón, donde lo tumbó para que descansase mientras evadía la mirada de los inquilinos a la vez que Belén, Marina y Toni cotilleaban desde la puerta de la sala, a lo lejos. Cuchicheaban por lo bajo, entre murmullos, en un intento por adivinar que le ocurría al joven muchacho.
Fue acostarlo en el sofá y este se quedó durmiendo al momento. Luego la desconocida le pasó su mano por la frente, con la ternura de quien acaricia de un ser querido.
- Me llamo Eri, y el es mi hermano Killin.

Eri Wakeshima era una chica que rondaba casi los treinta, pero que físicamente - y quizás a causa de su pequeña estatura-aparentaba muchos menos años; era una mujer fibrosa y de piel pálida. Lo que más llamaba la atención de Eri era su largo pelo platino y sus grandes ojazos castaños que hacían que mirarla fijamente fuese imposible, pues aquella mirada parecía perforar hasta el alma; una mirada a la que era complicado negarle un favor. Llevaba unos vaqueros azules desgastados y una camiseta de Rob Zombie “Spooks a Poppin” elegida con bastante acierto teniendo en cuenta que el fin del mundo había llegado y los muertos poblaban la tierra.

- ¿Está infectado? –le preguntó Javi-.
- ¡Deberíamos matarlo antes de que se transformase! –gruñó Joselas mientras lo encañonaba a la cabeza-.
- ¡No por favor, estaros quietos, no está contagiado!
- ¿Entonces que le ocurre? –Pablo dudaba de la palabra de Eri y esperaba escuchar una enrevesada mentira para que Joselu no apretase el gatillo-.
- Es diabético. He venido aquí para pediros ayuda… Nos hemos quedado sin insulina en casa. –respondió ella-.

- …El edificio está limpio, ¿Habéis buscado en el resto de apartamentos por si algún vecino tiene insulina? –le preguntó Javi mientras no podía dejar de mirarla embobado a los ojos-.
- Llevo desde que os fuisteis buscando y nada. ¡Tenéis que venir conmigo a alguna farmacia a buscar insulina para mi hermano, por favor! –rogaba ahora muchacha, con el rostro envuelto en lágrimas-.
- … Tu hermano me encañonó a la cara hace unas horas, ¿por qué debería ayudarle? –preguntó Joselas, que no estaba nada por la labor de ayudar a la joven-.
- Killin es buen chico, trataba de protegerme. No os pediría el favor pero no tengo alternativa, no queda nadie más con vida al que recurrir y las líneas de comunicación no funcionan… ¡sois nuestra única esperanza!

- ...¿Qué opináis? –preguntó Javi tras meditar las exigencias de Eri mientras echaba una mirada al resto de sus compañeros-.
- Salir fuera es arriesgado –respondió Pablo- y si encima lo hacemos para solucionar problemas de otros es absurdo…
- Le tengo demasiado cariño a la vida como para jugármela por ese niñato –Jose seguía oponiéndose a ayudar a Killin-.
- ¿Pero que decís? Quizás no quede nadie más en la ciudad y estas personas dependen de nosotros; negarle nuestra ayuda sería igual que condenarlo a muerte –dijo Belén-. ¿De verdad vas a permitir que se muera, hermano?
- No son nuestro problema…
- ¿Cuándo dejamos de comportarnos como humanos? – le preguntó Marina-.
- Creo que en el momento en que comenzamos a reventar cráneos para sobrevivir –respondió Javier con sorna-.
- Viniste hasta Antigones a por nosotras porque sabías que estábamos en peligro, ayuda ahora a estas personas.
- Marina… A vosotras os conocía y aún así no pude salvar a Alicia. Pablo tiene razón, jugárnosla por alguien a quien no conocemos es estúpido.
- ¡A las mujeres se os ablanda el corazón con mucha facilidad! Si tanto queréis ayudarla, salir vosotras dos con ella a buscar las medicinas. ¡Javi no seas idiota y ni se te ocurra hacer caso a estas víboras embaucadoras o acabaremos todos muertos!

En aquel momento Belén le cruzó la cara a Joselas dejándole la mejilla enrojecida a causa de la torta.
- ¡Vuelve a llamarme víbora y te comes otra!
- … -Jose prefirió callarse mientras mantenía su mano izquierda sobre la zona donde Belén le había golpeado, dolorido por la humillación-.
- Joder Toni… Dile algo a Javi –Marina sabía que si se lo pedía al negro, quizás consiguiese postularlo de su parte y así forzar a Sierras para que ayudase a los hermanos-.
- No se Marina… Prefiero agachar la cabeza y mirar hacia otro lado hasta que se solucione esto – entonces Toni miró la cara de desilusión de Marina y añadió- Pero creo que en esta ocasión lleváis la razón–entonces se acercó a Javier y le susurró a la oreja-. Sierras, ¿podrías venir al pasillo para que hablásemos de esto a solas?
- Joder Toni, ¿es que no puedes compartir tu decisión con los demás?
- Prefiero que hablemos en privado.

Ambos se fueron junto a la entrada de la casa no sin antes tener que convencer a José Luis de que les dejase a solas; el gallego no quería que aquel maldito negro le comiese la cabeza a su mejor amigo para que se la tuviesen que jugar tan solo para llevar a cabo una buena acción.

- Bueno, ya estamos solos. Ahora dime que era eso tan importante que no podía escuchar nadie más.
- …Esta infección debe de haber arrasado a casi toda la población de la ciudad Javi, sería muy útil y prudente asegurarnos unos aliados, más aún si quieres que lleguemos hasta el CIM sanos y a salvo.
- ¿Y si no son de fiar? ¿Y si cuando salvemos a Killin nos asesina mientras dormimos? La experiencia me ha mostrado que no se puede confiar en nadie, ni siquiera en los amigos.
- … Cuando recuperamos el Opel Astra lo primero en lo que pensé fue en huir de la ciudad o escapar hasta la universidad; pero Marina y tu amigo no dudaron ni por un instante en dar media vuelta y buscaros a ti y a tu hermana. Piénsalo Sierras, no puedes sobrevivir tú solo en un mundo tomado por los muertos. Sin alianzas no llegarás lejos y esta es una excelente ocasión. Ayudémosles.

Javi pasó un breve instante meditando las palabras de su negro amigo mientras Toni se frotaba las manos, impaciente por haber conseguido convencer a este. Entonces Sierras volvió al salón sin darle una respuesta al nigga, plantándose frente a Eri.

- ¿Si te ayudamos a conseguir la insulina nos acompañaréis hasta el CIM? El resto de nuestro grupo nos aguarda allí; es un sitio muy amplio y resguardado junto al mar.
- Sé lo que es el CIM pero no puedo acompañaros. Killin es lo único que me queda en el mundo y no quiero ponerle en peligro; aunque se recuperase jamás abandonaríamos el edificio.
- ¿Entonces que obtengo yo prestándoos nuestra ayuda?
- … -la chica vaciló unos instantes sin saber que decir-Seremos vigilantes; mi hermano y yo custodiaremos este edificio para que siga siendo una fortaleza inexpugnable. Mi vecino del cuarto tiene un viejo juego de radio de baja frecuencia en el trastero. Sé como funciona, cuando vayáis al CIM podréis llevaros un receptor y mantener así en contacto entre las dos guaridas; si alguna vez tenéis que venir al centro de la ciudad podréis avisarnos y os podréis resguardecer aquí.

Javier miró a Toni con rabia; aquella muchacha jamás accedería a poner en riesgo su vida para llegar hasta la facultad de ciencias de la empresa. Aún así, su oferta de vigilar y cuidar del edificio en la ausencia de estos no era un mal acuerdo; pero Sierras sabía que podía ser mejor.

- Muy bien, seréis vigilantes, pero también quiero que me deis la recortada de tu hermano con toda su munición; a cambio os daré uno de mis rifles. Si no vais a salir del edificio la escopeta nos será más útil que a vosotros en nuestro viaje.
- … Acepto –dijo Eri a regañadientes; sabía que a Killin no le haría ni puta gracia entregar la recortada de padre, pero es lo que había-.
- ¿Podemos confiar en su palabra? –preguntó Joselas-.
- Lo comprobaremos… Tráeme el cuchillo de Pablo -entones, el greñoso chico de la cresta avanzó hasta Pablo, que se encontraba inmerso en su mundo de fantasía (lo que viene a ser estar embobado) y le sacó el cuchillo de la funda que colgaba de su cinturón, tendiéndoselo a Javier sobre su mano.-.
- ¿Qué vas a hacer hermano?
- “La acumulación de juramentos no es una prueba de sinceridad. Uno solo basta cuando es sencillo y verdadero”.
- Chtsss, ¿pero eso no es de Shakespeare? –le susurró Pablo (a la vez que regresaba de su trance) a Toni, que asintió con la cabeza-.
- … Hagamos un juramento de sangre para que las cicatrices nos recuerden lo que hoy hemos pactado.
- De acuerdo –dijo Eri tomando el cuchillo y abriéndose un tajo en la palma de su mano derecha, sin evitar emitir un gemido de dolor mientras se abría la piel-. Te toca.

Entonces el muchacho también hundió la hoja del cuchillo en la palma de su mano derecha, y cuando la sangre comenzó a brotar ambos se dieron un buen apretón de manos mientras se miraban fijamente. La mezcla de sangre recorrió todo el antebrazo de Sierras hasta que le llegó su codo y comenzó a caer gota a gota sobre el suelo del salón.
- Voy a traer vendas y desinfectante antes de que pilléis el tétanos –Belén marchó a por el botiquín-.
- Toni y yo marcharemos junto a Eri en busca de la farmacia más cercana.
- ¡¿Co-co-como?! –la cara de Toni era todo un poema; sin duda no se esperaba que le fuera a tocar pringar a el-.
- ¡Muchas gracias a ambos! –la felicidad iluminaba el rostro de Eri en aquel momento-.

- Dentro de una hora nos reuniremos todos en el portón. Mientras pensaré cual es la ruta más segura que podemos tomar para regresar todos de una pieza. Belén y Pablo se encargarán de cuidar de Killin durante nuestra ausencia.
- ¡Bien! Iré a casa a por mis armas. Os veo en el portón.

En el fondo a todos les pesaba en el corazón la responsabilidad de dejar morir a Killiny el remordimiento les impulsaba a auxiliarle, pese a que el cerebro opinase públicamente lo contrario.

- Pffff… Veo que no me queda otra opción. Tendré que ir con vosotros –dijo Jose mientras alzaba sus palmas al cielo-.
- No es necesario que vengas tío.
- ¿y si no estoy yo para cubrirte quien lo hará Sierras?

Entonces Javi se dio cuenta de cuanto significaba para su amigo; Joselas prefería acompañarle a una muerte más que segura antes que quedarse allí a salvo. En aquel edificio había víveres para sobrevivir durante días, pero la amistad que les unía era muy fuerte; José Luis había cambiado mucho desde el día cero y no tenía nada que envidiar a aquel chico miedoso que prefería correr a enfrentarse cara a cara con sus problemas.
………………………………………………………………………………………………………

1 HORA DESPUÉS:
Todos menos Belén y Pablo habían acudido al pórtico del edificio. El sol comenzaba a descender para ocultarse nuevamente y darle paso a la noche; dentro de apenas tres horas la oscuridad volvería a envolver aquella ciudad y debían actuar rápido si querían estar en el CIM antes de que anocheciese.
- Antes de que todo esto comenzase odiaba las despedidas–dijo Javi-. Sin embargo, desde que aparecieron los infectados nos hemos despedido ya muchas veces –continuo mientras miraba a José Luis y a Marina-. Así que hagámoslo rápido esta vez… Saldremos hacia la derecha y recorreremos tres calles en aquella dirección; hay una farmacia de guardia entre el mercado de la lonja y el Cyberi@.
- ¿Y no sería mejor ir a la que hay en Ángel Bruna? –preguntó Toni-.
- Creo que no… Aunque esté más cerca tendríamos que girar un par de calles y cruzar por el Paseo de Alfonso XIII. Esa zona antes de la infección estaba más saturada de gente y de viviendas.
- Entiendo.

- Marina, te quedarás con la recortada de Killin cubriendo el portón. Si ves que empiezan a amontonarse podridos en la entrada elimínalos. Quiero que la vuelta sea lo más segura posible.
- ¡Entendido!
- A todo esto… ¿Joselaste estás enterando de algo? –le preguntó Javi a su amigo, que se encontraba discutiendo con Eri-.

- ¿Enserio que eso es un arma? ¡Pero si es un palo de madera!
- ¡¿Palo de madera?! –repitió la hermana de Killin enojada- ¡¿Crees que esto es un palo de madera?!
- Es un palo de madera con forma de katana, nada más. Al menos la de Javi sirve para rajar tripas.
- Se llama Shinai.
- Me da igual como se llame. Ni siquiera tiene bordes afilados… Jamás lograrás matar a nadie con eso.
- Ya lo comprobaremos… -Eri estaba muy confiada en ella misma para no haberse enfrentado nunca a los infectados; y eso era algo que Javi respetaba-.
- Joselas deja ya de meterte con la muchacha. Salgamos a por esa maldita insulina cuanto antes, esta noche quiero dormir en el CIM.

Todos asintieron con la cabeza y callaron. Después salieron al pórtico exterior y Javier abrió la pequeña puerta verde metálica. Uno a uno fueron saliendo a la calle y, cuando ya estaban todos en el exterior, cerraron nuevamente la verja con llave.
Se miraron entre ellos y corrieron en fila y todo recto hasta la farmacia. Toni cerraba el grupo, despidiéndose de Marina con las manos a través de la verja antes de seguir a sus compañeros.

La primera manzanafue un camino fácil de digerir; avanzaron al trote por la acera, pegados al muro del edificio contiguo y parándose tan solo cuando iban a cruzar por delante de una puerta.
El viento les entraba de frente enmarañando sus pelos y congelándoles los huesos. Aquel frío intenso les contraía los músculos y hacía que más de uno comenzase a titiritar, lo que a su vez les generaba estrés y miedo… Miedo a encontrarse con un gran número de aquellas criaturas, tal y como les pasaría al llegar al cruce de Juan Fernández con Carlos III.
Allí, frente al mercado de la lonja - donde durante las mañanas se reunían mujeres, ancianos y parados para comprar fruta y pescado en los días de semana – divisaron un grupo de charlis. A lo lejos parecían pocos pero conforme avanzaban y tenían una mejor visión de la zona su número aumentaba: dos, tres, cuatro… y así hasta llegar a contar siete. Siete podridos que deambulaban sin rumbo fijo, arrastrando sus piernas de aquí para allá mientras esperaban a que sus sentidos delatasen la presencia de ganado humano. Y es que aquellos monstruos aún conservaban un fino oído y olfato. Dios no solo había dictado el día del juicio final, sino que además había dotado a sus verdugos de gran cantidad de recursos.

Javier aminoró su marcha y miró tras de sí a las caras de sus amigos, pero a Eri no parecía importarle que aquellos seres les cerrasen el paso; no iba a permitir que los infectados le impidiesen salvar a su hermano. Agarró la Shinai con ambas manos, estrujando el mango con toda la ira, rabia y frustración que sentía en aquel momento. Evidentemente, ni José Luis ni Javier iban a ser menos y aunque aquello les parecía un suicidio, ninguno tuvo el valor de detener a la muchacha.
Toni siguió a Joseluhasta la esquina del edificio que unía ambas calles y se pararon allí mientras apuntaban con sus rifles a los infectados más alejados a la derecha, a la vez que Javier se colocaba junto a Eri, apoyando su escopeta de dos cañones entre la axila y el hombro para cubrir el flanco izquierdo de la muchacha.

Para disparar en el estrecho pasillo de una casa no le fue necesario tan siquiera apuntar por la mirilla; bastaba con encañonar a su adversario a quemarropa y apretar el gatillo, pero aquel escenario abierto estaba a un nivel superior. Sabía que si la cagaba no tendría tiempo de recargar. Cogió una gran bocanada de aire y contuvo aquel gas mientras centraba su blanco y apretaba el gatillo.
Los cartuchos salieron disparados por la boquilla del arma impactando en la clavícula de su objetivo a la vez que el estruendo alertaba a los otros seis charlis de su presencia. El podrido cayó al suelo sobre su espalda, retorciéndose de dolor.
Cuando los infectados centraron su atención en el foco de sonido, Joselas y Toni efectuaron sus disparos. La bala del de la cresta se hundió en la sien de un charli que estaba a unos quince metros de su posición, mientras que el negro atravesó la yugular del podrido más cercano a ambos, que emitió unos estridentes chillidos antes de correr hacia ambos.

Eri se situó frente a uno de los infectados sobre el paso de cebra que cruzaba la calle y, antes de que este pudiese tomar la iniciativa comenzó a golpearlo en el torso con su palo de madera. Las costillas le crujían con fuerza cada vez que la muchacha incidía sobre estas con sus letales ataques: ocho, nueve, diez, doce… hasta dieciséis veces golpeó el cuerpo de aquel pobre desdichado en menos que canta un gallo antes de darle el toque de gracia; un ataque ascendente y vertical que descolocó de cuajo su pútrida mandíbula inferior.

Javier desenfundó su katana e incrustó su filo en el cráneo del enemigo al que acababa de tumbar, perforando el hueso frontal hasta la mitad del cerebro. Mientras intentaba desincrustar su arma del cadáver que yacía a su vera observó como tres infectados rodeaban a Eri.

En la retaguardia las cosas no iban mucho mejor. Aquel podrido corrió demasiado rápido hacia Joselas, hambriento y deseoso por hincarle el diente en su carne greñosa. Pero el gallego no iba a permitirlo y otra vez más cayó al suelo empujado por un charli.
- ¡Joder ayúdame nigga! –lo único que separaba la cabeza de Jose de la del podrido era su rifle, que sostenía contra el cuello del infectado impidiendo que le desfigurase el rostro a mordiscos-.
- ¡¡¡Ahhhhh!!! –Toni no sabía que hacer y lo único que se le ocurrió fue golpear un par de veces con la culata de su arma de caza sobre el torso del infectado-.
- ¡Pero que cojones haces cabrón! ¡Dale con fuerza! –gritó José Luis desesperado ante tal nefasta actuación-.
- ¿Pero tu me has visto? ¡No he cogido una pesa en mi vida! ¡Mis músculos no dan para más!
- ¿¡Pero porque te paras!? ¡Dios! ¡Eres un puto desastre! ¡Si sobrevivo a esta te juro que te baneo!
- ¡No es mi culpa! ¡Yo no quería venir! ¡No sirvo para esto! ¡Yo…!–Toni no dejaba de autocompadecerse en voz alta mientras golpeaba una y otra vez a aquel ser a la vez sus fuerzas flaqueaban y le faltaba aire para terminar sus lamentos-.

Viendo que la ayuda de Toni no serviría para nada, Joselu sacó fuerzas de donde pudo e hizo fuerza sobre el arma, estrangulando ligeramente al infectado. Entonces, cuando este comenzó a jadear le golpeó frente con frente quitándoselo de encima; justo en ese momento, mientras el greñoso muchacho de la cresta aprovechaba para erguirse, recibió un golpe con la culata del arma de Toni en la ceja que lo dejó aturdido sobre el suelo.

El negro había intentado golpear una última vez al infectado con todas sus fuerzas, cerrando los ojos para intentar imprimirle más potencia a la vez que Joselu se había desecho de este.

Los gritos de nenaza de Toni en el momento en que aquel podrido se abalanzó contra él llamaron la atención de Javier, que se encontraba en ese instante intentando desincrustar la katana de su víctima. Miró al negro…Luego a Eri –que iba a ser asaltada en cualquier instante por alguna de las bestias que le rodeaban- y luego otra vez a Toni.
Tras un breve instante pensando que hacer se decantó por ayudar a sus amigos, pues en cuanto las escasas energías de Toni cediesen, tanto el como Joselas morirían. Así que cogió su escopeta y volvió sobre sus pasos a grandes zancadas para tumbar a aquel charli sobre el suelo y hundirle el rostro a golpes. Cuando acabó la faena miró al frente. La hermana de Killin estaba a punto de acabar con el último infectado.

Cuando se abalanzaron sobre ella, Eri comenzó a esgrimir golpes en todas direcciones y a diferentes alturas acertando por igual a sus tres agresores. Los fluidos golpes impedían que estos pudiesen finalizar cualquier ofensiva sobre la muchacha, limitándolos a ser meros observadores cuales espantapájaros de aquel infatigable baile que Eri llevaba a cabo con su espada, a la vez que escupían negras viscosidades por sus bocas.

Llegado un punto, la chica ejecutó un ataque giratorio partiendo las cuatro cañas de madera que formaban la Shinai en la sien de un podrido, acabando súbitamente con su vida. Luego, tras tomar aliento, clavó la afilada punta de su destrozada katana de madera en el estómago de otro de los infectados, girando el arma dentro de las tripas de este antes de extraer lo que quedaba de su arma y restos de vísceras para de seguir atacando con ella a su último enemigo: diez, once, incluso doce veces antes de que se desplomase sobre el suelo sin vida.

- ¿Donde aprendiste a combatir así? –le preguntó Toni tras acabar su magistral lección de esgrima-.
- ¡Eso si que es hacer virguerías con un arma! –Javier estaba tan alienado como Toni en aquel momento, tras observar las elegantes y armoniosas cadenas de ataques realizadas por la hermana de Killin-.
- Se llama kendo. Llevo practicándolo desde pequeña, cuando vivía con mi padre en Tokio. Es una pena… -dijo mientras miraba su arma destrozada- a este Shinai le tenía mucho aprecio. En fin, ¿continuamos?

Y en aquel instante, viendo a Eri de pie con los brazos cruzados frente a ellos, ambos volvieron al mundo terrenal y se acordaron de que estaban en plena calle. Javier y Toni agarraron a Joselas –no sin antes recoger sus armas de fuego y la katana- y avanzaron a toda prisa ladeando el mercado hasta llegar a la farmacia.
…………………………………………………………………………………………………………

Nada más entrar en la farmacia Eri y Sierras echaron la verja abajo mientras Toni sentaba a José Luis sobre la silla tras el mostrador a la vez que este volvía en sí.
- Toni, ve buscando la insulina por favor –le pidió Eri. El negro asintió con la cabeza y se fue hacia el fondo de la tienda a buscar-.
- Joder… ¿Que cojones me ha pasado? –preguntó Joselu-.
- El nigga te atizó sin querer y te quedaste KO.
- Dios como me duele la cara –decía el de la cresta mientras se palpaba con las yemas de los dedos sobre la herida- ¿Cómo me veo?
- Te ves más guapo con la ceja partida -respondió Eri en tono burlón-.
- ¡Acho! Primero nos obligas a venir hasta aquí, me apalean y encima te cachondeas.
- No es nada Jose, solo un rasguño. Deja de tocarte o empeorará.

Ciertamente, pese a los intentos de Javier para no desmotivar a su compañero la cosa no pintaba bien. Aquella herida no paraba de sangrarle; requería de puntos, pues el golpe con la culata del rifle de Toni le había abierto una brecha en la ceja que la partía por la mitad, haciendo que cada vez que Jose realizase una mueca gestual le doliese horriblemente.

Joselas se puso en pie y caminó junto a las estanterías de la pared próxima al mostrador en búsqueda de antiinflamatorios, gasas y desinfectante.

- Voy a buscar en los cajones, a ver si tienen una lista con los productos y su distribución –dijo Javier en cuanto el y Eri echaron la entrada abajo-.
- Esperemos que haya suerte. Yo voy a buscar por donde…

Pero la muchacha no pudo acabar de hablar. Un fuerte estruendo sonó al fondo del pasillo, donde el negro Toni se hacía invisible entre la penumbra. El nigga gritó y salió despedido con gran fuerza, como si un gigante lo hubiese lanzado contra el resto. Pese a lo aparatoso de la caída, Toni se encontraba tan asustado que ni siquiera masculló dolorido; simplemente corrió a gatas hacia nosotros.
- ¡No puede ser! ¡Está vivo y está muy enfadado!
- ¿De que puñetas hablas? –preguntó Javi-.

- ¿¡Siko!? ¡No me jodas que estás vivo!

Joselu, que se encontraba el más alejado de la salida, pudo divisar la silueta de su viejo amigo. Siko se encontraba junto a Carlos, Toni y Pablo durante la noche cero, jugando apaciblemente en el Ciber cuando todo estalló. Pero José Luis no estuvo allí aquella noche… No sabía que mientras Pablo y Carlos se encontraban refugiados dentro de los aseos Sikohabía clamado por su vida al otro lado, gritándoles porque abriesen la entrada.
José Luis no podía apreciar ni las dentelladas que Siko tenía clavadas en su espalda, ni aquel líquido negruzco que le brotaba por las cavidades faciales, ni sus ojos enrojecidos, ni tan siquiera su pútrida piel azulada. Tan solo alcanzaba a ver la figura de su amigo a través de la penumbra… La silueta de un chaval de metro noventa con algo de exceso de peso y un largo y rizado pelo que se le bufaba hacia arriba haciendo que su cabeza pareciese el doble de grande.

- ¡Gordo de mierda di algo!
- N-no creo q-q-que d-debas gritarle –Toni estaba asustadísimo y tiraba del cierre de la verja hacia arriba sin éxito para escapar-.
- Venga ya. Estará cabreado contigo porque os fuisteis del ciber sin el. Enseguida se le pasa.

Mientras José Luis se dirigía a Toni se dio cuenta que la piel de este comenzó a volverse pálida por momentos –cosa rara, pues Toni era muy moreno de piel-. Al girarse, el gallego se dio cuenta de que Siko se había acercado hacia él a paso firme saliendo de la oscuridad y mostrando su cuerpo más podrido que nunca. El grandullón agarró a Joselas del cuello con su gran mano derecha –que más bien parecía una zarpa- y lo elevó en el aire.
En aquel momento ninguno de sus compañeros reaccionó, todos estaban anonadados al ver aquel infectado tan gigante. José Luis intentaba hacer fuerzas con sus brazos para soltarse a la vez que pataleaba el cuerpo de su amigo infectado, aunque los esfuerzos por resistirse le duraron poco. Siko comenzó a zarandear el cuerpo de Jose en el aire y a golpearlo contra las lejas donde minutos antes el gallego había estado buscando algo para aliviar el dolor de su ceja.

Finalmente Eri reaccionó desenfundando la katana de Javi y lanzándose sobre el infectado. La muchacha le lanzó un ataque con suma velocidad que pareció no rozar a Siko, pero en cuestión de segundos el brazo con el que sostenía a Jose en alto se desprendió del cuerpo del podrido y aquel asqueroso líquido oscuro comenzó a salpicar hacia delante tiñendo su pelo platino de oscuro.
Eri realizó un segundo ataque, empalando con la punta de la katana el estómago de aquel charlital y como había hecho minutos antes en la calle. Entonces Siko agarró la katana y la ensartó aún más en su vientre mientras se acercaba a Eri, que hacía fuerzas por sostener su arma.
Cuando se acercó lo suficiente elevó su brazo izquierdo en el aire y se preparó para embestir a la muchacha, pero un disparo sonó desde detrás de esta. Javier le voló la palma de la mano a aquel podrido de un disparo de su escopeta y los dedos de Siko cayeron al suelo desmembrados.
Aquellos fueron los últimos gimoteos del infectado; Eri giró la katana extrayéndola de las tripas de Sikoy preparó un ataque final. Realizó un golpeo horizontal a la altura del cuello del infectado abriéndoselo en canal. La espesa sangre volvió a correr a borbotones salpicando ahora a Eri y Javi mientras el infectado intentaba gritar sin llegar a hacer otra cosa que expulsar mayores cantidades de sangre al querer utilizar sus cuerdas vocales, hasta que un segundo disparo de Javier le explotó la cabeza.

Tras eliminar a aquel resistente enemigo todos pasaron unos minutos en silencio, mientras atendían a Joselas, que parecía encontrarse sin ningún hueso roto pese a las bravas embestidas que había recibido.
Luego Javi se dirigió al mostrador y rebuscó entre los cajones hasta encontrar la lista de inventario, de la que se valieron para conseguir todos los botiquines para diabéticos que había en la tienda y gran cantidad de antibióticos, antiinflamatorios, desinfectantes, etc.
Ya tan solo quedaba volver hasta el portón del edificio con vida. Entre los tres cargaron con todas las bolsas repletas con los medicamentos y llevaron a Joselu a cuestas hasta la verja exterior, donde Marina les preguntó por el estado del gallego nada más verles llegar. Javi respondió que su vida no corría peligro. Aquella horrible excursión acababa de terminar y Killin tenía insulina para meses.
…………………………………………………………………………………………………………

15 MINUTOS DESPUÉS

Pablo, Belén, Marina y Javi habían ayudado a Killin a volver hasta su casa y se encontraban en la entrada de esta, a punto de salir hacia el CIM. Eri ya les había dado la radio y la escopeta, pero no veía bien que se marchasen tan tarde del edificio. Además, pensaba que la audacia y valentía de estos debía quedar recompensada, y que mejor forma de hacerlo que invitándoles a todos a unos tragos:

- ¿De verdad os vais a ir ya?–preguntó Eri- Es muy tarde.
- Pienso que tienes razón… ¿Hermano, podríamos quedarnos y salir mañana por la mañana? Se te ha antojado que tenemos que irnos hoy pero aún no estamos preparados.
- Belén tiene razón. Además, José Luis debería descansar. Estará hecho polvo de tanto golpe –ni siquiera Marina quería marcharse antes de que se el sol se ocultase-.
- Venir luego a nuestro piso. Tenemos una mesa bar con muchas botellas de Bourbon de nuestro padre adoptivo.
- ¿Whiskey? ¡Suena divertido! –dijo Pablo-.
- ¿Beber a oscuras?
- Claro que no Sierras. Tenemos linternas. Os vendría bien un descanso… De hecho nos vendría bien a todos.
- Puede… Pero Joselasnecesita que le traten su herida.
- De eso puedo encargarme yo.
- ¡¿Tú, Pablo?!
- Claro. Di técnicas de fortuna como asignatura de libre configuración en cuarto; además de aprender a sobrevivir en medio del monte nos enseñaron como coser puntos y demás primeros auxilios.
- Veo que no tengo opción… Nos vemos más tarde aquí mismo Eri. Movámonos gente, tenemos que preparar todo para partir por la mañana.

Tras dejar a ambos hermanos en su hogar, fueron al piso de Javier. Cenaron y cargaron latas de comida, fármacos, ropa…
Sierras aprovechó para quitarse aquel mugriento chándal que había llevado encima durante sus últimos días, cambiándoselo por unos pitillos oscuros y una chupa de cuero negra. Luego el resto se valieron de los armarios de ambos hermanos Sierra para cambiarse de ropa y asearse con los últimos rayos de sol…

EN ALGÚN MOMENTO DE LA NOCHE, EN EL SALÓN DE LA CASA DE LOS HERMANOS WAKESHIMA:

Los ocho se encontraban en el amplio salón de aquella casa sentados sobre los sofás y sillones; a diferencia del piso de Belén, este había sido completamente reformado y aquel cuarto era casi el doble de grande que el de su casa.
Habían comenzado una estúpida conversación sobre exnovios y exnovias mientras Eri y Javi se mantenían al margen, hablando de sus cosas sobre una pequeña mesa redonda que daba junto a la puerta del salón.

- Cuando estábamos en el rellano dijiste que esta es la casa de tu padre adoptivo… Tu apellido es Wakeshima, y no te pareces casi en nada a Killin. ¿Por qué no me cuentas tu historia? –le preguntó Javi a la chica mientras le daba unos tragos a una de las botellas de Jim Beam-.
- Te contaré esa historia si primero tú me cuentas la tuya.
- ¿A que te refieres?
- No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que sois de padres diferentes –le respondió Eri mientras miraba de reojo a la hermana de Sierras-.
- No exactamente. Yo soy mestizo; mi viejo conoció a su esposa en uno de sus viajes en barco con la armada cuando desembarcó en Argelia. Los Sierras siempre hemos sido gente rara, ninguno de mis siete tíos está casado con una española… O quizás debería decir “estaban”.
- ¿Y que hay de tu hermana? ¿Cómo se unió ella a la familia?–Eri le servía whiskey en un baso a la vez que intentaba darle tema de conversación para que el muchacho no se viniese abajo-.
- Mis padres pensaron que adoptar era un bonito acto para con el mundo y decidieron que querían una hijita. Belén nunca se llevó bien con mama hasta sus últimos momentos de vida… Pero bueno, ahora te toca a ti contarme la historia de los Wakeshimas.
- Es un relato breve. Mi madre era intérprete y empresaria, se pasó la vida recorriendo el mundo, como tu padre. Y cuando se encontraba en Japón encontró a un asiático que le gustaba y de ahí nací yo. Llevo la cultura nipona corriendo por mis venas, de ahí mi afición por el kendo, la cultura oriental, comida china, el manga, etc, etc, etc. Más mi señora madre encontró a un americano muchos años después. Era más guapo, más rico y más gracioso, así que decidió divorciarse del japo. De ahí nació mi hermano Killin. Y ya ves… Se lo han montado bien con su dinero remodelando este piso hasta la saciedad.

- ¡Javi, Eri! Venir aquí, queremos saber vuestra opinión – Killin les llamaba desde la otra punta del salón-.
- ¿Sobre que tema? –preguntó Eri a la vez que ambos se levantaban y acudían a sentarse junto al resto-.
- Exnovias… Dice el muchacho este de la cresta que no se puede volver con una Ex.
- Te he dicho ya cien veces que me llamo José Luis… Y si, a las ex solo se les vuelve a llamar para follar.
- Los hombres, pensando siempre con el pene –dijo Marina enojada-.
- ¿Por qué no iba a poder volver a existir amor donde lo hubo?
- Maldito Javi… Eres un cacas con sentimientos. Haces llorar a Conan el Bárbaro.
- ¿Algún día dejarás de trollear a la gente Pablo? –preguntó de mala gana Joselas-.
- ¡Nunca!
- Volver con tu ex es como echarle agua al shampoo –dijo Belén-. Al principio puede que funcione, pero nunca volverá a ser como antes.
- Siempre regresarán los malos recuerdos –recalcó Eri-.
- Creo que todo depende de como fuese la despedida. Si cortaste por una tontería se puede volver fácilmente.
- ¿Pero tú que sabrás nigga? Nunca has tenido novia –le recriminó Pablo-.
- ¿Y tu que sabes? –el enfado se podía notar en las palabras de Toni, pues Marina había comenzado a reirse con la trolleada de Pablo-.
- ¿Y tu que opinas Killin? –le preguntó Javier, mientras el negro y Pablo se peleaban en el sofá-.
- Pienso que somos seres humanos y como tales, tenemos momentos de bajón donde dejamos de hacernos los duros y los sentimientos dominan nuestro cuerpo. Ese momento típico en el que vuelves con resaca a las siete de la mañana a tu casa, marcas el número de tu ex después de llevar meses sin verla, quedas al día siguiente con la excusa de “necesito saber de ti” y acabas besándote con ella.
- Nunca es tarde si la tía está buena –dijo José Luis antes de acabarse de un trago el culo de su vaso-.
………………………………………………………………………………………………………..

10:45 DE LA MAÑANA SIGUIENTE

- Ven Goku, entra en mi mochila y ni se te ocurra escaparte ¡No quiero que te hagan daño! – Belén abría la cremallera para que su chucho entrase dentro-.

- Tened mucho cuidado ahí fuera –le decía Eri a Javier en el pórtico del edificio, mientras cargaban a cuestas con sus mochilas y armas.
- ¡Con suerte pillaremos a esos cabrones durmiendo! –dijo José Luis mientras cargaba con su fusil-.
- Iremos con cuidado. Por cierto, quería darte esto –Javi sujetaba la katana con ambas manos-. Tú sabrás darle más uso que yo.
- De eso nada, como tu mismo dijiste, vosotros necesitaréis las armas más que nosotros allá fuera. Mi cumpleaños es dentro de once días, si quieres me la regalas para entonces –le respondió ella sacándole la lengua-.
- Sobreviviré hasta entonces –Javi no podía ocultar su sonrisa-. Estaremos en contacto por radio diariamente, ¿vale?
- Sí. La conectaré todos los días a eso de las nueve de la noche, antes de irme a dormir durante media hora.

Javier asintió con la cabeza y, tras despedirse de Killin con un fuerte abrazo, salió al exterior del portal esperando que el resto también se despidiesen.
………………………………………………………………………………………………………….

Una vez terminadas las despedidas emprendieron su marcha hacia el CIM. Igual que en anteriores ocasiones, el grupo avanzó en fila india, unos detrás de otros, pegados lo suficiente para responder en grupo a cualquier posible adversidad.
Joselas y Sierras lideraban el grupo, armados ambos con escopetas mientras que Pablo y Marina lo cerraban sin separar sus dedos del gatillo, nerviosos por lo que pudiese asaltarles desde cualquier esquina que atravesaban.
Cruzaron por el pequeño pasillo que había entre el edificio y el Mercadona, pasando frente al Museo de Artillería y atravesando el parque de Juan XXIII, donde las palomas se conglomeraban sobre los cadáveres.
Para llegar hasta el CIM debían recorrer la zona centro, con sus grandes calles residenciales llenas de pequeñas ramificaciones que unían todo el casco urbano.
Esa fue la zona de mayor peligro, avanzaron todo recto por la calle Santa Florentina hasta la estatua del Icue –que es como se le llamaba genéricamente al golfo callejero; rateros de puerto que nunca habían abierto un libro-. Desde allí continuaron por la calle puertas de Murcia hasta casi llegar a la calle Mayor –que era el punto de unión con la plaza del ayuntamiento que Paolo y los demás habían atravesado el día antes para recoger suministros-. Pero la mala fortuna no quiso que les fuese tan simple dar con su nuevo hogar.

Al exponerse frente al cruce con la calle honda pudieron oír como un gran número de infectados provenientes de los barrios marginales acudía hacia ellos persiguiendo a un gato negro, que corría como alma que lleva el diablo hacia donde se encontraban.


En cuanto reaccionaron, huyeron hacia delante, girando rápidamente a la derecha por la calle que bordeaba Capitanía -al tiempo que Joselasy Pablo vaciaban sus armas sobre la marea de podridos-, todos menos Marina, que viéndose acorralada huyó sobre sus pasos perseguida por una docena de podridos que se habían percatado de su presencia.
- ¿Dónde está Marina? –preguntó Toni mientras corrían-.
- ¡No ha podido cruzar a tiempo! –le gritaba Pablo desde lejos-.
- ¡¿Y que vamos a hacer?! –Belén estaba asustada-.
- ¡Esconderos en el Ápoca bajo la barra del bar y salid cuando se hayan marchado! ¡Toni y yo distraeremos a los podridos y luego iremos a por Marina! ¡Esperadnos en el CIM!
- ¡Ten cuidado hermano! -le gritó Belén mientras se adentraban en el bar, antes de que los infectados pudiesen doblar la esquina-.

Cuando estos aparecieron por el fondo de la callejuela fueron recibidos por los disparos de Toni y Javi, que les aguardaban casi al otro lado. El negro recargó y volvió a disparar mientras Sierras también vaciaba el cargador del revólver que habían encontrado en casa de su vecino, atrayendo por completo la atención de los charlis, que pasaron el bar de largo.

- Creo que ya nos los hemos quitado de encima - Joselas asomaba la cabeza por encima de la barra del bar-. Vamos al CIM que os deje a salvo y pueda ir a buscar a Javi.
- ¡¡Pablo!! ¡Pablo despierta!

Belén estaba arrodillada junto a su friki amigo, que había vuelto a caer en uno de sus trances, solo que en aquella ocasión su cuerpo se convulsionaba. No paraba de generar espasmos mientras la chica no sabía que diablos hacer para ayudarle.
José Luis se acercó a ellos alarmado por los gritos de la rubia e intentó sujetar a Pablo por la cabeza y los hombros para que no se hiciese ningún trauma más.
- Aguanta chico. No nos dejes ahora… Aún no es el momento de abandonar la partida –susurraba Jose mientras lo aguantaba hasta que el cuerpo de Pablo dejó de moverse-.
- ¿Ya ha parado? –preguntó Belén-.
- Si, pero parece que no respira… y tampoco tiene pulso.
- ¿Pero que dices Jose? Mierda… ¡No! ¡No puede ser! ¡Haz algo maldito, tienes que salvar a Pablo, no puedes dejar que muera!
- ¿Y que quieres que le haga? – clamaba Joselas mientras se cubría de las tortas que Belén le daba en el hombro-.
- ¡Yo que se! ¡Reanímalo!
- ¿Me ves con cara de socorrista?
- ¡Haz algo! ¡Lo que sea!

José Luis comenzó a realizar una RCP. Había visto como lo hacían en las películas pero desconocía la fuerza a aplicar, a que altura del esternón realizarla, ni cuantas repeticiones tenía que dar. Estuvo así durante tres largos minutos, pero Pablo no daba señales de mejoría.
- Ya está Belén… Lo hemos perdido.
- ¡Si no vas a seguir apártate de él! –la muchacha empujó al de la cresta contra el cuerpo del policía muerto que yacía junto a ellos, bajo la barra, mientras se posicionaba junto a Pablo e intentaba reanimarlo sin éxito-.
- ¡Ha muerto joder! ¡No vas a conseguir que vuelva a la vida! –le chillaba Jose-.
……………………………………………………………………………………………………….

Toni y Javier habían conseguido despistar a los podridos tras un buen rato corriendo de ellos. Habían sobrepasado la Estatua del Icue y buscaban a Marina sin descanso. Pasaban los minutos y como no la encontraban decidieron dividirse para abarcar más terreno; Javi la rastreó por la calle del carmen y sus callejuelas mientras Toni hacía lo mismo por la calle Jabonerías.

El negro se preguntaba que cojones estaba haciendo exactamente. Se encontraba solo, en medio de una calle regada por las tripas de decenas cuerpos sin vida buscando a una chica que bien podía haber huido por otra dirección o encontrarse ya muerta… Pero no era otra chica cualquiera para él; era la chica que le gustaba. Hacía mucho que el nigga no se enamoraba y la guapa de Marina le había calado muy hondo durante los últimos cinco días. Quizás fuese porque en aquellas circunstancias de supervivencia los sentimientos se magnificasen, o quizás porque ya no había muchas chicas en las que uno se podía fijar, el caso es que se encontraba allí buscándola.

Se había adentrado demasiado por aquel camino, llegando a pasar incluso por un sex shop destrozado llamado Sexy Land. Miró fijamente desde el exterior del local como las estanterías de juguetes eróticos estaban derrumbadas y no pudo evitar detenerse fijamente en un viejo caballo de madera hecho astillas que estaba tirado sobre el suelo. <<¿Quién podría tener una mente tan enfermiza?>> se preguntó.

El negro volvió al mundo real en el instante en que escuchó los gritos de una chica calle abajo, por donde acababa de venir. Se quedó congelado, sin saber que hacer, pero nuevamente volvió a escuchar los gritos.
Toni se armó con todo el coraje del que había carecido desde que comenzó la infección y corrió para auxiliar a la joven.

Marina estaba metros más abajo rodeada por cuatro charlis que le habían dado caza. Ya no le quedaban más fuerzas en el cuerpo para seguir huyendo, así que decidió plantarles cara –aunque se encontrase sobrepasada en número-.
Uno de los podridos se lanzó primero a por ella y lo recibió con una buena patada a media altura -sobre las costillas- haciendo que el monstruo agazapase dolorido y aprovechando el momento para hundir su martillo repetidas veces en el cráneo de este.
Los otros tres fueron más listos y se abalanzaron a la vez sobre ella. Marina sabía que aquel era su fin; no conseguiría vencerles sin llevarse un mordisco como mínimo, pero aún así no se rendiría jamás. Adoptó una posición defensiva y esperó a que llegasen.
Entonces una bala le rozó cerca de la oreja, insertándose en la cabeza de uno de los podridos… Toni corría rápido cuan gacela armada de valor al rescate de Marina.
Aquello se había convertido en un nivelado encuentro y la karateca consiguió repeler los ataques de sus dos enemigos mientras el negro acudía a su auxilio y entre ambos machacaron los cráneos de los charlis.

De repente se encontraban solos en aquel lugar recuperando el aliento; era su primer momento de intimidad durante días y ambos estaban pringados de sangre y tropezones de carne. Se miraron fijamente a los ojos; tan solo les separaba el metro de distancia que Marina recorrió en dos pasos, situándose a un palmo de Toni.
Por primera vez se encontraba receptiva con el nigga. Aquella muestra de coraje yéndose solo a buscarla había desencadenado una poderosa atracción física que incluso el negro era capaz de sentir.
La chica tocó con sus manos el suave rostro de su salvador bajo el portón del número dieciocho de la calle Jaboneríasy le besó sin que él se lo esperase.
Jamás hubiese imaginado Toni, ni siquiera en sueños que el beso se hubiese llegado a producir en aquellas circunstancias y simplemente se dejó llevar. Cerró sus ojos, la rodeó con sus manos por la cintura y disfrutó del momento.

- ¡INFECTADOOO!

Sierras había dado con ellos finalmente después de escuchar el disparo de Toni a lo lejos.
Toni y Marina dejaron de besarse y miraron cada uno a las espaldas del otro, pero allí no había nada; tan solo Javi corriendo desde uno de los extremos mientras señalaba al cielo.
Entonces el negro miró hacia arriba y lo vio; un charli se había asomado desde el cuarto piso del edificio número dieciocho alertado también por el disparo y los gritos de Marina.
El amplio ventanal estaba abierto y el infectado, al ver carne fresca se había asomado de más. En aquellos instantes caía al vacío sobre la pareja.
Toni empujó a Marina con fuerza hacia delante para salvarla, sacrificándose por ella.
El podrido cayó sobre él partiéndole la columna por la mitad. Debido a la altura y peso del infectado, fue como si dejasen caer sobre el 700 kilos. Ningún ser humano podría sobrevivir a tal choque.

Marina comenzó a gritar desconsolada mientras las lágrimas recorrían sus mejillas junto al cuerpo sin vida de Toni y Javi trataba de levantarla para huir. Más charlis llegaban desde las puertas de Murcia y no había tiempo para lamentaciones. Cargó con Marina como pudo y corrió en dirección contraria dejando atrás el cadáver de Toni.
Los problemas aumentaron para ambos cuando a la altura de Sexy Land comenzaron a aparecer más podridos, bloqueándoles el paso por ambos lados.
Javi retrocedió tratando de encontrar un callejón por el que huir pero era demasiado tarde, estaban rodeados.

Como si sus oraciones hubiesen sido atendidas, se abrieron frente a ellos las puertas de la Iglesia San Antonio, desde donde un chico de pelo largo vestido con un esmoquin teñido de rojo y una hermosa nórdica de pelos largo les hacían señas para que entrasen.

Javier y Marina se miraron, ¿acaso tenían otra opción?

 

PROTAGONISTAS:

Sección dedicada a los personajes de más importancia que han ido apareciendo a lo largo de la historia. En ella, podréis saber un poco más acerca del pasado y la forma de ser que con los contenidos de las fichas individuales.
Están organizadas cronológicamente según el orden de aparición de estos y puede que lleven algún SPOILER sobre el contenido de la obra de ficción Race To Survive.




NOMBRE: Javier Sierra Kaddour.
EDAD: 23.
NACIONALIDAD: Español, Argelino.
BEBIDA: Jeam Beam (Whisky).
GRUPO: Crazy Town.
TRABAJO: Ex-militar //// Estudiante de CAFD.
FRASE: "Si la vida te da limones, haz limonada".
TALENTO ESPECIAL: Relatar las vivencias de los supervivientes en su ordenador.
ESPERANZA DE VIDA: Desconocida.




DESCRIPCIÓN: Es un tipo serio que no suele hablar nunca más de la cuenta. En los últimos años, su vida se ha ido al traste; su núcleo familiar está totalmente destrozado y su novia de los últimos seis años le ha dejado, quedándose completamente solo. Esto ha echo que cambie su forma de concebir la realidad, adquiriendo una visión oscura y pesimista de esta.
Recientemente ha vuelto a juntarse con los amigos de su juventud. Aunque no cree en la amistad como tal y piensa que cada cual debe ocuparse únicamente de sus problemas, la epidemia Z le hará replantearse su modo de vida.
Solo José Luis y Paolo le llaman por su nombre de pila, para el resto es "el Sierras".





NOMBRE: José Luis Mosquera Mariño.
EDAD: 21.
NACIONALIDAD: Español, Gallego.
BEBIDA: Cerveza.
GRUPO: Hollywood Undead.
TRABAJO: Estudiante de Turismo.
FRASE: ¡OMFG, Jesus Christ, Nice Bug!
TALENTO ESPECIAL: Correr muy rápido.
ESPERANZA DE VIDA: Puede que aguante hasta el final si las piernas no le fallan.




DESCRIPCIÓN: Jose Luis, Joselas, Joselu... Tiene infinidad de apodos. Amigo de Javi desde la infancia, fue este quien le presentó a Paolo, dando así origen al grupo de amigos.
Nunca le prestaron atención en su casa y así ha salido. Adicto a los juegos Online y a la comida basura, se ha pasado jugando media vida al World Of Warcraft, League Of Legends y Counter Strike entre otros. Pese a ello, ha sabido llevar una vida normal -de no ser por sus pelados estrafalarios-. Es fácil congeniar con el porque está de buen humor todo el tiempo, aunque en ocasiones es un poco pasota.
Siempre ha sido un poco gallina y ante los problemas, prefiere huir a tener un enfrentamiento directo. Actitud que irá cambiando.





NOMBRE: Andrés Metadonas Ruiz.
EDAD: 21.
NACIONALIDAD: Irlandés.
BEBIDA: Cerveza Guiness.
GRUPO: The Zombie Kids.
TRABAJO: Tocarse los huevos a dos manos.
FRASE: "No te metas en el mundo de las drogas; somos muchos y hay pocas".




TALENTO ESPECIAL: Tumbarse y descansar.
ESPERANZA DE VIDA: Lo tiene jodido.

DESCRIPCIÓN: Metas, Metadonas o Andrés... El bajo y escurridizo Andrés es el socio de todos. Sus padres emigraron a España cuando el aún era muy joven en búsqueda de una vida mejor. Por desgracia, no comparte la mentalidad trabajadora del resto de su familia. Es un NiNi que se pasa los días tumbado en el sofá o en su cuarto conectado a las redes sociales.
Tan solo abandona sus aposentos para quedar con el resto del grupo. Guarda una estrecha amistad con Rafa, su amigo de la infancia, al cual le tiene tanto afecto que será capaz de recorrer media ciudad llena de infectados para buscarle.
Es fanático de las "raves", las drogas duras y de las discotecas. Si los ánimos están bajos, intentará motivar haciendo unas palmas y cantándose algo de Camarón.







NOMBRE: Paolo Lee Rossi.
NACIONALIDAD: Italiano, Español.
EDAD: 22.

BEBIDA: Jack Daniel´s.
GRUPO: Motley Crue.
TRABAJO: Músico (Batería).
FRASE: "Las mujeres son todas unas zorras".
TALENTO ESPECIAL: Liar porros.
ESPERANZA DE VIDA: Elevada.


DESCRIPCIÓN: Hijo de un Oficial de la Armada Italiana, vino a España cuando destinaron a su viejo a una unidad italiana alojada en el Arsenal de Cartagena. Enseguida aprendió el idioma y se hizo muy amigo de Joselas, uno de sus compañeros de clase. Tras acabar bachiller, decidió dedicarse a su gran pasión, la música.
Tras una breve estancia como batería en Scars, una banda de Hardcore, e intentar sacarse un par de módulos superiores sin éxito, se pasó a la cultivación y venta de Cannabis. Le pierden las drogas y las mujeres; nunca se pierde una fiesta. 

Siempre ha sabido mantener al grupo unido y ha impedido que este se disolviese.






NOMBRE: Rafa Conquest Flores
EDAD: 22.
NACIONALIDAD: Español.
BEBIDA: Zumo de Arándanos.
GRUPO: Kiss.
TRABAJO: Estudiante de ADE.
FRASE: "Mira al cielo, y aprende de ellos".
TALENTO ESPECIAL: Sostiene la hipótesis de que Don Juan Carlos es un reptiliano.
ESPERANZA DE VIDA: Esperemos que elevada para seguir riéndonos con el.

DESCRIPCIÓN: No es ningún secreto que Rafa desapareció en Sierra Espuña durante el verano del 2009, cuando fuimos a pasar una noche en las montañas. Aquel día todos bebimos más de la cuenta y cuando nuestro amigo se fue a mear a unos arbustos simplemente se esfumó. Las autoridades le dieron por muerto tras una búsqueda intensiva, pero sin explicación alguna, a los nueve días volvió a su hogar en la Aljorra con un aspecto impoluto, como si nos hubiese gastado una broma a todos.
Ni siquiera Rafa sabe muy bien lo que ocurrió durante todos aquellos días, pero según el, fue abducido por extraterrestres.
Desde ese día, nuestro amigo se transformó en un paranoico y desarrolló una enfermiza adición por las conspiraciones.
Es Fanático de Foro Coches, de donde extrae la información de casi todas las paranoias que se le meten en la cabeza sobre la tierra hueca, los reptilianos, los extraterrestres y un sin fin de frikadas.
Es muy bueno al Guitar Hero y nunca jamás en la vida abandonará a uno de sus amigos si este se encuentra en peligro.
Sus conversaciones, aparentemente carentes de sentido así como su humor negro hacen que te eches continuamente risas con el. Es fanático de Foro Coches y muy, muy bueno en el Guitar Hero.




NOMBRE: Jesús Lopez Martinez.
EDAD: 21.
NACIONALIDAD: Español.
BEBIDA: Todo le vale.
GRUPO: Black Dahlia Murder .
TRABAJO: Cocinero.
FRASE: "No soy un completo inútil... por lo menos sirvo de mal ejemplo".

TALENTO ESPECIAL: Picar a la gente.
ESPERANZA DE VIDA: Con Jesús nunca se sabe...
DESCRIPCIÓN: Fue la última incorporación al grupo y rápidamente se ganó el afecto de todos. Es un auténtico personaje que se pasa el día entero gastando bromas pesadas y riéndose de los defectos de los demás. Gana en las distancias cortas, pues si no lo conoces seguramente te caiga muy mal por la forma de ser tan de "hijo de puta" que tiene. No atiende a ningún código ético o moral;  no le hace ascos a nada y se la suda todo "tres pueblos".
Sobre todo disfruta picando al bueno de Edd hasta que colma su paciencia.




NOMBRE: Pablo Guerra Cabrero. 
EDAD: 23.
NACIONALIDAD: Español.
BEBIDA: Cafés de Máquina de Aularios y Zumo de Tomate.
GRUPO: Nero y Pendulum.
TRABAJO: Ingeniero Electrónico.
FRASE: "Me gusta quemar cosas".


TALENTO ESPECIAL: Decir y hacer cosas incoherentes. 
ESPERANZA DE VIDA: Mientras realice bien todos sus cálculos matemáticos sobrevivirá.
DESCRIPCIÓN: Es el mejor amigo del difunto Carlos Touché. Es un ser muy friki y desconcertante que casi siempre hace las cosas sin pensar en las consecuencias que le puedan traer. Pese a que todos le daban por muerto, reaparece justo antes del final de la primera temporada como si nada frente a la casa de Javi.
Ha aprobado todas las asignaturas de ingeniería electrónica a la primera , lo que le confiere de un conocimiento superior al del resto de mortales -o al menos, eso asegura el-.
Desde su fatal accidente, en ocasiones pierde el conocimiento y se queda KO en el suelo, lo que le puede suponer más de un problema en el futuro.




NOMBRE: Antonio Saadi Yeber, alias Toni el Negro. 
EDAD: 23.
NACIONALIDAD: Tunecino, Español.
BEBIDA: Cerveza, cerveza y más cerveza (aunque se la prohíba su religión).
GRUPO: SOAD.
TRABAJO: Estudiante de ingeniería industrial.
FRASE: "Nunca es tarde para no hacer nada".

TALENTO ESPECIAL: Mantener su pasividad en situaciones límite y no dejarse llevar por el nerviosismo.
ESPERANZA DE VIDA: Está acostumbrado a correr delante de los tigres y los leones, así que elevada.

DESCRIPCIÓN: Para las mujeres "morito guapo", para los amigos " black nigga".
Sorprende, que siendo el único personaje negro de la historia y frente a todo pronóstico, haya sobrevivido durante los primeros 11 capítulos; sin duda, esto se debe a sus piernas de fondista y a su principal arma para sobrevivir en medio de un mundo sumido por el caos: Su Pasividad.
No hay mucho más que decir de este entrañable personaje, salvo que es muy enamoradizo y casi siempre está tristón porque las tías le dan calabazas.



NOMBRE: Belén de Croy.
EDAD: 20.
NACIONALIDAD: España.
BEBIDA: Fiel al Ron.
GRUPO: Secondhand Serenade.
TRABAJO: Estudiante de Magisterio Infantil.
FRASE: "¡Que corra el Ron!".
TALENTO ESPECIAL: Es un poco manipuladora.
ESPERANZA DE VIDA: Media
DESCRIPCIÓN: Hermana adoptiva de Javi, pasó toda su infancia en un orfanato. Vivir sola en aquel lugar tan frívolo le hizo desarrollar un carácter fuerte, el cual ha seguido desarrollando con el tiempo. Le encanta la fiesta y el ron, siempre acaba poniéndose borracha. Se fue a Madrid a seguir con sus estudios y a pegarse la fiesta padre, pero el destino quiso hacer que le pillase el día Z cuando se encontraba en Cartagena, visitando a sus amigas de toda la vida.
Su forma de ser, un tanto manipuladora hará que estallen las chispas cuando se junte con Alice.




NOMBRE: Marina Ruperta.
EDAD: 19.
NACIONALIDAD: España.
BEBIDA: Vodka.
GRUPO: The Offspring.
FRASE: "¿Conmigo? El que quiera... ¿Contra mi? El que pueda...
TALENTO ESPECIAL: Dar palos.
ESPERANZA DE VIDA: Elevada.
TRABAJO: Pese a su corta edad, es cinturón rojo de karate y lleva toda su vida federada en natación.

DESCRIPCIÓN: Odia el machismo, la limpieza y que le toquen el culo.
Es la heroína de la aventura, con todos los peligros que conlleva ser un héroe el nuevo mundo.
Siempre se ofrecerá voluntaria para participar en las salidas para buscar alimentos o medicinas e intentará luchar por reivindicar que la mujer es tan apta como el hombre para cualquier tarea.




NOMBRE: Borja Ferreira Araujo.
EDAD: 24.
NACIONALIDAD: Español.
BEBIDA: Lo que le pongas por delante se lo bebe.
GRUPO: Skrillex.
TRABAJO: Soldado del Ejército de Tierra.
FRASE: "A España servir hasta morir".




TALENTO ESPECIAL: Entrenado para matar.
ESPERANZA DE VIDA: Mientras solo tenga que cuidar de sí mismo, la cosa irá bien.


DESCRIPCIÓN: Pertenece a la brigada de cazadores de montaña. Borja comienza sus pasos en el día Z en Cartagena, lejos de su unidad. Le habían concedido unos días de permiso para asistir al funeral de uno de sus compañeros y gran amigo suyo de toda la vida en su ciudad natal. Queda atrapado en el Parque de Artillería, donde tratará de salvar a todos los supervivientes posibles para expiar así sus pecados. Su oscuro pasado se irá desvelando poco a poco conforme avance la trama.




NOMBRE: Alberto "Abescuall" Arias Perez.
EDAD: 23.
NACIONALIDAD: Español.
BEBIDA: Redbull barato del Lidl.
GRUPO: M-Clan.
TRABAJO: Estudiante de Ingeniería Química.
FRASE: "Yo tengo razón hasta que se demuestre lo contrario".




TALENTO ESPECIAL: Le encanta mezclar todo lo que encuentra para ver si consigue crear un superácido.
ESPERANZA DE VIDA: Intermedia. No está en buena forma física (aunque se ha pasado todos los Resident Evil de espaldas y con cuchillo).
DESCRIPCIÓN: Viciado de los Final Fantasy, los Resident Evil y las pelis de zombis. Es encontrado "aparentemente muerto" en los aularios del CIM casi al final de la primera temporada por Joselas y Javi cuando estudiaba para su examen de mecánica de fluídos.
Su abuelo fue un talentoso químico y el quiere seguir sus pasos creando un super ácido definitivo, para lo cual le dará igual ir contra la moral, probando sus compuestos sobre los infectados.




NOMBRE: Alice Austerlitz Cánovas.
EDAD: 21.
NACIONALIDAD: Española.
BEBIDA: Jack Danield´s.
GRUPO: Avenged Sevenfold.
TRABAJO: Estudiante de Bellas Artes.
FRASE: "Lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro".

TALENTO ESPECIAL: Manipular a la gente
ESPERANZA DE VIDA: Elevada



DESCRIPCIÓN: Tras su frágil apariencia de niña guapa y tonta se oculta su verdadero ser.
Suele aprovecharse de todo el mundo cuando le conviene; es sincera y muy directa, causando en ocasiones gran daño a los que la rodean.
Es muy frívola debido a que sufrió una infancia traumática. Sus padres nunca estaban en casa y sus hermanos la maltrataban.
Sus antepasados, de origen Alemán, así como sus padres se han dedicado siempre a la medicina lo que le ha permitido heredar conocimientos sobre primeros auxilios y pequeñas intervenciones quirúrgicas.
Físicamente es bajita y de pelo platino -con mechas rosas y turquesas- . Tiene los ojos castaños, aunque usa lentillas azules y viste con ropa punk raven, droop dead, etc.
Su caracter y su forma de ser hacen que se crezca frente a las adversidades, trabajando mejor bajo presión -le sacan su vena más sádica-.


NOMBRE: Goku Basenji
EDAD:  >1 Año.
DESCRIPCIÓN: Es la mascota del grupo. Lo encontraron escondido en uno de los pisos del edificio de Javi. Desde el primer momento cautivó a todos con su carita de angel -excepto a Toni, que le tiene pánico al pobre animal-.